Olvida todo lo que crees saber sobre periodismo. Objetividad, imparcialidad y libertad son conceptos con los que se llena la boca el periodismo ‘de raza’, pero podemos (y debemos) desmontar los tres. @CervantesFAQs lo hace a través de estas tres series: pic.twitter.com/i6UiHmyMmU

— El Mentidero (@Mentidero_ctxt) 23 de junio de 2018

Este es Will McAvoy, el presentador de informativos que protagoniza la primera de ellas, The Newsroom. Se considera una persona de derechas y está altamente condicionado por las audiencias. Hasta que llega su nueva productora ejecutiva, MacKenzie McHale pic.twitter.com/6GqplMEKz3

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MacKenzie es una mujer apasionada que cree que las noticias se pueden dar de otro modo, y así va a demostrárselo a Will. Paso nº1: Dejar de tratar al público como si fuera estúpido pic.twitter.com/UnQPU9QeOC

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Una vez que nos damos cuenta de que existe un motivo por el que hacer las cosas bien, el paso nº2 es decidirse a luchar. El jefe de Will, Charlie Skinner, quiere que Will luche como otros periodistas valientes que dieron su opinión sin importarles audiencias u otros intereses pic.twitter.com/pU9QhHc9zc

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Desmontado el mito de la objetividad, el paso nº3 es acabar con la equidistancia. Atención a cómo Will explica que los medios están coartados por la imparcialidad, porque su ejemplo es ORO pic.twitter.com/SSqNMV2iFD

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Y es que, como dice MacKenzie, no todas las historias tienen 2 lados. Algunas solo tienen uno y el deber del periodismo es posicionarse a ese lado. ¿Qué lado es ese? Siempre, siempre, el contrario al clasismo, al racismo, al machismo, a la injusticia, al fascismo

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¿Qué hay que hacer entonces con los que berrean sus argumentos falaces, absurdos o cargados de odio? Lo mismo que hace Will durante esta emisión, ponerlos en ridículo. Esto no es difícil, normalmente ya se ponen ellos solitos en evidencia pic.twitter.com/MGnBMn0lmM

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Porque, si un medio decide dar espacio a ciertos ‘personajes’, al menos ha de tener la valentía de presentarlos como los pirómanos que son, desmontar sus mentiras y descubrir sus intereses. Para este paso nº4 nada mejor que recurrir a los hechos y a los datos pic.twitter.com/MsGioF4N2v

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Quien mienta para conseguir un objetivo, ya sea ideológico, político o económico, debería ser marcado de por vida, como dice Will en el siguiente vídeo, donde señala las mentiras del Jiménez Losantos americano, el locutor Rush Limbaugh pic.twitter.com/Fv9YaXMhPX

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Esto puede traer consecuencias, como siempre ocurre con los fascistas cuando sale a flote su falta de argumentos. Clamarán actuar con violencia o directamente la ejercerán contra quienes les llevan la contraria. Así la toman con el personaje de Lisa por su postura pro-aborto pic.twitter.com/RqJ4xuZUPQ

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Así las cosas, solo nos queda el paso nº5. El periodismo tiene que tomar partido y alertar de las señales políticas y mediáticas del fascismo, sin que el pulso le tiemble. Will desenmascara a la derecha del Tea Party y los rebautiza como los Talibanes Americanos. Es nuestro ídolo pic.twitter.com/xIfEIuLFAg

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Sin salirnos de la HBO y sin dejar de aprender de ídolos, pasamos del gran guionista Aaron Sorkin al gran guionista David Simon, con la quinta y última temporada de The Wire. Una de sus tramas tiene lugar en el periódico The Baltimore Sun, con el muy profesional redactor jefe Gus pic.twitter.com/vk9Tz5uC8t

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Gus, como MacKenzie, pasa de audiencias. Busca la verdad y a las personas que se merecen hablar desde la humildad y la denuncia del sufrimiento de los menos favorecidos. Spoiler: sus jefes no se lo pondrán fácil. Aquí, su sarcasmo sobre lo que es una ‘redacción sana’ pic.twitter.com/gpf1tNlbQq

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Y aquí, su debate perdido frente a los jefes sobre el enfoque de una noticia. Ellos buscan lo superficial, lo que a la gente no le dará pereza leer. Gus busca ir más allá, ser exhaustivos y no limitarse a la inmediatez de un problema, sino a la superestructura que lo ha generado pic.twitter.com/EGgVfCNcLW

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En su camino se encontrará con las mentiras surgidas en su propia redacción. Scott Templeton, un aspirante al Pulitzer, comienza a inventarse historias, declaraciones e incluso el contacto de un asesino en serie. ¿Lo peor? Los jefes, desesperados por el éxito, creerán a Scott pic.twitter.com/ERq02WgSzO

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Así que la ambición y la falta de escrúpulos ganarán la partida al periodismo ético. Habrá hasta represalias hacia Alma, una redactora que se atreve a denunciar las manipulaciones de Scott. Esta es la demoledora reflexión de Gus ante la pregunta de por qué Scott hace lo que hace pic.twitter.com/4lXv2jJWK0

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Cuando el sensacionalismo, el morbo o las ínfulas de grandeza se cuelan en las redacciones, la ética periodística empieza a brillar por su ausencia. En Borgen, donde periodismo y política se entrecruzan, destaca el personaje de Katrine pic.twitter.com/nmz51YEMwZ

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La joven comienza la serie recibiendo un tirón de orejas de Hanne, también periodista, pero de la vieja escuela, que le recuerda la importancia del periodismo crítico y el peligro de convertirse en ‘recitadores de noticias’ pic.twitter.com/P2YbRvMYak

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Katrine pondrá en práctica el consejo de Hanne y llevará por bandera la integridad. Cuando su cadena recibe el audio de una diputada fantaseando en una fiesta con secuestrar a los hijos del presidente, Katrine es la única que reacciona con sentido común pic.twitter.com/1WU1yTTPH6

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También denuncia en su redacción la elección de noticias ‘positivas’ que dejan fuera a las informaciones importantes pero que parecen no interesar. ¿Cuántas veces nos hemos quejado de las tontas piezas veraniegas de los informativos? pic.twitter.com/9Jss6Ife51

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Porque por desgracia mucho del periodismo de hoy en día está manipulado, pero aún más desgraciadamente a veces no hace falta manipular, sino que la desinformación viene desde la propia elección de qué ha de ver la audiencia y qué no ha de ver. Veamos una metáfora pic.twitter.com/b7O2givPHI

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O qué ha de leer y qué no. En la temporada 2, Katrine está trabajando en un periódico dirigido por Laugesen, ex secretario general del ala más ‘PSOE’ del partido laborista. Él quiere hacer un uso partidista del medio y ella vuelve a recibir una lección, esta vez del asesor Kasper pic.twitter.com/iGlQ5QONiC

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En el reverso de esto, de nuevo Laugesen usa su medio de comunicación como su feudo particular, negándose a publicar una información que dañaría al ala del partido con la que él comulga pic.twitter.com/B6V5TM1Xjv

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Si así de dañina es la política que hay detrás de los medios de comunicación de masas, imaginad lo dañiño que puede ser un periodista detrás de un político de masas. La profesión se ha convertido en tal compra venta de opiniones que quedan pocas periodistas íntegras como Katrine pic.twitter.com/zceeAsDMcW

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La integridad, retomando The Newsroom, está en una minoría a la que quieren destrozar aquellos que buscan negocio en la información. Lo íntegro es ser la minoría y no temer señalar a quienes tienen malas intenciones. Calma, no seremos partidistas. Seremos la élite de los medios. pic.twitter.com/Qy19NXpz6O

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