Carta abierta a los gobiernos y los países miembros de la UE
La emergencia sanitaria en perspectiva histórica
El recuerdo de la derrota total del continente en 1945 debe tomarse como el fundamento de una obligación compartida hacia la democracia, la justicia social y la paz, para lo cual la economía debe ser funcional
Carlo Spagnolo / Christian Jansen y 187 firmas más 8/04/2020
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Como historiadores, vemos con preocupación el uso frecuente de estereotipos nacionales frente a una emergencia que requiere lecturas independientes y una visión a largo plazo. Quizás no nos corresponde lidiar con los estereotipos que inevitablemente regresan en situaciones de crisis, y esta es una crisis grave: no solo por el sector de la salud sino por la crisis social y económica que espera muchos países europeos, una vez acabada la emergencia. Si el PIB cae un 2,5% por cada mes de bloqueo, habrá una recesión de al menos el 7,5% en los países de la UE más afectados por el virus. A finales de año, las estimaciones autorizadas hablan de una caída del 10% del PIB en Italia. Después de la recesión de 2008-2011, esto podría ser letal y obligar a los países más debilitados a abandonar el euro y comenzar una crisis bancaria que involucraría a toda la Europa mediterránea y no dejaría de tocar a los otros países. ¿Un escenario demasiado pesimista?
Quienes han estudiado cómo las crisis pueden convertirse en tragedias, deberían tratar de llevar la opinión pública a un nivel más alto en este momento tan particular. Los países asociados de la UE se enfrentan a decisiones difíciles y probablemente irreversibles: en resumen, nos enfrentamos a lo que con cierto énfasis se puede llamar un “punto de inflexión histórico”. Junto con los desequilibrios de una globalización que ha privilegiado las finanzas sobre la economía real, algunos nudos no resueltos por el Tratado de Maastricht y la Unión Económica y Monetaria parecen haber llegado a un punto crítico. Las uniones aduaneras y los acuerdos monetarios sin unidad política se acaban, tarde o temprano. Si no se superan las asimetrías estructurales, que la emergencia sanitaria solo puede agravar, la Unión podría quebrarse.
Entonces, ¿cuál sería nuestro papel? Tenemos la intención de resaltar que si, por un lado, la Alemania reunificada nunca debe olvidar las responsabilidades históricas que surgen de ser el “centro” de la Europa continental, por el otro, Francia, España e Italia deben demostrar que saben cómo ponerse de pie solas y cumplir con sus obligaciones, alcanzando sus mejores tradiciones democráticas. Cuando se ha perdido de vista esta perspectiva de equilibrio, todo el continente lo ha sufrido. El declive de Europa es un fenómeno histórico irreversible, y los miembros de la UE deben darse cuenta de que juntos tienen un mercado interno suficiente para apoyar y gobernar esta situación de declive. A corto plazo, unos grupos aislados de Estados tal vez puedan salir de la crisis por su cuenta, sin embargo, a la larga, se encontrarán subordinados a las grandes potencias militares. Si una vez más se rompieran los hilos de Europa (no solo de la UE), caeríamos en una historia de conflictos que conocemos demasiado bien.
Dos guerras mundiales y la experiencia de los fascismos deberían habernos hecho conscientes de que las responsabilidades del declive eran europeas. Después de 1945, el precio fue la división del continente y su supervisión se confió a dos superpotencias. La República Federal de Alemania no debe olvidar que fue reconstruida por los aliados para servir a Occidente en una perspectiva de crecimiento democrático en una lógica anticomunista. Su Estado de derecho está estrechamente entrelazado con una integración europea que, nacida en ese contexto, intentó trascenderlo. En 1989, tal vez, se perdió la oportunidad de dar un paso más valiente hacia un verdadero proceso constituyente. ¿Cuánto contribuyó a ello la insuficiente elaboración histórica del declive?
Si el argumento moralista de que Alemania debería devolver ahora las reparaciones de guerra que han sido condonadas por los aliados no tiene sentido –especialmente si es apoyado por países ex fascistas– igualmente inadecuado aparece el rechazo de los Estados “virtuosos” a reconocer las ventajas obtenidas del mercado común; así como la consiguiente solicitud de mayor austeridad a países que han sufrido recortes inaceptables al bienestar durante muchos años. Las lecciones de la historia deben ser metabolizadas a un nivel más general: el recuerdo de la derrota total del continente en 1945 debe tomarse como el fundamento de una obligación compartida hacia la democracia, la justicia social y la paz, para lo cual la economía debe ser funcional.
Hoy se trata de mirar a lo lejos, garantizar estándares comunes en salarios y bienestar, restaurar las perspectivas futuras para las generaciones más jóvenes, y otorgar a la UE aquellas tareas que los Estados nacionales, nacidos en una era histórica, no pueden cumplir, como la seguridad colectiva, la sostenibilidad ambiental, las grandes infraestructuras de telecomunicaciones y la investigación básica a gran escala. Se ha hecho mucho y sería penoso perderlo frente a los nacionalismos resurgentes.
No se trata solo de proteger a los acreedores de los deudores, sino de pensar en un futuro colectivo y tener las herramientas para implementarlo. Está claro que los países deudores tienen serias responsabilidades en las ineficiencias de sus respectivos sistemas de salud e impuestos, sin embargo debe quedar igualmente claro que no hay una falta colectiva de los deudores, del mismo modo que hemos aprendido que ninguna falta colectiva general explica los fascismos y las guerras. ¿Qué culpas se atribuirían a los trabajadores de los países deudores? ¿Y no deberían los países más ricos reconocer las asimetrías que los favorecen, por ejemplo, el menor costo del dinero que distorsiona la competencia en el mercado único? ¿Por qué los salarios siguen siendo tan bajos incluso en países con excedentes comerciales muy altos, deprimiendo la demanda interna europea y evitando la solidaridad entre los trabajadores?
Los historiadores pueden invitar a los gobiernos e instituciones de la Unión a mirar el presente con desapego y reconocer que la crisis actual ha sido precedida por muchas señales de advertencia que han sido ignoradas. Las responsabilidades morales de los gobiernos no pueden descartarse debido a las deficiencias de los componentes individuales. Los hilos de la democracia y la integración europea están tan estrechamente entrelazados que, si la última falla, la primera también estará en peligro. De hecho, ya lo está.
Esperemos que no sea la lógica de los intereses inmediatos la que rija las decisiones, sino una visión a largo plazo de las esferas vitales de los ciudadanos; algo que corresponde interpretar a la política. Cuando no sabe cómo desempeñar su papel de compromiso creativo, esta se simplifica y se vuelve apocalíptica.
Firmas:
1. Carlo Spagnolo, Università di Bari
2. Vito Gironda, Università di Bielefeld
3. Christian Jansen, Università di Treviri
4. Massimiliano Livi, Università di Treviri
5. Paolo Pombeni, Università di Bologna
6. Stefano Cavazza, Università di Bologna
7. Brunello Mantelli, Università della Calabria
8. Laura Di Fabio, Università di Treviri
9. Jacopo Ciammariconi, Università di Treviri
10. Francesco Leone, Università di Treviri
11. Marica Tolomelli, Università di Bologna
12. Deborah Cuccia, Stiftung Universität Hildesheim, Institut für Geschichte
13. Carolina Castellano, Università di Napoli Federico II
14. Sara Lorenzini, Università di Trento
15. Andrea Di Michele, Università di Bolzano
16. Alessia Terrinoni, WWU Münster
17. Silvia Del Zoppo, Università di Milano/Universität Heidelberg
18. Lucrezia Ranieri, Università della Tuscia
19. Beatrice Benocci
20. Andrea D'Onofrio, Università degli Studi di Napoli Federico II/SISCALT
21. Filippo Triola, Università di Bologna
22. Filippo Focardi, Università di Padova
23. Pierluigi Pironti, Stiftung Topographie des Terrors/Dokumentationszentrum NS-Zwangsarbeit, Berlino
24. Daniele Toro, Università di Bielefeld
25. Stefan Laffin, Università di Bielefeld
26. Costanza D'Elia, Università di Cassino
27. Alessandro Salvador, University of Nottingham
28. Fiammetta Balestracci, German Historical Institute of London
29. Umberto Tulli, Università di Trento
30. Daniela Saresella, Università degli Studi di Milano
31. Valentine Lomellini, Università di Padova
32. Giuliana Laschi, Università di Bologna
33. Raffaello Pannacci, Università di Perugia
34. Federico Trocini, Università degli Studi di Torino
35. Antonio Bonatesta, Università di Padova
36. Serge Noiret, European University Institute
37. Leonardo Rapone, Università della Tuscia
38. Nicola Camilleri, Università di Padova
39. Giovanna D’Amico, Università di Messina
40. Simone Neri Serneri, Università di Firenze
41. Marco Bresciani, Università di Firenze
42. Sebastian De Pretto, Basilea
43. Roberto Sciarrone, Sapienza Università di Roma
44. Alexander Kraus, Institut für Zeitgeschichte und Stadtpräsentation der Stadt Wolfsburg
45. Nicola Bassoni
46. Maria Salvati, già Università di Bologna
47. Gabriele D’Ottavio, Università di Trento
48. Enrico Acciai, Università degli Studi di Roma “Tor Vergata”
49. Paolo Zanini, Università degli Studi di Milano
50. Bianca Gaudenzi, Istituto Storico Germanico di Roma/Università di Cambridge
51. Bottecchia Giordano, Université Paris 8
52. Mario De Prospo, Università degli studi di Pavia
53. Jacopo Perazzoli, Università degli Studi di Milano
54. Gabriele Clemens, Universität des Saarlandes
55. Federico Trocini, Università degli Studi di Torino
56.Alfonso Botti, Università degli Studi di Modena e Reggio Emilia
57. Gaetano Morese
58. Luca Fenoglio, University of Leicester
59. Armando Pitassio, già Università degli studi di Perugia.
60. Steven Forti, Universitat Autònoma de Barcelona / IHC-Universidade Nova de Lisboa
61. Franco Motta, Università di Torino
62. Massimo De Giuseppe, Università IULM, Milano
63. Monica Fioravanzo, Università di Padova
64. Andrea Baravelli, Università di Ferrara
65. Stefano Musso, Università di Torino
66. Nicola Labanca, Università di Siena
67. Antonio Fino, Università del Salento (in pensione)
68. Marco Palla, Università di Firenze (in pensione)
69. Martin Sabrow, Leibniz-Zentrum für Zeithistorische Forschung, Potsdam
70. Margherita Angelini, Università di Padova (cultrice) e insegnante
71. Giuseppe Iglieri, Università degli Studi di Cassino e del Lazio meridionale
72. Mirco Dondi, Università di Bologna
73. Luciano Zani, Sapienza Università di Roma
74. Enrico Palumbo, Università IULM, Milano
75. Andrea Santangelo, Università di Tuebingen
76. Luciana Mella, Düsseldorf
77. Patricia Chiantera, Università di Bari
78. Alberto Basciani, Università Roma Tre
79. Paolo Pezzino, Università di Pisa
80. Toni Ricciardi, Université de Genève
81. Andrea Azzarelli, Società Napoletana di Storia Patria
82. Luciano Segreto, Università di Firenze
83. Maurizio Ridolfi, Università della Tuscia e di Roma Tre
84. Xosé M. Núñez Seixas, Universidade de Santiago de Compostela
85. Federico Romero, Istituto Universitario Europeo
86. Petra Terhoeven, Universität Göttingen
87. Vittorio Vidotto, Roma
88. Anke Silomon, Berlín
89. Valerio Torreggiani, Universidade de Lisboa
90. Riccardo Piccioni, Università di Macerata
91. Fabio Zucca Università dell'Insubria
92. Emanuele Gatti, Danube University Krems (Ö)
93. Werner Daum, FernUniversität in Hagen
94. Renato Camurri, Università di Verona
95. Massimiliano Aloe, Rende
96. Riccardo Mario Cucciolla, LUISS
97. Roberta Pergher, Indiana University
98. Edmondo Montali, Fondazione Giuseppe Di Vittorio Roma
99. Luciano Tosi, Università degli studi di Perugia
100. Federico Mazzini, Università di Padova
101. Raoul Pupo, Università di Trieste
102. Angela Villani, Università di Messina
103. Fabio Zucca, Università dell’Insubria
104. Giancarlo Pellegrini Università di Perugia
105. Monica Fioravanzo, Università di Padova
106. Francesco Villani, Università degli Studi di Napoli Federico II
107.Thomas Großbölting, WWU Münster
108. Gabriele Metzler, Humboldt-Universität zu Berlin
109. Paolo Carusi, Università Roma Tre
110. Paolo Raspadori, Università di Perugia
111. Thomas Welskopp, Universitá di Bielefeld
112. Andrea Becherucci, European University Institute
113. Elena Dagrada, Università degli Studi di Milano
114. Luca Lecis, Università degli Studi di Cagliari
115. Stefano Magagnoli, Università degli Studi di Parma
116. Dorothea Wohlfarth, Deutsches Archäologisches Institut Rom
117. Antonino Baglio, Università degli Studi di Messina
118. Simon Unger-Alvi, Deutsches Historisches Institut in Rom
119. Matthias Springborn, Doktorand, Universität Potsdam
120. Giorgio Grimaldi, Università degli Studi di Genova
121. Julian Traut, Monaco di Baviera
122. Maddalena Alvi, University of Cambridge
123. Kordula Wolf, Deutsches Historisches Institut in Rom
124. Livio Zerbinati, ISERS
125. Daria De Donno, Università del Salento
126. Maria Antonella Fusco, Mibact (in pensione)
127. Cristina Cavallaro, Università degli studi di Torino
128. Antonio Carbone, Deutsches Historisches Institut in Rom
129 Cinzia Venturoli, Bologna
130. Chiara Ottaviano, Cliomedia Public History, Torino
131. Tiziano Torresi, Università degli Studi Roma Tre
132. Angelo Ventrone, Università degli Studi di Macerata
133. Enrica Salvatori, Università degli Studi di Pisa
134. Dietmar Süß, Universität Augsburg
135. Thomas Kroll, Friedrich-Schiller-Universität Jena
136. Michael Wildt, Humboldt-Universitaet zu Berlin
137. Costanza Calabretta
138. Giorgio Mezzalira, Bolzano/Bozen
139. Christina Morina, Universität Bielefeld
140. Giuseppe Trebbi, Università di Trieste
141. Luca Renzi, Università di Urbino Carlo Bo
142. Christoph Lorke, WWU Münster
143. Michael Gehler, Stiftung Universität Hildesheim
144. Gabriele Paolini, Università di Firenze
145. Giovanni Bernardini, European University Institute
146. Emanuela Costantini, Università degli Studi di Perugia
147. René Moehrle, Universität Trier
148. Vincenzo Schirripa, Lumsa
149. Ubaldo Villani-Lubelli, Università del Salento
150. Lucia Ceci, Università di Roma Tor Vergata
151. Frank Bösch, Universität Potsdam/Leibniz-Zentrum für Zeithistorische Forschung (ZZF)
152. Eva Schlotheuber, Universität Düsseldorf/ Vorsitzende des Verbandes der Historiker und Historikerinnen Deutschlands
153. Till Kössler, Universität Halle-Wittenberg
154. Anna Maria Schmidt, Universität Duisburg-Essen
155. Andrea Sangiovanni, Università degli studi di Teramo
156. Edoardo Borruso, Università Bocconi Milano (in pensione)
157. Andrea Azzurrini, Università Trier
158. Jens Späth, Universität des Saarlandes
159. Florian Hartmann, RWTH Aachen University
160. Thomas Etzemüller, Universität Oldenburg
161. Edith Pichler, Centre for Citizenship, Social Pluralism and Religious Diversity
162. Gianfranco Macrì, Università di Salerno
163. Emma Mana, Università degli studi di Torino
164. Emanuele Bernardi, Università “Sapienza” di Roma
165. Wilko Graf von Hardenberg, Max-Planck-Institut für Wissenschaftsgeschichte, Berlin
166. Franca Varallo, Università degli Studi di Torino
167. Manfredi Merluzzi, Università Roma Tre
168. Angela Romano, European University Institute
169. Giulio Navarra, Università del Salento
170. Norman Aselmeyer, European University Institute/Universität Bremen
171. Marco Brando, giornalista e saggista, socio Aiph, Milano
172. Mauro Venier, Fisico, industria privata
173. Cinzia Dal Maso, giornalista, Roma
174. Andrea Filippo Saba, storico, Istituto nazionale Ferruccio Parri, Milano
175. Pierluigi Feliciati, ricercatore di scienze documentarie, Università di Macerata
176. Francesco Pitassio, Università degli Studi di Udine
177. Marta Margotti, Università degli Studi di Torino
178. Giuseppe Petralia, Università di Pisa
179. Andrea Giardina, Scuola Normale Superiore
180. Gia Caglioti, Università di Napoli Federico II
181. Josef Prackwieser, LMU München
182. Linus Rapp Folkwang Universität der Künste, Essen
183. Matteo Maserati, PhD student, Università degli Studi di Salerno
184. Fernando Puzzo, Università della Calabria
185. Bruno Bonomo, Sapienza Università di Roma
186. Anna Maria Minutilli
187. Niccolò Pianciola, Lingnan University, Hong Kong
188. Christopher Kopper, Universität Bielefeld
189. Roberto Garaventa, Università di Chieti-Pescara
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