1. Número 1 · Enero 2015

  2. Número 2 · Enero 2015

  3. Número 3 · Enero 2015

  4. Número 4 · Febrero 2015

  5. Número 5 · Febrero 2015

  6. Número 6 · Febrero 2015

  7. Número 7 · Febrero 2015

  8. Número 8 · Marzo 2015

  9. Número 9 · Marzo 2015

  10. Número 10 · Marzo 2015

  11. Número 11 · Marzo 2015

  12. Número 12 · Abril 2015

  13. Número 13 · Abril 2015

  14. Número 14 · Abril 2015

  15. Número 15 · Abril 2015

  16. Número 16 · Mayo 2015

  17. Número 17 · Mayo 2015

  18. Número 18 · Mayo 2015

  19. Número 19 · Mayo 2015

  20. Número 20 · Junio 2015

  21. Número 21 · Junio 2015

  22. Número 22 · Junio 2015

  23. Número 23 · Junio 2015

  24. Número 24 · Julio 2015

  25. Número 25 · Julio 2015

  26. Número 26 · Julio 2015

  27. Número 27 · Julio 2015

  28. Número 28 · Septiembre 2015

  29. Número 29 · Septiembre 2015

  30. Número 30 · Septiembre 2015

  31. Número 31 · Septiembre 2015

  32. Número 32 · Septiembre 2015

  33. Número 33 · Octubre 2015

  34. Número 34 · Octubre 2015

  35. Número 35 · Octubre 2015

  36. Número 36 · Octubre 2015

  37. Número 37 · Noviembre 2015

  38. Número 38 · Noviembre 2015

  39. Número 39 · Noviembre 2015

  40. Número 40 · Noviembre 2015

  41. Número 41 · Diciembre 2015

  42. Número 42 · Diciembre 2015

  43. Número 43 · Diciembre 2015

  44. Número 44 · Diciembre 2015

  45. Número 45 · Diciembre 2015

  46. Número 46 · Enero 2016

  47. Número 47 · Enero 2016

  48. Número 48 · Enero 2016

  49. Número 49 · Enero 2016

  50. Número 50 · Febrero 2016

  51. Número 51 · Febrero 2016

  52. Número 52 · Febrero 2016

  53. Número 53 · Febrero 2016

  54. Número 54 · Marzo 2016

  55. Número 55 · Marzo 2016

  56. Número 56 · Marzo 2016

  57. Número 57 · Marzo 2016

  58. Número 58 · Marzo 2016

  59. Número 59 · Abril 2016

  60. Número 60 · Abril 2016

  61. Número 61 · Abril 2016

  62. Número 62 · Abril 2016

  63. Número 63 · Mayo 2016

  64. Número 64 · Mayo 2016

  65. Número 65 · Mayo 2016

  66. Número 66 · Mayo 2016

  67. Número 67 · Junio 2016

  68. Número 68 · Junio 2016

  69. Número 69 · Junio 2016

  70. Número 70 · Junio 2016

  71. Número 71 · Junio 2016

  72. Número 72 · Julio 2016

  73. Número 73 · Julio 2016

  74. Número 74 · Julio 2016

  75. Número 75 · Julio 2016

  76. Número 76 · Agosto 2016

  77. Número 77 · Agosto 2016

  78. Número 78 · Agosto 2016

  79. Número 79 · Agosto 2016

  80. Número 80 · Agosto 2016

  81. Número 81 · Septiembre 2016

  82. Número 82 · Septiembre 2016

  83. Número 83 · Septiembre 2016

  84. Número 84 · Septiembre 2016

  85. Número 85 · Octubre 2016

  86. Número 86 · Octubre 2016

  87. Número 87 · Octubre 2016

  88. Número 88 · Octubre 2016

  89. Número 89 · Noviembre 2016

  90. Número 90 · Noviembre 2016

  91. Número 91 · Noviembre 2016

  92. Número 92 · Noviembre 2016

  93. Número 93 · Noviembre 2016

  94. Número 94 · Diciembre 2016

  95. Número 95 · Diciembre 2016

  96. Número 96 · Diciembre 2016

  97. Número 97 · Diciembre 2016

  98. Número 98 · Enero 2017

  99. Número 99 · Enero 2017

  100. Número 100 · Enero 2017

  101. Número 101 · Enero 2017

  102. Número 102 · Febrero 2017

  103. Número 103 · Febrero 2017

  104. Número 104 · Febrero 2017

  105. Número 105 · Febrero 2017

  106. Número 106 · Marzo 2017

  107. Número 107 · Marzo 2017

  108. Número 108 · Marzo 2017

  109. Número 109 · Marzo 2017

  110. Número 110 · Marzo 2017

  111. Número 111 · Abril 2017

  112. Número 112 · Abril 2017

  113. Número 113 · Abril 2017

  114. Número 114 · Abril 2017

  115. Número 115 · Mayo 2017

  116. Número 116 · Mayo 2017

  117. Número 117 · Mayo 2017

  118. Número 118 · Mayo 2017

  119. Número 119 · Mayo 2017

  120. Número 120 · Junio 2017

  121. Número 121 · Junio 2017

  122. Número 122 · Junio 2017

  123. Número 123 · Junio 2017

  124. Número 124 · Julio 2017

  125. Número 125 · Julio 2017

  126. Número 126 · Julio 2017

  127. Número 127 · Julio 2017

  128. Número 128 · Agosto 2017

  129. Número 129 · Agosto 2017

  130. Número 130 · Agosto 2017

  131. Número 131 · Agosto 2017

  132. Número 132 · Agosto 2017

  133. Número 133 · Septiembre 2017

  134. Número 134 · Septiembre 2017

  135. Número 135 · Septiembre 2017

  136. Número 136 · Septiembre 2017

  137. Número 137 · Octubre 2017

  138. Número 138 · Octubre 2017

  139. Número 139 · Octubre 2017

  140. Número 140 · Octubre 2017

  141. Número 141 · Noviembre 2017

  142. Número 142 · Noviembre 2017

  143. Número 143 · Noviembre 2017

  144. Número 144 · Noviembre 2017

  145. Número 145 · Noviembre 2017

  146. Número 146 · Diciembre 2017

  147. Número 147 · Diciembre 2017

  148. Número 148 · Diciembre 2017

  149. Número 149 · Diciembre 2017

  150. Número 150 · Enero 2018

  151. Número 151 · Enero 2018

  152. Número 152 · Enero 2018

  153. Número 153 · Enero 2018

  154. Número 154 · Enero 2018

  155. Número 155 · Febrero 2018

  156. Número 156 · Febrero 2018

  157. Número 157 · Febrero 2018

  158. Número 158 · Febrero 2018

  159. Número 159 · Marzo 2018

  160. Número 160 · Marzo 2018

  161. Número 161 · Marzo 2018

  162. Número 162 · Marzo 2018

  163. Número 163 · Abril 2018

  164. Número 164 · Abril 2018

  165. Número 165 · Abril 2018

  166. Número 166 · Abril 2018

  167. Número 167 · Mayo 2018

  168. Número 168 · Mayo 2018

  169. Número 169 · Mayo 2018

  170. Número 170 · Mayo 2018

  171. Número 171 · Mayo 2018

  172. Número 172 · Junio 2018

  173. Número 173 · Junio 2018

  174. Número 174 · Junio 2018

  175. Número 175 · Junio 2018

  176. Número 176 · Julio 2018

  177. Número 177 · Julio 2018

  178. Número 178 · Julio 2018

  179. Número 179 · Julio 2018

  180. Número 180 · Agosto 2018

  181. Número 181 · Agosto 2018

  182. Número 182 · Agosto 2018

  183. Número 183 · Agosto 2018

  184. Número 184 · Agosto 2018

  185. Número 185 · Septiembre 2018

  186. Número 186 · Septiembre 2018

  187. Número 187 · Septiembre 2018

  188. Número 188 · Septiembre 2018

  189. Número 189 · Octubre 2018

  190. Número 190 · Octubre 2018

  191. Número 191 · Octubre 2018

  192. Número 192 · Octubre 2018

  193. Número 193 · Octubre 2018

  194. Número 194 · Noviembre 2018

  195. Número 195 · Noviembre 2018

  196. Número 196 · Noviembre 2018

  197. Número 197 · Noviembre 2018

  198. Número 198 · Diciembre 2018

  199. Número 199 · Diciembre 2018

  200. Número 200 · Diciembre 2018

  201. Número 201 · Diciembre 2018

  202. Número 202 · Enero 2019

  203. Número 203 · Enero 2019

  204. Número 204 · Enero 2019

  205. Número 205 · Enero 2019

  206. Número 206 · Enero 2019

  207. Número 207 · Febrero 2019

  208. Número 208 · Febrero 2019

  209. Número 209 · Febrero 2019

  210. Número 210 · Febrero 2019

  211. Número 211 · Marzo 2019

  212. Número 212 · Marzo 2019

  213. Número 213 · Marzo 2019

  214. Número 214 · Marzo 2019

  215. Número 215 · Abril 2019

  216. Número 216 · Abril 2019

  217. Número 217 · Abril 2019

  218. Número 218 · Abril 2019

  219. Número 219 · Mayo 2019

  220. Número 220 · Mayo 2019

  221. Número 221 · Mayo 2019

  222. Número 222 · Mayo 2019

  223. Número 223 · Mayo 2019

  224. Número 224 · Junio 2019

  225. Número 225 · Junio 2019

  226. Número 226 · Junio 2019

  227. Número 227 · Junio 2019

  228. Número 228 · Julio 2019

  229. Número 229 · Julio 2019

  230. Número 230 · Julio 2019

  231. Número 231 · Julio 2019

  232. Número 232 · Julio 2019

  233. Número 233 · Agosto 2019

  234. Número 234 · Agosto 2019

  235. Número 235 · Agosto 2019

  236. Número 236 · Agosto 2019

  237. Número 237 · Septiembre 2019

  238. Número 238 · Septiembre 2019

  239. Número 239 · Septiembre 2019

  240. Número 240 · Septiembre 2019

  241. Número 241 · Octubre 2019

  242. Número 242 · Octubre 2019

  243. Número 243 · Octubre 2019

  244. Número 244 · Octubre 2019

  245. Número 245 · Octubre 2019

  246. Número 246 · Noviembre 2019

  247. Número 247 · Noviembre 2019

  248. Número 248 · Noviembre 2019

  249. Número 249 · Noviembre 2019

  250. Número 250 · Diciembre 2019

  251. Número 251 · Diciembre 2019

  252. Número 252 · Diciembre 2019

  253. Número 253 · Diciembre 2019

  254. Número 254 · Enero 2020

  255. Número 255 · Enero 2020

  256. Número 256 · Enero 2020

  257. Número 257 · Febrero 2020

  258. Número 258 · Marzo 2020

  259. Número 259 · Abril 2020

  260. Número 260 · Mayo 2020

  261. Número 261 · Junio 2020

  262. Número 262 · Julio 2020

  263. Número 263 · Agosto 2020

  264. Número 264 · Septiembre 2020

  265. Número 265 · Octubre 2020

  266. Número 266 · Noviembre 2020

  267. Número 267 · Diciembre 2020

  268. Número 268 · Enero 2021

  269. Número 269 · Febrero 2021

  270. Número 270 · Marzo 2021

  271. Número 271 · Abril 2021

  272. Número 272 · Mayo 2021

  273. Número 273 · Junio 2021

  274. Número 274 · Julio 2021

  275. Número 275 · Agosto 2021

  276. Número 276 · Septiembre 2021

  277. Número 277 · Octubre 2021

  278. Número 278 · Noviembre 2021

  279. Número 279 · Diciembre 2021

  280. Número 280 · Enero 2022

  281. Número 281 · Febrero 2022

  282. Número 282 · Marzo 2022

  283. Número 283 · Abril 2022

  284. Número 284 · Mayo 2022

  285. Número 285 · Junio 2022

  286. Número 286 · Julio 2022

  287. Número 287 · Agosto 2022

  288. Número 288 · Septiembre 2022

  289. Número 289 · Octubre 2022

  290. Número 290 · Noviembre 2022

  291. Número 291 · Diciembre 2022

  292. Número 292 · Enero 2023

  293. Número 293 · Febrero 2023

  294. Número 294 · Marzo 2023

  295. Número 295 · Abril 2023

  296. Número 296 · Mayo 2023

  297. Número 297 · Junio 2023

  298. Número 298 · Julio 2023

  299. Número 299 · Agosto 2023

  300. Número 300 · Septiembre 2023

  301. Número 301 · Octubre 2023

  302. Número 302 · Noviembre 2023

  303. Número 303 · Diciembre 2023

  304. Número 304 · Enero 2024

  305. Número 305 · Febrero 2024

  306. Número 306 · Marzo 2024

  307. Número 307 · Abril 2024

CTXT necesita 15.000 socias/os para seguir creciendo. Suscríbete a CTXT

Cubanos domesticando Internet

Cuba fue uno de los primeros países en disfrutar del ferrocarril, televisión, radio y teléfono y hoy es uno de los últimos países de Latinoamérica en alcanzar Internet

Maykel González (El Estornudo) 6/06/2018

<p>D-Cuba</p>

D-Cuba

En CTXT podemos mantener nuestra radical independencia gracias a que las suscripciones suponen el 70% de los ingresos. No aceptamos “noticias” patrocinadas y apenas tenemos publicidad. Si puedes apoyarnos desde 3 euros mensuales, suscribete aquí

Queremos sacar a Guillem Martínez a ver mundo y a contarlo. Todos los meses hará dos viajes y dos grandes reportajes sobre el terreno. Ayúdanos a sufragar los gastos y sugiérenos temas (info@ctxt.es).

Irma, uno de los huracanes más arrasadores del Mar Caribe, afectó el servicio del único proveedor de internet en Cuba. Una llovizna soporífera, en La Habana, humedece el aire de un edificio construido con material soviético, rudo y umbrío. Es lunes. El ciclón se ha ido, dejando tras de sí una ciudad indispuesta. Eugenia, nerviosa, está sentada en el recibidor, herméticamente cerrado, intentando conciliar el sueño a la luz jadeante de una vela. Lola seguramente prueba tranquilizarla dibujándole un lazo entre las piernas, pero Eugenia sigue sin encontrar calma.

En Chile, donde consiguiera trabajo poco serio, o menos serio y remunerado de lo que supondría una doctora, la hija Claudia espera noticias de la madre y de Lola. No conoce que lo más grave por lo que pasó Eugenia fue que, de madrugada, una ráfaga le abrió una ventana floja y tuvo que atravesarle un palo de escoba para no repetir el susto.

Lola, por su lado, durmió tan sedada en plena tormenta que Eugenia sintió que la única compañía con que podía contar la abandonaba. Quería decirle a su hija que no se preocupara en vano, pero tuvo que aguantárselo hasta una semana más tarde, cuando la hija se había inquietado porque, además de no saber de su madre, había perdido su empleo en Santiago de Chile. Eso alcanzó luego a decirle a Eugenia, tan pronto tuvo oportunidad.

La videollamada no deja de congelarse. A mediados de septiembre, una semana después del paso de Irma, en el hotel de la calle Tulipán el móvil de Eugenia capta una señal WiFi muy débil. La madre tiene que aplazar la conversación con su hija. Primero tiene que reconfortarse a sí misma. Vuelve a su apartamento. Por la noche, baja otra vez al hotel y tampoco logra conectarse.

Piensa que hay una vecina, con quien apenas ha entrado en confianza, que tiene internet en su computadora. Recién mudada al edificio, Eugenia no se siente cómoda pidiendo favores, pero se decide a cruzar el pasillo. Conversa durante quince minutos con su hija desempleada, quien le dice que no tiene por qué afligirse. Habrá más trabajos en Chile, sea en la capital o el desierto. Besos. Eugenia se despide excitada por una idea. Se voltea y le pregunta a la vecina.

—¿Puedo traer a la gata solo un segundo para que mi niña la vea? —por favor.

Lola es una gata atigrada muy sociable, a la que Claudia le ponía lazos y le cantaba.

—Mejor no, porque soy alérgica —le responden.

Aunque la vecina no lo sospeche, la gata es una urgencia.

Lola fármaco. Lola antidepresivo.

***

Es algo injusto saber que Cuba fue uno de los primeros países en disfrutar del ferrocarril, televisión, radio y teléfono y hoy es uno de los últimos en alcanzar Internet. Los medios de prensa extranjeros insisten en que los cubanos presentan una de las peores tasas de conectividad del planeta, al tiempo que el gobierno esgrime los altos índices de educación de su pueblo.

El acceso, en las casas, estaba prohibido de facto. Solo podían tener internet algunos periodistas, académicos, miembros del buró político y empresarios del estado, así como extranjeros residentes en Cuba. Estos últimos pagaban siempre tarifas superiores a los cincuenta dólares mensuales por una conexión con límite temporal y una velocidad menor a los 512 kbps y con límite temporal, lo que escasamente alcanzaba para cargar Gmail en su versión estándar.

Un artículo de BBC comentaba que el embargo económico de Estados Unidos contra los cubanos frenó la importación de muchos equipos tecnológicos y agrietó la infraestructura necesaria. Mientras buena parte del resto del mundo se adentraba en el boom de la World Wide Web, el pueblo de la Isla intentaba que la seria crisis de los años noventa no lo asfixiara por completo.

Hubo una mejora súbita en 2015, cuando ETECSA, la única empresa de telecomunicaciones nacional, activó 35 puntos inalámbricos mediante WiFi en espacios públicos. No era libre o gratuito, ni siquiera lo ha sido en los aeropuertos internacionales cubanos, pero el servicio, bautizado como Nauta, también reducía las tarifas de 4.50 a 2 dólares por hora. Era un principio de algo.

El gobierno había prometido para 2020 facilitar la conexión de al menos la mitad de las viviendas del país. Abriendo camino por el fondo del mar, el cable de fibra óptica entre Venezuela y Cuba, ALBA-1, había empezado a parpadear en enero de 2013, después de años sin funcionar.

Según la agencia EFE, Cuba, con 11 millones de habitantes, tenía registradas 1.152.900 computadoras, de las cuales más de 600 mil estaban conectadas a la red.

Los artífices de Nauta crearon su versión casera, la llamaron —no esperemos menos ocurrencia— Nauta Hogar. Entre diciembre de 2016 y febrero de 2017, recibieron gratis el servicio 858 viviendas del municipio Habana Vieja. Era parte de una prueba piloto antes de iniciar la comercialización gradual. Se ofrecieron velocidades que iban de los 256 kilobytes por segundo a los 2 megabytes. La lentitud de la opción más baja, por 15 CUC mensuales, no tardó en incitar a las quejas.

A finales del año pasado, Nauta Hogar se extendió fuera de La Habana hasta las provincias Pinar del Río, Las Tunas, Holguín, Granma y Guantánamo. Traía un nuevo incentivo. Su mascarón de proa se resumía en el aumento de la velocidad menor de las tarifas a 1 Mb/s, sin alterar el precio. Las zonas donde se instaló fueron elegidas por las condiciones técnicas de sus redes telefónicas para la transmisión de datos.

 

La Demajagua

***

Un miércoles de diciembre, cuando 2017 expira, mi teléfono suena a las ocho y media de la mañana. Por el auricular, me saluda una voz femenina.

—Buenos días, le habla ETECSA, ¿Está en casa la propietaria de la línea telefónica?

—No, es mi madre, ella salió. — le digo.

—Llamamos porque su zona cumple las condiciones para implementar el servicio de Nauta Hogar.

Los usuarios no solicitan el contrato. El monopolio los selecciona. Me estaban avisando que me había elegido.

—Ajá, pero quiere decir que para solicitar el servicio debe ser la propietaria de la línea del teléfono quien vaya y firme los documentos.

—Exacto, o que ella escriba una carta autorizándole a hacer el trámite, con sus respectivas identificaciones escritas en papel, además, si viene usted solo, debe traer el carnet de identidad de la propietaria.

Me anticipo al posible enredo burocrático.

—Ah, no. Ella va a ir. Explíqueme de las tarifas.

—Bueno, la más económica son 15 CUC por 30 horas mensuales, la segunda opción…

—Descuide, me quedo con la primera.

Estaba al tanto de la información esencial. Los precios suben, pero lo que se paga es la rapidez y no la cantidad de horas de qué dispondrías, que son siempre treinta.

—¿Va a hacer el contrato, qué día prefiere?

—Mejor dígamelo usted, cuándo.

—Podemos atenderlo el viernes, a las ocho y media de la mañana. ¿Le parece bien?

—Perfecto.

***

Viernes, ocho y veinte de la mañana. Oficina de ETECSA, calle San Pedro, municipio Plaza de la Revolución. Nos han citado a cinco vecinos. Soy el último de la fila.

La oficina ha programado los encuentros en dos grupos de cinco. Uno, el inicial, se atiende antes del mediodía, el otro, de una a cinco de la tarde.

Los cuatro clientes que se me adelantaron, y que probablemente hayan madrugado para encabezar el conjunto, son personas mayores que quizás no sepan ni qué es un software, lo cual no significa que vayan a recibir ayuda exclusiva. Uno de ellos usa bastón, camisa a cuadros de manga larga y sombrero de pesca. Está hablando de lo mal que le ha ido en el hotel de Tulipán con la aplicación de videollamadas y chat IMO, una de las más populares en Cuba.

Para muchos cubanos, Internet es solo otra forma de comunicarse con sus familiares en el extranjero. Lo escucha con atención un joven que acudía por otro trámite, de lentes a lo Harry Potter; la banda de su portafolios le atraviesa el Darth Vader de su camiseta. Todo un bonachón. Interviene con ánimos de sabiondo y explica al dolido auditorio que no es lo mismo 2Mb que uno, que luego lo barato sale caro.

No porque seamos solo cinco casos la demora es menor. Hemos pasado más de tres horas sin asiento, antes de que la representante del monopolio se ocupe del contrato nuestro y nos venda de una vez el módem.

Es una caja china, marca TP-LINK, seis pulgadas de largo, 4 puertos para laptops y computadora de escritorio LAN ADSL2, sin señal inalámbrica. De accesorios hay dos splitters, cables de red y teléfono, un CD y un manual. ETECSA lo vende todo por 29 CUC (el salario promedio íntegro de los cubanos). Por tratarse del primer mes, el contrato de 15 CUC es gratis.

Con el módem, viene una guía de instalación rápida. La información visual que ahí aparece, de los pasos hacia la configuración de red, se describen solo para Windows 7. Sin pausas, la representante explica dónde introducir el cable de línea, el de red, dónde, incluso, presionar el botón de encendido. Rubia artificial, pelo ondeado, con juego tintineante de pulseras, conecta splitter y alimentación y lo monta completo.

Le pregunto por las configuraciones del navegador, si son precisas. Ella, que parece tomarme por imbécil, repite el ejercicio demostrativo y dice que luego nada más es clickear “la bolita de Windows”. La bolita de Windows resulta ser el icono de Internet Explorer. No es que la rubia me lo esté simplificando a nivel kindergarten, es que en verdad no sabe más de lo que le enseñaron en un curso acelerado, como admitiría luego.

La instalación evidentemente es cosa de uno mismo, una infusión de autonomía que suministra ETECSA. No obstante, en los papeles que nos han entregado hay un número telefónico de atención a las dudas; por este nuevo vínculo me dicen que el servicio se activa entre las 72 horas después de firmado el contrato.

El domingo telefonearían. A la espera, ojeo las instrucciones. Voy, de esta manera, al Panel de control. Uso Windows 10, por lo que las imágenes de la guía no concuerdan. Me pierdo en el paso del Protocolo de Internet. Llamo a un amigo informático. Me habla del servidor DNS, es decir, me habla un rato en chino. Me quejo con él de que ese trabajo les debería tocar a los técnicos de la empresa, que en este país calamitoso nada funciona como debe, le digo que me imagino el lío que arman los viejos sin asesoría, aquellos que creen que el mouse es un postre. Él me dice que no me lamente más, porque soy un hombre afortunado que ahora tiene Internet en su casa. Y yo paro de quejarme, así, de un jab.

***

Velocidades (Kbps) Tarifas:

1024/256* 15.00 CUC

2048/256 30.00 CUC

3072/512 50.00 CUC

4096/512 70.00 CUC1

***

Nauta Cuba

Una nota de Granma informaba el 16 de octubre de 2017 que el gobierno había ampliado las zonas para el servicio y que en La Habana, además del municipio Plaza de la Revolución, estaban incluyendo algunas áreas urbanas de La Lisa y del reparto de Miramar. Unas seis manzanas del municipio Playa.

El cotilleo puso en alerta a Cristina Rodríguez. De un momento a otro habría Nauta Hogar en su barrio. Su vecina de la derecha y la de la izquierda para entonces ya tenían conexión, lo cual decepciona a Cristina. Pero sucedió que llamaron del monopolio y ella no estaba en su casa. Iría un trabajador de Etecsa a avisarle en persona que había sido elegida y le notificaría de su turno.

En la oficina de atención en Miramar, Cristina y el resto de los clientes repasan video tutorial mientras esperan ser atendidos. Es la guía de instalación completa en formato audiovisual. Las imágenes son tan meticulosas que graban el momento en que uno, el actor, echa a andar la computadora pulsando el botón de encendido. La voz de una mujer en off narra cada uno de los movimientos.

A pesar del relato con final feliz, Cristina, que lleva cinco años trabajando con internet y máquinas, se perdía. Cómo se explica con transparencia a la gente sobre redes, dirección IP, aquello de lo que no conoce nada y en lo que apenas anda en pañales, prescindiendo de tecnicismos.

El país lleva tantos años al margen de lo que es Internet, que le urge una alfabetización digital, según Cristina.

A su lado se encontraba una rusa que comprendía aún menos el tutorial. De cualquier modo, Cristina —24 años, pómulos enrojecidos, espalda recta— llega a la casa, espera la llamada de activación, sigue los pasos al pie de la letra, pero no funcionan. Llama al número de las dudas. De ahí remiten al de la queja y de ahí a otro. Hay como una cadena de reportes, donde la oficina que toma nota de la reclamación no es la misma en la que se consulta, aunque en el proceso Cristina perciba un trato amable, del tipo que te dice con suavidad que des click encima de la pelotita de Windows (Botón de Inicio).

***

Reseñas de la prensa oficialista dicen que en 2017 un 40 por ciento de los cubanos adquirieron alguna forma de acceso a internet, 37 por ciento más que en 2010. Cuatro millones y medio de celulares están activos y se contaron 250 mil conexiones a través de 500 puntos wifi. La hora de consumo disminuyó su costo a 1 CUC.

El año pasado, ETECSA activó 600 mil nuevas líneas de telefonía móvil, sirviendo a un total de 4,5 millones de dispositivos en poder de la población. Un periodista del diario Granma publica en Facebook que “Cuba fue el país de mayor crecimiento en dos categorías de conectividad digital, de acuerdo con el reporte Digital in 2017 Global Overview: presencia en redes sociales —con más de 2,7 millones de nuevos usuarios y 365% de incremento respecto al año precedente— y uso de móviles para acceder a las redes sociales —2,6 millones de nuevos usuarios y un aumento de 385%.”

Desde luego, donde las cifras fueron siempre irrisorias, cualquier multiplicación las exagera y las dramatiza. Cualquier añadido es ganancia para quien parte de cero.

***

Esto es lo que Cristina Rodríguez dice y cree del servicio: “Si consumes las treinta horas antes de acabar el mes, pagas las extras que quieras a un dólar, el doble de la tarifa reflejada en el contrato2. El portal del usuario donde ingresas tu cuenta personal no tiene lógica, no sabes qué tocar en cada procedimiento. Su dirección es tan poco asociable como secure.nauta con slash y números. El contador de tiempo no se actualiza con lo que resta, sino con lo que vas gastando, uno tiene que calcular. A veces no hay internet, pasé tres noches seguidas sin poder conectarme. Le pides explicaciones a la oficina y te responden que debe haber congestión. Lo ideal sería que tuviéramos WiFi libre, o que en la casa costara cinco dólares, en vista de los salarios que tenemos, sin restricciones ninguna de sitios o duración y con un paquete de telefonía móvil. Treinta horas es una dosis mísera. Una sola persona consumiendo una hora diaria navega muy restringida, imagina una familia”.

***

Son casi las nueve de la noche del día después de haber contratado Nauta Hogar o, quizás, de que Nauta Hogar me contratara, según se mire. A Eugenia también le habían vendido el módem, y yo me brindé para apoyarla con la instalación. Apoyarla, nunca mejor dicho.

Todos los cables, a mi llegada, están ya instalados. La computadora de escritorio, sin embargo, es un caparazón amarillento, que alguna vez fue blanco, pero la luz artificial lo ha corrompido. El monitor, lo mismo. Un tubo de rayos catódicos protegido por un abultado trasero de plástico. Eugenia se disculpa por el reguero. Tendrá unos cincuenta años, divorciada, y solo le debe orden a una gata que debe haber gastado una de sus siete vidas durmiendo.

El sistema operativo de su computadora es Windows XP, del cual vagamente recuerdo cómo llegar al Panel de control. Un obsoleto microprocesador Pentium 4 con 1Gb de memoria Ram. No puedo, de ninguna manera, socorrerla.

Sin dorarle la píldora le aviso de que, con su máquina, tampoco podría hacer videollamadas, necesitaría una webcam. Ella dice que no sabía eso, nunca se detuvieron a explicárselo. Le pregunto si tiene por casualidad una laptop. Contesta que su hija se la llevó a Chile. No hallo qué más decirle. Eugenia dice que no me preocupe, llamará a un técnico amigo suyo para que se las ingenie, mejor poco que nada.

—¿Crees que treinta horas te alcancen?

— Para hablar con mi hija, seguro no quiero más.

Eugenia se sienta en el sofá y se entretiene alisando con sus manos el pelo de Lola, que agradece, como se agradecen las cosas en Cuba, con un ronroneo débil.

1 El peso convertible CUC es una moneda cubana que se emplea en muchas de las operaciones de la economía doméstica. Equivale aproximadamente a 1 dólar USD, y a 24 pesos cubanos, la moneda oficial con que el estado paga el salario.

2 Las horas, aclara ETECSA, no son acumulativas. Si no consumes del todo la cuota de treinta o planeas ahorrarlas para más adelante las pierdes, al siguiente mes se recargan otras treinta, ni más ni menos. El monopolio lo que ofrece es una venta de horas adicionales más caras.

----------------------------

Este texto está publicado originalmente en la revista El Estornudo.

 

Queremos sacar a Guillem Martínez a ver mundo y a contarlo. Todos los meses hará dos viajes y dos grandes reportajes sobre el terreno. Ayúdanos a sufragar los gastos y sugiérenos temas

Este artículo es exclusivo para las personas suscritas a CTXT. Puedes suscribirte aquí

Autor >

Maykel González (El Estornudo)

Suscríbete a CTXT

Orgullosas
de llegar tarde
a las últimas noticias

Gracias a tu suscripción podemos ejercer un periodismo público y en libertad.
¿Quieres suscribirte a CTXT por solo 6 euros al mes? Pulsa aquí

Artículos relacionados >

Deja un comentario


Los comentarios solo están habilitados para las personas suscritas a CTXT. Puedes suscribirte aquí