Análisis
Sánchez se asegura el éxito de la moción con los votos del PNV
Aitor Esteban, portavoz de los nacionalistas vascos en el Congreso, anuncia el sí de su grupo por “ética” y “responsabilidad”
Gorka Castillo 30/05/2018
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[El PNV votará a favor de la moción de censura del PSOE contra el Gobierno de Rajoy. Su portavoz en el Congreso, Aitor Esteban, lo ha anunciado en su comparecencia. “Creemos que respondemos a lo que mayoritariamente demanda la ciudadanía vasca y al mejor ejercicio de la responsabilidad votando sí”].
* Esta crónica fue publicada la víspera del debate en el Congreso.
Sin haber leído probablemente a Lewis Carroll, Pedro Sánchez ha aprendido en una semana lo importante que en política es ser el dueño de las palabras. Mientras afilaba el látigo de ocho colas que prometió hacer restallar sobre la espalda de Mariano Rajoy para desalojarlo de la Moncloa, Albert Rivera no ha tenido que esforzarse mucho para rasgarle las costuras, desmarcarse de su propuesta y solicitar, forzar si fuese necesario, la convocatoria inmediata de unas elecciones. Arropado por buena parte del espectro económico, los grandes medios de comunicación y la ciudadanía de derechas que empieza a estar más inquieta por los efectos de la demolición que sufre el PP que por la amenaza que llega de Catalunya, el líder del cuarto partido parlamentario parece plenamente consciente de que le ha llegado el momento de la verdad.
Parece indudable que el interés principal de Rivera es comprometer a Sánchez hasta agotar su ímpetu y desmontar una iniciativa que para el líder del PSOE acarrea un riesgo extremo, incluso para su carrera política. Dada la comprobada habilidad de los socialistas para dilapidar las mínimas ventajas que les ha brindado el mercado político nada es descartable en estas horas inciertas. La intención se concentra especialmente en atraer a los cinco diputados del PNV que la semana pasada regalaron una bombona de oxígeno a Rajoy al validar sus presupuestos generales del estado (PGE). La oferta remitida por Ferraz no es nada despreciable: respetar los acuerdos alcanzados con los populares en materia de inversiones y transferencias estatutarias pendientes, por ejemplo las de prisiones, añadiendo al paquete la garantía de que no se convocarán las elecciones que tanto temen los nacionalistas vascos de forma inmediata. El pánico que provocan en Sabin Etxea unos comicios adelantados es atroz ante el avance implacable que las tropas nacionales de Albert Rivera muestran en las encuestas. En la secretaría general del PSOE creen que estas dos premisas deberían ser suficientes para reclutar los cinco votos que reclama su desafío.
Pero no será fácil doblegar el compromiso contraído por el PNV con Rajoy. Los jeltzales siempre han sido negociadores duros. Impasibles en la actitud y con la sonrisa perpetua, se dejan cortejar en privado pero rara vez se pronuncian en público. Sin embargo, en las últimas horas ha surgido un elemento perturbador, una carga disuasoria contra las maniobras turbias que intentan hacer descarrilar un acercamiento que puede ser decisivo. Unidos Podemos se ha inmiscuido en la velada sacándose de la chistera, como si fuera un conejo, su papel de arbitraje como tercera fuerza al adelantar que apoyará un adelanto electoral si la moción de Sánchez acaba en la papelera. Espanto en Bilbao. Para los equilibrios sosegados que suele reclamar el PNV en estos delicados temas, la advertencia de la formación morada no ha caído como un recado envenenado sino como un mensaje letal que le saca a codazos de la zona de confort en la que hasta el viernes reposaba complacido. De nuevo han sentido al lobo Rivera acercando sus amenazas al concierto vasco por debajo de la puerta y esto ya les obliga a tomar posición. Oscuros nubarrones para unos planes que, tras la aprobación de los PGE y la desaparición de ETA, hablaban de que la vida es bella y el sol, agradable de mirar.
Las últimas horas están siendo frenéticas para la principal formación vasca. En caso de que se apruebe la moción de censura, el PP ya le ha dejado claro que se reserva la posibilidad de tomarse cumplida revancha vetando en el Senado su propio presupuesto, o retirando las partidas acordadas si sus cinco votos contribuyen a echar a Rajoy de La Moncloa. Sería una maniobra cicatera que contradiría sus apelaciones al sentido de estado y a la estabilidad económica; aunque les queda la esperanza de revertirlo después en el Congreso.
Aún hay más. El Euskadi Buru Batzar (EBB), el órgano ejecutivo de la longeva formación, no ha encontrado la comprensión esperada al apoyo a Rajoy entre sus bases. Y no sólo en Gipuzkoa, donde reside el sector más soberanista del partido. Para comprobarlo no se necesita mucho ingenio. Un domingo en Bilbao ya no se reduce a un placentero paseo primaveral por el Arenal y una encendida discusión sobre la triste marcha del Athletic. Se ha vuelto a hablar de política y de las dudas que suscita el soporte vital que los jeltzales han dado a Rajoy. A muchos les duele sólo con pensar que sus cinco votos del Congreso sirvan para derrotar la moción de censura.
Por si fuera poco el embrollo en el que se encuentra el PNV por esta crisis de Estado, sus históricas relaciones con la principal fuerza soberanista catalana, Junts per Catalunya, están seriamente deterioradas. Lo dejaba entrever el pasado fin de semana Koldo Mediavilla, un peso pesado del EBB, en una entrevista. Los nacionalista vascos sólo hablan ya “con el PdeCat y ERC, no con el president Puigdemont directamente”, apuntó. El origen es una carta remitida al presidente del EBB, Andoni Ortuzar, por 34 diputados de la plataforma del ex president Puigdemont censurando algunas declaraciones realizadas por Iñigo Urkullu sobre la imposibilidad de “gobernar por Internet”. La respuesta del PNV a esta misiva fue todavía más elocuente: dio la carta por no recibida para evitar su contestación. Arde la entente Galeusca que Franscesc Maciá y Telesforo Uribe-Etxebarría firmaron en el Centre Autonomista de Dependents del Comerç i de la Indústria en 1923. El empaque nacionalista para mantener la calma está hoy agitado por el avispero. Y aunque no se atreven a decidir su voto, no es por falta de ganas.
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Gorka Castillo
Es reportero todoterreno.
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