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La alta participación ciudadana en las consultas electorales garantiza la autenticidad de la expresión del pensamiento y del sentimiento político nacional, con las necesarias reservas de su posible ocasional fragilidad. El gran éxito del PSOE en las recientes elecciones viene a demostrar la existencia de una amplia mayoría española que acepta las propuestas innovadoras, críticas y liberales, que se amparan en el concepto tradicional de izquierdas, hartas de la inmovilidad de la derecha, de sus disculpas económicas y de sus alegaciones históricas. Pero estas elecciones también han venido a demostrar, como la otra cara de la luna, que existe una minoría, alérgica al progreso, a la evolución histórica, a los inevitables cambios sociales. Una derecha que sigue utilizando viejas fórmulas populistas, que tuvieron éxito, en otros momentos muy diferentes, la posguerra del 14-18 y la crisis del 28. Sigue la escalada de Vox, con la que, según Casado, el PP tiene muchas coincidencias. Como si se hubieran abierto unas esclusas, la marea antidemocrática sigue subiendo. Existe una creciente aceptación democrática a Vox, un partido antidemocrático, inspirado en el viejo ejemplo hitleriano y en su versión española franquista. Su líder, Abascal, llamó al PP, con cruel ironía, pero con exactitud semántica, “la derechita cobarde”. Es verdad, ellos son la derecha auténtica, sin velos, ni miramientos, a por todas. Las nostalgias franquistas han encontrado por fin la posibilidad de vivir sus sueños. El insulto de “comunista” se vuelve a poner de moda, cuando el comunismo ya no existe. La Historia se vuelve a manipular para justificar la xenofobia. Se vuelve a poner España, por encima de los españoles. Se oculta la praxis económica con tópicos grandilocuentes. La dialéctica de las pistolas vuelve a tener categoría de Medalla de Mérito Civil. El destino de la mujer es parir hijos para la carnicería y cuidar la cocina para el hombre. Lo que Hitler no pudo terminar lo propone terminar Abascal, la derecha valiente, “por España”, “über alles”. Dios nos coja confesados.