1. Número 1 · Enero 2015

  2. Número 2 · Enero 2015

  3. Número 3 · Enero 2015

  4. Número 4 · Febrero 2015

  5. Número 5 · Febrero 2015

  6. Número 6 · Febrero 2015

  7. Número 7 · Febrero 2015

  8. Número 8 · Marzo 2015

  9. Número 9 · Marzo 2015

  10. Número 10 · Marzo 2015

  11. Número 11 · Marzo 2015

  12. Número 12 · Abril 2015

  13. Número 13 · Abril 2015

  14. Número 14 · Abril 2015

  15. Número 15 · Abril 2015

  16. Número 16 · Mayo 2015

  17. Número 17 · Mayo 2015

  18. Número 18 · Mayo 2015

  19. Número 19 · Mayo 2015

  20. Número 20 · Junio 2015

  21. Número 21 · Junio 2015

  22. Número 22 · Junio 2015

  23. Número 23 · Junio 2015

  24. Número 24 · Julio 2015

  25. Número 25 · Julio 2015

  26. Número 26 · Julio 2015

  27. Número 27 · Julio 2015

  28. Número 28 · Septiembre 2015

  29. Número 29 · Septiembre 2015

  30. Número 30 · Septiembre 2015

  31. Número 31 · Septiembre 2015

  32. Número 32 · Septiembre 2015

  33. Número 33 · Octubre 2015

  34. Número 34 · Octubre 2015

  35. Número 35 · Octubre 2015

  36. Número 36 · Octubre 2015

  37. Número 37 · Noviembre 2015

  38. Número 38 · Noviembre 2015

  39. Número 39 · Noviembre 2015

  40. Número 40 · Noviembre 2015

  41. Número 41 · Diciembre 2015

  42. Número 42 · Diciembre 2015

  43. Número 43 · Diciembre 2015

  44. Número 44 · Diciembre 2015

  45. Número 45 · Diciembre 2015

  46. Número 46 · Enero 2016

  47. Número 47 · Enero 2016

  48. Número 48 · Enero 2016

  49. Número 49 · Enero 2016

  50. Número 50 · Febrero 2016

  51. Número 51 · Febrero 2016

  52. Número 52 · Febrero 2016

  53. Número 53 · Febrero 2016

  54. Número 54 · Marzo 2016

  55. Número 55 · Marzo 2016

  56. Número 56 · Marzo 2016

  57. Número 57 · Marzo 2016

  58. Número 58 · Marzo 2016

  59. Número 59 · Abril 2016

  60. Número 60 · Abril 2016

  61. Número 61 · Abril 2016

  62. Número 62 · Abril 2016

  63. Número 63 · Mayo 2016

  64. Número 64 · Mayo 2016

  65. Número 65 · Mayo 2016

  66. Número 66 · Mayo 2016

  67. Número 67 · Junio 2016

  68. Número 68 · Junio 2016

  69. Número 69 · Junio 2016

  70. Número 70 · Junio 2016

  71. Número 71 · Junio 2016

  72. Número 72 · Julio 2016

  73. Número 73 · Julio 2016

  74. Número 74 · Julio 2016

  75. Número 75 · Julio 2016

  76. Número 76 · Agosto 2016

  77. Número 77 · Agosto 2016

  78. Número 78 · Agosto 2016

  79. Número 79 · Agosto 2016

  80. Número 80 · Agosto 2016

  81. Número 81 · Septiembre 2016

  82. Número 82 · Septiembre 2016

  83. Número 83 · Septiembre 2016

  84. Número 84 · Septiembre 2016

  85. Número 85 · Octubre 2016

  86. Número 86 · Octubre 2016

  87. Número 87 · Octubre 2016

  88. Número 88 · Octubre 2016

  89. Número 89 · Noviembre 2016

  90. Número 90 · Noviembre 2016

  91. Número 91 · Noviembre 2016

  92. Número 92 · Noviembre 2016

  93. Número 93 · Noviembre 2016

  94. Número 94 · Diciembre 2016

  95. Número 95 · Diciembre 2016

  96. Número 96 · Diciembre 2016

  97. Número 97 · Diciembre 2016

  98. Número 98 · Enero 2017

  99. Número 99 · Enero 2017

  100. Número 100 · Enero 2017

  101. Número 101 · Enero 2017

  102. Número 102 · Febrero 2017

  103. Número 103 · Febrero 2017

  104. Número 104 · Febrero 2017

  105. Número 105 · Febrero 2017

  106. Número 106 · Marzo 2017

  107. Número 107 · Marzo 2017

  108. Número 108 · Marzo 2017

  109. Número 109 · Marzo 2017

  110. Número 110 · Marzo 2017

  111. Número 111 · Abril 2017

  112. Número 112 · Abril 2017

  113. Número 113 · Abril 2017

  114. Número 114 · Abril 2017

  115. Número 115 · Mayo 2017

  116. Número 116 · Mayo 2017

  117. Número 117 · Mayo 2017

  118. Número 118 · Mayo 2017

  119. Número 119 · Mayo 2017

  120. Número 120 · Junio 2017

  121. Número 121 · Junio 2017

  122. Número 122 · Junio 2017

  123. Número 123 · Junio 2017

  124. Número 124 · Julio 2017

  125. Número 125 · Julio 2017

  126. Número 126 · Julio 2017

  127. Número 127 · Julio 2017

  128. Número 128 · Agosto 2017

  129. Número 129 · Agosto 2017

  130. Número 130 · Agosto 2017

  131. Número 131 · Agosto 2017

  132. Número 132 · Agosto 2017

  133. Número 133 · Septiembre 2017

  134. Número 134 · Septiembre 2017

  135. Número 135 · Septiembre 2017

  136. Número 136 · Septiembre 2017

  137. Número 137 · Octubre 2017

  138. Número 138 · Octubre 2017

  139. Número 139 · Octubre 2017

  140. Número 140 · Octubre 2017

  141. Número 141 · Noviembre 2017

  142. Número 142 · Noviembre 2017

  143. Número 143 · Noviembre 2017

  144. Número 144 · Noviembre 2017

  145. Número 145 · Noviembre 2017

  146. Número 146 · Diciembre 2017

  147. Número 147 · Diciembre 2017

  148. Número 148 · Diciembre 2017

  149. Número 149 · Diciembre 2017

  150. Número 150 · Enero 2018

  151. Número 151 · Enero 2018

  152. Número 152 · Enero 2018

  153. Número 153 · Enero 2018

  154. Número 154 · Enero 2018

  155. Número 155 · Febrero 2018

  156. Número 156 · Febrero 2018

  157. Número 157 · Febrero 2018

  158. Número 158 · Febrero 2018

  159. Número 159 · Marzo 2018

  160. Número 160 · Marzo 2018

  161. Número 161 · Marzo 2018

  162. Número 162 · Marzo 2018

  163. Número 163 · Abril 2018

  164. Número 164 · Abril 2018

  165. Número 165 · Abril 2018

  166. Número 166 · Abril 2018

  167. Número 167 · Mayo 2018

  168. Número 168 · Mayo 2018

  169. Número 169 · Mayo 2018

  170. Número 170 · Mayo 2018

  171. Número 171 · Mayo 2018

  172. Número 172 · Junio 2018

  173. Número 173 · Junio 2018

  174. Número 174 · Junio 2018

  175. Número 175 · Junio 2018

  176. Número 176 · Julio 2018

  177. Número 177 · Julio 2018

  178. Número 178 · Julio 2018

  179. Número 179 · Julio 2018

  180. Número 180 · Agosto 2018

  181. Número 181 · Agosto 2018

  182. Número 182 · Agosto 2018

  183. Número 183 · Agosto 2018

  184. Número 184 · Agosto 2018

  185. Número 185 · Septiembre 2018

  186. Número 186 · Septiembre 2018

  187. Número 187 · Septiembre 2018

  188. Número 188 · Septiembre 2018

  189. Número 189 · Octubre 2018

  190. Número 190 · Octubre 2018

  191. Número 191 · Octubre 2018

  192. Número 192 · Octubre 2018

  193. Número 193 · Octubre 2018

  194. Número 194 · Noviembre 2018

  195. Número 195 · Noviembre 2018

  196. Número 196 · Noviembre 2018

  197. Número 197 · Noviembre 2018

  198. Número 198 · Diciembre 2018

  199. Número 199 · Diciembre 2018

  200. Número 200 · Diciembre 2018

  201. Número 201 · Diciembre 2018

  202. Número 202 · Enero 2019

  203. Número 203 · Enero 2019

  204. Número 204 · Enero 2019

  205. Número 205 · Enero 2019

  206. Número 206 · Enero 2019

  207. Número 207 · Febrero 2019

  208. Número 208 · Febrero 2019

  209. Número 209 · Febrero 2019

  210. Número 210 · Febrero 2019

  211. Número 211 · Marzo 2019

  212. Número 212 · Marzo 2019

  213. Número 213 · Marzo 2019

  214. Número 214 · Marzo 2019

  215. Número 215 · Abril 2019

  216. Número 216 · Abril 2019

  217. Número 217 · Abril 2019

  218. Número 218 · Abril 2019

  219. Número 219 · Mayo 2019

  220. Número 220 · Mayo 2019

  221. Número 221 · Mayo 2019

  222. Número 222 · Mayo 2019

  223. Número 223 · Mayo 2019

  224. Número 224 · Junio 2019

  225. Número 225 · Junio 2019

  226. Número 226 · Junio 2019

  227. Número 227 · Junio 2019

  228. Número 228 · Julio 2019

  229. Número 229 · Julio 2019

  230. Número 230 · Julio 2019

  231. Número 231 · Julio 2019

  232. Número 232 · Julio 2019

  233. Número 233 · Agosto 2019

  234. Número 234 · Agosto 2019

  235. Número 235 · Agosto 2019

  236. Número 236 · Agosto 2019

  237. Número 237 · Septiembre 2019

  238. Número 238 · Septiembre 2019

  239. Número 239 · Septiembre 2019

  240. Número 240 · Septiembre 2019

  241. Número 241 · Octubre 2019

  242. Número 242 · Octubre 2019

  243. Número 243 · Octubre 2019

  244. Número 244 · Octubre 2019

  245. Número 245 · Octubre 2019

  246. Número 246 · Noviembre 2019

  247. Número 247 · Noviembre 2019

  248. Número 248 · Noviembre 2019

  249. Número 249 · Noviembre 2019

  250. Número 250 · Diciembre 2019

  251. Número 251 · Diciembre 2019

  252. Número 252 · Diciembre 2019

  253. Número 253 · Diciembre 2019

  254. Número 254 · Enero 2020

  255. Número 255 · Enero 2020

  256. Número 256 · Enero 2020

  257. Número 257 · Febrero 2020

  258. Número 258 · Marzo 2020

  259. Número 259 · Abril 2020

  260. Número 260 · Mayo 2020

  261. Número 261 · Junio 2020

  262. Número 262 · Julio 2020

  263. Número 263 · Agosto 2020

  264. Número 264 · Septiembre 2020

  265. Número 265 · Octubre 2020

  266. Número 266 · Noviembre 2020

  267. Número 267 · Diciembre 2020

  268. Número 268 · Enero 2021

  269. Número 269 · Febrero 2021

  270. Número 270 · Marzo 2021

  271. Número 271 · Abril 2021

  272. Número 272 · Mayo 2021

  273. Número 273 · Junio 2021

  274. Número 274 · Julio 2021

  275. Número 275 · Agosto 2021

  276. Número 276 · Septiembre 2021

  277. Número 277 · Octubre 2021

  278. Número 278 · Noviembre 2021

  279. Número 279 · Diciembre 2021

  280. Número 280 · Enero 2022

  281. Número 281 · Febrero 2022

  282. Número 282 · Marzo 2022

  283. Número 283 · Abril 2022

  284. Número 284 · Mayo 2022

  285. Número 285 · Junio 2022

  286. Número 286 · Julio 2022

  287. Número 287 · Agosto 2022

  288. Número 288 · Septiembre 2022

  289. Número 289 · Octubre 2022

  290. Número 290 · Noviembre 2022

  291. Número 291 · Diciembre 2022

  292. Número 292 · Enero 2023

  293. Número 293 · Febrero 2023

  294. Número 294 · Marzo 2023

  295. Número 295 · Abril 2023

  296. Número 296 · Mayo 2023

  297. Número 297 · Junio 2023

  298. Número 298 · Julio 2023

  299. Número 299 · Agosto 2023

  300. Número 300 · Septiembre 2023

  301. Número 301 · Octubre 2023

  302. Número 302 · Noviembre 2023

  303. Número 303 · Diciembre 2023

  304. Número 304 · Enero 2024

  305. Número 305 · Febrero 2024

  306. Número 306 · Marzo 2024

  307. Número 307 · Abril 2024

  308. Número 308 · Mayo 2024

  309. Número 309 · Junio 2024

  310. Número 310 · Julio 2024

  311. Número 311 · Agosto 2024

  312. Número 312 · Septiembre 2024

  313. Número 313 · Octubre 2024

  314. Número 314 · Noviembre 2024

Ayúdanos a perseguir a quienes persiguen a las minorías. Total Donantes 3.340 Conseguido 91% Faltan 16.270€

LA VIDA NO ES ESTO

(No) escribir esta columna

Miguel Ángel Ortega Lucas 13/03/2018

<p>Fotograma de la película <em>Stefan Zweig: Adiós a Europa </em>(Maria Schrader, 2016)</p>

Fotograma de la película Stefan Zweig: Adiós a Europa (Maria Schrader, 2016)

En CTXT podemos mantener nuestra radical independencia gracias a que las suscripciones suponen el 70% de los ingresos. No aceptamos “noticias” patrocinadas y apenas tenemos publicidad. Si puedes apoyarnos desde 3 euros mensuales, suscribete aquí

CTXT necesita un arreglo de chapa y pintura. Mejorar el diseño, la usabilidad… convertir nuestra revista en un medio más accesible. Con tu donación lo haremos posible este año. A cambio, tendrás acceso gratuito a El Saloncito durante un mes. Aporta aquí

Cuando me senté a escribir esta columna, el viernes 9 de marzo, la primera frase que emergió en la pantalla fue: “Llevaba mucho esperando a escribir esto”. Había tardado tanto, decía, por ser un tema “muy complejo, de casi infinitas implicaciones”; algo sobre lo que hilar finísimo, y muy largo, si uno no quería “perder toda la riqueza posible de matices”. “Para decir todo lo que quisiera decir”, escribí, “necesitaría no uno sino diez artículos”.

Resolví entonces ceñirme a un solo aspecto, contando para ello un par de cosas concernientes a mi currículum sentimental hasta la fecha, con el fin de hablar sobre feminismo y lo que viene sucediendo en los últimos tiempos (y desde hace siglos), y que tuvo su clímax, mediático al menos, esta última semana. Quise empezar por ahí, entre otras cosas, por tratar de enfocar algún rincón distinto de los que se suelen al (sanísimo, necesario) debate público: “Algún cuento que me alumbró en los últimos tiempos, y que espero pueda alumbrar algo útil también para los dos”. Me refería a la mujer, simbólica e hipotética, que pudiera llegar a leerlo.

Quise hablar de las heridas. Las heridas emocionales que todos, hombres y mujeres, llevamos más o menos ocultas ahí en la cueva de cada uno; de cómo las mías me han otorgado un entendimiento impagable, sobre mí y mi comportamiento hacia ellas; de cómo –resumiendo mucho–, sólo en ese reconocimiento propio, mutuo, del sufrimiento de todos (puesto que todo el mundo sufre), podemos en mi opinión construir algo útil, sano, duradero, revolucionario, en el sentido más profundo y verdadero del término.

No llegué a acabarlo. Preferí dejar su conclusión para la mañana del sábado, abordarlo con una mirada nueva, y resolver. Pero en la mañana del sábado algo no terminaba de fluir. Eran varias cosas, de forma y fondo. Una de ellas, la viscosa sensación, discontinua, de que me pudiesen malinterpretar justo en los puntos en los que de ninguna manera quiero que se me malinterprete. Hablaba de heridas: planeaba, no sé si con fundamento, la sospecha de que se me pudiera tachar de algo, lo-que-fuera; cierto temor –por qué no decirlo: temor– a que me atacasen con el argumento de Cómo vamos a comparar el sufrimiento de los hombres con el de las mujeres, Qué pretenderá el Privilegiado Varón Blanco éste (de Murcia, además; y periodista freelance hombre:o sea rico, como todo el mundo sabe). Por ejemplo, miedo a resultar eso que llaman –últimamente a discreción– un cuñao.

Sentí también turbación por la posibilidad de sonar paternalista; de caer justo en algo que me desquicia, en la dirección que sea: creerse uno el portador del fuego sagrado, de la Verdad absoluta que ha de redimir al otro, diciéndole Esto Es Así, tratándolo como a un menor de edad. (Que es lo que han hecho los hombres durante siglos; y lo que otros y otras también parecen pretender últimamente: hacer dictados de parvulario con las Tablas de la Ley sobre lo que hombres y mujeres debemos y no debemos hacer.) No creo que mi artículo fuera en absoluto por ahí, puesto que se trataba y se trata precisamente, para mí, de mirar al otro, a la otra, en absoluto pie de igualdad, a la mismísima altura de los ojos (Mirarnos a los ojos, iba a llamarse el artículo). Por alguna razón, ahí estaba la sospecha. Se me iba el artículo de las manos, también por esas ramificaciones que apuntaba al principio. Así que preferí dejarlo en suspenso. Escribí un wasap al baranda –que es flamenco y entiende estas cosas–: déjame que reformule el tema, tocayo, le pedí, si no hay urgencia, y a ver si mañana culmino.

Como había estado leyendo y escuchando cosas diversas los días previos, para afinar el tono de lo que iba a escribir, me di una vuelta por Twitter; donde, también para tratar de dar puntos de vista y coloraciones distintas al Tema, yo había ido subiendo una serie corta de enlaces con el título genérico de Modelos de mujer. Ejemplos de mujeres con opiniones o formas de vida nada ajustables a parroquia alguna. Entonces me mosqueé de nuevo. Porque, bien pensado, ¿qué implicaciones puede tener esa fórmula, modelos de mujer? ¿Qué podían pensar de eso?

Una de ellas era la fotógrafa, artista visual argentina, Ana Álvarez-Errecalde. Quien, en esa entrevista suya con la que me topé, decía a la entrevistadora que se alegraba de que la llamasen un día equis de noviembre para la charla, y no en marzo, por esto del Día de la Mujer Trabajadora; entiendo que porque ella, y todas las mujeres, están ahí haciendo lo que hacen los 365 días del año. Sentí vergüenza súbita, entonces, pensando que había caído exactamente en lo que Errecalde denunciaba, o le irritaba: vindicar su trabajo un 8 de marzo, porque tocaba. [Hace años, se me ocurrió compartir en otra red social mi sospecha –mosqueante– de que ese día sólo fuera un suvenir, la limosna paternalista que el sistema –patriarcado si quieren– da a ese ente llamado la mujer: como si sólo ese día pudiéramos saber una mitad del planeta que la otra mitad existe y “hace cosas”, como diría nuestro querido prócer. Claro que esa fecha simboliza mucho más, ya que un símbolo consiste exactamente en el valor que la gente le otorga; pero ésa fue mi impresión entonces. (PD: Tengo la convicción de que fue ese comentario lo que provocó que alguna muchacha muy comprometida con la causa, y con quien creía tener una buena amistad, me eliminase entonces de su mapa.)]

Sentí vergüenza súbita, entonces, pensando que había caído exactamente en lo que Errecalde denunciaba, o le irritaba: vindicar su trabajo un 8 de marzo, porque tocaba

Respecto a los demás modelos de mujer, recordé también a la periodista colombiana Jineth Bedoya. Alguien a quien traté muy fugazmente en Bruselas, hace años, cuando fue, de la mano de Amnistía Internacional, a dar testimonio de la salvajada a la que había sido sometida en su país; testimonio que luego reflejé en el periódico del que era becario entonces. Lo que Bedoya contó aquel día, y cómo lo contó, se me quedó aquí dentro, creo que para siempre (al terminar su conferencia fui a hablar con ella; quise haberle dado un abrazo, pero no me atreví). ¿Se consideraría Bedoya un modelo de nada, simplemente por haber sobrevivido y luego contado con tal coraje, con tal colosal humanidad, lo que le sucedió? Me mosqueé más, empecé a sentir vergüenza de nuevo, por mi poca vista. También mencionaba a Marilyn Monroe y a Oriana Fallaci (a Chavela Vargas también la había recordado hacía nada), de quienes escribí perfiles hace un tiempo. ¿Se considerarían ellas modelos, ejemplos de nada? ¿Y qué es un modelo de algo? La compañera de CTXT Bárbara Celis compartió lo de Fallaci comentando que la periodista italiana hubiera seguro secundado la huelga del 8M. Puede que Celis tenga razón. También puede que no: siendo como era Fallaci de imprevisible, cómo saber por dónde saldría; igual que las otras dos.

Dudé si eliminar todos esos tuits (Fallaci, Monroe, Bedoya, Errecalde), cada vez más contrariado. Entonces me topé con otra cosa que había puesto ahí en Twitter el día anterior, el 7: las posturas de dos mujeres distintas, una a favor, otra en contra, sobre secundar la huelga feminista del 8M. Una, que la respaldaba, era nuestra también compañera Ángeles Caballero, en uno de sus artículos de su sección Norma Brutal –alguien valiente que trata de huir como de la tiña de los lugares comunes–. La otra, que no la respaldaba, era la profesora de filosofía y bioética Elena Postigo, explicado en un hilo –también sin argumentos facilones–. Lo que yo pensaba, y había dicho ahí, era algo así como: “Aquí, dos posturas, una a favor, otra en contra”, de la cuestión. Y añadía, recordando a Serrat: “Pues sería todo un detalle, todo un síntoma de urbanidad, que cada cuala hiciera lo que le diera la gana, sin tener que demostrar limpiezas de sangre ideológicas de ningún tipo. ¿Verdad, usted?”.

Mi postura era, es, sencillamente, que no soporto que nadie obligue a nadie a hacer nada (una costumbre muy extravagante, o equidistante). Mi creciente paranoia, sin embargo, me llevó a pensar que quizás alguien pudiera pensar... ¿qué? ...Y terminé borrando todo eso; mi comentario y los enlaces a una y otra postura. Por purísimo recelo al qué dirán, a que alguien pudiera creer que yo era o no era... ¿qué?

No recuerdo bien si eso fue antes o después (quizá después, por ¿equilibrar?) de escribir, esa misma mañana del 9 de marzo en que no pude terminar esta columna, otro tuit. Esta vez con una canción de Aute. Resulta que ese día cumplía 60 años Sharon Stone (“sesenta gloriosos años”, dije), y recordé que Aute le había dedicado una canción, a su exquisita manera, con su elegante y sensual cortesía. Puse la canción y puse lo de los gloriosos años, como íntimo homenaje doble: a Aute, porque cualquier excusa me es buena; a Stone, porque es una mujer interesantísima, y me barrunto que libérrima, más allá, por encima de poseer esa belleza devastadora que ya sabemos, y que sigue teniendo (porque no considero que una mujer tenga que ser joven para ser bellísima).

Entonces me asaltó de nuevo la duda: quizás podría tomarse aquello como un claro síntoma de machirulismo (ya lo vislumbraba: Yo, Machirulo: la autobiografía); quizás podría pensarse que tanto Aute como los secuaces que le damos pábulo estamos cosificando a Sharon Stone. Volví a arrepentirme. Volví a no arrepentirme. Al fin me cansé; lo dejé estar, no borré nada. Me entró hambre, después de estar un rato absurdo aquí delante del portátil, dudando (ah, el puto ego: mi perfil de Twitter, el ombligo del Cosmos; con lo influencer masivo que es uno). Pero lo seguí pensando mientras ponía el agua a hervir y recogía la ropa puesta a secar. Épicas actividades, por cierto, que llevo haciendo desde que me fui de mi pueblo a los 17 años, hace otros 17 años ahora. Viviendo solo, en pareja o con los Rolling Stones.

Pensaba que lo mismo pensarían que soy un machirulo, o peor (me temo que aún no llego a pollavieja, pero estamos en ello). Pensaba eso mientras hacía la comida y recordé también lo que había puesto en Twitter el mismo 8 de marzo, en realidad sin relación (consciente) con la fecha: una canción del gurú Leonard Cohen. Se llama The War, ‘la guerra’, y empieza diciendo: “Hay una guerra entre el rico y el pobre, / una guerra entre el hombre y la mujer...”. A continuación, había enlazado una vieja entrada de blog del año 2014, llamada igual. Cuya primera frase dice que la verdadera y última guerra que todos libramos, sin excepción y desde siempre, es “la de usted contra los que no quieren que usted sea quien es; empezando por usted mismo”.  

Al sentarme en el sofá, con el plato de espaguetis especialidad de la casa, me topé con una película sobre la vida de Stefan Zweig, el escritor austríaco judío. Las casualidades no existen: yo había leído y reseñado hace meses una pequeña obra maestra de Zweig, Carta de una desconocida. Un libro que llegó a mis manos poco después de cierta crisis redentora (otra más), y que me hizo de espejito mágico justo sobre todo eso que iba a contar aquí, y no he contado al final: el dolor que podemos hacer sin darnos cuenta, sin intención alguna, como sonámbulos. En el caso del libro, un hombre a una mujer.

En la película, Zweig declaraba a un grupo de periodistas en el Buenos Aires de 1936, sobre algo en torno a lo que había una lógica postura unánime por entonces entre la gente decente –el nazismo–: “No voy a criticar eso en una sala llena de personas que piensan igual. A mi modo de ver sería un gesto sin sentido, carente de riesgo o impacto”.

(En 1942, Zweig y su mujer se suicidaron, los dos juntos, temiendo el triunfo de esa barbarie.)

Terminé de comer, fregué los platos, apagué la televisión, me lavé los dientes, me hice un té. Puse otra vez a Cohen. Y volví a sentarme aquí a resolver esto. Es decir, a (no) escribir esta columna.

CTXT necesita un arreglo de chapa y pintura. Mejorar el diseño, la usabilidad… convertir nuestra revista en un medio más accesible. Con tu donación lo haremos posible este año. A cambio, tendrás acceso gratuito a El...

Este artículo es exclusivo para las personas suscritas a CTXT. Puedes iniciar sesión aquí o suscribirte aquí

Autor >

Miguel Ángel Ortega Lucas

Escriba. Nómada. Experto aprendiz. Si no le gustan mis prejuicios, tengo otros en La vela y el vendaval (diario impúdico) y Pocavergüenza.

Suscríbete a CTXT

Orgullosas
de llegar tarde
a las últimas noticias

Gracias a tu suscripción podemos ejercer un periodismo público y en libertad.
¿Quieres suscribirte a CTXT por solo 6 euros al mes? Pulsa aquí

Artículos relacionados >

Deja un comentario


Los comentarios solo están habilitados para las personas suscritas a CTXT. Puedes suscribirte aquí