¿Se deben limitar los salarios de los futbolistas? ¿Y se puede?
El Consejo de Europa quiere tratar de frenar con UEFA y FIFA la escalada de las retribuciones en el mundo del fútbol, pero hay juristas que dudan de la viabilidad de la iniciativa
Ricardo Uribarri 6/02/2018
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Presentación de Neymar Jr. con el Paris Saint-Germain (PSG) el 4 de agosto de 2017.
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Que el fútbol vive al margen de la realidad económica que sufren millones de personas en todo el mundo es una evidencia en la que existe un consenso general. Las elevadas cantidades de dinero que se desembolsan en los traspasos o los sueldos millonarios que cobran las grandes estrellas, que no paran de crecer en los últimos años, hasta batirse todas las marcas conocidas, indignan a mucha gente por considerarlas innecesarias y fuera de toda lógica. ¿Se deben poner límites a esta escalada inflacionista? Hay políticos en Europa que así lo creen y por eso han tomado la iniciativa para regularlos. La duda está en si lo podrán hacer.
El pleno de la Asamblea Parlamentaria del Consejo de Europa aprobó hace unos días el informe “La buena gobernanza del fútbol”, en el que se invita a organismos internacionales de este deporte, como la UEFA y a la FIFA, a crear una mesa de trabajo conjunta “para discutir del fair play financiero, las limitaciones de las sumas por los traspasos y un techo salarial para los jugadores”, al mismo tiempo que solicita establecer un observatorio independiente que se encargue de evaluar la administración en el fútbol. La ponente de la resolución fue la parlamentaria liberal y ex ministra de Deportes de Luxemburgo Anne Brasseur, que en la presentación del texto dejó una frase para la reflexión: "Muy poco dinero perjudica el fútbol, demasiado lo mata”.
Las medidas que se han tomado en los últimos años por parte de la Liga de Fútbol Profesional y la propia UEFA para contener el gasto que realizan los clubes no han desinflado la burbuja monetaria futbolística. Las entidades no pueden destinar más de un porcentaje de sus presupuestos a salarios y fichajes, con el fin de que no se endeuden. Pero el hecho de que sus ingresos sigan aumentando año tras año gracias, en buena parte, al mayor dinero que reciben por conceptos como la televisión y a la entrada en algunos clubes de inversores que tienen detrás el respaldo financiero de Estados poderosos económicamente, se traduce en mejoras de contratos muy significativas para los profesionales más cotizados. Brasseur tiene claro que Messi, Ronaldo y Neymar "son jugadores excepcionales, pero sus salarios son desproporcionados y están fuera de la realidad si los comparamos con otros".
El Consejo de Europa es una organización internacional que tiene como objetivo principal la defensa y protección de la democracia, el Estado de Derecho y los derechos humanos, en particular los civiles y políticos. Se trata de la institución de este tipo más antigua del continente y engloba a la totalidad de las naciones europeas, con las excepciones de Bielorrusia, Kazajistán y Ciudad del Vaticano. Pero las recomendaciones que hace a través de su Asamblea Parlamentaria no son vinculantes. Brasseur reconoce, en respuesta a CTXT desde Estrasburgo, que “el Consejo de Europa tiene un amplio mandato pero no tiene poderes reguladores. Sin embargo, en el pasado, tanto la FIFA como la UEFA tuvieron en cuenta nuestras sugerencias en el marco de sus reformas de gobernanza. Tengo buenas razones para creer que la UEFA está dispuesta a prestar atención a esta recomendación de PACE” (Asamblea Parlamentaria del Consejo de Europa).
Ese carácter no vinculante de sus decisiones hace que prestigiosos juristas como Javier Rodríguez Ten, Doctor en Derecho, especialista en Derecho del deporte y profesor de la Universidad San Jorge, vea complicado que la medida llegue a tener efectos prácticos. “Cabría la opción de que la Unión Europea lo incorporara, haciendo obligatoria la medida para todos sus Estados, o que hubiera un convenio internacional al que los países se adhirieran libremente y lo regularan en su legislación. Pero en el mundo actual, donde impera la ley de la oferta y la demanda en el mercado, es difícil que se pueda establecer un tope a los salarios por vía normativa. Habría que preguntarse por qué debería de hacerse en el sector del fútbol y no en otros”.
Responde Anne Brasseur: “El deporte juega un papel destacado en el tejido social de nuestras sociedades, y es importante que el mensaje que entrega sea coherente con nuestro objetivo de construir sociedades cohesionadas en las que todos podamos vivir juntos. La diferencia con otros sectores donde también se mueve mucho dinero, como puedan ser las estrellas de cine o los cantantes, es que el deporte en general, y el fútbol en particular, no son meramente ‘actividades privadas’ sino un bien común. Los excesos que estamos presenciando no solo son socialmente inaceptables, sino que también están creando desequilibrios tan pronunciados que están minando los cimientos mismos del fútbol”.
La parlamentaria europea tampoco considera que su iniciativa choque con la libre competencia. “Es perfectamente legítimo establecer normas que eviten los abusos en los mercados monopolísticos y cuasimonopolísticos, así como lo es para la vigilancia financiera de la policía. Además, una gran cantidad de dinero sucio se invierte en el fútbol y el deporte; luchar contra el exceso también puede ayudar a combatir la criminalidad. En último lugar, pero no menos importante, hay que decir que las autoridades públicas están poniendo una gran cantidad de dinero de los contribuyentes en el deporte y esto no debería ser en beneficio de unas pocas personas, sino de la comunidad en general. La economía de mercado no opera aisladamente. Aquellos que aún pretenden que su supuesta racionalidad es indiscutible no han logrado entender lo que el mundo ha experimentado en la última década. Creo que hoy todos los economistas serios están de acuerdo en que debería haber alguna forma de intervención pública y regulación marco para corregir las fallas del mercado. Esto debería aplicarse también al deporte”.
Brasseur no quiere comentar cuáles serían los límites correctos en los salarios de los futbolistas. Reconoce que hay aspectos concretos que no ha podido incluir en su informe y que abordará en otro que ya ha iniciado, titulado ‘Gobierno y ética del fútbol: ¿negocios o valores?’. “Las cuestiones de las tarifas de transferencia y las remuneraciones de jugadores son temas que se tratarán en este nuevo informe. No tengo ninguna solución preparada sobre esto y no voy a anticipar la discusión que tendremos con los socios”.
No es la primera vez que se escuchan voces proclives a establecer algún tipo de límites a los salarios más elevados. A favor de esta tesis también se mostró hace unos meses el líder del Partido Laborista británico, Jeremy Corbyn, que expresó su deseo de fijar un tope máximo a las ganancias de los ciudadanos con el fin de reducir, en este caso, “la desigualdad social en el Reino Unido”. Corbyn, que tachó de “ridículos” los salarios “estratosféricos” de los futbolistas, si se mojó a la hora de establecer cuál sería esa cantidad máxima a percibir: los altos cargos de las empresas deberían cobrar como máximo un salario 20 veces mayor que aquel que ganan los trabajadores peor pagados de la plantilla. Según sus cálculos, el salario máximo debería ser de 350.000 libras (403.000 euros). El político matizó posteriormente que la medida se limitaría “a las empresas públicas y a las compañías que contraten con el Gobierno”.
La introducción de un límite salarial obligaría a los clubes a ser más racionales. Será una gran batalla y ganarla representaría un cambio histórico
En su lucha por desinflar la burbuja económica en la que está inmerso el fútbol, parece que Anne Brassour tendrá como aliado al presidente de la UEFA, Aleksander Ceferin, que en una entrevista a la revista eslovena Mladina comentó que "los clubes más ricos sólo se están enriqueciendo y la brecha entre ellos y el resto se está agrandando. En el futuro tendremos que estudiar seriamente la posibilidad de limitar los presupuestos de los clubes para los salarios de los jugadores. La introducción de un límite salarial obligaría a los clubes a ser más racionales. Será una gran batalla y ganarla representaría, en mi opinión, un cambio histórico”.
Por contra, parece que la FIFA no está muy de acuerdo con las propuestas que incluye la parlamentaria en su informe, a tenor de las críticas que ha vertido el organismo. Unas objeciones que, a juicio de Brasseur, “no parecen provenir de ningún desacuerdo sobre los valores y los principios clave de una buena gobernanza deportiva, sino más bien de mi evaluación de la situación dentro de la FIFA y sus estructuras de gobernanza, principalmente sobre la cuestión de la independencia de los órganos de control. Sugieren que he cometido errores, pero no pueden dar un solo ejemplo de un ‘hecho’ equivocado en mi informe. En realidad, lo que les molesta es que ‘toqué un nervio’: los que están en el poder quieren mantener el poder, y la supervisión independiente no es muy compatible con este objetivo. En general, al contrario de lo que ha dicho la FIFA, mi informe reconoce y agradece gran parte de los progresos realizados por la FIFA, principalmente, pero no solo, en el ámbito de la protección de los derechos humanos, al tiempo que señala que aún queda mucho por hacer”.
En algo sí parecen coincidir la política luxemburguesa y el presidente de la FIFA, Gianni Infantino. Así por lo menos lo desvela Brasseur. “Hoy existe un amplio consenso en que las cosas están fuera de control y que ya es hora de intervenir. Estoy de acuerdo con el señor Infantino, quien declaró que es responsabilidad de todos abordar el sistema de transferencia, que describió como una ‘carrera de ratas’, para hacer frente a la escalada de gastos en el juego y hacer que el sistema sea más transparente”.
Para Javier Rodríguez Ten, los límites a la escalada alcista salarial deberían de venir precisamente de los propios organismos que regulan el fútbol. “Si de manera similar a todo lo que es el control económico, tanto UEFA como FIFA pudieran poner en marcha unas normas limitadoras, se podrían establecer unos topes que llegaran a tener cierta justificación, ya que estaríamos hablando de decisiones privadas. Pero al mismo tiempo, los organismos deberían ser inflexibles con iniciativas como el juego limpio financiero para evitar que al fútbol llegue dinero que no genera el propio fútbol. Si un millonario compra un club y se dedica a comprar un jugador por capricho por no sé cuántos millones, al equipo que los recibe y también va a comprar le dicen, ‘tú tienes mucho’ y sube el precio. Así se genera una burbuja en cadena basada en algo que solamente pueden tener algunos puntualmente y llegado desde fuera. El problema es romper las reglas de esa manera”.
Por ello, una de las claves para frenar el despilfarro en contrataciones y salarios debería pasar, según Rodríguez Ten, por perseguir más la procedencia del dinero que llega al fútbol. “El asunto no está en limitar lo que cobran los jugadores, sino dejar claro qué fuentes de financiación y de ingresos pueden tener los equipos y como pueden distribuirlos en sus presupuestos. Si un equipo, con lo que tiene, puede permitirse pagar cantidades importantes a jugadores, estamos hablando de oferta y demanda. Pero si no es así, hay que evitar que los equipos tengan dinero que no entra por los cauces del fútbol”.
El jurista pone el acento en otro tema importante para defender la necesidad de que la regulación provenga del propio fútbol. “Imaginemos que la Unión Europea dice, ‘vamos a limitar los salarios’. Vale, pero resulta que el Barcelona, el Real Madrid y otros equipos españoles se pueden medir al Mónaco, que no es Unión Europea. ¿Y ese no limita los salarios? Lo mismo pasaría con los equipos americanos o asiáticos. Además, está el tema de los impuestos. Los jugadores pueden tener el mismo tope en distintos países pero lo que les va a quedar limpio no va a tener nada que ver si juega en uno o en otro. La fiscalidad es distinta hasta dentro de la Unión Europea. Hablamos de un deporte que es universal y no tiene sentido que en unos territorios se establezcan limitaciones y en otros no. Si fuera un sistema cerrado, si se podría establecer una regla de igualdad”.
Brasseur reconoce que uno de los motivos para haber iniciado esta moción es impulsar el rastreo del dinero que llega al fútbol. Sin embargo, no cree que la inflación que está padeciendo en los últimos años se deba únicamente a la llegada de inversores, especialmente de ricos estados arabes a ciertos equipos. “Es demasiado simplista referirse solo a ‘estados ricos, especialmente árabes’. Detrás de la escena, hay magnates, fondos de inversión, estados no árabes, comenzando por China, por ejemplo, y, como ya he mencionado, dinero proveniente de actividades delictivas que se lavan mediante el deporte. Cómo evitar el gasto excesivo es una cuestión que, como he mencionado, se tratará en un nuevo informe. Sin embargo, no tenemos poderes mágicos, y sospecho que nuestras reflexiones sobre esto serán solo un punto de partida. El mundo del fútbol debe aceptar que es hora de un cambio de cultura. La Asamblea Parlamentaria del Consejo de Europa no es un enemigo, sino un amigo y socio crítico. Para mejorar la gobernanza en el fútbol, y en el deporte en general, debemos trabajar juntos”.
CTXT está produciendo el documental 'La izquierda en la era Trump'. Haz tu donación y conviértete en coproductor. Tendrás acceso gratuito a El Saloncito durante un mes.
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Ricardo Uribarri
Periodista. Empezó a cubrir la información del Atleti hace más de 20 años y ha pasado por medios como Claro, Radio 16, Época, Vía Digital, Marca y Bez. Actualmente colabora con XL Semanal y se quita el mono de micrófono en Onda Madrid.
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