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Albert Rivera tiene unas gafas con las que solo ve españoles. El líder del partido naranja confesó que sufre este preocupante trastorno óptico durante la presentación de la plataforma España Ciudadana. Un acto político en el que no hubo más política que un puñado de referencias a los peligros que suponen los nacionalismos y otro puñado de referencias a la grandeza y la suerte que supone ser español, español, español. Banderas al viento, víctimas del terrorismo (del de ETA) entre los invitados, Rivera repitiendo que España es una gran nación y Marta Sánchez cantando, emocionada, su versión del himno nacional. Ciudadanos le roba referencias al intocable PP con un descaro y fuerza que la cosa empieza a recordar al saqueo del palacio de Sadam. Con la alfombra roja –y gualda– colocada para que Albert Rivera entre a caballo a palacio, sólo falta que al líder se le sume una sociedad civil a la que agradecerle que siempre estuviera ahí. Agradecerle la victoria a una operación mediática, a unas encuestas siempre generosas y a un aumento del nacionalismo español sonaría, cuando menos, poco romántico desde el balcón de celebrar victorias. ¡Arriba el de Metroscopia!
La creación de la plataforma ciudadana que debe acompañar a Rivera a La Moncloa me recuerda a una anécdota de boda que me contaban hace poco. El novio, sumergido en su relación bilateral de noviazgo desde hacía años, había perdido todo contacto con los amigos que tenía en la juventud. Después del sí quiero, llegó el momento de organizar el pifostio y el chico se dio cuenta de que a la boda, para ser una boda en condiciones, le faltaba una mesa de invitados con amigos de juventud. Así que tiró de Facebook y los fue localizando, uno a uno, para que le dieran sus números de teléfono y así crear un grupo de whatsapp que él mismo amenizaría durante los meses anteriores a la boda. La cosa funcionó y fueron cinco amigos. Una vez pasada la boda, se salió del grupo. Hablaban mucho, dijo.
La presentación de la plataforma de este fin de semana no era boda aún, pero sí una pedida formal de mano. Y Rivera fue con sus mejores galas y banderas para inclinar la rodilla ante España. También llevaba un discurso preparado. Un discurso con pretensiones de Kennedy, que acabó recordando, como le pasa siempre últimamente, a un discurso de líder de Ultra Sur. No es torpeza, sino rentabilidad. Yo no veo nada más que españoles, repetía Rivera en el momento álgido del evento y el público, en lugar de preocuparse por la ceguera del que podría ser próximo presidente, aplaudió a rabiar. Yo no veo ni izquierda ni derecha, sólo veo españoles, yo no veo obreros ni empresarios, solo españoles, ni jóvenes ni viejos, solo españoles. Entendemos que a Rivera, llegado el momento, no le importará pactar con Podemos o con el PP, porque ambos son partidos españoles. Cuando tenga la responsabilidad de mediar en una reforma laboral, Rivera no le hará el juego a la CEOE o al IBEX, porque los sindicatos también son españoles. Cuando tenga que analizar las condiciones de vida de los pensionistas, relacionadas con la tasa de desempleo y precariedad juvenil, Rivera no entrará mucho al detalle, porque lo importante, al fin y al cabo, es que son todos ellos españoles. Por primera vez desde que las encuestas lo nombraron político con proyección nacional, Rivera no está engañando a nadie. En esta nueva versión 4.0 de Ciudadanos –tras ser progresistas, luego tocó centro y más adelante escore a la derecha– el ultranacionalismo vestido de camisa de Zara lo acapara todo. Ciudadanos es la España uniforme que motiva y emociona a quien no entiende o no quiere entender la diversidad del país. Hoy, no hay una sola proclama de Ciudadanos que no ponga contra las cuerdas al tradicional votante de partidos como Falange o España 2000: los catalanes a prisión, adiós la autonomía, cadena perpetua, los héroes son los policías, banderita tú eres roja, banderita tú eres gualda. Y el que no lo entienda, será que no es español.
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Gerardo Tecé
Soy Gerardo Tecé. Modelo y actriz. Escribo cosas en sitios desde que tengo uso de Internet. Ahora en CTXT, observando eso que llaman actualidad e intentando dibujarle un contexto. Es autor de 'España, óleo sobre lienzo'(Escritos Contextatarios).
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