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De aburrir.
1. m. Cansancio del ánimo originado por falta de estímulo o distracción, o por molestia reiterada.
2. m. Persona, cosa o situación que aburre.
Ir al lejanísimo Metropolitano, o donde se quiera, a ver jugar al Atleti es, ha sido y debería seguir siendo un plan en el que la alegría y el entusiasmo disolvieran cualquier otro ánimo en la hinchada. Y el humor, por supuesto, a cualquier precio. Ejemplo: En un semáforo desde el que ya se puede ver la visera del estadio, una voz, con grave acento cheli, dice:
˝Yo toda la ropa que tengo de vestir es de Hilfiger”.
-¿Del Atleti?, contesta uno que no ha escuchado bien o no conoce la marca. ¿Tu vas al trabajo vestido de rojiblanco?
Y un tercero apostilla, –¿Ah, pero hay ropa que no sea de vestir? Coño, claro, la ropa vieja. Luz verde y descojone general. No duraría mucho.
Cuando el pitido inicial es a las cuatro de la tarde no da tiempo a comer tranquilamente. Si encima has tenido que currar por la mañana, te puedes conformar con un par de pinchos y unos dobles, cacahuetes y chocolatinas revenidas de postre. La grada se va ocupando con el balón ya en juego. Miguel “Carnes” y Dani “el Pesca” llegan divertidos y animosos pasado el cuarto de hora, tras haber cerrado apresuradamente sus puestos en el mercado.
¿Ha pasado algo? Preguntan y obtienen la callada por respuesta. Hasta entonces Costa y Morata han perseverado en dar la impresión de no estar finos. Joao sí que se enseña, la cabeza alta y los movimientos de un bailarín inspirado que derrama clase. Pero sus piernas y sus costillas reciben el generoso castigo de una zaga valencianista severísima, vieja escuela.
El menino solo no puede, aunque alimentado por los pulmones de Koke y un Arias que crece siempre que es titular.
Él no parece de la derechita cobarde, su banda bulle y nos alegramos mucho. Algo es algo.
En el 35’ se pita un penalti a favor que Costa marca por el centro de la portería y no celebra tanto como la tropa. Llega el intermedio y en los urinarios se oye
“la pelota ha circulado como los coches de choque”.
En el 53, doble cambio. Thomas, en su actuación más gris y un siempre marengo Hermoso dejan sus plazas a Lemar y Lodi. A recular, a recular, y más todavía cuando Morata es cambiado por Llorente en el 67. El pesimismo cunde entre los abonados culinquietos pensando en 25 minutos a la defensiva.
La fe simplista no nos adoctrina, contra el aburrimiento queremos más, con el Cholo, desde luego, pero sin asustarnos cada vez que el equipo se adelanta en el marcador. Atufaba a empate y llegó, cierto es que fue un minuto en el que los colchoneros pudieron cerrar el choque, pero Lemar, o un primo suyo que deambula por el césped desde hace varios meses, no se tiró a rematar en tromba un cuero dividido en el área grande. Se rumorea que anda el mediopunta francés traduciendo entre horas El derecho a la pereza de Paul Lafargue, maravilloso librito, mientras en el confortabilísimo salón de su humilde morada suena de fondo el maestro Javier Krahe. Dicen.
Mientras tanto el Valencia se infiltraba cómodo entre las líneas enemigas cuando se quebró el tobillo de Joao y adiós buenas tardes (tres semanas de baja es el mal augurio).
Enseguida se señala una falta en contra en un lugar peligroso que comete Saúl, a quien echamos de menos en su mejor versión. Volverá, le esperamos. La pateó un madrileño que luce tripita cervecera y que gobernó el partido de cabo a rabo: Dani Parejo se llama, quien como el año pasado, después de mojar, volvió a señalarse el nombre en la camiseta. Un golazo.
Luis Aragonés no te lo perdonaría nunca, nunca.
El Atleti parece un púgil sin fuelle que se protege. La pelota es del Valencia. Cuando el aire parece faltar, Oblak se mosquea y saca una mano de prestidigitador. Cada día te queremos más, our own personal Jesus.
Como sabiamente señala Agustín, con quien he visto en diversos estadios decenas de partidos, los socios del Atleti pueden con todo menos con el aburrimiento. “Eso sí que no lo soportamos”. Ahí queda eso.
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Autor >
Luis Mengs
Luis Mengs es realizador. Algunos de sus trabajos se han proyectado en museos como el Thyssen-Bornemisza de Madrid, Bellas Artes de Bilbao, Fundación Telefónica, Reina Sofía, Nagasaki Prefectural Art Museum, Public Library de Nueva York y el Palacio de Carlos V en Granada. Desde 2015 dirige con mano de hierro una empresa de un solo empleado.
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