EN PRIMERA PERSONA
‘Departure gate’
Crónica infinita de la migración cubana
Eileen Sosin Martínez 21/08/2019
En CTXT podemos mantener nuestra radical independencia gracias a que las suscripciones suponen el 70% de los ingresos. No aceptamos “noticias” patrocinadas y apenas tenemos publicidad. Si puedes apoyarnos desde 3 euros mensuales, suscribete aquí
Hemos fundado la Asociación Cultural Amigas de Contexto para publicar Ctxt en todas las lenguas del Estado. La Asociación es una entidad sin ánimo de lucro que también tiene la meta de trabajar por el feminismo y la libertad de prensa. Haz una donación libre para apoyar el proyecto aquí. Si prefieres suscribirte y disfrutar de todas las ventajas de ser suscriptor, pincha aquí. ¡Gracias por defender el periodismo libre!
Este es mi déjà vu más persistente: un abrazo que no se suelta, repetir buena suerte, todo va a salir bien, nos hablamos, procura escribir... Entre diciembre y abril tres de mis amigos se han ido del país.
Entiendo que uno puede hacer nuevos amigos, aunque también sé que son lo suficientemente valiosos como para dejar de verlos así, uno cada dos meses, al ritmo actual.
Hace tiempo que me ahorro las lágrimas. Me digo que van detrás de sus sueños, y eso es lo más importante. Además pienso que tendré, en ciertas ciudades, un sofá donde dormir cuando vaya de visita.
Más todavía ha corrido desde que paré de intentar convencerlos de quedarse a ser felices aquí. Ahora comprendo más y juzgo menos. Trato de ayudar en los corre-corre previos al vuelo, heredo sus ropas, sus libros. Tengo unas speakers carcomidas, y quien me las regaló a su vez las obtuvo de alguien que se fue. Amiga mía, igual.
Cada tanto recuerdo que no estarán en las fotos del próximo cumpleaños, y no sé si debería borrar sus números del celular.
Claro que no... pa’ cuando vuelvan.
***
En una entrevista en Casa de las Américas, la poeta santiaguera Teresa Melo me comentaba: “Yo dije un día: es posible que el tema de la isla sea demodé para muchos. No es mi caso, la circunstancia está ahí, siempre estará ahí acompañándonos, como el poema de Virgilio Piñera”.
Tras extensas jornadas del Festival de Cine Latinoamericano de La Habana, solía bromear afirmando –y perdonen el simplismo– que todas las películas colombianas y mexicanas eran sobre el narcotráfico; las argentinas y chilenas, sobre la dictadura; y las cubanas, sobre la emigración.
Porque cada cual hace con sus obsesiones lo mejor que puede.
Antes había un juego infantil en el cual uno debía mencionar su flor favorita y saltar la suiza, y así con las frutas, los colores... Al elegir los países, una niña de mi cuadra insistía: “El mío es Afuera”.
***
Desde séptimo grado mi amiga Y. era monitora de Biología. Eso fue lo que estudió en la universidad. Terminó su maestría, imparte conferencias, funge como oponente en tribunales de tesis. Cada vez que expone una de sus completísimas explicaciones de por qué tal cosa, yo remato: “Habló la ciencia”, y nos echamos a reír.
Y. recibe un salario equivalente a 32 dólares. Llega a fin de mes gracias a las remesas de su papá. Para ganar algún dinero extra, durante un par de cursos dio repasos de matemática a chiquillos de secundaria, los más brutos del continente, según contaba.
“Acaba de irte”, le espeté un día, sin gota de sentimentalismos.
Como tantos otros, Y. aplicará a una beca de doctorado en alguna universidad extranjera, y –quizás no a la primera– lo logrará. Cuatro años estudiando allá –ese “allá” que es casi cualquier lado–. Después, veremos.
El profesor e investigador Ricardo Torres1 indica el conflicto entre la relativa alta eficiencia en crear un elevado potencial humano, y la incapacidad del sistema económico de generar las oportunidades de aprovecharlo en toda su magnitud para crear riqueza. Esta quizá sea la mayor contradicción del desarrollo nacional contemporáneo.
***
“Ningún cubano se quiere ir. Ninguno –asegura Claudia, rotunda–. El cubano es de su país y de su gente. (Yo no puedo hablar de ese tema porque empiezo a llorar). Todos volverían encantados de la vida, pero es muy jodi’o; es tan dura esa cotidianidad en Cuba, que uno llega a saturarse.
“Los que regresan están locos, como yo. A no ser que te importe demasiado lo que pierdes. La gran mayoría de la gente que conozco renuncia y sufre mucho. Escogen ‘comerse un cable’, estar llorando todos los días, extrañando, en un vacío, siendo extranjero... pero tienen una vida. Depende de lo que tú quieras”.
“También hay edades para todo, y yo tengo 40 acabados de cumplir. Hay momentos que uno dice: prefiero estar aquí cayéndole atrás al pan, que viviendo una vida que no es la mía”.
***
M. se graduó de ingeniera. Siempre fue una escolar aplicada, de las que juran que salieron mal en la prueba y al final sacan 100. En marzo viajó a un pequeño país tercermundista, de vacaciones a casa de su novio.
El día que volvió tuvo que ir a comprar pollo. Estuvo esperando una hora, y cuando ya le tocaba, se acabó. M. rompió en llanto, con todo y maldiciones, como una colegiala oficiosa que ahora sí había suspendido.
Antes de un mes M. volvía, por tiempo indeterminado, a aquella nación hermana. En nuestro chat de chicas, D. le escribió, alegre: “Vaya tata, te salvaste de las colas del pollo :P ”.
Un artículo académico publicado en 2018 apunta: “En la actualidad los cubanos traspasan las fronteras nacionales, no solo en busca de contextos sociopolíticos diferentes y mejoras económicas, sino que a estas se suman otras expectativas de realización personal y proyectos de vida, que complejizan los factores motivacionales del fenómeno migratorio”.
Durante alguna conversación atardecida en el malecón habanero, una compañera de aula confesó que ella quería mudarse a un país donde pudiera ver las cuatro estaciones del año.
***
Aunque la gente retorna –al menos de vacaciones–, aunque cohabitamos en Messenger y WhatsApp y la vida sigue, persiste el drama. (Las despedidas deberían ser fiestones épicos, y no esas tandas de consejos, tertulias cortas de risa). A la hora de la hora los quieres más que nunca y te duele en el alma.
Todos andamos un poco así, paticojos, mancos de amigos, de familia. No obstante, existen otras consecuencias, puras y duras, que no tienen nada que ver con los afectos. Varios estudios lo confirman: gran parte de los migrantes son jóvenes, instruidos, y va en aumento la presencia femenina. Ellas, por cierto, suelen aplazar la maternidad hasta instalarse en el nuevo destino.
Y por esta vereda llegamos a uno –otro– de los rompecabezas nacionales: el envejecimiento de la población; que en principio constituye un logro, pues si muchos más llegan a viejos significa que las políticas sociales han funcionado. Sin embargo, ocurre que nacen pocos y se van unos cuantos.
Cuando el economista y profesor O.F. terminó su presentación en aquel evento, apenas quedaba tiempo para preguntas. Entonces la moderadora pidió a los integrantes de la mesa que mencionaran un problema, uno solo. O.F. no necesitó pensarlo demasiado para señalar la emigración.
“Lo primero que tenemos que hacer es un país donde las personas quieran estar –relataría luego a sus estudiantes–. Más tarde vemos cómo lo hacemos más justo, sostenible, cómo unos cubanos no explotan a otros... Pero lo primero que hay que tener es gente”.
Y si esta historia parece larga, aún no termina. Tal vez quienes hemos repetido buena suerte, todo va a salir bien, nos hablamos, procura llamar... escuchemos en algún momento las mismas palabras, en boca de aquellos que hallarán de pronto un espacio en blanco, similar al que otros dejaron en uno.
Hace 26 años el poeta Alexis Díaz-Pimienta escribió, en el municipio español de Órgiva, estos versos:
Hijo, faltas tan hondo que me ofrezco
al primero que compre la distancia.
---------------------------------------
1. Las políticas industriales en la transformación del modelo económico cubano. Ricardo Torres Pérez. En: Economía cubana, apuntes para una reestructuración necesaria. Colectivo de autores. Centro de Estudios de la Economía Cubana (CEEC), 2013.
Hemos fundado la Asociación Cultural Amigas de Contexto para publicar Ctxt en todas las lenguas del Estado. La Asociación es una entidad sin ánimo de lucro que también tiene la meta de trabajar por el feminismo y la...
Autora >
Eileen Sosin Martínez
Suscríbete a CTXT
Orgullosas
de llegar tarde
a las últimas noticias
Gracias a tu suscripción podemos ejercer un periodismo público y en libertad.
¿Quieres suscribirte a CTXT por solo 6 euros al mes? Pulsa aquí