1. Número 1 · Enero 2015

  2. Número 2 · Enero 2015

  3. Número 3 · Enero 2015

  4. Número 4 · Febrero 2015

  5. Número 5 · Febrero 2015

  6. Número 6 · Febrero 2015

  7. Número 7 · Febrero 2015

  8. Número 8 · Marzo 2015

  9. Número 9 · Marzo 2015

  10. Número 10 · Marzo 2015

  11. Número 11 · Marzo 2015

  12. Número 12 · Abril 2015

  13. Número 13 · Abril 2015

  14. Número 14 · Abril 2015

  15. Número 15 · Abril 2015

  16. Número 16 · Mayo 2015

  17. Número 17 · Mayo 2015

  18. Número 18 · Mayo 2015

  19. Número 19 · Mayo 2015

  20. Número 20 · Junio 2015

  21. Número 21 · Junio 2015

  22. Número 22 · Junio 2015

  23. Número 23 · Junio 2015

  24. Número 24 · Julio 2015

  25. Número 25 · Julio 2015

  26. Número 26 · Julio 2015

  27. Número 27 · Julio 2015

  28. Número 28 · Septiembre 2015

  29. Número 29 · Septiembre 2015

  30. Número 30 · Septiembre 2015

  31. Número 31 · Septiembre 2015

  32. Número 32 · Septiembre 2015

  33. Número 33 · Octubre 2015

  34. Número 34 · Octubre 2015

  35. Número 35 · Octubre 2015

  36. Número 36 · Octubre 2015

  37. Número 37 · Noviembre 2015

  38. Número 38 · Noviembre 2015

  39. Número 39 · Noviembre 2015

  40. Número 40 · Noviembre 2015

  41. Número 41 · Diciembre 2015

  42. Número 42 · Diciembre 2015

  43. Número 43 · Diciembre 2015

  44. Número 44 · Diciembre 2015

  45. Número 45 · Diciembre 2015

  46. Número 46 · Enero 2016

  47. Número 47 · Enero 2016

  48. Número 48 · Enero 2016

  49. Número 49 · Enero 2016

  50. Número 50 · Febrero 2016

  51. Número 51 · Febrero 2016

  52. Número 52 · Febrero 2016

  53. Número 53 · Febrero 2016

  54. Número 54 · Marzo 2016

  55. Número 55 · Marzo 2016

  56. Número 56 · Marzo 2016

  57. Número 57 · Marzo 2016

  58. Número 58 · Marzo 2016

  59. Número 59 · Abril 2016

  60. Número 60 · Abril 2016

  61. Número 61 · Abril 2016

  62. Número 62 · Abril 2016

  63. Número 63 · Mayo 2016

  64. Número 64 · Mayo 2016

  65. Número 65 · Mayo 2016

  66. Número 66 · Mayo 2016

  67. Número 67 · Junio 2016

  68. Número 68 · Junio 2016

  69. Número 69 · Junio 2016

  70. Número 70 · Junio 2016

  71. Número 71 · Junio 2016

  72. Número 72 · Julio 2016

  73. Número 73 · Julio 2016

  74. Número 74 · Julio 2016

  75. Número 75 · Julio 2016

  76. Número 76 · Agosto 2016

  77. Número 77 · Agosto 2016

  78. Número 78 · Agosto 2016

  79. Número 79 · Agosto 2016

  80. Número 80 · Agosto 2016

  81. Número 81 · Septiembre 2016

  82. Número 82 · Septiembre 2016

  83. Número 83 · Septiembre 2016

  84. Número 84 · Septiembre 2016

  85. Número 85 · Octubre 2016

  86. Número 86 · Octubre 2016

  87. Número 87 · Octubre 2016

  88. Número 88 · Octubre 2016

  89. Número 89 · Noviembre 2016

  90. Número 90 · Noviembre 2016

  91. Número 91 · Noviembre 2016

  92. Número 92 · Noviembre 2016

  93. Número 93 · Noviembre 2016

  94. Número 94 · Diciembre 2016

  95. Número 95 · Diciembre 2016

  96. Número 96 · Diciembre 2016

  97. Número 97 · Diciembre 2016

  98. Número 98 · Enero 2017

  99. Número 99 · Enero 2017

  100. Número 100 · Enero 2017

  101. Número 101 · Enero 2017

  102. Número 102 · Febrero 2017

  103. Número 103 · Febrero 2017

  104. Número 104 · Febrero 2017

  105. Número 105 · Febrero 2017

  106. Número 106 · Marzo 2017

  107. Número 107 · Marzo 2017

  108. Número 108 · Marzo 2017

  109. Número 109 · Marzo 2017

  110. Número 110 · Marzo 2017

  111. Número 111 · Abril 2017

  112. Número 112 · Abril 2017

  113. Número 113 · Abril 2017

  114. Número 114 · Abril 2017

  115. Número 115 · Mayo 2017

  116. Número 116 · Mayo 2017

  117. Número 117 · Mayo 2017

  118. Número 118 · Mayo 2017

  119. Número 119 · Mayo 2017

  120. Número 120 · Junio 2017

  121. Número 121 · Junio 2017

  122. Número 122 · Junio 2017

  123. Número 123 · Junio 2017

  124. Número 124 · Julio 2017

  125. Número 125 · Julio 2017

  126. Número 126 · Julio 2017

  127. Número 127 · Julio 2017

  128. Número 128 · Agosto 2017

  129. Número 129 · Agosto 2017

  130. Número 130 · Agosto 2017

  131. Número 131 · Agosto 2017

  132. Número 132 · Agosto 2017

  133. Número 133 · Septiembre 2017

  134. Número 134 · Septiembre 2017

  135. Número 135 · Septiembre 2017

  136. Número 136 · Septiembre 2017

  137. Número 137 · Octubre 2017

  138. Número 138 · Octubre 2017

  139. Número 139 · Octubre 2017

  140. Número 140 · Octubre 2017

  141. Número 141 · Noviembre 2017

  142. Número 142 · Noviembre 2017

  143. Número 143 · Noviembre 2017

  144. Número 144 · Noviembre 2017

  145. Número 145 · Noviembre 2017

  146. Número 146 · Diciembre 2017

  147. Número 147 · Diciembre 2017

  148. Número 148 · Diciembre 2017

  149. Número 149 · Diciembre 2017

  150. Número 150 · Enero 2018

  151. Número 151 · Enero 2018

  152. Número 152 · Enero 2018

  153. Número 153 · Enero 2018

  154. Número 154 · Enero 2018

  155. Número 155 · Febrero 2018

  156. Número 156 · Febrero 2018

  157. Número 157 · Febrero 2018

  158. Número 158 · Febrero 2018

  159. Número 159 · Marzo 2018

  160. Número 160 · Marzo 2018

  161. Número 161 · Marzo 2018

  162. Número 162 · Marzo 2018

  163. Número 163 · Abril 2018

  164. Número 164 · Abril 2018

  165. Número 165 · Abril 2018

  166. Número 166 · Abril 2018

  167. Número 167 · Mayo 2018

  168. Número 168 · Mayo 2018

  169. Número 169 · Mayo 2018

  170. Número 170 · Mayo 2018

  171. Número 171 · Mayo 2018

  172. Número 172 · Junio 2018

  173. Número 173 · Junio 2018

  174. Número 174 · Junio 2018

  175. Número 175 · Junio 2018

  176. Número 176 · Julio 2018

  177. Número 177 · Julio 2018

  178. Número 178 · Julio 2018

  179. Número 179 · Julio 2018

  180. Número 180 · Agosto 2018

  181. Número 181 · Agosto 2018

  182. Número 182 · Agosto 2018

  183. Número 183 · Agosto 2018

  184. Número 184 · Agosto 2018

  185. Número 185 · Septiembre 2018

  186. Número 186 · Septiembre 2018

  187. Número 187 · Septiembre 2018

  188. Número 188 · Septiembre 2018

  189. Número 189 · Octubre 2018

  190. Número 190 · Octubre 2018

  191. Número 191 · Octubre 2018

  192. Número 192 · Octubre 2018

  193. Número 193 · Octubre 2018

  194. Número 194 · Noviembre 2018

  195. Número 195 · Noviembre 2018

  196. Número 196 · Noviembre 2018

  197. Número 197 · Noviembre 2018

  198. Número 198 · Diciembre 2018

  199. Número 199 · Diciembre 2018

  200. Número 200 · Diciembre 2018

  201. Número 201 · Diciembre 2018

  202. Número 202 · Enero 2019

  203. Número 203 · Enero 2019

  204. Número 204 · Enero 2019

  205. Número 205 · Enero 2019

  206. Número 206 · Enero 2019

  207. Número 207 · Febrero 2019

  208. Número 208 · Febrero 2019

  209. Número 209 · Febrero 2019

  210. Número 210 · Febrero 2019

  211. Número 211 · Marzo 2019

  212. Número 212 · Marzo 2019

  213. Número 213 · Marzo 2019

  214. Número 214 · Marzo 2019

  215. Número 215 · Abril 2019

  216. Número 216 · Abril 2019

  217. Número 217 · Abril 2019

  218. Número 218 · Abril 2019

  219. Número 219 · Mayo 2019

  220. Número 220 · Mayo 2019

  221. Número 221 · Mayo 2019

  222. Número 222 · Mayo 2019

  223. Número 223 · Mayo 2019

  224. Número 224 · Junio 2019

  225. Número 225 · Junio 2019

  226. Número 226 · Junio 2019

  227. Número 227 · Junio 2019

  228. Número 228 · Julio 2019

  229. Número 229 · Julio 2019

  230. Número 230 · Julio 2019

  231. Número 231 · Julio 2019

  232. Número 232 · Julio 2019

  233. Número 233 · Agosto 2019

  234. Número 234 · Agosto 2019

  235. Número 235 · Agosto 2019

  236. Número 236 · Agosto 2019

  237. Número 237 · Septiembre 2019

  238. Número 238 · Septiembre 2019

  239. Número 239 · Septiembre 2019

  240. Número 240 · Septiembre 2019

  241. Número 241 · Octubre 2019

  242. Número 242 · Octubre 2019

  243. Número 243 · Octubre 2019

  244. Número 244 · Octubre 2019

  245. Número 245 · Octubre 2019

  246. Número 246 · Noviembre 2019

  247. Número 247 · Noviembre 2019

  248. Número 248 · Noviembre 2019

  249. Número 249 · Noviembre 2019

  250. Número 250 · Diciembre 2019

  251. Número 251 · Diciembre 2019

  252. Número 252 · Diciembre 2019

  253. Número 253 · Diciembre 2019

  254. Número 254 · Enero 2020

  255. Número 255 · Enero 2020

  256. Número 256 · Enero 2020

  257. Número 257 · Febrero 2020

  258. Número 258 · Marzo 2020

  259. Número 259 · Abril 2020

  260. Número 260 · Mayo 2020

  261. Número 261 · Junio 2020

  262. Número 262 · Julio 2020

  263. Número 263 · Agosto 2020

  264. Número 264 · Septiembre 2020

  265. Número 265 · Octubre 2020

  266. Número 266 · Noviembre 2020

  267. Número 267 · Diciembre 2020

  268. Número 268 · Enero 2021

  269. Número 269 · Febrero 2021

  270. Número 270 · Marzo 2021

  271. Número 271 · Abril 2021

  272. Número 272 · Mayo 2021

  273. Número 273 · Junio 2021

  274. Número 274 · Julio 2021

  275. Número 275 · Agosto 2021

  276. Número 276 · Septiembre 2021

  277. Número 277 · Octubre 2021

  278. Número 278 · Noviembre 2021

  279. Número 279 · Diciembre 2021

  280. Número 280 · Enero 2022

  281. Número 281 · Febrero 2022

  282. Número 282 · Marzo 2022

  283. Número 283 · Abril 2022

  284. Número 284 · Mayo 2022

  285. Número 285 · Junio 2022

  286. Número 286 · Julio 2022

  287. Número 287 · Agosto 2022

  288. Número 288 · Septiembre 2022

  289. Número 289 · Octubre 2022

  290. Número 290 · Noviembre 2022

  291. Número 291 · Diciembre 2022

  292. Número 292 · Enero 2023

  293. Número 293 · Febrero 2023

  294. Número 294 · Marzo 2023

  295. Número 295 · Abril 2023

  296. Número 296 · Mayo 2023

  297. Número 297 · Junio 2023

  298. Número 298 · Julio 2023

  299. Número 299 · Agosto 2023

  300. Número 300 · Septiembre 2023

  301. Número 301 · Octubre 2023

  302. Número 302 · Noviembre 2023

  303. Número 303 · Diciembre 2023

  304. Número 304 · Enero 2024

  305. Número 305 · Febrero 2024

  306. Número 306 · Marzo 2024

  307. Número 307 · Abril 2024

CTXT necesita 15.000 socias/os para seguir creciendo. Suscríbete a CTXT

La humanidad y la guerra

A propósito de ‘Mientras dure la guerra’, de Alejandro Amenábar

Vicente Monroy 4/10/2019

<p>Fotograma de ‘Mientras dure la guerra’ (2019).</p>

Fotograma de ‘Mientras dure la guerra’ (2019).

Alejandro Amenábar

En CTXT podemos mantener nuestra radical independencia gracias a que las suscripciones suponen el 70% de los ingresos. No aceptamos “noticias” patrocinadas y apenas tenemos publicidad. Si puedes apoyarnos desde 3 euros mensuales, suscribete aquí

El 1 de octubre, CTXT abre nuevo local para su comunidad lectora en el barrio de Chamberí. Se llamará El Taller de CTXT y será bar, librería y espacio de debates, presentaciones de libros, talleres, agitación y eventos culturales de toda índole. Puedes hacerte socia/o en este enlace y t hasta navidad endrás descuentos de hasta el 50% en todas las actividades.

Refleja muy bien el sinsentido de la guerra: esta frase, formulada con ligeras modificaciones (quizás en lugar del sinsentido sea el horror o el absurdo o la incertidumbre de la guerra), es uno de los tópicos más repetidos por los críticos cuando quieren elogiar una película de tema bélico. Una torpe estrategia de legitimación: conozco a pocos críticos que hayan vivido la guerra en primera persona y posean las herramientas para dar cuenta de su espíritu. En el mejor de los casos, la fantasía del buen reflejo podría significar un triunfo de la verosimilitud cinematográfica, pero me temo que más bien suele responder a la ingenuidad y la teatralidad del que la escribe.

Alejandro Amenábar ha puesto empeño en conseguir una película de la que los críticos puedan decir algo así: Refleja muy bien el sinsentido (o el horror, o el absurdo, o la incertidumbrede nuestra guerra civil. Todo en Mientras dure la guerra aspira a formar parte de un reflejo ideal: es un compendio de highlights históricos romantizados, grandes discursos y gestos de personajes ilustres a los que los actores ya no interpretan, sino imitan (las mejores actuaciones son también las más ridículas, a la vez fascinantes y espantosas como un museo de cera: ¡vean a un Millán-Astray más Millán-Astray que el verdadero!). En el límite de esfuerzo por participar de la historia verdadera, se confunden deliberadamente imágenes de archivo con imágenes reconstruidas. La imagen como prótesis de lo real.

Amenábar aspira a ser un director total. Fantasear con el rigor histórico no le impide lanzarse a un codicioso estudio de la psicología de sus personajes

Pero Amenábar aspira a ser un director total. Fantasear con el rigor histórico no le impide lanzarse a un codicioso estudio de la psicología de sus personajes. Quiere hilar el relato de la sublevación con un relato del pensamiento, de la confusión moral, de la dificultad de posicionarse, del error teórico y humano y de sus consecuencias efectivas. Quiere exceder narrativo para conseguir un retrato ejemplar de la España de hoy y de siempre, un gran fresco moralizante del carácter español. A través de las figuras de Miguel de Unamuno, de sus pintorescos amigos y de los generales del bando sublevado, la guerra no se muestra como una cuestión táctica, sino como una lucha de voluntades que cubre todo el espectro ideológico en conflicto. Los personajes son figuras complejas y carismáticas que monologan y discuten por medio de aforismos, se transforman y se resarcen enternecedoramente frente a nuestros ojos. 

Explicando el levantamiento a través de los misterios y las dudas de Unamuno (misterios y dudas: un relato bíblico, al fin y al cabo), Mientras dure la guerra entronca con una importante tradición del género bélico: la de las películas fascinadas por la deformación y la desviación de las conductas humanas en contextos de guerra. Tradición que recorre la historia del cine, desde el Napoleón de Abel Gance hasta los Malditos bastardos de Quentin Tarantino, y cuya culminación sería popularmente Apocalypse Now de Francis Ford Coppola, una película donde la guerra se presenta como un escenario agresivo y abstracto, felliniano, un infierno desatado sobre la Tierra, que lo ha transformado todo y también a los individuos, que sólo hacen y dicen cosas irracionales o de una razón alterada. Los coroneles histriónicos de Amenábar no aspiran a estar muy lejos de los de Coppola.

Esta fascinación por la psicología de los personajes convierte Mientras dure la guerra en una película de interiores: salones, despachos, dormitorios, capillas, cafés donde los personajes discuten. El exterior (donde se desarrolla la guerra) es un contraplano fugaz que Unamuno, empecinado en sus ideas, no quiere ver. Los campos de Castilla se nos enseñan en contadas ocasiones con un sentido metafórico, son la imagen de una España real frente a la España teórica, espiritual o moral que se discute. Sólo el sonido lejano de los fusilamientos perturba las interioridades del pensamiento, y en una única ocasión vemos la muerte: un movimiento de cámara maravillosamente frívolo encuadra a los fusilados en una cuneta, el travelling de Kapo particular de Amenábar, que demuestra su desconocimiento de los caprichos teóricos de la historia del cine. 

También Apocalypse Now es, en gran medida, una película de interiores. A Coppola no le interesa tanto la guerra como la forma en que afecta a sus personajes. Una oscuridad artificial se apodera del ambiente a medida que los protagonistas remontan el Mekong y se internan en la selva como en una pesadilla. El río es un pasillo cada vez más angosto, nebuloso, cercado por peligros invisibles. Las escenas de sinsentido (o de horror, o de absurdo, o de incertidumbre) que observan nuestros soldados desde su lancha se vuelven cada vez más turbadoras, más extravagantes, y afectan fatalmente a su psicología. También ellos hacen y dicen cosas cada vez más turbadoras y absurdas a medida que se aproximan a su destino. Las imágenes se van impregnando de un perverso misticismo. Alegorías, símbolos, imágenes sombrías. 

Un género tan problemático como el bélico no debería permanecer ajeno a esta lección: el cine es un asunto de imágenes y de historias, pero sobre todo es un asunto de humanidad

La guerra de Coppola no se presenta, como la de Amenábar, en forma de puzzle narrativo, sino como un periplo homérico, lineal y místico, un viaje al corazón de las tinieblas, pero las dos comparten una voluntad religiosa que les conduce irremediablemente a dar la espalda a la realidad para volverse hacia las figuras a las que admiran. Un encierro de carácter simbólico. Interior y exterior son construcciones mentales, metáforas en un caso de la locura y en el otro de la obcecación ideológica. Las dos películas terminan irremediablemente en un templo: en Apocalipse Now es un templo del horror, donde el coronel Kurtz despliega su rito sacrílego y su inaguantable cháchara hiperracional; en Mientras dure la guerra es un templo de la inteligencia (en palabras del propio Unamuno): el paraninfo de la Universidad de Salamanca, donde la narración se resuelve con el famoso enfrentamiento con Millán-Astray (Venceréis pero no convenceréis, etcétera). Las dos son obras con un fuerte carácter idólatra, más interesadas en las imágenes que en el cine, aunque la ambición de Coppola es todavía mayor que la de Amenábar: no pretende reflejar Vietnam, sino reconstruirlo. O incluso más: reconstruir su espíritu. Recordemos aquella famosa frase en su presentación en Cannes en 1979, de una entusiasta ingenuidad: Esta no es una película sobre Vietnam, esto es Vietnam. 

Ninguna de las dos me parece una gran película, aunque Apocalypse Now es sin duda dimensionalmente grande, cara, excesiva, y a lo largo del tiempo ha mostrado una capacidad asombrosa para recubrirse con un mito de origen que subraya sus esfuerzos (quizás demasiado evidentes) por resultar enigmática y definitiva. Coppola ha conseguido hacernos creer que el delirio que relata estaba ya inscrito en su proceso de creación, como un síntoma. A través de la rimbombante historia de su rodaje, es la guerra del cine (la del dinero, la de los avatares de la producción, la de la figura del autor combatiendo contra la industria, contra la meteorología, la de los actores que enloquecen y enferman en mitad de la selva) la que sostiene la guerra figurada que se nos presenta en la pantalla. La guerra está en todas partes. Una visión tan grandiosa que confunde la historia y la Historia, como apunta Serge Daney: “Un cineasta que alquila un país (Las Filipinas) para representar una guerra (la de Vietnam, apenas terminada) con el único propósito de continuar la metáfora forzada del destino del hombre blanco, con la garantía de Joseph Conrad y el cráneo afeitado de Marlon Brando como gran truco final”. Coppola es un “inventor de grandes artefactos en los cuales, llegado el momento, no tiene nada que poner [...] ¿Pero hay que reprocharle al diseñador de la hermosa jaula que, llegado el momento, sólo tenga un gato viejo para exhibir en ella. Esto es algo que comparte con Amenábar: dos directores de talentos limitados, que cuentan la guerra como un gran espectáculo de fuegos artificiales porque no saben contarla como una situación humana. Incapaces de un ejercicio de generosidad, es poco probable que sus egocéntricas visiones compartan algo, siquiera un reflejo, con una guerra verdadera.

Daney: “Las películas de Coppola, como las de Brian de Palma o algunas de Spielberg, son la sección manierista del cine americano. ¿Cómo explicar este concepto de manierismo? Las cosas ya no les suceden a los humanos, sino a la imagen. A la imagen. La imagen se convierte en un elemento del pathos, se pone en juego. Se nos hace temer por ella, nos preocupamos por su bienestar; la imagen ya no es mostrada por la cámara, sino fabricada”. Algo parecido ocurre con Mientras dure la guerra, donde finalmente es imposible evadirse del carácter artificial del acento de Franco, de la nariz postiza de Unamuno. Prótesis elevadas a la construcción del relato. Nuevamente: la imagen como prótesis de lo real. Las imágenes han suplantado por fin a la historia (¿y no es acaso una imagen mucho más confortable que la historia, mucho más clara?). Con algo menos de emoción que en el caso de Coppola (y esto es lo único que ambos tienen para ofrecernos: emoción), podemos decir que Amenábar es el gran manierista del cine español.

Frente a esta tradición de guerras cinematográficas diseñadas, estos decorados habitados por sofistas charlatanes, la historia del cine nos ofrece un modelo de representación diferente, que pretende evitar reflejos y reconstrucciones artificiosos. La posibilidad ideal de una guerra mostrada, o dicho de otra forma: la confianza en la imagen como es. El paradigma de este modelo es la Trilogía de Roberto Rossellini, y sobre todo ese fresco luminoso que es Paisà, una película donde confluyen, nuevamente, lo histórico y lo personal, lo mundano y lo místico, la crueldad y la duda, pero siempre con un sentido humano y revelador.

Paisà es, como Apocalypse Now, una película-viaje, dividida en seis episodios conectados por el avance virtual de los aliados y el repliegue de las tropas nazis durante la liberación italiana de sur a norte, desde Sicilia hasta el valle del Po. De este avance da cuenta una batería de imágenes documentales y una voz en off que articula el paso de un episodio a otro. Pero a Rossellini no le interesa el tiempo histórico, el gran relato, sino la forma en que los problemas humanos se inscriben en instantes precisos. El uso de imágenes documentales en Paisà no pretende, como en Mientras dure la guerra, legitimar la ficción a través de lo real, sino oponer el relato histórico y el relato individual. 

La gran revolución de Rossellini es situar al ser humano en el centro de la imagen, pensar a partir de él, colocar la cámara a la altura de sus ojos, crear imágenes de su escala

La gran revolución de Rossellini es situar al ser humano en el centro de la imagen, pensar a partir de él, colocar la cámara a la altura de sus ojos, crear imágenes de su escala. Esta Capilla Scrovegni del cine es un reencuentro con lo humano. El escenario no es construido sino encontrado, la planificación se adapta al movimiento de los cuerpos. Es cine moderno, mucho más moderno que Apocalypse Now y que Mientras dure la guerra: una visión sensata y civilizada, que no elude las exageraciones, los episodios melodramáticos o las ambiciones plásticas, pero que permanece ajena a las paradojas y a los gestos impostados. 

Los temas son el hambre, la crueldad, el amor, la soledad, la pérdida. La guerra no es un tema, es un contexto. Una situación excepcional que se impone sobre el territorio y sobre sus gentes, sobre una realidad que trata de mantenerse en pie. No es un asunto de nadie: desde luego no de los civiles, pero tampoco de los soldados. Nadie la sueña ni la admira, no es un delirio, aunque indudablemente está por todas partes. Todos la viven sin quererlo, y no hay filosofías ni grandes conclusiones que obtener de lo que sólo puede entenderse como un gran error histórico y humano. La guerra no define una humanidad distinta, sólo una humanidad frustrada y confusa. Una humanidad que muestra su torpeza a través de gestos simples. Rossellini se interesa por los problemas de comunicación entre soldados americanos, italianos, británicos y alemanes, por los malentendidos, por el azar, por las búsquedas infructuosas, por la falta de perspectiva desde el interior del conflicto, por la incapacidad de comprender la dimensión del peligro o de encontrar normas a las que aferrarse, tanto en un sentido legal como moral. 

Es curioso que el único episodio de carácter filosófico de Paisà también ocurra, como en las películas de Coppola y Amenábar, en un templo: en la tranquilidad de un monasterio franciscano en la Romaña donde han ido a hospedarse tres capellanes militares norteamericanos. Uno de estos capellanes es católico, otro judío, y otro protestante. Ese mismo día, después de meses de escasez, los campesinos traen ofrendas al convento, y se prepara una comilona. Los monjes franciscanos, escandalizados al descubrir la orientación religiosa de sus huéspedes no católicos, deciden hacer un sacrificio espiritual. A pesar del hambre, rechazan el festín y, mientras ellos comen, ayunan para rogar por su salvación. Cuando los huéspedes comprenden lo que sucede, el capellán católico, conmovido, se levanta para dar un discurso: “Hoy me habéis hecho un gran regalo y siento que siempre estaré en deuda con vosotros. He encontrado aquí la serenidad espiritual que había perdido con los horrores y la miseria de la guerra. Una bella y conmovedora lección de humildad, sencillez y pura fe”. Y añade: “Paz a los hombres de buena voluntad”.

El cine de Rossellini dispone de algo que no disponen ni el de Coppola ni el de Amenábar, y que define la diferencia entre el espectáculo y el arte: un intenso carácter humanista. No es que Apocalypse Now y Mientras dure la guerra no sean buenas películas (¡por supuesto que lo son!): una es un ambicioso ejercicio de reconstrucción y de reflexión sobre el poder y el destino, y la otra un voluntarioso laberinto espejado. Pero Paisà es algo más, algo importante: una defensa de lo humano que sobrevive incluso en la peor de las situaciones. Ignoro si la guerra de Rossellini se parece a una guerra de verdad, si es un buen reflejo, pero estoy seguro de la esperanza que deposita en todo lo que captura su cámara, de su amor por cada cosa que muestra. Un género tan problemático como el bélico no debería permanecer ajeno a esta lección: el cine es un asunto de imágenes y de historias, pero sobre todo es un asunto de humanidad.

El 1 de octubre, CTXT abre nuevo local para su comunidad lectora en el barrio de Chamberí. Se llamará El Taller de CTXT y será bar, librería y espacio de debates, presentaciones de libros, talleres, agitación y...

Este artículo es exclusivo para las personas suscritas a CTXT. Puedes suscribirte aquí

Autor >

Vicente Monroy

Suscríbete a CTXT

Orgullosas
de llegar tarde
a las últimas noticias

Gracias a tu suscripción podemos ejercer un periodismo público y en libertad.
¿Quieres suscribirte a CTXT por solo 6 euros al mes? Pulsa aquí

Artículos relacionados >

2 comentario(s)

¿Quieres decir algo? + Déjanos un comentario

  1. Pere C

    Me has recordado un fragmento de "El hombre en suspenso", de Saul Bellow: "- Entonces, en el plano ideal, ¿cómo te gustaría considerar la guerra? - Me gustaría verla como un incidente. - ¿Solo un incidente? - Uno muy importante; tal vez el más importante que ha ocurrido jamás. Pero, de todos modos, un incidente. ¿Hace que cambie la verdadera naturaleza del mundo? No. ¿Decidirá, en última instancia, las principales cuestiones de la existencia? No. ¿Nos rescatará espiritualmente? Tampoco. ¿Nos liberará en el sentido más burdo, es decir, tan solo para que se nos permita respirar y comer? Así lo espero, pero no estoy seguro de que lo haga. La guerra no es crucial en ningún aspecto esencial, si aceptas lo que entiendo por esencial. Supongamos que tuviera una visión completa de la vida. Entonces no estaría afectado en esencia. La guerra puede destruirme físicamente. Eso puede hacerlo. Pero también pueden las bacterias. Deben preocuparme, naturalmente, he de tenerlas en cuenta. Son capaces de aniquilarme. Pero, mientras esté vivo, debo seguir mi destino a pesar de ellas."

    Hace 4 años 6 meses

  2. Douglas

    ¿APOCALYPSE NOW una pelicula de interiores? Menudo disparate... Y MIENTRAS DURE LA GUERRA es una peli de personajes, no ya de guerra...

    Hace 4 años 6 meses

Deja un comentario


Los comentarios solo están habilitados para las personas suscritas a CTXT. Puedes suscribirte aquí