Ludmila acelera el fútbol femenino
La delantera brasileña del Atlético de Madrid es la jugadora de moda en la Liga. Muchas miradas estarán pendientes de ella en el encuentro que dentro de unos días puede batir el récord de asistencia a un partido de mujeres
Ricardo Uribarri 6/03/2019
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El estadio Wanda Metropolitano va a acoger el próximo 17 de marzo un partido que tiene visos de ser histórico. De cumplirse las previsiones, se puede conseguir el récord de asistencia a un encuentro de fútbol femenino en España y en Europa, que desde el pasado 30 de enero ostenta el campo bilbaíno de San Mamés con 48.121 espectadores. Alicientes para que suceda no faltan. Se van a medir el Atlético de Madrid y el FC Barcelona, los dos mejores equipos nacionales, y en juego van a estar tres puntos que pueden definir el título de Liga. Una de las jugadoras en las que estarán puestas muchas miradas es la delantera del conjunto rojiblanco, Ludmila Da Silva, posiblemente la futbolista más desequilibrante que haya ahora mismo en la competición nacional.
De su potencial ya están avisadas las integrantes del conjunto azulgrana, que hace unas semanas sufrieron un par de goles suyos que sirvieron para clasificar a las colchoneras para la final de la Copa de la Reina, competición en la que es la máxima realizadora con seis dianas. Autora de 18 goles en los 27 partidos que ha jugado esta temporada entre todas las competiciones (la pasada campaña anotó 13 en total), el tridente que forma con Jenni Hermoso y Ángela Sosa es el segundo de todas las Ligas europeas que más goles y asistencias suma, con 61. En la vigente campaña, su segunda en Madrid, ya lleva en el campeonato de la regularidad los mismos tantos, 11, que los que logró en toda la pasada. Y aún quedan ocho jornadas para el final.
Hasta llegar a su brillante presente, Ludmila ha tenido que recorrer un camino donde las cosas no siempre han sido fáciles. De origen humilde, nació hace 24 años en Guarulhos, municipio del estado de Sao Paulo, perdiendo a su padre cuando era una niña y a una hermana mayor unos años después. Hasta que dejó Brasil vivió con una tía suya en Sao Paulo, mientras que su madre, a la que espera comprarle una casa lo antes posible, se quedaba en Guarulhos. Empezó a destacar desde muy joven por sus condiciones físicas, lo que la llevó a practicar atletismo con 14 años, compitiendo en 100 metros y en vallas en campeonatos escolares. Llama la atención que su primer vínculo serio con el fútbol no le llegó hasta los 16 años, cuando empezó a jugar en el Juventus Sao Paulo después de que un ojeador de ese club la descubriera en su colegio. A partir de ahí tuvo un periplo en el que le costó encontrar estabilidad, ya que pasó hasta por cuatro equipos, Sao Caetano, Portuguesa, Rio Preto y Sao José, en apenas cinco años.
En 2016 pasó un momento difícil cuando se lesionó el menisco y tuvo que estar tres meses parada tras someterse a una artroscopia. Pero sus cualidades ya habían despertado el interés de los responsables del fútbol femenino brasileño y una vez recuperada, pudo cumplir uno de sus sueños: debutar con la selección brasileña. Fue el 4 de julio de 2017 en un amistoso ante Alemania en el que fue titular y marcó un gol que habla mucho de sus características. Carrera imposible para presionar un intento de saque con el pie de la portera rival a la que le termina robando el balón para anotar a puerta vacía. Ese día llamó la atención de muchos ojeadores de clubes europeos, entre ellos los del Atlético de Madrid.
Los responsables del equipo rojiblanco estaban buscando a alguien con unas características distintas a lo que ya tenían en la plantilla. Y descubrieron en Ludmila a la candidata ideal, cerrando su incorporación en agosto de 2017. A pesar de ser su primera experiencia fuera de su país, y de una adaptación que le costó al principio por el tema del idioma (su asignatura pendiente es aprender español), enseguida empezó a llamar la atención por sus cualidades, entre las que destacan una velocidad y potencia que marca la diferencia con la mayoría de las rivales. Hasta tal punto fue su impacto en el equipo, que apenas cuatro meses después de su llegada, el club decidió ampliar su contrato hasta junio de 2020, un año más de la vinculación inicial.
No se sabe muy bien si es una atleta metida a futbolista o una futbolista que destaca por sus condiciones de atleta. Lo que sí es seguro es que no deja indiferente a nadie. Transmite y engancha con su potencia, velocidad y agilidad. Verla correr es como ver a una pantera en acción. Su presencia en el campo es uno de los alicientes que muchos encuentran para seguir un partido de las rojiblancas. A la afición la tiene ganada desde hace tiempo. En una reciente encuesta de la página digital Esto es Atleti, en la que se preguntaba quién era la jugadora más determinante del equipo en la presente temporada, recibió el 60% de los votos. Las siguientes, Jenni y Sosa, se quedaron ambas con un 18%.
Con ella en el campo, las jugadoras rivales nunca pueden estar tranquilas. Da lo mismo que le manden un balón que parece imposible de alcanzar. Ludmila pondrá el turbo que tiene en sus piernas y, por mucha ventaja que tenga la defensa, casi siempre llegará antes. Con más motivo si el envío es preciso. Cuando se quieran dar cuenta, la brasileña ya estará encarando la portería rival. Es tal su capacidad de desequilibrio e intimidación, que condiciona en numerosas ocasiones el sistema de juego de las rivales para intentar frenarla. La mayoría de las veces, por cierto, sin éxito.
Siendo muchas las virtudes que atesora, lo mejor es que todavía se le aprecia capacidad de mejora. Y de hecho, se le ha notado un progreso en algunos aspectos de la pasada temporada a esta. En ocasiones, Ludmila era potencia sin control. Le faltaba tranquilidad a la hora de definir las oportunidades que ella misma se generaba. No es fácil conjugar velocidad con la sangre fría necesaria para elegir la mejor opción ante la portera rival. Eso ya lo está mejorando este año, al igual que la conducción del balón y el regate en espacios reducidos. También está aprendiendo a regular sus esfuerzos para poder aguantar mejor físicamente los 90 minutos de un partido.
Quizá el hecho de que empezara a jugar al fútbol de manera profesional más tarde de lo habitual le hiciera tener algunas carencias que desde que está en Madrid ha empezado a corregir. Sin duda, la Ludmila actual es mejor jugadora que la que llegó a España. De hecho ya se ha convertido en una habitual de la selección brasileña, donde ha podido coincidir con su admirada Marta, elegida cinco veces la mejor futbolista del mundo, que es su mayor inspiración, como ha señalado alguna vez. Con el combinado brasileño debe afrontar el próximo verano una cita tan importante como el Mundial de Francia, en el que podría convertirse en una de las estrellas del campeonato. Sería la mejor forma de transmitir el mensaje que le gustaría que recibieran muchas chicas con pocos recursos de su país, como reconocía en el diario AS: “Que vean que existe otro mundo aparte del que conocen y que pueden utilizar el fútbol para cumplir sus sueños y conocer otras culturas y países”.
De carácter alegre, las compañeras con las que tiene mejor relación en el vestuario son dos de las capitanas, Amanda Sampedro y Silvia Meseguer. Eso sí, en sus aficiones fuera del fútbol se nota su origen. Le gusta practicar la capoeira y acudir a presenciar conciertos de música pagode (una variedad de la samba) en alguna sala de la capital. Pero donde es más feliz es sobre un terreno de juego. Ahí es donde saca todo lo que lleva dentro. Lo que le ha permitido pasar de ser una desconocida cuando llegó hace poco más de año y medio, a convertirse en referencia no sólo de un equipo, sino de toda la competición.
El estadio Wanda Metropolitano va a acoger el próximo 17 de marzo un partido que tiene visos de ser histórico. De cumplirse las previsiones, se puede conseguir el récord de asistencia a un encuentro de fútbol femenino en España y en Europa, que desde el pasado 30 de enero ostenta el campo bilbaíno de San Mamés...
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Ricardo Uribarri
Periodista. Empezó a cubrir la información del Atleti hace más de 20 años y ha pasado por medios como Claro, Radio 16, Época, Vía Digital, Marca y Bez. Actualmente colabora con XL Semanal y se quita el mono de micrófono en Onda Madrid.
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