1. Número 1 · Enero 2015

  2. Número 2 · Enero 2015

  3. Número 3 · Enero 2015

  4. Número 4 · Febrero 2015

  5. Número 5 · Febrero 2015

  6. Número 6 · Febrero 2015

  7. Número 7 · Febrero 2015

  8. Número 8 · Marzo 2015

  9. Número 9 · Marzo 2015

  10. Número 10 · Marzo 2015

  11. Número 11 · Marzo 2015

  12. Número 12 · Abril 2015

  13. Número 13 · Abril 2015

  14. Número 14 · Abril 2015

  15. Número 15 · Abril 2015

  16. Número 16 · Mayo 2015

  17. Número 17 · Mayo 2015

  18. Número 18 · Mayo 2015

  19. Número 19 · Mayo 2015

  20. Número 20 · Junio 2015

  21. Número 21 · Junio 2015

  22. Número 22 · Junio 2015

  23. Número 23 · Junio 2015

  24. Número 24 · Julio 2015

  25. Número 25 · Julio 2015

  26. Número 26 · Julio 2015

  27. Número 27 · Julio 2015

  28. Número 28 · Septiembre 2015

  29. Número 29 · Septiembre 2015

  30. Número 30 · Septiembre 2015

  31. Número 31 · Septiembre 2015

  32. Número 32 · Septiembre 2015

  33. Número 33 · Octubre 2015

  34. Número 34 · Octubre 2015

  35. Número 35 · Octubre 2015

  36. Número 36 · Octubre 2015

  37. Número 37 · Noviembre 2015

  38. Número 38 · Noviembre 2015

  39. Número 39 · Noviembre 2015

  40. Número 40 · Noviembre 2015

  41. Número 41 · Diciembre 2015

  42. Número 42 · Diciembre 2015

  43. Número 43 · Diciembre 2015

  44. Número 44 · Diciembre 2015

  45. Número 45 · Diciembre 2015

  46. Número 46 · Enero 2016

  47. Número 47 · Enero 2016

  48. Número 48 · Enero 2016

  49. Número 49 · Enero 2016

  50. Número 50 · Febrero 2016

  51. Número 51 · Febrero 2016

  52. Número 52 · Febrero 2016

  53. Número 53 · Febrero 2016

  54. Número 54 · Marzo 2016

  55. Número 55 · Marzo 2016

  56. Número 56 · Marzo 2016

  57. Número 57 · Marzo 2016

  58. Número 58 · Marzo 2016

  59. Número 59 · Abril 2016

  60. Número 60 · Abril 2016

  61. Número 61 · Abril 2016

  62. Número 62 · Abril 2016

  63. Número 63 · Mayo 2016

  64. Número 64 · Mayo 2016

  65. Número 65 · Mayo 2016

  66. Número 66 · Mayo 2016

  67. Número 67 · Junio 2016

  68. Número 68 · Junio 2016

  69. Número 69 · Junio 2016

  70. Número 70 · Junio 2016

  71. Número 71 · Junio 2016

  72. Número 72 · Julio 2016

  73. Número 73 · Julio 2016

  74. Número 74 · Julio 2016

  75. Número 75 · Julio 2016

  76. Número 76 · Agosto 2016

  77. Número 77 · Agosto 2016

  78. Número 78 · Agosto 2016

  79. Número 79 · Agosto 2016

  80. Número 80 · Agosto 2016

  81. Número 81 · Septiembre 2016

  82. Número 82 · Septiembre 2016

  83. Número 83 · Septiembre 2016

  84. Número 84 · Septiembre 2016

  85. Número 85 · Octubre 2016

  86. Número 86 · Octubre 2016

  87. Número 87 · Octubre 2016

  88. Número 88 · Octubre 2016

  89. Número 89 · Noviembre 2016

  90. Número 90 · Noviembre 2016

  91. Número 91 · Noviembre 2016

  92. Número 92 · Noviembre 2016

  93. Número 93 · Noviembre 2016

  94. Número 94 · Diciembre 2016

  95. Número 95 · Diciembre 2016

  96. Número 96 · Diciembre 2016

  97. Número 97 · Diciembre 2016

  98. Número 98 · Enero 2017

  99. Número 99 · Enero 2017

  100. Número 100 · Enero 2017

  101. Número 101 · Enero 2017

  102. Número 102 · Febrero 2017

  103. Número 103 · Febrero 2017

  104. Número 104 · Febrero 2017

  105. Número 105 · Febrero 2017

  106. Número 106 · Marzo 2017

  107. Número 107 · Marzo 2017

  108. Número 108 · Marzo 2017

  109. Número 109 · Marzo 2017

  110. Número 110 · Marzo 2017

  111. Número 111 · Abril 2017

  112. Número 112 · Abril 2017

  113. Número 113 · Abril 2017

  114. Número 114 · Abril 2017

  115. Número 115 · Mayo 2017

  116. Número 116 · Mayo 2017

  117. Número 117 · Mayo 2017

  118. Número 118 · Mayo 2017

  119. Número 119 · Mayo 2017

  120. Número 120 · Junio 2017

  121. Número 121 · Junio 2017

  122. Número 122 · Junio 2017

  123. Número 123 · Junio 2017

  124. Número 124 · Julio 2017

  125. Número 125 · Julio 2017

  126. Número 126 · Julio 2017

  127. Número 127 · Julio 2017

  128. Número 128 · Agosto 2017

  129. Número 129 · Agosto 2017

  130. Número 130 · Agosto 2017

  131. Número 131 · Agosto 2017

  132. Número 132 · Agosto 2017

  133. Número 133 · Septiembre 2017

  134. Número 134 · Septiembre 2017

  135. Número 135 · Septiembre 2017

  136. Número 136 · Septiembre 2017

  137. Número 137 · Octubre 2017

  138. Número 138 · Octubre 2017

  139. Número 139 · Octubre 2017

  140. Número 140 · Octubre 2017

  141. Número 141 · Noviembre 2017

  142. Número 142 · Noviembre 2017

  143. Número 143 · Noviembre 2017

  144. Número 144 · Noviembre 2017

  145. Número 145 · Noviembre 2017

  146. Número 146 · Diciembre 2017

  147. Número 147 · Diciembre 2017

  148. Número 148 · Diciembre 2017

  149. Número 149 · Diciembre 2017

  150. Número 150 · Enero 2018

  151. Número 151 · Enero 2018

  152. Número 152 · Enero 2018

  153. Número 153 · Enero 2018

  154. Número 154 · Enero 2018

  155. Número 155 · Febrero 2018

  156. Número 156 · Febrero 2018

  157. Número 157 · Febrero 2018

  158. Número 158 · Febrero 2018

  159. Número 159 · Marzo 2018

  160. Número 160 · Marzo 2018

  161. Número 161 · Marzo 2018

  162. Número 162 · Marzo 2018

  163. Número 163 · Abril 2018

  164. Número 164 · Abril 2018

  165. Número 165 · Abril 2018

  166. Número 166 · Abril 2018

  167. Número 167 · Mayo 2018

  168. Número 168 · Mayo 2018

  169. Número 169 · Mayo 2018

  170. Número 170 · Mayo 2018

  171. Número 171 · Mayo 2018

  172. Número 172 · Junio 2018

  173. Número 173 · Junio 2018

  174. Número 174 · Junio 2018

  175. Número 175 · Junio 2018

  176. Número 176 · Julio 2018

  177. Número 177 · Julio 2018

  178. Número 178 · Julio 2018

  179. Número 179 · Julio 2018

  180. Número 180 · Agosto 2018

  181. Número 181 · Agosto 2018

  182. Número 182 · Agosto 2018

  183. Número 183 · Agosto 2018

  184. Número 184 · Agosto 2018

  185. Número 185 · Septiembre 2018

  186. Número 186 · Septiembre 2018

  187. Número 187 · Septiembre 2018

  188. Número 188 · Septiembre 2018

  189. Número 189 · Octubre 2018

  190. Número 190 · Octubre 2018

  191. Número 191 · Octubre 2018

  192. Número 192 · Octubre 2018

  193. Número 193 · Octubre 2018

  194. Número 194 · Noviembre 2018

  195. Número 195 · Noviembre 2018

  196. Número 196 · Noviembre 2018

  197. Número 197 · Noviembre 2018

  198. Número 198 · Diciembre 2018

  199. Número 199 · Diciembre 2018

  200. Número 200 · Diciembre 2018

  201. Número 201 · Diciembre 2018

  202. Número 202 · Enero 2019

  203. Número 203 · Enero 2019

  204. Número 204 · Enero 2019

  205. Número 205 · Enero 2019

  206. Número 206 · Enero 2019

  207. Número 207 · Febrero 2019

  208. Número 208 · Febrero 2019

  209. Número 209 · Febrero 2019

  210. Número 210 · Febrero 2019

  211. Número 211 · Marzo 2019

  212. Número 212 · Marzo 2019

  213. Número 213 · Marzo 2019

  214. Número 214 · Marzo 2019

  215. Número 215 · Abril 2019

  216. Número 216 · Abril 2019

  217. Número 217 · Abril 2019

  218. Número 218 · Abril 2019

  219. Número 219 · Mayo 2019

  220. Número 220 · Mayo 2019

  221. Número 221 · Mayo 2019

  222. Número 222 · Mayo 2019

  223. Número 223 · Mayo 2019

  224. Número 224 · Junio 2019

  225. Número 225 · Junio 2019

  226. Número 226 · Junio 2019

  227. Número 227 · Junio 2019

  228. Número 228 · Julio 2019

  229. Número 229 · Julio 2019

  230. Número 230 · Julio 2019

  231. Número 231 · Julio 2019

  232. Número 232 · Julio 2019

  233. Número 233 · Agosto 2019

  234. Número 234 · Agosto 2019

  235. Número 235 · Agosto 2019

  236. Número 236 · Agosto 2019

  237. Número 237 · Septiembre 2019

  238. Número 238 · Septiembre 2019

  239. Número 239 · Septiembre 2019

  240. Número 240 · Septiembre 2019

  241. Número 241 · Octubre 2019

  242. Número 242 · Octubre 2019

  243. Número 243 · Octubre 2019

  244. Número 244 · Octubre 2019

  245. Número 245 · Octubre 2019

  246. Número 246 · Noviembre 2019

  247. Número 247 · Noviembre 2019

  248. Número 248 · Noviembre 2019

  249. Número 249 · Noviembre 2019

  250. Número 250 · Diciembre 2019

  251. Número 251 · Diciembre 2019

  252. Número 252 · Diciembre 2019

  253. Número 253 · Diciembre 2019

  254. Número 254 · Enero 2020

  255. Número 255 · Enero 2020

  256. Número 256 · Enero 2020

  257. Número 257 · Febrero 2020

  258. Número 258 · Marzo 2020

  259. Número 259 · Abril 2020

  260. Número 260 · Mayo 2020

  261. Número 261 · Junio 2020

  262. Número 262 · Julio 2020

  263. Número 263 · Agosto 2020

  264. Número 264 · Septiembre 2020

  265. Número 265 · Octubre 2020

  266. Número 266 · Noviembre 2020

  267. Número 267 · Diciembre 2020

  268. Número 268 · Enero 2021

  269. Número 269 · Febrero 2021

  270. Número 270 · Marzo 2021

  271. Número 271 · Abril 2021

  272. Número 272 · Mayo 2021

  273. Número 273 · Junio 2021

  274. Número 274 · Julio 2021

  275. Número 275 · Agosto 2021

  276. Número 276 · Septiembre 2021

  277. Número 277 · Octubre 2021

  278. Número 278 · Noviembre 2021

  279. Número 279 · Diciembre 2021

  280. Número 280 · Enero 2022

  281. Número 281 · Febrero 2022

  282. Número 282 · Marzo 2022

  283. Número 283 · Abril 2022

  284. Número 284 · Mayo 2022

  285. Número 285 · Junio 2022

  286. Número 286 · Julio 2022

  287. Número 287 · Agosto 2022

  288. Número 288 · Septiembre 2022

  289. Número 289 · Octubre 2022

  290. Número 290 · Noviembre 2022

  291. Número 291 · Diciembre 2022

  292. Número 292 · Enero 2023

  293. Número 293 · Febrero 2023

  294. Número 294 · Marzo 2023

  295. Número 295 · Abril 2023

  296. Número 296 · Mayo 2023

  297. Número 297 · Junio 2023

  298. Número 298 · Julio 2023

  299. Número 299 · Agosto 2023

  300. Número 300 · Septiembre 2023

  301. Número 301 · Octubre 2023

  302. Número 302 · Noviembre 2023

  303. Número 303 · Diciembre 2023

  304. Número 304 · Enero 2024

  305. Número 305 · Febrero 2024

  306. Número 306 · Marzo 2024

  307. Número 307 · Abril 2024

  308. Número 308 · Mayo 2024

  309. Número 309 · Junio 2024

  310. Número 310 · Julio 2024

  311. Número 311 · Agosto 2024

  312. Número 312 · Septiembre 2024

  313. Número 313 · Octubre 2024

  314. Número 314 · Noviembre 2024

Ayúdanos a perseguir a quienes persiguen a las minorías. Total Donantes 3.340 Conseguido 91% Faltan 16.270€

TRIBUNA

Latinoamérica: poder hablar sin uniforme

Para un parte de la izquierda, la única postura válida sobre lo que sucede en Bolivia es el completo cierre de filas

Nuria Alabao 4/12/2019

<p>Protesta en la Paz, Bolivia. DANIELLE PEREIRA</p>

Protesta en la Paz, Bolivia. DANIELLE PEREIRA

DANIELLE PEREIRA

En CTXT podemos mantener nuestra radical independencia gracias a que las suscripciones suponen el 70% de los ingresos. No aceptamos “noticias” patrocinadas y apenas tenemos publicidad. Si puedes apoyarnos desde 3 euros mensuales, suscribete aquí

Las redes funcionan como un ágora pública que, más allá de que a veces nos encierren en burbujas de sentido, permiten sondear estados de opinión sobre cuestiones de actualidad. Estos días, por ejemplo, hemos podido asistir a la exigencia de cierre de filas de cierta izquierda con el gobierno de Evo Morales al respecto de la crisis política abierta tras las elecciones presidenciales. 

Aquí, cierre de filas significa que se rechaza de plano cualquier análisis de la situación con cierto grado de complejidad. Si algún osado se permite criticar de cualquier manera las políticas del gobierno de Morales o hacerse eco del descontento popular –que también está contenido en las protestas–, solo puede estar al servicio del golpismo yanki, se le acusa de “legitimar” el golpe o aún peor, de cargar sobre sus propios hombros las muertes de estos días. La misma estrategia del vicepresidente boliviano, García Linera, que en una entrevista para Telesur señala el lado “correcto” a las corrientes críticas: ¿veis? en la otra parte solo hay fascismo y muertos. O conmigo o contra mí, un clásico. Nos propone “elegir” entre su populismo estatista –cada vez más autoritario– o neoliberalismo salvaje con ropajes postfascistas para que podamos “escoger” lo menos malo, borrando así el movimiento destituyente desde abajo que también ha existido.

Los procesos políticos no acostumbran a ser historias de buenos y malos donde solo es posible una postura “correcta”. Sin embargo, en los conflictos existentes de la política internacional se traza una línea con regla y se exige sumarse a uno de los bandos y cualquier ambigüedad es penalizada con furibundos ataques. De esta manera se construyen imaginarios sobre algunos lugares, ya sea Venezuela, Bolivia o Nicaragua, donde la ideología proporciona un posicionamiento previo. No hay matices. El imperialismo estadounidense o la geoestrategia de los poderes internacionales se convierte en la respuesta fácil que hace de barrera del pensamiento crítico: el petróleo explica Venezuela, el litio, Bolivia y así todo. El intervencionismo estadounidense lleva estos últimos veinte años confrontado a los procesos de cambio en Latinoamérica, pero lo que hay que preguntarse es por qué estas intervenciones funcionan ahora y antes no, qué es lo que ha cambiado. Es decir, por qué los gobiernos progresistas han perdido apoyo popular, muchas veces de sus mismas bases que los auparon. Para entenderlo, no sirven los dogmas. La política no es una religión. Por eso el llamamiento de la feminista de Raquel Gutiérrez a “desarmar la lógica de polarización, enfrentamiento y champa guerra que hoy desgarran las ciudades y regiones de Bolivia”.

La golpista derecha latinoamericana

Es cierto que lo que se llamaron “revoluciones” de América Latina supusieron durante un tiempo una esperanza para las que buscamos alternativas al neoliberalismo. Muchas fuimos a trabajar allí –en mi caso a Venezuela– comprometidas de primera mano en esos mismos procesos que ahora se tambalean. Apostamos a la promesa de otras vías posibles. Reconocimos propuestas emancipatorios en las constituyentes de Venezuela, Bolivia, Ecuador y en sus incipientes pasos donde en un primer momento también se redistribuyó el poder. Vimos emerger en la política a los sujetos excluidos de la democracia representativa: los campesinos sin tierra, los habitantes de las favelas, los indígenas… Si no una revolución, reconocimos formas efectivas de redistribución de la riqueza que se llevaron adelante en esos países y extrajimos algunas enseñanzas. Descubrimos también el rostro de una oposición virulenta, golpista, impulsada además por la estrategia intervencionista de EE.UU., que la ha apoyado y financiado bajo la excusa de la “promoción de la democracia”.

La falta de alternativas hoy como ayer imprime una dificultad extra a la hora de posicionarse públicamente, pero también da excusas a los gobiernos de turno para borrar del mapa cualquier oposición por abajo. Estos días en Bolivia, reconocemos el rostro de esa oposición violenta y su nuevo estilo vinculado al giro postfascista mundial, su rostro surcado de racismo y antifeminismo, y parece que solo se pueda apoyar “a la otra parte”. ¿Pero cuál es la otra parte? ¿Es nuestra parte? ¿Estamos defendiendo lo mismo? En Bolivia, organizaciones obreras como la Central Obrera Boliviana (COB) o la Federación Sindical de Trabajadores Mineros de Bolivia (FSTMB) –que contribuyeron en su día al triunfo de Morales–, movimientos indígenas o feministas –y que ahora están luchando en primera línea contra el golpe– fueron los primeros en denunciar tanto los problemas del modelo económico extractivista, como el hecho de que Morales haya tensado la democracia boliviana, lo que ha contribuido a allanar el camino del golpe postfascista que se produce hoy. El hecho más reciente: la convocatoria de un referéndum en 2016 para modificar la Constitución que ampliase el número de mandatos presidenciales posibles para poder volver a presentarse y que perdió, pero cuyos resultados obvió. Esto catapultó la campaña electoral de Carlos Mesa que se convirtió en la cara de la oposición, capitalizando el descontento. ¿Cuál sería nuestra postura si algo así sucediese en nuestro país? ¿O es que depende de quién ignore los mecanismos democráticos? Subvirtiendo la democracia quizás es posible perpetuarse en el poder pero se generan desconfianzas de los afines, se allana el camino a la oposición y se dificulta la viavilidad del proyecto de cambio.

Supongo que Morales tiene miedo al ejemplo ecuatoriano, donde el sucesor de Correa, Lenin Moreno, se desvinculó completamente de la “revolución ciudadana” y se puso a desmontar las exitosas políticas neokeynesianas y redistributivas de los últimos tiempos. Sin embargo, allí el lema de la CONAIE –Confederación de Nacionalidades Indígenas del Ecuador– dice claramente: “Ni Moreno ni Correa”. Es evidente que nunca se gobierna “para todos”, pero también que muchos de estos procesos se han ido dejando apoyos por el camino, los mismos que son luego imprescindibles para frenar los golpes de Estado cuando se producen, pero que exigen en cambio, ser tenidos en cuenta. 

Precisamente el cierre de filas se vuelve más imperioso justo ahora que los populismos latinoamericanos, que fueron una vez una referencia para algunos partidos y movimientos europeos –Podemos sin ir más lejos–, están en crisis. La incapacidad de poner en marcha proyectos que trasciendan la necesidad de un líder caudillista constituye una de sus mayores debilidades. No se percibe en ellos capacidad de renovación interna para enfrentar las contradicciones y problemas que desencadena su acción de gobierno. Y sobre todo, no se prevén mecanismos para dar espacio a la crítica interna. Principalmente porque cualquier disidencia de los afines –o propuestas alternativas desde dentro– han sido acalladas y señaladas como “el enemigo”. Una tragedia a la que la historia de las revoluciones nacidas de las grandes utopías del S.XX nos tiene acostumbrados. 

Estas opciones populistas, además, han conseguido asimilar o barrer cualquier opción partidaria desde la izquierda. Así como han absorbido, como en el caso de Bolivia, a movimientos sociales independientes y sindicatos, lo que ha ido erosionado progresivamente sus bases sociales y políticas. Como explica José Lastra, al implementar un paradigma de capitalismo de Estado netamente dirigista, Evo contribuyó a afianzar su posición dentro del partido y el ejecutivo, al mismo tiempo que alienaba a las comunidades que, en teoría, había venido a representar”. El resultado a día de hoy del aplastamiento de la crítica es que cuando el descontento popular crece porque emergen los límites de las políticas desarrollistas del extractivismo, las únicas opciones disponibles se encuentran en la derecha, en esa derecha revanchista. No hay espacios políticos alternativos por la izquierda, solo queda la recomposición del viejo bloque dominante y tiene rostro golpista.

No hay revolución sin democracia

Es preciso, pues, reivindicar el papel de la crítica. No estamos hablando aquí de un pensamiento de biblioteca –o desde “la torre de marfil”. Hablamos de contestaciones que nacen de abajo y desde dentro de los procesos; desde aquellos que están destinados a ejercer de contrapoderes cuando la inercia estatal se separa de sus intereses. Sin eso, sencillamente no hay revolución posible.

Sin embargo, en estos procesos, si se intentaba denunciar la corrupción, el peso cada vez mayor del ejército en Venezuela, o si en Bolivia se señalaba la debilidad del modelo extractivista y sus consecuencias sobre las formas de vida comunitarias, se acallan esas voces diciendo que estaban “dando armas al enemigo”. Una herramienta clásica de las burocracias estatales para aplastar cualquier crítica interna –o para impedir el surgimiento de líderes alternativos–. ¿Pero dónde está el enemigo cuando en los nuevos gobiernos se infiltran los intereses de las viejas y nuevas oligarquías? Así, se supone que “la revolución” tiene que hacerse sobre la base del silencio, la parálisis del pensamiento y la obediencia. Sí, el enemigo es terrible, pero sin crítica interna los procesos se anquilosan y no hay posibilidad de transformación radical sin ella. Impedir la crítica permite mantener el poder desde un centro, pero también genera un movimiento centrípeto que expulsa a gente y movimientos afines a un altísimo coste para una revolución. En ese contexto las revoluciones se mueren y la peor derrota es la autoinflingida por descomposición interna que barre cualquier posibilidad de cambio por muchos años. Y luego llegan los monstruos.

El pueblo de Nicaragua pone los muertos

El caso de Nicaragua es ciertamente sangrante. Hemos llegado a ver intentos de boicot en Madrid de charlas de activistas feministas de ese país. Es decir, gente que se considera “de izquierdas” tratando de impedir hablar a personas que perseguidas por un Estado. Durante las protestas de abril del año pasado la Corte Interamericana de Derechos Humanos documentó las al menos 300 personas muertas –las organizaciones sociales nicaragüenses hablan de 400– y más de 1.300 heridos debido la represión contra las manifestaciones. Sin embargo, la izquierda latinoamericana ha cerrado filas con su declaración de apoyo a la “revolución sandinista” frente al “golpe de Estado” en su declaración del último Foro de Sao Paulo. Como si cualquier protesta popular pudiese llamarse “golpe” o como si los muertos no valiesen lo mismo en función de quien los mata, y de la supuesta simpatía ideológica que deberían producirnos. ¿No son nuestros muertos? 

Me gustaría hacer un llamamiento a abandonar la lógica binaria. A la gente cercana les diría que no hace falta estar de acuerdo en todo, pero si son imprescindibles escenarios donde sea posible discutir, sin violencia ni sectarismo. Porque en otras cosas sí pensaremos lo mismo y vamos a tener que seguir colaborando. El enemigo es peligroso y urge, aquí y en Latinoamérica buscar escenarios que ayuden a desenmarañar los conflictos. Analizar en profundidad lo que sucede sin apriorismos es un primer paso para buscar la salida del laberinto y para construir juntos alternativas radicales y democráticas para este presente arrasado por el neoliberalismo.

Ya está abierto El Taller de CTXT, el local para nuestra comunidad lectora, en el barrio de Chamberí (C/ Juan de Austria, 30). Pásate y disfruta de debates, presentaciones de libros, talleres, agitación y eventos...

Este artículo es exclusivo para las personas suscritas a CTXT. Puedes iniciar sesión aquí o suscribirte aquí

Autor >

Nuria Alabao

Es periodista y doctora en Antropología Social. Investigadora especializada en el tratamiento de las cuestiones de género en las nuevas extremas derechas.

Suscríbete a CTXT

Orgullosas
de llegar tarde
a las últimas noticias

Gracias a tu suscripción podemos ejercer un periodismo público y en libertad.
¿Quieres suscribirte a CTXT por solo 6 euros al mes? Pulsa aquí

Artículos relacionados >

Deja un comentario


Los comentarios solo están habilitados para las personas suscritas a CTXT. Puedes suscribirte aquí