IN THE MIDDLE OF NOWHERE (II)
En mitad de ninguna parte, la vida sigue
El sentido de comunidad es importante aquí. Mantener la vida en pueblos presas de la despoblación es uno de los grandes retos de Nueva Escocia
Manuel Gare Nueva Escocia (Canadá) , 18/08/2019
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La vida en Nueva Escocia –seguimos en Canadá– es como en cualquier otra parte, salvo por alguna cosa. En Wolfville, un pueblo de poco más de cuatro mil habitantes, hay una universidad. La Universidad de Acadia. Está rodeada de cientos de árboles y prados verdes despampanantes. Al lado, hay un centro para estudiantes y un jardín botánico al aire libre que los Irving, una familia especialmente adinerada, construyó como punto de encuentro para la comunidad.
El sentido de comunidad es importante aquí. Con núcleos de población no especialmente grandes, y multitud de viviendas desperdigadas por los campos de Nueva Escocia, crear puntos de encuentro para la población se convierte en algo fundamental. En el museo agrícola de New Ross, la construcción de un nuevo edificio destinado a actividades comunitarias –reuniones, talleres, exposiciones– ha incrementado sustancialmente la interacción en los alrededores.
Mantener la vida en pueblos presas de la despoblación es uno de los grandes retos de Nueva Escocia. Sus habitantes son conscientes de ello, y son los primeros en lanzarse a apoyar los productos locales y la apertura de nuevos negocios: a veces, un restaurante en mitad de ninguna parte puede revitalizar toda una zona. Annapolis Royal, de apenas quinientos habitantes, es el ejemplo perfecto de cómo un mercado de sábado al aire libre puede llegar a atiborrar de visitantes un pequeño pueblo.
En Sandy Cove, una aldea de unas pocas casas pegando a la bahía de St. Marys, los vecinos se reúnen en verano una vez por semana en casas ajenas. Las dos o tres decenas de personas que se dan cita llevan comida y bebida, hablan entre sí y participan de un acontecimiento social probablemente único en todo el mundo: pasar un rato agradable con tus vecinos.
A pesar de todo, la mayoría de poblaciones de Nueva Escocia, aunque reducidas, están bien abastecidas. Pubs, restaurantes, drug stores, supermercados. En Wolfville hay hasta una tienda de cómics y un centro de yoga. Cuando llegas a cierto punto de tu vida, descubres que pasarte una hora eligiendo cuatro tebeos se parece bastante a una clase de warm vinyasa: despejas la mente, sudas un poco y, al final, tienes que pagar más de lo que te gustaría.
La vida aquí sigue, inmutable, en un recordatorio de que los lugares y las personas que viven en ellos son algo más que nombres y números al otro lado del mundo. Con un poco de suerte, llegarás a formar parte de sus historias: a compartir, por unos días, esos instantes de felicidad que no entienden de idioma ni bandera. Esos instantes de humanidad que nunca te abandonan, por muchos kilómetros de distancia que los separen de tu vida en mitad de otra ninguna parte.
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La siguiente entrega de In the middle of nowhere se publicará el 14 de agosto.
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Autor >
Manuel Gare
Escribano veinteañero.
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