En CTXT podemos mantener nuestra radical independencia gracias a que las suscripciones suponen el 70% de los ingresos. No aceptamos “noticias” patrocinadas y apenas tenemos publicidad. Si puedes apoyarnos desde 3 euros mensuales, suscribete aquí
Como el PP, esclavo de los dictados del Mercado, con la disculpa de la tradición y el nombre de España, la estabilidad y el buen gobierno, no puede presumir de su política antisocial (reforma laboral, ley mordaza, amnistía fiscal para la grandes fortunas, alianza con la ultraderecha, etc.), que marca y define su razón de ser, heredera del franquismo, vía Fraga Iribarne y otros líderes, gasta toda su pólvora en atacar al PSOE, que siempre le vence en las urnas electorales, con gran ventaja, y en denigrar a Podemos, bajo la etiqueta de “comunistas”, que ya no se lleva. Madrid, donde gobierna, con la imprescindible ayuda de Vox, en el Ayuntamiento y en la Comunidad, aunque en las elecciones obtuvo muchos menos votos que el PSOE, es un buen ejemplo de su ideología programática, y, como les da vergüenza su alianza con los ultras, por donde asoman sus auténticas intenciones, cuando estos meten la pata, miran para otro lado, como hacía Rajoy con los escándalos de su partido, de Bárcenas a Rodrigo Rato y un largo etcétera, y le dan largas al asunto. Dos recientes sucesos confirman su naturaleza política. El impresentable alcalde de la capital, obsesionado por la herencia de Manuela Carmena, antepasada en el cargo y a la que no le llega ni a la suela del zapato, debutó derogando la norma de Madrid Central, que ha demostrado su eficacia contra la polución ciudadana, según las normas europeas, ha reincidido en su lucha contra la antigua alcaldesa, destruyendo el Memorial histórico de los tres mil fusilados madrileños del franquismo, después de terminada la guerra civil y en plena paz (¡), en un intento de borrar, de una tacada, el legado de Carmena y el de Franco. Son señas de identidad bien a las claras y con un impudor vergonzante. Y, por si fuera poco, su ridícula reacción ante el ataque del secretario general de Vox, contra la violencia de género, por el respeto (¡) a la libertad de expresión, deja las cosas en su punto, y su salida de que “lo estudiará” diluye en el tiempo su responsabilidad. Su final “reprobación” de Ortega Smith es puramente retórica, puesto que nada cambia y no cuesta nada hacerlo. La alianza sigue en pie y el alcalde sigue en manos de Vox. Esto es inconcebible en la Europa democrática, que ha establecido un cordón sanitario, para preservarse del contagio de sus Vox respectivos. Y, para terminar, sobre el tema de las alianzas, para un demócrata de verdad elegir entre los independentistas y Vox, es no elegir a Vox, porque es elegir la libertad, sin que España corra ningún peligro.
Ya está abierto El Taller de CTXT, el local para nuestra comunidad lectora, en el barrio de Chamberí (C/ Juan de Austria, 30). Pásate y disfruta de debates, presentaciones de libros, talleres, agitación y eventos...
Autor >
Luciano G. Egido
Es escritor y periodista. Autor de numerosas novelas y ensayos por los que ha obtenido diversos premios.
Suscríbete a CTXT
Orgullosas
de llegar tarde
a las últimas noticias
Gracias a tu suscripción podemos ejercer un periodismo público y en libertad.
¿Quieres suscribirte a CTXT por solo 6 euros al mes? Pulsa aquí