“Vete a Zamora con los niños. Allí nunca pasa nada”
Conversación con Luis Olano, director del documental 'Sender Barayón. Viaje hacia la luz'
Willy Veleta Madrid , 28/11/2018
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Luis Olano (Leningrado, 1986) ha estrenado el documental Sender Barayón. Viaje hacia la luz (presentado hace unos días en el Teatro del Barrio en Madrid) sobre Ramón Sender Barayón, ese testigo excepcional del siglo XX e hijo del escritor Ramón J. Sender. Durante hora y media nos transporta desde la España del Frente Popular y la represión franquista hasta la California de la psicodelia y los hippies que querían cambiar el mundo.
Olano es nieto de un niño de la guerra que con 12 años abandonó el puerto de Bilbao en 1937 en el barco de vapor Habana camino a la entonces Unión Soviética. Nunca más volvió. “J. Sender salió de España cuando Franco estaba a punto de entrar en Madrid y no habría regresado si no fuera porque en 1982 compró su billete de vuelta para descubrir qué había pasado con su madre aquel noviembre de 1936 en Zamora".
¿Quién es Ramón Sender Barayón?
Un niño de la guerra convertido en gurú de la contracultura en la California de los años 60 y 70. Llegó a ser cofundador de la comuna Morning Star. Un niño que en marzo del 1939, con 4 años y medio, llega a Nueva York con su hermana Andrea y su padre dejando atrás la misteriosa muerte de su madre Amparo Barayón. Se refugian en casa de Jay Allen, corresponsal durante la guerra del Chicago Tribune y testigo directo de la matanza de Badajoz. Los tres esperan unas semanas hasta que se concreta la adopción por parte de Julia Davis, una amiga de la familia. Ramón J. Sender decide irse a vivir a Mexico y no vería a sus hijos hasta dos años después.
¿Cómo consiguió que en ese 2016 hablara delante de su cámara, tras tantos años de silencio?
Pasamos cinco días frenéticos en su casa de San Francisco. Costó que se soltara, hasta que se dio cuenta de que el documental iba sobre él, sobre sus logros como uno de los precursores de la música electrónica, y no sobre su padre, el aclamado escritor Ramón J. Sender. Queríamos darle importancia a la popularización de la música electrónica, teniendo de referiencia siempre On the Road, de Kerouac, La Naranja Mecánica y 2001 Odisea en el Espacio. No hay que olvidar que en esta última película Wendy Carlos popularizó la música electrónica en el cine.
Ramón por edad estaría a caballo entre el beatnick y el hippy, tenía 30 años. Quería ubicarse dentro de todo este movimiento tan ilusionante. En la bahía de San Francisco estaba el Mills College, una universidad que enseñaba música electro acústica en el año 65, un milagro...
Todo esto desemboca en el Trips Festival en enero 1966. Tom Wolfe en su novela Gaseosa de Ácido Eléctrico lo llama acto fundacional de la comunidad hippy. Por culpa de este festival Ramón recula y se va de la ciudad al campo; abrumado abandona el proyecto de la música electrónica, no le gusta llamar la atención, se comercializa todo y eso no le seduce. El rock, el LSD empiezan a subir como la espuma. Haight-Ashbury, el barrio alternativo de San Francisco, se llena de extraños… toca irse a la naturaleza.
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Durante el documental vemos a Ramón Sender Barayón con una boina que Olano le compró en la Plaza Mayor de Madrid (en el mismo lugar en el que la compró en su día Ernesto Ché Guevara), en un sofá orejero, desgranando su trayectoria como músico alternativo en la California anti guerra de Vietnam, en el San Francisco de las comunas en medio del monte, acordándose por momentos del dolor que le producía que su padre no apreciara su arte y estuviera siempre tan alejado.
¿Cuando le hablaba de España, que cara ponía?
Intentaba rastrear en la memoria, en espacios muy oscuros. No recuerda bien, tenía dos años cuando su padre se los lleva a un pueblito de Segovia en julio de 1936 huyendo del caos que se cierne sobre Madrid, tiene más recuerdos de su vuelta en 1982. Los recuerdos del 36 son olfativos y auditivos, los pinos de la Sierra de Guadarrama, el traqueteo del tren, el dibujo del alicatado de la casa de Zamora…
Efectivamente Ramón J. Sender se refugia con sus dos hijos y su mujer en una casita de San Rafael ese verano. Llegan de incógnito, no dan su dirección a nadie y cuando salta el 18 de julio en el calendario, el periodista y escritor se da cuenta de que el pueblo va a ser tomado por los afines al golpe y decide huir por la Sierra de Guadarrama a pie, camino de Madrid. A su mujer le dice: “Vete a Zamora con los niños, allí está tu familia, en Zamora nunca pasa nada”. La buenas lenguas hablan de una nota dirigida a Ramón meses despúes que pudo viajar en los pañales de su hija Andrea desde la cárcel de Zamora o una nota que pudo ser dictada por Amparo a su compañera de celda, Palmira. La misiva decía algo así: “No sufras por mí porque muero por ti, pero ¿qué será ahora de los niños?, son tuyos ahora, muero por ti, te querrá siempre Amparo”. No hay que olvidar que Sender en Zamora era el enemigo, un revolucionario al servicio de la República. Amparo se había metido en la boca del lobo tras el consejo de su marido de huir a su ciudad natal.
Ramón J. Sender terminaría trabajando mano a mano con el general Líster. Sender Barayón cree que durante la Batalla de Seseña su padre pudo recibir la noticia del asesinato de Amparo, delatada por un cuñado y fusilada en noviembre de 1936 por falangistas de esa Zamora donde nunca pasaba nada.
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En su biografía, el general Líster acusa a Ramón de cobarde. Nunca sabremos las razones por las que salió huyendo del frente, aunque Sender Barayón, de esto si exculpa a su padre, asegura que lo hizo para rescatarles de un muerte inmediata en la ciudad castellana.
¿Cree que Ramón Sender Barayón culpa a su padre de la muerte de su madre?
No, Ramón siempre me dijo que su padre les salvó de terminar en una cuneta o de pasar su vida con el brazo en alto desfilando por las calles de Zamora. Eso sí lo tenía claro. El padre sí arrastró el sentimiento de culpa, ocultando la verdad sobre Amparo Barayón en las páginas de algunos libros, en los que hay que leer entre líneas. No vivía con sus hijos porque le traían a la cabeza el recuerdo de lo que pasó aquel 1936. Quería protegerles de saber la verdad, esa culpa cristiana.
¿En su documental Ramón habla de esa discusión con su padre en un bar de Los Angeles donde este se muestra esquivo cada vez que le pregunta qué le ocurrió realmente a su madre?
Sí, los dos han bebido lo suyo. Sender Barayón no puede más y no deja de preguntarle por su madre, quiere saber la verdad de una vez por todas. El padre no domina el inglés, el hijo no domina el español. Hay ruido y alcohol. El hijo vuelve a casa sin saber ese misterio que su padre meses después se llevó a la tumba en San Diego.
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La oscarizada Volver a Empezar, de José Luis Garci, hace un homenaje en ese 1982 a Ramón J. Sender y a los españoles que se marcharon buscando un futuro mejor. En este caso el escritor vuelve a su Asturias natal para reencontrarse con una antigua novia. Garci de alguna manera salva en la gran pantalla a Amparo Barayón de morir ante un pelotón de fusilamiento.
La película termina con el protagonista volviendo a San Francisco. Allí fue donde, unos años antes de morir, Steve Jobs dedicó parte de su famoso discurso en la Universidad de Standford a la revista Whole Earth Catalogue, en la que en 1965 convergían todos los personajes de la contracultura, entre ellos Sender Barayón.
Sender Barayón fue un icono de la música alternativa, un innovador nato que tenía una piedra en el zapato: España. A sus 46 años volvió por primera vez a nuestro país para volver a trazar los sucesos que llevaron al fusilamiento de su madre. Su padre había muerto unas semanas antes y en el escritorio de su casa de San Diego encontraron números de teléfonos de familiares de su madre en Zamora. Esta era la pista clave para que al fin supiera qué había pasado en esos meses que van de julio a noviembre del 36, cuando él solo tenía 2 años y su hermana Andrea era una recién nacida.
¿Cómo fue su viaje a Zamora en 1982?
Date cuenta de que cuando muere su padre descubren en su escritorio cartas de una tía de Málaga, descubren que tienen un hermanastro, Manolo, se le abre un mundo nuevo. Fue a Zamora para curar heridas, para reconectar con su madre.
En 1991 Sender Barayón publica Muerte en Zamora, donde bucea en los acontecimientos que provocan el fatal desenlace de su madre. Con este libro consigue poner las cosas en su sitio en su cabeza y demostrar que en Zamora pasaban cosas, cosas muy crueles.
No hay que olvidar que Zamora era retaguardia, no hubo guerra. Sender Barayón siempre recalca que en esa época, en Zamora, morían 30 personas todas las noches. Su madre es fusilada sin juicio alguno, ni siquera se apiadaron de ella por ser católica practicante. En el fondo era un mujer adelantada a su época, tocaba el piano, trabajaba, se había ido a vivir a Madrid.
Ramón era ya un personaje importante de la contracultura estadounidense, ¿su padre sintió celos?
No creo, le costó entender lo que hacía Ramón, incluso la elección de sus parejas. Con la última (Judith) tuvo comportamientos antisemitas severos, como decía Ramón. Si lo hacía por hacer daño a su hijo o por convicción nunca lo sabremos. También le acusaba de escribir mal. Para Ramón su padre era un ser extraño. Fue un alivio no tenerle cerca, aunque para su hermana Andrea, mucho más unida a él, fue un calvario.
¿Cuál fue su último contacto?
Tuvieron alguna discusión telefónica y unas semanas antes de morir Ramón le mandó una carta a su padre diciéndole: ‘Tenemos que solucionar esto, somos muy mayores, no podemos seguir toda la vida así’. Cuando Ramón J. Sender muere, su hijo encuentra ese folio abierto en la mesilla de noche, lo andaba releyendo días o semanas antes de morir.
¿El documental comienza en 1936 y termina en un colegio electoral californiano en 2016?
Sí, quería terminarlo con las elecciones americanas en ese noviembre del 2016 donde se elegía entre Clinton y Trump. Las reflexiones de Ramón sobre esa España en la que el Frente Popular le ganó la partida a la CEDA en febrero de 1936 y la posible victoria de Trump en ese 2016. Y así termina el documental, él saliendo del colegio electoral y reflexionando sobre la oportunidad perdida de nuestra República.
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Luis Olano (Leningrado, 1986) ha estrenado el documental Sender Barayón. Viaje hacia la luz (presentado hace unos días en el Teatro del Barrio en Madrid) sobre Ramón Sender Barayón, ese testigo excepcional del siglo XX e hijo del escritor Ramón J. Sender. Durante hora y media nos transporta...
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Willy Veleta
Es nuestro reportero multimedia, en Lou Grant hubiera sido "Animal". Donde hay una manifestación por la Sanidad Pública, por l@s pensionistas o contra los fondos buitres allí estará micrófono en ristre. Ha trabajado en todos los canales de TV privados de este país (e incluso en la CNN en Atlanta). Confiesa que en CTXT se siente como en casa. No sabemos si es por la pizza de los miércoles. Todavía estamos esperando que le den un premio de Periodismo por sus coberturas en CTXT sobre memoria histórica.
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