El fútbol español se prepara para salir a bolsa: ¿es un valor seguro?
Los responsables de LaLiga anuncian que en el plazo de dos años habrá clubes cotizando en el mercado bursátil, una vía de financiación que ya se utiliza en otros campeonatos europeos desde hace años
Ricardo Uribarri 6/06/2018
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El valor de las acciones de la Roma subió un 25% después de eliminar al Barcelona. Las de la Juventus bajaron un 5% tras perder con el Real Madrid. Algo similar podríamos vivir próximamente en España si se hace realidad el anuncio que han hecho los responsables de LaLiga. Que hay clubes interesados en cotizar en bolsa para buscar una nueva vía de financiación. Algo habitual en Europa pero inédito en nuestro fútbol. Sin embargo, no todos cumplen con los requisitos para poder tomar ese camino.
Uno de ellos es que las entidades interesadas deben ser sociedades anónimas, lo que de entrada deja fuera a los dos equipos que pueden resultar más atractivos para los inversores, Real Madrid y Barcelona, a los que la consultora KPMG valora en 2.976 millones y 2.765 millones, respectivamente, que junto a Athletic Club y Osasuna son los únicos que siguen siendo clubes deportivos. Ellos no se vieron obligados a transformarse en 1992 cuando entró en vigor la Ley de Sociedades Anónimas en el deporte gracias a no tener pérdidas económicas en los cuatro ejercicios previos. ¿Encontrarán alicientes en la posibilidad de cotizar en bolsa para replantearse su estructura jurídica?
En estos casos, la última palabra la tendrían los socios de estos clubes. Y ese es un motivo que, según el analista del banco en línea Self Bank y especialista en temas bursátiles, Felipe López-Gálvez, dificulta una respuesta positiva. “Su conversión a sociedades anónimas deportivas tendría que ser aprobada por la Asamblea de Socios, que, debido a factores sentimentales, son los menos interesados en que su club cotizara en bolsa. Además, aunque hay diversas opiniones al respecto, pienso que la condición de socio de estos clubes no les dotaría directamente de acciones de la sociedad. Es decir, los socios del Real Madrid o del Barcelona no serían potenciales propietarios del club. Lo que sí sucedería es que, en caso de conversión a sociedades anónimas, los socios tendrían preferencia para comprar acciones. Y el dinero recaudado iría directamente a la tesorería del equipo”.
Los clubes han podido eliminar gran parte de su deuda
Puede que ni merengues ni culés se animen a dar el paso, al menos por el momento, pero sí parece evidente que hay otros equipos que están decididos a ello. Así lo confirmó hace unos días el director general de LaLiga, Javier Gómez. “Tenemos relación con operadores financieros que están en contacto con banca de inversión, y trabajamos con clubes que tienen intenciones de arrancarse en ese campo. Estamos preparados y ofrecemos este servicio”. Su propio jefe en la patronal, Javier Tebas, ya había anunciado poco antes en la revista Actualidad Económica que “en dos años habrá equipos españoles cotizando en bolsa”.
El organismo futbolístico ha sido clave en que se haya abierto esta puerta hacia futuros ingresos. Gracias al plan de saneamiento y control financiero que puso en marcha hace unos años, los clubes han podido eliminar gran parte de su deuda. Se estima que para la temporada 2019-2020 las cantidades pendientes de pago con Hacienda se habrán reducido a 54 millones. De esa manera, están en disposición de cumplir con otro de los requisitos necesarios para salir a bolsa. Tener beneficios en los dos últimos ejercicios o en tres no consecutivos en un periodo de cinco años.
Una salida a bolsa de una empresa se suele realizar por dos motivos: para darse publicidad y para poderse financiar. Los equipos de fútbol no necesitan la primera premisa, así que “el beneficio de sacar un paquete de acciones al mercado acompañado de una ampliación de capital le serviría a los clubes para recaudar dinero y poder acometer inversiones. De otra manera, la financiación debería ser bancaria, la cual suele ser a cambio de tipos de interés muy elevados. Quizá tiene sentido para equipos que tengan unas cuentas saneadas pero que necesiten un apoyo financiero extra para iniciar un proyecto deportivo más ambicioso. También serviría para evitar casos como los vividos durante la crisis, en los que los equipos de fútbol se endeudaron demasiado y perdieron el control de sus cuentas. De esta manera, estarían más saneados y se reduciría el riesgo de quiebra de algunos de ellos” explica López-Gálvez.
La transparencia que conlleva cualquier operación de las sociedades que cotizan en bolsa también puede suponer una ventaja para los equipos. “Quizá el hecho de saber que están más controlados que otros les pueda suponer lograr un descuento a la hora de negociar un fichaje, todo ello teniendo en cuenta que la compra de futbolistas suele hacerse a plazos. Si yo fuera presidente de un club extranjero, preferiría venderle un jugador a plazos a un equipo que cotiza en bolsa que a uno que no lo hace. Su presencia en los mercados bursátiles le otorga más credibilidad a la hora de negociar con otras empresas o incluso con los bancos, sabedores de que al cotizar en bolsa la empresa ya ha pasado una serie de auditorías y controles, lo cual es un factor de tranquilidad”.
La salida a bolsa de alguno de los clubes que son sociedades anónimas también sería muy interesante para sus actuales accionistas. El analista de Self Bank explica que “para vender acciones en la actual situación tienen que llegar a acuerdos privados con posibles compradores. Pero si el equipo pasa a cotizar en bolsa, pueden vender acciones en cualquier momento en el mercado. Otra ventaja es que al conocerse en todo momento cuál es el precio de las acciones, los accionistas saben exactamente en cuanto está valorado su paquete de acciones”.
Curiosamente, la cuestión de la transparencia es un factor que también puede frenar a algún equipo a tomar esta decisión, “ya que en muchos casos obliga a difundir información reservada que puede condicionar determinadas negociaciones”. Hay que tener en cuenta que un equipo que cotizara en bolsa estaría obligado a comunicar a la Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV) el valor de cualquier fichaje o traspaso, algo que actualmente en España no suele darse a conocer. A la hora de valorar los posibles inconvenientes habría que tener en cuenta asimismo la ausencia de precedentes en otros equipos, “además de los gastos asociados a cualquier salida a bolsa, que pueden alcanzar varios millones de euros. La mayoría se destina al pago de los bancos de inversión colocadores, que son los que ayudan a la empresa en todo el proceso en lo referente a la preparación de los documentos requeridos, relación con CNMV y posteriormente asesoran sobre el precio de las acciones, que no se conoce hasta unas horas antes del debut” señala Felipe.
Una vez conocidas las ventajas y los inconvenientes que pueden encontrar los equipos que decidan salir a bolsa hay que preguntarse si el fútbol es realmente un campo atractivo para un posible inversor. “Lo primero que hay que decir es que en la renta variable, que es el mercado donde cotizarían los equipos, la rentabilidad es una incógnita. Las acciones pueden subir de precio pero también pueden bajar, al contrario de lo que ocurre en la renta fija con el mercado de bonos, donde en todo momento se sabe el rendimiento que se va a sacar al dinero invertido. Yo diría que comprar acciones de un equipo es lo menos estable que puede haber. Ninguna inversión en bolsa es estable, y menos la de un equipo de fútbol. La expectativa rentabilidad-riesgo de comprar acciones de equipos españoles es muy incierta. Se trata de una inversión muy volátil. Otra cosa es que los aficionados puedan llegar a comprar acciones por motivos sentimentales, a sabiendas de que es una operación muy arriesgada. El mercado de acciones es solo apto para gente con ciertos conocimientos de finanzas”.
La cantidad de factores deportivos que pueden influir en la cotización de un equipo hace que sea tan impredecible su rentabilidad
López-Gálvez pone un ejemplo de lo volátil que puede ser el mercado de la bolsa, incluso con las empresas más estables y renombradas. “Las acciones de Telefónica han caído un 41% en el último año y medio, todo ello en un periodo relativamente bueno para la economía. Los valores de los equipos son aún más volátiles que el resto del mercado, debido también a la escasa liquidez que suelen presentar sus acciones. Hay que tener en cuenta que suelen tratarse de sociedades con un perfil de deuda elevado y en las que hay mucha competencia debido a la diversidad de equipos. En cualquier caso, se trata de una industria de moda, en plena expansión y que cuenta con un incremento significativo de ingresos en los últimos años”.
La cantidad de factores deportivos que pueden influir en la cotización de un equipo en bolsa hace que sea tan impredecible la rentabilidad de sus valores. “Lo que más afecta son los éxitos deportivos, los cuales reportan una importante cuantía económica, siendo más palpable para los equipos que juegan la Champions League. En otras palabras, los resultados financieros están condicionados por los éxitos deportivos. Dentro del ámbito deportivo, están incluidas las perspectivas futuras del club, como posibles fichajes, gestión del entrenador, participaciones en competiciones internacionales además de ingresos publicitarios, alcance mediático, derechos sobre jugadores, explotación de la marca, merchandising, contratos con marcas o recaudación en taquillas”.
El analista financiero advierte sobre los límites que pone la ley a la hora de invertir en equipos de fútbol. “Ningún accionista puede adquirir participaciones en otra S.A.D. que se encuentre en la misma competición ni una potencia de voto superior a un 5% en una S.A.D. si ya tiene otro 5% en otra S.A.D. De esta manera se evita que pueda haber pactos extradeportivos entre equipos que puedan adulterar la esencia de la competición. Normalmente los paquetes de acciones que suelen sacar los equipos al mercado oscilan entre un 10% y un 50%. En cualquier caso, es necesario que el Consejo Superior de Deportes apruebe cualquier adquisición superior al 25%”. La posibilidad de que una persona se haga con un paquete de acciones y acapare el control existe, pero “es independiente de si la empresa cotiza en bolsa o no. Y puede ser un defecto o una virtud, según como se mire. Digamos que los accionistas minoritarios sí pueden ser aficionados, pero no tanto los que tienen el control. El mayor ejemplo en este caso es el Manchester United, cuyos dueños son americanos y son especialistas en gestión de equipos deportivos”.
La presencia de equipos de fútbol en los mercados de valores se remonta a 1983, cuando el conjunto inglés del Tottenham empezó a cotizar para afrontar una deuda económica contraída por la reforma de su estadio. En los años posteriores se fueron animando más, hasta que en 2002 se creó el índice Stoxx Europe Football, que actualmente está compuesto por 23 equipos de once países europeos, entre los que están algunos tan conocidos como Ajax, Juventus, Roma, Lazio, Borussia Dortmund, Olympique Lyon, Benfica, Oporto, Sporting, Galatasaray, Besiktas o Celtic. Hay clubes que tienen puestas sus acciones en otras bolsas. Es el caso del Manchester United, que optó en 2012 por Wall Street.
De cara a los posibles interesados en invertir cabe preguntarse si resulta más rentable hacerlo en el índice global de los equipos o en un club en concreto. López-Gálvez considera que “invirtiendo en el índice se lograría una mayor diversificación, ya que tu dinero depende de cómo evolucionen en bolsa una cesta de equipos, y no solo uno. Como rentabilidad en sí, puedes optar a una mayor ganancia invirtiendo solo en uno, pero para controlar el riesgo lo idóneo sería hacerlo en el índice. De esta manera, si ese equipo quebrase perdería todo mi dinero, pero si estuviera en el índice limitaría mis pérdidas”.
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Ricardo Uribarri
Periodista. Empezó a cubrir la información del Atleti hace más de 20 años y ha pasado por medios como Claro, Radio 16, Época, Vía Digital, Marca y Bez. Actualmente colabora con XL Semanal y se quita el mono de micrófono en Onda Madrid.
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