La generación milenial se consuela con el horóscopo
Tanto para llenar un vacío espiritual como para ahondar en el autoconocimiento, el lenguaje renovado y diverso de la astrología se adapta a los jóvenes, que la han abrazado como una parte más de su cotidianidad
Mar Armengol 26/11/2019
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Desde hace un tiempo, el universo de Instagram se ha nutrido de memes y de GIFs que hablan sobre astrología, horóscopos, etc. Incluso una publicación de Instagram del New York Magazine del 15 de junio de 2017 hablaba sobre “la temida época de Géminis”. Las gemelas de El Resplandor, la película de Kubrick, ilustraban un copy en el que se hablaba de lo caótico que podía ser este período, y concluía con la siguiente afirmación: “Tal vez solo eres un ser humano que tiene un día raro pero tal vez, también, es época de Géminis”. En resumen, en el escaparate visual más grande de la red, con permiso de Pinterest, la astrología se presenta hoy como algo milenial y refleja una tendencia que no parece pasajera.
¿Alguien sabe definir “carta astral”?
Antes de ahondar en la cuestión milenial, conviene hacer un breve repaso de la materia: el origen del fenómeno que hoy se engloba bajo el término “astrología” apunta a Babilonia. También se suele usar el término “horóscopo”, aunque no abarca todo este vasto universo. Los babilonios primero, y luego los griegos y los romanos, fueron los artífices de este fenómeno que explora la relación de cada persona con el mundo. En este caso, “hablamos de astrología occidental, una mezcla de conocimientos prácticos de la astronomía, con matemáticas y espiritualidad. Unos conocimientos desligados del conocimiento estándar masculino, neutro, científico occidental”, apunta Miren Olasagasti, socióloga.
A partir de la hora y el lugar de su nacimiento, a cada persona le corresponde un signo del zodíaco, que equivale a la constelación por la que se distingue el Sol visto desde la Tierra en ese instante. Cada signo del zodiaco tiene unas características, que ayudan a retratar a esta persona. Pero no todo acaba aquí: la personalidad de cada individuo no la define, en teoría, este signo y basta, sino también el resto de planetas del Sistema Solar, que transitaban por una constelación determinada también en ese momento. Esta lectura más sofisticada, junto con otros parámetros, la proporciona la “carta astral”, que no es “estática”, es decir, que podría llegar a interpretarse cada día.
Sí, existe una app sobre esto
En un plano básico, si una persona nació un 22 de mayo de 1991 a las 15:30h en Barcelona su signo es Géminis, y por lo tanto será comunicativa, a grandes rasgos. Pero su luna es Virgo y su ascendente, también, por lo tanto su mundo interior y su toma de decisiones, respectivamente, están más bien condicionados por una necesidad de análisis y de orden. A estas combinaciones cabe sumar otras, como por ejemplo que Géminis es un signo de aire, o sea, volátil, cambiante.
Esto es lo que apunta la aplicación Sanctuatry, lanzada este año, que explica el complejo lenguaje de la astrología con memes, GIFs y emojis. No tiene en cuenta, aparentemente, dos nuevos signos, Ofiuco y Cetus, que podrían alterar esta descripción, pero parece que no han cristalizado en el imaginario colectivo. Según tuiteó Esperanza Gracia, referente en cuestiones de astrología, “ni caso a la NASA”.
Espiritualidad y autoconocimiento. Dos perspectivas complementarias
En una conversación con Andrea Gumes, periodista, milenial, y redactora del horóscopo de VICE en su edición española desde hace un año, comenta lo siguiente: “El lenguaje [del horóscopo] se ha reinventado para adaptarse a los tiempos”. Y añade: “Ha sabido hacer lo que no ha sabido hacer la religión”. De hecho, ante la pregunta “¿por qué nos interesa la astrología ahora?”, la analista sociocultural Miren Olasagasti comenta: “Lo ligaría con la caída de las prácticas religiosas normativas, especialmente en el Occidente europeo. Hay gente que se define como atea pero que se adscribe a nuevas religiones paganas, al yoga... Hay un vacío espiritual e intentamos buscar explicaciones irracionales que se salen de la ciencia normativa”.
Por otro lado, Rocío Pérez, periodista y analista sociocultural, describe este fenómeno como “una forma alternativa de autoconocimiento. [...] Vivimos en sociedades súper rápidas, vertiginosas, muy individuales y que nos alienan en el plano de la precariedad, con muchas propuestas de formas de relación, pero es mucha información y acaba bloqueando la reflexión interna. Esto [la astrología] es algo interesante y que te ayuda a hacer crítica”.
Entroncando con esta apreciación, la periodista Amy Larocca, en este artículo para The Cut, apunta que “el nuevo tipo [de astrología] se centra en algo diferente; una clase de acercamiento de ‘prueba alguna cosa’ para tu crecimiento personal”.
La dimensión de este asunto también se trata en el espacio público: Miren Olasagasti y Rocío Pérez hablaron sobre estas aproximaciones contemporáneas al fenómeno de la astrología en este encuentro de Sociología Ordinaria, un grupo de investigación de Sociología de la Universidad Complutense de Madrid, en el espacio cultural Medialab-Prado, en Madrid, el pasado mes de mayo.
Y “Mercurio retrógrado” es…
En una época de precariedad que ha afectado totalmente a la generación milenial, para Andrea Gumes el horóscopo también es un consuelo: “Puedes echarle la culpa a Mercurio retrógrado, que provoca un clima de tensión y despistes”, y añade: “En la definición de Mercurio retrógrado debería salir ‘he pagado 30 euros para recuperar un archivo que eliminé de la Papelera’”.
Alguien podría sospechar que una mujer daría una explicación de este carismático y a veces temido “Mercurio retrógrado” mejor que un hombre, pero no es así: Andrea comenta que, si bien relaciona este fenómeno con el empoderamiento femenino, cuando se trata de sus horóscopos, “me preguntan tanto chicos como chicas”. Y Miren Olasagasti añade que la astrología es “un conocimiento autónomo no ligado a la masculinidad. Creo que tiene conexión con la gente LGTB. [...] Es un saber que se había dejado de lado y con nuestra capacidad de conectar lo hemos puesto encima de la mesa”. Rocío Pérez complementa con los adjetivos “horizontal” y “versátil internamente” para referirse a ello. Esta conversación, por lo tanto, es plural y diversa.
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