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Extremistas
J. R. MoraEn CTXT podemos mantener nuestra radical independencia gracias a que las suscripciones suponen el 70% de los ingresos. No aceptamos “noticias” patrocinadas y apenas tenemos publicidad. Si puedes apoyarnos desde 3 euros mensuales, suscribete aquí
En una entrevista publicada esta semana, la candidata del PP a la Comunidad de Madrid, Isabel Díaz Ayuso, se marcó un Andrés Calamaro. Tirando de Honestidad Brutal respondió así a la pregunta sobre la conveniencia de que su partido fuese por ahí pactando gobiernos con la ultraderecha: “Vox no propone nada que yo no haya visto antes dentro del PP”. La clave en este ejercicio de sinceridad absoluta –merecedor de un 10.00 como aquel de Nadia Comaneci en los Juegos Olímpicos– está en el verbo “ver” y en el adverbio “dentro”. Aquello que Vox dice de puertas para afuera es lo que Díaz Ayuso reconoce estar acostumbrada a “ver dentro” del PP. En las familias, el motivo que hace que ciertas cosas se queden encerradas tras las paredes del hogar, sólo cotidianas y visibles para los de casa, suele tener que ver con la vergüenza. En política, a la vergüenza se le llama estrategia.
De vergüenza –de su desaparición– va este nuevo tiempo que vivimos. En las últimas décadas, la vergüenza a mostrarse tal y como uno era, cuando uno era un reaccionario, mantuvo a una parte de la sociedad en un rincón oscuro, de puertas para adentro. Los tiempos avanzaban y, desde el rincón, tenían que ver cómo, quienes habían sufrido el bullying social tradicionalmente por ser homosexuales, mujeres o inmigrantes, se iban sacudiendo el acoso para convertirlo en orgullo y reivindicación. Desde dentro, desde el rincón, se observaba el avance de la humanidad con una dosis idéntica de molestia y resignación: yo no tengo nada en contra de los homosexuales, pero no entiendo que hagan un desfile; yo no soy machista, pero esto del feminismo es muy radical; yo no soy racista, pero no hay trabajo para todos. La “negación, pero” era la frustrante barrera hasta la que se atrevían a acercarse de puertas para afuera quienes se vieron superados por la realidad, mientras sus acosados tradicionales decidían dejar de serlo perdiendo el miedo con total desvergüenza. Ni un mal chiste sobre negros, maricones o mujeres en la cocina podía uno contar ya sin que alguien los mirase con cara de otro siglo.
La ultraderecha parlamentaria ha venido a arreglar eso. A liberar a las víctimas del rincón, a decirles que sí, que ellos son las víctimas, que su frustración y su odio son legítimos, que tienen razón. Ha venido como opción política, pero, sobre todo, ha venido como grupo de autoayuda. Uno en el que los marginados del nuevo tiempo sepan que hay muchos otros como ellos, que no están solos en esto del odio contenido. Un grupo de apoyo que te agarra la mano y te acompaña a cruzar esa barrera de la “negación, pero”, que te facilita la salida del armario: los homosexuales lo que quieren es pegarle la homosexualidad a los niños; las feministas son unas nazis; los inmigrantes te pegan enfermedades y te quitan el trabajo, hay que echarlos. La extrema derecha les ofrece a los inadaptados del rincón una nueva vida sin barreras asfixiantes, sin vergüenza por ser lo que son, les ofrece una cabalgata Sin Complejos que reivindica el derecho a odiar al desprotegido y a perseguirlo como se hizo siempre.
“No proponen nada que yo no haya visto antes dentro”, decía Díaz Ayuso y lo que la Nadia Comaneci del PP hacía en la entrevista no era otra cosa que animar a los suyos a salir del armario de una vez, después de tantos años simulando ser de puertas para afuera el partido que en muchos casos no era de puertas para adentro. A unirse a la cabalgata Sin Complejos ¡Que nos fundó un ministro franquista!, dirá alguien dentro de esa sede si fuese necesario para ganar la batalla interna entre quienes mueren por desmelenarse en la calle junto a la extrema derecha y quienes siguen empeñados en que una derecha moderna que huya de la compañía del fascismo es posible en España. De momento ganan los primeros, pelo al viento junto a un Guadalquivir más triste que nunca.
En una entrevista publicada esta semana, la candidata del PP a la Comunidad de Madrid, Isabel Díaz Ayuso, se marcó un Andrés Calamaro. Tirando de Honestidad Brutal respondió así a la pregunta sobre la conveniencia de que su partido fuese por ahí pactando gobiernos con la ultraderecha: “Vox no propone...
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Gerardo Tecé
Soy Gerardo Tecé. Modelo y actriz. Escribo cosas en sitios desde que tengo uso de Internet. Ahora en CTXT, observando eso que llaman actualidad e intentando dibujarle un contexto. Es autor de 'España, óleo sobre lienzo'(Escritos Contextatarios).
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