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Nos llega una carta de desahucio. Es nítida. Y cargada de razón. El propietario de un piso reclama su piso. Tienes 30 días para abandonarlo. Cada 8 minutos llega una carta de esas a una casa de una ciudad. Son tan frecuentes que ya dibujan una época. Una época es un fósil, una piedra que cuesta leer. Generalmente, en el trance de leer una piedra, sólo ves una piedra.
Hace más de 500.000 años era, supongo, otra época. De la que nos han llegado piedras, poseedoras de una lectura profunda. En un yacimiento de Atapuerca se han encontrado dos fósiles extrañísimos. Uno es el cráneo de un niño y otro la cadera de un anciano. Ambos, homo heidelbergensis, una especie anterior al Neardental. Son huesos de personas inválidas. El niño tenía una enfermedad craneal. No se podía valer. Pero vivió hasta los 12 años. Es decir, se le atendió, se le dio de comer. El anciano tenía serios problemas de movilidad. No podía cazar o aportar mucho. Era un ser dolorido, es decir, enojoso y crispado, al que no obstante se le alimentó hasta el momento de su muerte. Esos fósiles superan notoriamente en antigüedad otros fósiles parecidos anteriores. Tampoco eran de sapiens. Se trata de una mujer adulta y malformada. Nunca pudo caminar o masticar. Alguien la llevo en brazos toda la vida, veló por su higiene, y masticó por ella la carne. Diariamente se la extraía de su boca, ya triturada, y la introducía en la boca de la mujer. En ese trance, es posible, diría algo divertido.
Sea como sea, desde hace más de 500.000 años existe la costumbre, la creencia, la necesidad o la satisfacción –no sé cuál es la palabra; sería importarte saberla– de no dejar a nadie abandonado a su suerte. Es una decisión antigua como una piedra. Una persona durmiendo en un cajero, una carta expulsando a alguien de su casa son, por tanto, piedras modernas. Una piedra requiere tiempo, por lo que esas piedras modernas deben de ser en verdad jóvenes y blandas. Cada 8 minutos llega una piedra, joven, blanda. Son tan frecuentes que ya dibujan una época. Una época es un fósil. Si no vemos esos fósiles modernos es que, cuando entramos en un cajero, cuando abrimos una carta en casa, estamos sepultados por piedras. No las vemos porque son blandas, como el aire que no vemos y respiramos.
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Guillem Martínez
Es autor de 'CT o la cultura de la Transición. Crítica a 35 años de cultura española' (Debolsillo), de '57 días en Piolín' de la colección Contextos (CTXT/Lengua de Trapo), de 'Caja de brujas', de la misma colección y de 'Los Domingos', una selección de sus artículos dominicales (Anagrama). Su último libro es 'Como los griegos' (Escritos contextatarios).
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