PROCESANDO EL JUICIO Y LA INVESTIDURA (I)
Los no-diputados y el no-senador
Según Diego López Garrido, los diputados presos no podrán recoger su acta porque fueron inhabilitados para cargos públicos por el instructor Llarena. Las defensas no están de acuerdo
Guillem Martínez Madrid , 29/04/2019
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LOS CAMBIOS. Saludos desde el TS. He cambiado el título de la sección porque a) la SGAE cobra un pico a partir de la secuela 36, y porque b) esto no sólo es un juicio político, sino también un juicio sobre el cual se edifica y demuele política, y de aquí al 21M –día en el que se constituye el Congreso y el Senado, su primo pijo: no da un palo al agua pero tiene moto–, y posteriores, el juicio será un llenapistas político determinante. Hoy, por ejemplo, lo que que está pasando en el juicio está pasando lejos del juicio, pero cerca del TS –no se pierdan, en ese sentido, el epígrafe La Rebelión–. Como que vamos de estreno, la Divina Providencia, siempre al quite en su país favorito, me ha dotado de un fantasma de lujo. Se trata de Victoria Kent, primera mujer colegiada como abogado, primera mujer abogada en un Tribunal Militar –ejerció de letrada para procesados por el pack Sublevación de Jaca, en 1930–, primera mujer Directora General –de Prisiones, en 1931–, y segunda mujer en ser ministra, si bien la primera en ser ministra lesbiana, en el Gobierno de la República en el exilio. Hola. “Hola. ¿Se puede fumar aquí?”. No. “Pues deme fuego, pollo”.
BUSCO A LLACH. “¿De qué va esto, pollo?”. Le explico. Seguimos con los testimonios de la defensa. Hoy viene el alcalde de Prats de Lluçanès, Isaac Peraire, el dipu en el Bundestag y miembro de la Asamblea Parlamentaria Andrej Kunko, la dipu de Quebec Manon Massé y el cantante Lluís Llach. “Rayos, para lo de Jaca yo llevé un sereno”. Los tiempos han cambiado, Kent. Entre el juicio que usted me dice y este, sólo ha permanecido inalterable el delito de rebelión. España es una joya. Antigua, glups. “Entonces, si hay tanto testigo king-size, es que en esta ocasión y rebelión habrá habido la tira de muertos, ¿no?”. Millones. Pero de aburrimiento. Ya le explico en el párrafo La Rebelión. No se lo pierda. “Y ese Llach, ¿quién es?”. Un cantante con voz de párroco. Bob Dylan tiene el récord mundial de ser el cantautor con más sílabas por verso. Llach, el de menos. Puede cantar varios compact-disc con sólo una sílaba. “¿Está aquí en tanto que intelectual?”. Sí. Pero del 78. Fue dipu en el Parlament, presidió comisiones, dotó de verosimilitud la propaganda gubernamental de que esto estaba planificado y de que había estructuras de Estado para una república, o dos. “¿Estructuras de qué? Nosotros hicimos la República a pelo”. Sí, es como se hacen. Pero le explico lo que pasa hoy. Defensa matizará e intensificará sus ídems. Ya ha empezado a hacerlo. Melero a su vez... “¿Quién es?”. El que se aburre. Digo que Melero irá a su bola. Por lo demás, diría que el resto está adoptando una doble vía. Por una parte, demostrar que el derecho a la autodeterminación está asumido por el Estado, por lo que no se ha cometido, en ningún momento ningún acto contra-jurídico. “Lo veo chungo”. Pozí. El derecho de autodeterminación contemplado en España es el recogido por la ONU, es decir, atañe a países colonizados, y no a países millonetis. Pero ya veremos. “¿Qué es la ONU, ya puestos?”. Como la Société des Nations, pero con USA, Japón, Italia y Roma. Por lo demás, se puede invadir Abisinia. “Los tiempos no cambian”. Sí que cambian, ¿le he explicado lo de la minifalda? “No”. Luego. En todo caso, la otra vía defensiva es intentar tirar la caña a la cosa desobediencia colectiva. Es decir, hubo desobediencia social. La sociedad, más de dos millones de personas, emitió, en el 20-S y 1-O, desobediencia, no programada ni dictada ni dirigida por el Govern. Ahí puede haber partido. Los testigos de hoy van por esa tesitura, diría. “¿Por qué no me cambia de párrafo y vamos al turrón, pollo?”. Vamos. Alehop.
LA REBELIÓN. Hoy la JEC ha excluido la candidatura de Puigde a las europeas, en tanto no está censado en el censo de extranjeros. “¿Puede hacerlo?”. Puede. Es torpe y puntilloso, incluso excesivo, pero puede. Y, con ello, aumenta las expectativas de una lista que, hasta ese momento, no tenía ninguna posibilidad de acceder al Parlamento Europeo. Pero no era de esa metáfora, que explica en parte este juicio, de lo que quería hablarle. Ayer se celebraron elecciones. Es de reseñar que perdieron las opciones nacionalistas españolas –”¿Tenemos de eso?”. Casi no tenemos otra cosa, Kent; “Ohmy. Pero ¿entonces, ganaron los republicanos?”; eso es lo más divertido: no tenemos–. El resultado de esa derrota por los pelos es que el país se vio rejuvenecido –si bien ya veremos cómo se traduce eso en política–, y el juicio, a su vez, aún más envejecido. Este juicio, que está modulando la información –por aquí abajo, eso y la incapacidad política de enfrentarse a la información mangui, es la política–, adolece de varios vicios fundacionales. El más pesado, el que más puede afectar a los acusados y erosionar, por el mismo precio, a la Justicia y al Estado, es la desmesura de los cargos. Rebelión, no te digo más. Que va a ser muy determinante políticamente en las próximas semanas. Me explico. En estas elecciones han salido elegidos de esta Sala 6 diputados y un senador, en lo que es un indicativo del poder mediático de la Sala. De los diputados, dos son la acusación popular de Vox, que comen aparte –unicornios, diría– y ya les explicaré el caso de su cosa otro día. Los otros son Sánchez, Rull y Turull, por JxC –”¿Lo qué?”. La Lliga, pero con tono en modo Andreu Nin–. Y Junqueras, por ERC. A su vez, Romeva es Senador, también por ERC.
“¿Y dónde ve el problema? En tanto que cargos electos, el senador debe ser provisto de permiso carcelario para recoger su acta, si bien los diputados pueden delegar esa función en un tercero. Posteriormente, para garantizar sus derechos parlamentarios, el Tribunal debería autorizar la salida de prisión preventiva para jurar el cargo, tanto a los diputado como al senador. Luego habría un pitote. Es decir, en tanto que presos en preventiva y en juicio abierto, ¿pueden seguir la actividad parlamentaria?, ¿el juicio se debe adaptar a sus nuevo deberes?, ¿pueden optar, hasta la sentencia firme, por la libertad provisional?”. No, sí ya. Pero el caso es que Llarena, el juez instructor, hace mil años les inhabilitó para cualquier cargo público. “Pues es un lío”.
¿Sabe qué, Kent? Voy a llamar a Diego López Garrido, catedrático de Constitucional, y antiguo letrado de las Cortes, que debe saber un güevo. “Llame”. Llamo. López Garrido me explica la situación: “Según la Ley de Enjuiciamiento Criminal, no puede permitirse el acceso a cargos públicos mientras se esté inhabilitado por el hecho de estar acusados de delito de rebelión”. ¿No hay tu tía?. “Lo único posible es que la Fiscalía retirara el cargo de rebelión, algo absolutamente improbable”. Pues como que no, ¿no? “Pues como que no”. Muchas gracias. “¿Qué dice López Garrido?”. Que marrón. No obstante, las defensas tienen otro punto de vista. Qué lío. Mañana busco un segundo diagnóstico, a ver.
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Guillem Martínez
Es autor de 'CT o la cultura de la Transición. Crítica a 35 años de cultura española' (Debolsillo), de '57 días en Piolín' de la colección Contextos (CTXT/Lengua de Trapo) y de 'Caja de brujas', de la misma colección. Su último libro es 'Los Domingos', una selección de sus artículos dominicales (Anagrama).
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