1. Número 1 · Enero 2015

  2. Número 2 · Enero 2015

  3. Número 3 · Enero 2015

  4. Número 4 · Febrero 2015

  5. Número 5 · Febrero 2015

  6. Número 6 · Febrero 2015

  7. Número 7 · Febrero 2015

  8. Número 8 · Marzo 2015

  9. Número 9 · Marzo 2015

  10. Número 10 · Marzo 2015

  11. Número 11 · Marzo 2015

  12. Número 12 · Abril 2015

  13. Número 13 · Abril 2015

  14. Número 14 · Abril 2015

  15. Número 15 · Abril 2015

  16. Número 16 · Mayo 2015

  17. Número 17 · Mayo 2015

  18. Número 18 · Mayo 2015

  19. Número 19 · Mayo 2015

  20. Número 20 · Junio 2015

  21. Número 21 · Junio 2015

  22. Número 22 · Junio 2015

  23. Número 23 · Junio 2015

  24. Número 24 · Julio 2015

  25. Número 25 · Julio 2015

  26. Número 26 · Julio 2015

  27. Número 27 · Julio 2015

  28. Número 28 · Septiembre 2015

  29. Número 29 · Septiembre 2015

  30. Número 30 · Septiembre 2015

  31. Número 31 · Septiembre 2015

  32. Número 32 · Septiembre 2015

  33. Número 33 · Octubre 2015

  34. Número 34 · Octubre 2015

  35. Número 35 · Octubre 2015

  36. Número 36 · Octubre 2015

  37. Número 37 · Noviembre 2015

  38. Número 38 · Noviembre 2015

  39. Número 39 · Noviembre 2015

  40. Número 40 · Noviembre 2015

  41. Número 41 · Diciembre 2015

  42. Número 42 · Diciembre 2015

  43. Número 43 · Diciembre 2015

  44. Número 44 · Diciembre 2015

  45. Número 45 · Diciembre 2015

  46. Número 46 · Enero 2016

  47. Número 47 · Enero 2016

  48. Número 48 · Enero 2016

  49. Número 49 · Enero 2016

  50. Número 50 · Febrero 2016

  51. Número 51 · Febrero 2016

  52. Número 52 · Febrero 2016

  53. Número 53 · Febrero 2016

  54. Número 54 · Marzo 2016

  55. Número 55 · Marzo 2016

  56. Número 56 · Marzo 2016

  57. Número 57 · Marzo 2016

  58. Número 58 · Marzo 2016

  59. Número 59 · Abril 2016

  60. Número 60 · Abril 2016

  61. Número 61 · Abril 2016

  62. Número 62 · Abril 2016

  63. Número 63 · Mayo 2016

  64. Número 64 · Mayo 2016

  65. Número 65 · Mayo 2016

  66. Número 66 · Mayo 2016

  67. Número 67 · Junio 2016

  68. Número 68 · Junio 2016

  69. Número 69 · Junio 2016

  70. Número 70 · Junio 2016

  71. Número 71 · Junio 2016

  72. Número 72 · Julio 2016

  73. Número 73 · Julio 2016

  74. Número 74 · Julio 2016

  75. Número 75 · Julio 2016

  76. Número 76 · Agosto 2016

  77. Número 77 · Agosto 2016

  78. Número 78 · Agosto 2016

  79. Número 79 · Agosto 2016

  80. Número 80 · Agosto 2016

  81. Número 81 · Septiembre 2016

  82. Número 82 · Septiembre 2016

  83. Número 83 · Septiembre 2016

  84. Número 84 · Septiembre 2016

  85. Número 85 · Octubre 2016

  86. Número 86 · Octubre 2016

  87. Número 87 · Octubre 2016

  88. Número 88 · Octubre 2016

  89. Número 89 · Noviembre 2016

  90. Número 90 · Noviembre 2016

  91. Número 91 · Noviembre 2016

  92. Número 92 · Noviembre 2016

  93. Número 93 · Noviembre 2016

  94. Número 94 · Diciembre 2016

  95. Número 95 · Diciembre 2016

  96. Número 96 · Diciembre 2016

  97. Número 97 · Diciembre 2016

  98. Número 98 · Enero 2017

  99. Número 99 · Enero 2017

  100. Número 100 · Enero 2017

  101. Número 101 · Enero 2017

  102. Número 102 · Febrero 2017

  103. Número 103 · Febrero 2017

  104. Número 104 · Febrero 2017

  105. Número 105 · Febrero 2017

  106. Número 106 · Marzo 2017

  107. Número 107 · Marzo 2017

  108. Número 108 · Marzo 2017

  109. Número 109 · Marzo 2017

  110. Número 110 · Marzo 2017

  111. Número 111 · Abril 2017

  112. Número 112 · Abril 2017

  113. Número 113 · Abril 2017

  114. Número 114 · Abril 2017

  115. Número 115 · Mayo 2017

  116. Número 116 · Mayo 2017

  117. Número 117 · Mayo 2017

  118. Número 118 · Mayo 2017

  119. Número 119 · Mayo 2017

  120. Número 120 · Junio 2017

  121. Número 121 · Junio 2017

  122. Número 122 · Junio 2017

  123. Número 123 · Junio 2017

  124. Número 124 · Julio 2017

  125. Número 125 · Julio 2017

  126. Número 126 · Julio 2017

  127. Número 127 · Julio 2017

  128. Número 128 · Agosto 2017

  129. Número 129 · Agosto 2017

  130. Número 130 · Agosto 2017

  131. Número 131 · Agosto 2017

  132. Número 132 · Agosto 2017

  133. Número 133 · Septiembre 2017

  134. Número 134 · Septiembre 2017

  135. Número 135 · Septiembre 2017

  136. Número 136 · Septiembre 2017

  137. Número 137 · Octubre 2017

  138. Número 138 · Octubre 2017

  139. Número 139 · Octubre 2017

  140. Número 140 · Octubre 2017

  141. Número 141 · Noviembre 2017

  142. Número 142 · Noviembre 2017

  143. Número 143 · Noviembre 2017

  144. Número 144 · Noviembre 2017

  145. Número 145 · Noviembre 2017

  146. Número 146 · Diciembre 2017

  147. Número 147 · Diciembre 2017

  148. Número 148 · Diciembre 2017

  149. Número 149 · Diciembre 2017

  150. Número 150 · Enero 2018

  151. Número 151 · Enero 2018

  152. Número 152 · Enero 2018

  153. Número 153 · Enero 2018

  154. Número 154 · Enero 2018

  155. Número 155 · Febrero 2018

  156. Número 156 · Febrero 2018

  157. Número 157 · Febrero 2018

  158. Número 158 · Febrero 2018

  159. Número 159 · Marzo 2018

  160. Número 160 · Marzo 2018

  161. Número 161 · Marzo 2018

  162. Número 162 · Marzo 2018

  163. Número 163 · Abril 2018

  164. Número 164 · Abril 2018

  165. Número 165 · Abril 2018

  166. Número 166 · Abril 2018

  167. Número 167 · Mayo 2018

  168. Número 168 · Mayo 2018

  169. Número 169 · Mayo 2018

  170. Número 170 · Mayo 2018

  171. Número 171 · Mayo 2018

  172. Número 172 · Junio 2018

  173. Número 173 · Junio 2018

  174. Número 174 · Junio 2018

  175. Número 175 · Junio 2018

  176. Número 176 · Julio 2018

  177. Número 177 · Julio 2018

  178. Número 178 · Julio 2018

  179. Número 179 · Julio 2018

  180. Número 180 · Agosto 2018

  181. Número 181 · Agosto 2018

  182. Número 182 · Agosto 2018

  183. Número 183 · Agosto 2018

  184. Número 184 · Agosto 2018

  185. Número 185 · Septiembre 2018

  186. Número 186 · Septiembre 2018

  187. Número 187 · Septiembre 2018

  188. Número 188 · Septiembre 2018

  189. Número 189 · Octubre 2018

  190. Número 190 · Octubre 2018

  191. Número 191 · Octubre 2018

  192. Número 192 · Octubre 2018

  193. Número 193 · Octubre 2018

  194. Número 194 · Noviembre 2018

  195. Número 195 · Noviembre 2018

  196. Número 196 · Noviembre 2018

  197. Número 197 · Noviembre 2018

  198. Número 198 · Diciembre 2018

  199. Número 199 · Diciembre 2018

  200. Número 200 · Diciembre 2018

  201. Número 201 · Diciembre 2018

  202. Número 202 · Enero 2019

  203. Número 203 · Enero 2019

  204. Número 204 · Enero 2019

  205. Número 205 · Enero 2019

  206. Número 206 · Enero 2019

  207. Número 207 · Febrero 2019

  208. Número 208 · Febrero 2019

  209. Número 209 · Febrero 2019

  210. Número 210 · Febrero 2019

  211. Número 211 · Marzo 2019

  212. Número 212 · Marzo 2019

  213. Número 213 · Marzo 2019

  214. Número 214 · Marzo 2019

  215. Número 215 · Abril 2019

  216. Número 216 · Abril 2019

  217. Número 217 · Abril 2019

  218. Número 218 · Abril 2019

  219. Número 219 · Mayo 2019

  220. Número 220 · Mayo 2019

  221. Número 221 · Mayo 2019

  222. Número 222 · Mayo 2019

  223. Número 223 · Mayo 2019

  224. Número 224 · Junio 2019

  225. Número 225 · Junio 2019

  226. Número 226 · Junio 2019

  227. Número 227 · Junio 2019

  228. Número 228 · Julio 2019

  229. Número 229 · Julio 2019

  230. Número 230 · Julio 2019

  231. Número 231 · Julio 2019

  232. Número 232 · Julio 2019

  233. Número 233 · Agosto 2019

  234. Número 234 · Agosto 2019

  235. Número 235 · Agosto 2019

  236. Número 236 · Agosto 2019

  237. Número 237 · Septiembre 2019

  238. Número 238 · Septiembre 2019

  239. Número 239 · Septiembre 2019

  240. Número 240 · Septiembre 2019

  241. Número 241 · Octubre 2019

  242. Número 242 · Octubre 2019

  243. Número 243 · Octubre 2019

  244. Número 244 · Octubre 2019

  245. Número 245 · Octubre 2019

  246. Número 246 · Noviembre 2019

  247. Número 247 · Noviembre 2019

  248. Número 248 · Noviembre 2019

  249. Número 249 · Noviembre 2019

  250. Número 250 · Diciembre 2019

  251. Número 251 · Diciembre 2019

  252. Número 252 · Diciembre 2019

  253. Número 253 · Diciembre 2019

  254. Número 254 · Enero 2020

  255. Número 255 · Enero 2020

  256. Número 256 · Enero 2020

  257. Número 257 · Febrero 2020

  258. Número 258 · Marzo 2020

  259. Número 259 · Abril 2020

  260. Número 260 · Mayo 2020

  261. Número 261 · Junio 2020

  262. Número 262 · Julio 2020

  263. Número 263 · Agosto 2020

  264. Número 264 · Septiembre 2020

  265. Número 265 · Octubre 2020

  266. Número 266 · Noviembre 2020

  267. Número 267 · Diciembre 2020

  268. Número 268 · Enero 2021

  269. Número 269 · Febrero 2021

  270. Número 270 · Marzo 2021

  271. Número 271 · Abril 2021

  272. Número 272 · Mayo 2021

  273. Número 273 · Junio 2021

  274. Número 274 · Julio 2021

  275. Número 275 · Agosto 2021

  276. Número 276 · Septiembre 2021

  277. Número 277 · Octubre 2021

  278. Número 278 · Noviembre 2021

  279. Número 279 · Diciembre 2021

  280. Número 280 · Enero 2022

  281. Número 281 · Febrero 2022

  282. Número 282 · Marzo 2022

  283. Número 283 · Abril 2022

  284. Número 284 · Mayo 2022

  285. Número 285 · Junio 2022

  286. Número 286 · Julio 2022

  287. Número 287 · Agosto 2022

  288. Número 288 · Septiembre 2022

  289. Número 289 · Octubre 2022

  290. Número 290 · Noviembre 2022

  291. Número 291 · Diciembre 2022

  292. Número 292 · Enero 2023

  293. Número 293 · Febrero 2023

  294. Número 294 · Marzo 2023

  295. Número 295 · Abril 2023

  296. Número 296 · Mayo 2023

  297. Número 297 · Junio 2023

  298. Número 298 · Julio 2023

  299. Número 299 · Agosto 2023

  300. Número 300 · Septiembre 2023

  301. Número 301 · Octubre 2023

  302. Número 302 · Noviembre 2023

  303. Número 303 · Diciembre 2023

  304. Número 304 · Enero 2024

  305. Número 305 · Febrero 2024

  306. Número 306 · Marzo 2024

  307. Número 307 · Abril 2024

  308. Número 308 · Mayo 2024

  309. Número 309 · Junio 2024

  310. Número 310 · Julio 2024

  311. Número 311 · Agosto 2024

  312. Número 312 · Septiembre 2024

  313. Número 313 · Octubre 2024

  314. Número 314 · Noviembre 2024

Ayúdanos a perseguir a quienes persiguen a las minorías. Total Donantes 3.335 Conseguido 91% Faltan 16.440€

Tribuna

Delitos y otras cosas que hacemos con las palabras

La oposición visceral que despierta el uso inclusivo del lenguaje

Manuel Almagro Holgado 13/02/2019

Mira Mechtley

En CTXT podemos mantener nuestra radical independencia gracias a que las suscripciones suponen el 70% de los ingresos. No aceptamos “noticias” patrocinadas y apenas tenemos publicidad. Si puedes apoyarnos desde 3 euros mensuales, suscribete aquí

¡Hola! El proceso al Procès arranca en el Supremo y CTXT tira la casa through the window. El relator Guillem Martínez se desplaza tres meses a vivir a Madrid. ¿Nos ayudas a sufragar sus largas y merecidas noches de fiesta? Pincha ahí: agora.ctxt.es/donaciones

Con el lenguaje podemos incurrir en delitos contra el honor: la calumnia y la injuria son dos tipos de delitos tipificados como delitos contra el honor en el Código Penal. Por ejemplo, una acusación falsa o una expresión que dañe la dignidad de una persona podrían considerarse, bajo las condiciones adecuadas, delitos de calumnia o injuria. 

Además de cometer delitos al hacer determinadas afirmaciones, con el lenguaje podemos hacer otras muchas cosas, entre ellas discriminar, ofender y silenciar. No es necesario poner ejemplos de estos usos del lenguaje: tenemos suficiente experiencia e imaginación al respecto. Cualquier persona ha experimentado en sus propias carnes y ha presenciado a lo largo de su vida alguna situación de este tipo. Con el lenguaje podemos producir daño, marginar y hacer invisibles a muchas personas.

¿Por qué, entonces, las recomendaciones sobre el uso inclusivo del lenguaje despiertan tanta aversión?

Tratar de minimizar el daño que hacemos al usar el lenguaje, bien con acusaciones falsas, bien con expresiones que denigran, discriminan u ofenden a otras personas, y tratar de visibilizar a los colectivos que silenciamos con determinadas expresiones y discursos es compatible con defender el derecho a la libertad de expresión. Pocas personas se quejan de que sancionar penalmente las calumnias sea un modo de coartar nuestra libertad de expresión o sea una consecuencia de “la dictadura de lo políticamente correcto”. En general estamos de acuerdo en que la libertad de expresión no puede servir de justificación para que podamos decir todo lo que nos apetezca en cualquier contexto. 

¿Por qué, entonces, las recomendaciones sobre el uso inclusivo del lenguaje despiertan tanta aversión? Ignorar estas propuestas no está penalmente sancionado, como sí lo están las calumnias, que, paradójicamente, no se interpretan como una coerción a nuestra libertad. Naturalmente, usar el lenguaje de manera abiertamente ofensiva o discriminatoria tiene consecuencias y, naturalmente, algunas de estas consecuencias pueden ser graves, pero no seguir una recomendación de uso inclusivo del lenguaje no tiene consecuencias legales o sociales graves, mucho menos si se las compara con las consecuencias de las calumnias. ¿Por qué entonces algunas personas interpretan las recomendaciones de uso inclusivo del lenguaje como una limitación a la libertad de expresión y, sin embargo, están de acuerdo con que las calumnias sean delitos?  ¿A qué se debe tanta oposición visceral al uso inclusivo del lenguaje? Nadie obliga a que se deje de usar el masculino genérico, por ejemplo; las iniciativas de uso inclusivo del lenguaje simplemente señalan el silenciamiento que acarrea este modo de usar el lenguaje y proponen otras opciones para tratar de minimizar dicho impacto. ¿Por qué esto levanta ampollas?

¿Por qué algunas personas interpretan las recomendaciones de uso inclusivo del lenguaje como una limitación a la libertad de expresión y, sin embargo, están de acuerdo con que las calumnias sean delitos?

Hace unos días, el Gobierno de Aragón puso a disposición del funcionariado una guía de uso del lenguaje no discriminatorio con el objetivo de promover el uso inclusivo del lenguaje a la hora de redactar documentos públicos. La recomendación contenida en dicha guía que más estupor ha causado ha sido la de emplear los términos criaturas infantes para hablar de niñas y niños. Una vez más este tipo de propuestas se ha topado con una encarnizada oposición.

Por supuesto, no hace falta decir que es razonable discutir si esta u otras recomendaciones que aparecen en el manual son las más apropiadas, o si la cuestión de reemplazar simplemente una palabra por otra es suficiente para disminuir el daño que ocasionamos con el lenguaje y para visibilizar a determinados colectivos. Hay muchas cuestiones que discutir y que separar en este tema. 

En los debates sobre uso inclusivo del lenguaje que tienen lugar en televisión habitualmente se hacen afirmaciones categóricas sobre cómo funciona el lenguaje, normalmente apoyadas en poco más que la intuición personal espontánea. A menudo estas afirmaciones mezclan y confunden cuestiones que están involucradas en la discusión pero que responden a aspectos muy diferentes. Algunas de estas cuestiones son el significado lingüístico de las palabras, los usos que se hacen de ellas, las asociaciones y mecanismos que explotan tanto las palabras como los usos que hacemos de ellas, los factores contextuales relevantes para que el significado de las palabras sea uno u otro, las acepciones que la RAE recoge, las que la RAE debería recoger o eliminar, las nuevas formulaciones que la RAE debería aceptar y las que no, o la cuestión de si el carácter ofensivo de una expresión depende crucialmente de la intención de quien habla. 

Con el uso de algunas palabras se disparan asociaciones, se fomentan estereotipos y se explotan mecanismos que tienen consecuencias negativas para algunas personas

Es completamente razonable discutir todas estas cuestiones y tratar de arrojar luz al debate con respecto a cada una de ellas. Lo que no resulta tan razonable es que, una vez más, las iniciativas que tratan de minimizar el daño que ocasionamos al usar el lenguaje y que buscan visibilizar a los colectivos socialmente desfavorecidos reciban los exabruptos de quienes creen ver en ellas una amenaza para su libertad de expresión. No parece razonable identificar estas guías con el resultado de una ideología que pretende imponer un modo de hablar y coartar la libertad de la gente. ¿En qué sentido son una amenaza estas recomendaciones? Hay evidencia suficiente para afirmar que con el lenguaje discriminamos, ofendemos y silenciamos, entre otras muchas cosas. Con el uso de algunas palabras se disparan asociaciones, se fomentan estereotipos y se explotan mecanismos que tienen consecuencias negativas para algunas personas. De nuevo: ¿por qué estas iniciativas que ofrecen modos para tratar de minimizar este impacto encuentran tal rechazo y se conciben como imposiciones o límites para nuestra libertad de expresión? 

En filosofía se ha discutido una cuestión relacionada con los rasgos que exhiben algunas de nuestras creencias y actitudes que quizás pueda ayudar a comprender un poco mejor parte de por qué el uso inclusivo del lenguaje habitualmente despierta una oposición tan feroz.

La filósofa Tamar Gendler, en su artículo de 2008 Alief and belief, denomina alief a las actitudes que son inmunes a algunas de las creencias y razones que entran en conflicto con esas actitudes. El ejemplo que utiliza Gendler es el siguiente. Una persona que se encuentra en una pasarela de cristal y que tiene la fuerte creencia de que la pasarela es completamente segura porque, entre otras cosas, conoce cómo está diseñada, no puede sin embargo evitar comportarse como si creyera que es peligroso caminar por dicha pasarela. Gendler denomina alief a estas actitudes que no son permeables a razones. 

Una de las causas que Stanley señala para explicar esta impermeabilidad de las creencias ideológicas es la estrecha conexión que hay entre estas creencias, nuestra identidad y hábitos y las prácticas sociales

Jason Stanley, en su libro de 2015 How Propaganda Works, se hace eco de la impermeabilidad que parecen tener las alief para hablar de “creencias ideológicas”. De acuerdo con Stanley, las creencias ideológicas son creencias resistentes a la evidencia, es decir, creencias que son muy difíciles de revisar racionalmente a la luz de evidencia que las desafía. Una de las causas que Stanley señala para explicar esta impermeabilidad de las creencias ideológicas es la estrecha conexión que hay entre estas creencias, nuestra identidad y hábitos y las prácticas sociales. El ejemplo que pone Stanley es el siguiente. Imaginemos que una familia ha hecho una gran fortuna a costa de la esclavitud de personas afroamericanas, y que gran parte de su modo de vida, es decir, sus prácticas, hábitos, costumbres, etc., depende de la esclavitud. Si la esclavitud es profundamente injusta, entonces la fortuna y el modo de vida de esta familia es injustificable. Ante tal situación, las personas de esta familia podrían resistirse a pensar que son personas malvadas que han sacado provecho de una situación profundamente injusta, y en consecuencia comenzar a formar creencias de todo tipo sobre las personas afroamericanas para tratar de justificar que la esclavitud es una institución justa y que cumple una función necesaria. La idea a la que apunta Stanley aquí es que abandonar las creencias ideológicas —las creencias acerca de que la esclavitud es una institución justa y necesaria en el ejemplo— supone, en un sentido, abandonar nuestra identidad y nuestra propia comunidad: obliga a modificar las prácticas en las que estamos inmersos y a revisar todo nuestro modo de vida. 

Abandonar algunas de las creencias que están vinculadas con nuestra identidad y con nuestro modo de vida nos obliga a repensar quiénes somos, qué cosas hacemos y qué cosas queremos hacer. Esto no siempre es fácil. Una reacción común ante esta situación es la de tratar de negar la evidencia y reforzar de alguna manera las creencias que nos negamos a abandonar. Las creencias y los hábitos que obligan a revisar las propuestas y las demandas de uso inclusivo del lenguaje están muy vinculadas con quienes somos y con nuestro modo de vida, y quizás por ello en ocasiones despiertan tanta resistencia estas propuestas.

La visceral reacción que a veces suscitan las recomendaciones de uso inclusivo del lenguaje puede deberse a que ponen en cuestión nuestra identidad y nuestro modo de vida

Por supuesto, hablar de creencias ideológicas no es ofrecer una explicación completa de por qué las iniciativas sobre uso inclusivo del lenguaje generan a menudo tan violenta oposición: la confusión que se fomenta en los debates públicos y otras cuestiones de este tipo juegan también, seguramente, un papel significativo. Sin embargo, sí que parece razonable pensar que algo de esto opera en estos casos. El uso que hacemos del lenguaje atraviesa todas las prácticas que configuran nuestro modo de vida, y las creencias que tenemos sobre qué hacemos al usar el lenguaje están en estrecha conexión con otras muchas creencias acerca de quiénes somos y quiénes queremos ser. Aceptar que el modo en el que habitualmente usamos el lenguaje puede tener consecuencias perniciosas para otras personas es tener que revisar muchas de nuestras prácticas, revisar muchos de nuestros hábitos lingüísticos, revisar lo que hemos hecho en el pasado y lo que hacemos diariamente, y esto pone en tela de juicio nuestra propia identidad. La visceral reacción que a veces suscitan las recomendaciones de uso inclusivo del lenguaje puede deberse a que ponen en cuestión nuestra identidad y nuestro modo de vida. De lo contrario, resulta complicado entender por qué unas meras recomendaciones, que no tienen carácter de obligatoriedad y que parten de una idea tan difícil de rechazar como es la idea de que con el lenguaje discriminamos, ofendemos, silenciamos y hacemos daño, encuentran tan vehemente oposición. Las recomendaciones de uso inclusivo del lenguaje tratan de minimizar el impacto de las asociaciones, estereotipos y mecanismos que se explotan al utilizar el lenguaje y que tienen consecuencias negativas para muchas personas. No tiene mucho sentido oponerse a esto de una manera tan encarnizada a menos que esté en juego otra cosa, en concreto aquello que creemos que somos. 

¡Hola! El proceso al Procès arranca en el Supremo y CTXT tira la casa through the window. El relator Guillem Martínez se desplaza tres meses a vivir a Madrid. ¿Nos ayudas a sufragar sus largas y merecidas noches de...

Este artículo es exclusivo para las personas suscritas a CTXT. Puedes iniciar sesión aquí o suscribirte aquí

Autor >

Manuel Almagro Holgado

Suscríbete a CTXT

Orgullosas
de llegar tarde
a las últimas noticias

Gracias a tu suscripción podemos ejercer un periodismo público y en libertad.
¿Quieres suscribirte a CTXT por solo 6 euros al mes? Pulsa aquí

Artículos relacionados >

6 comentario(s)

¿Quieres decir algo? + Déjanos un comentario

  1. Hanna

    https://ctxt.es/es/20190213/Firmas/24351/Manuel-Almagro-Holgado-tribuna-lenguaje-inclusivo-uso.htm (segundo envío, a ver...) ¡Cristo del Gran Poder, qué aburrimiento de temita! ¿Y por qué la insistencia en esta, llamémosle, vertiente del lenguaje? ¿Por que no en muchas otras realmente dañinas para absolutamente todos, varones y mujeres, cojos, ciegos y sordos, o en absoluto, sanos como enfermos, pero víctimas diarias todos ellos de la injusticia, de la mendacidad, del robo a mano armada, del desdén por los derechos humanos, etc, etc.... y dañinas, por envuelto 'el mal de lengua', eufemismos, eufememeces sin más, metáforas, rodeos, lo que pete al 'lingüista' de turno, pero todo, clara manipulación lingüística para que nos comamos lo que llaman los criminales "posverdad"? ¡Ah!, hija mía, es que eso sale carísimo; en cambio, esto otro, más tontorrón y latoso que otra cosa, produce jugosos réditos, ¿sabes? Y de hecho, ya cuento, por ejemplo, con al menos la censura de un comentario por parte de Contexto, al que, sin embargo, sigo leyendo, no me siento jamás 'ofendidita'. ¡Ah, vale, ahora lo entiendo! Esto, en cambio, leído hace tiempo, me encantó. https://lenguacandeal.wordpress.com/2012/03/09/18/

    Hace 5 años 9 meses

  2. Hanna

    ¡Cristo del Gran Poder, qué aburrimiento de temita! ¿Y por qué la insistencia en esta, llamémosle, vertiente del lenguaje? ¿Por que no en muchas otras realmente dañinas para absolutamente todos, varones y mujeres, cojos, ciegos y sordos, o en absoluto, sanos como enfermos, pero víctimas diarias todos de la injusticia, de la mendacidad, del robo a mano armada, del desdén por los derechos humanos, etc, etc.... y dañinas, por envuelto 'el mal de lengua' en eufemismos, memeces sin más, metáforas, rodeos, lo que pete al 'lingüista' de turno, pero todo, clara manipulación lingüística para que nos comamos lo que llaman los criminales "posverdad"? ¡Ah, hija mía, es que eso sale carísimo; en cambio, esto otro, más tontorrón y latoso que otra cosa, produce jugosos réditos, ¿sabes? Y de hecho, ya cuento, por ejemplo, con al menos la censura de un comentario por parte de Contexto, al que, sin embargo, sigo leyendo, no me siento jamás 'ofendidita'. ¡Ah, vale, ahora lo entiendo! Esto, en cambio, leído hace tiempo, me encantó. https://lenguacandeal.wordpress.com/2012/03/09/18/

    Hace 5 años 9 meses

  3. invitado

    "Nadie obliga a que se deje de usar el masculino genérico, por ejemplo; las iniciativas de uso inclusivo del lenguaje simplemente señalan el silenciamiento que acarrea este modo de usar el lenguaje y proponen otras opciones para tratar de minimizar dicho impacto. ¿Por qué esto levanta ampollas?". Quizás porque la premisa es falsa y a la gente, en general, nos moleste que nos metan trolas? Porque vamos a ver: para que "las pozas y los pozos están todos secos" se considere una invisibilización de las primeras, hay que estar inventándose una serie de argumentos lingüísticos; aclaro que el sentimentalismo no es un argumento lingüístico, ni el fetichismo de las vocales, ni su humanización y sexualización (A = chica; O = chico). Más allá de lo antipático de que a uno le tomen por gilipollas (por ejemplo, cuando el poder nos dice que no hay más remedio que hacer algún sacrificio humano máso menos sangriento), hay que destacar también lo que Agustín García Calvo decía en una pieza suya titulada "De por qué el lenguaje no es machista ni patriarcal": si lo que el pueblo (aquello que sufre al poder) tiene para descubrir las mentiras que le caen encima para justificar la administración de muerte es nada más y nada menos que el lenguaje corriente y moliente, no nos saldrá gratis intentar modificarlo artificialmente, desde arriba, como siempre han querido hacer, por cierto los Senhores y sus mandarines. Porque en este caso, el diktat, por muy feministo que se pretenda, viene, por supuesto, desde arriba -y además, subvencionado-, y pretende hacer lo que siempre han querido hacer los gobernantes: meter las manazas en cómo habla la gente con su vezino. Con escasa fortuna, eso es cierto (las reglas profundas de un idioma, como el asunto del genero por ejemplo, no son tan fáciles de alterar como regiones superficiales de la lengua, tal y como y vocabulario semántico o los nombres de sitios y personas, y no digamos otras que ni tan siquiera son estrictamente cuestiones de lenguaje, como la ortografía...).

    Hace 5 años 9 meses

  4. c

    aunque suene a nacionalismo en mi caso no lo hago por eso : a mis abuels les obligaron aprender castellano y ahora el castellano l ´ escribo como me da la gana

    Hace 5 años 9 meses

  5. c

    LENGUAJE Lo de que las palabras terminen de forma diferente es cosa de los machistas para hacer populismo y descalificar sensacionalistamente algo serio https://www.psyciencia.com/lenguaje-inclusivo-investigaciones/ Lo de hij@puta cuando alguien es mal@, es como minimo absurdo y solo para echar la culpa de todo a la mujer, pqe paradógicamente , cuando la madre es mala-controladora etc , Y LO SUELE SER por que él ha abandonado la pareja unilateralmente. los hijos se vuelven no malos sino como "paradicos"-neuróticos-depres... . Es una pasada como nos manipulan por el lenguaje : "casualmente " , darse con un canto en los dientes, es tener suerte ,pero decir de "pputamadre" es bueno, etc etc . Nos educan a toda la ciudadanía, en el sadomaso mental, que crea luchas d poder en toda relación y solo traen destrucción . La mayoria de la población es mujer, somos la ciudadania, la gente, las personas y la humanidad pero el genérico se empeñan en que sea masculino : debe ser por que estaán acomplejados ."La RAE solo se rasga las vestiduras si las propuestas le llegan a través de fuerzas progresistas en general y feministas en particular"; "Lo que hay en la Academia es cuota masculina agobiante y tiene que ver con los esquemas del corporativismo masculino para enraizarse y que no cambien las cosas : https://www.eldiario.es/cultura/Eulalia-Lledo-RAE-lengua-demoledor_0_794420886.html . https://www.nuevatribuna.es/opinion/alberto-gomez-vaquero/algunas-consideraciones-lenguaje-inclusivo/20180718135333154008.html . https://www.publico.es/ciencias/color-cosas-dice-pensamos.html . https://recursos.oxfamintermon.org/guia-lenguaje-no-sexista-0-0?utm_medium=cpc&utm_source=google&utm_campaign=iqs-lenguaje-no-sexista Se pueden hacer muchas cosas : desde no marcar cn genero ls palabras en plural, terminan en E o @ las singulares, al numerar 1, 2 usar ª en vez de º, usar p-ej, CIUDADANIA en vez de ciudadanos+ciudadanas

    Hace 5 años 9 meses

  6. Julia_v

    Interesante y plausible. Al mismo tiempo, sería recomendable no caer en una estructura de explicación análoga a aquello del psicoanálisis: "¡sí, usted está enamorado de su padre! ¡Y si no lo reconoce es precisamente porque lo reprime!"

    Hace 5 años 9 meses

Deja un comentario


Los comentarios solo están habilitados para las personas suscritas a CTXT. Puedes suscribirte aquí