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En estos momentos de pandemia y confinamiento, algunos diputados nacionales siguen yendo al Congreso para votar diferentes cuestiones. Una de las que acude (cada dos semanas) es Mertxe Aizpurua, portavoz de Euskal Herria Bildu e integrante de la recién estrenada Comisión de Reconstrucción. En esta entrevista, la exalcaldesa de Usurbil (Guipúzcoa, 1960) habla sobre el estado de alarma, sobre la gestión del PNV y sobre las elecciones vascas y cuenta cómo está viviendo el confinamiento por la covid-19. La diputada y periodista cree que “los países gobernados por mujeres han dado una lección de cómo gestionar bien esta crisis del coronavirus”, aunque matiza que ser mujer “no garantiza nada” y pone el ejemplo de Isabel Díaz Ayuso, “que va de estrambote en estrambote”.
¿Qué le está pareciendo la Comisión de Reconstrucción presidida por Patxi López?
No confiamos en que salga mucho de esta comisión. No sabemos exactamente hasta dónde quieren llegar. Ya veremos. Por las actitudes que se ven, diría que no va a ser diferente de las otras. Se supone que van a venir algunos expertos a los que se podrá escuchar. Esta semana hemos acordado una lista de comparecientes, entre las que se encuentra el presidente de la Corporación Mondragón, Iñigo Ucín, que vendrá a propuesta de EH Bildu. Está bien que se tenga en cuenta la voz y la experiencia de este gran grupo cooperativo, que ha demostrado durante esta crisis que las cosas se pueden hacer de otra manera, lejos de los modelos empresariales tradicionales.
La gestión de una situación como ésta es extremadamente delicada. ¿Cree que la comisión llega tarde?
Se ha llegado tarde en muchísimas cosas y en algunas es comprensible que haya sido así. Nos ha pasado a todos en nuestra propia casa y en nuestra vida cotidiana. Hemos tenido que improvisar mucho, y los gobiernos también. A pesar de que se decía que podía venir una pandemia, lo cierto es que ha pillado mal a todo el mundo y se ha reaccionado tarde; aún así, las reacciones de unos países y otros son muy diferentes. Lo que importa es cómo se ha reaccionando y se está reaccionando en este momento. Miro hacia Portugal y veo que hay otro nivel de ciudadanía, de civismo, y es evidente que eso ayuda a que se tomen una serie de decisiones que van en beneficio de todos y todas. Miro a los países nórdicos y tengo la misma sensación. Y no sé si es casualidad, pero los países dirigidos y gobernados por mujeres han dado una lección de cómo gestionar bien esta crisis del coronavirus. Han considerado que lo importante es hablar con el resto de entidades sociales, y consultar y compartir con la sociedad muchísimas decisiones. En el Estado español no he visto ese cariz, no he visto esa manera de hacer política de los países nórdicos. No creo que sea casualidad, quizá sí, aunque ya creo poco en las casualidades.
¿Esta actitud se da particularmente en el Gobierno español o también en el resto de partidos políticos?
En el Estado español tenemos una historia que nos retrotrae a tiempos muy oscuros que todavía están ahí. De hecho, seguimos viviendo las consecuencias de una Transición que no fue tan democrática, ni tan abierta, ni tan maravillosa, ni tan ejemplar como nos la han querido vender durante todos estos años. Antes de que apareciera la covid-19, ese era el foco del debate, y nosotros lo hemos incluido en nuestras intervenciones parlamentarias. De aquellos polvos, estos lodos. La derecha, esta derecha ultramontana que vive del franquismo y vive en el franquismo, sigue demostrando que su único deseo es tumbar al gobierno cuando lo que toca es salvar a la gente. No se pueden confundir los objetivos, y me parece muy irresponsable y muy dramático.
La derecha, esta derecha ultramontana que vive del franquismo y vive en el franquismo, sigue demostrando que su único deseo es tumbar al gobierno cuando lo que toca es salvar a la gente
Desde EH Bildu han sorprendido gratamente con su actitud a muchas personas, al haber dejado a un lado los intereses meramente territoriales para pensar en el resto del Estado.
Es verdad que de alguna forma ha servido para que la gente del Estado vea una cara que estaba oculta durante tantos años, porque los medios de comunicación han ejercido una tremenda barrera respecto a la política comunicativa para la izquierda abertzale y eso se ha mantenido con EH Bildu. Ya en el discurso de investidura de Pedro Sánchez lo dije claramente: allí donde nos conocen, se nos reconoce. Aunque esa barrera comunicativa ha hecho que muchos ciudadanos del Estado tengan una idea errónea sobre nosotros y nosotras. En Euskal Herria somos la segunda fuerza en el Parlamento vasco y la primera municipalista del país. Hemos gobernado y gobernamos en muchísimas instituciones y el éxito de nuestra gestión y de nuestra capacidad política está fuera de toda duda. En estos días hemos recibido, a través de las redes sociales, apoyo y agradecimiento desde diferentes instituciones del Estado.
¿Se quedó preocupada cuando escuchó que se iba a decretar el estado de alarma?
El estado de alarma nos ponía en una situación de excepcionalidad y sin lugar a dudas sigue siendo excepcional, pero realmente no nos gustó nada el mando único ni la centralización de decisiones que se impuso en el primer momento. La primera medida fue centralizar; pareció que hubo un resorte automático para olvidarse de que somos un Estado autonómico porque de la noche a la mañana, y con un simple decreto, nos dejaron sin competencias en un montón de materias como transportes o sanidad. Lo que se comprobó fue la fragilidad del Estatuto de Autonomía, que 40 años después no se ha cumplido. Estos primeros pasos fueron muy preocupantes, incluso la petición de recuperar el espíritu de los Pactos de la Moncloa, acuerdos que significaron pasar del franquismo a esta pseudo democracia de la noche a la mañana. Es cierto que lo han ido modulando bien y nosotros nos hemos dado cuenta de la situación y hemos decidido que era el momento de poner la responsabilidad por encima de todo, aunque no ha sido un acto de lealtad ni de confianza respecto a este gobierno.
Supongo que EH Bildu evaluó en qué situación estaban las diferentes autonomías y la carencia de plan b.
Sí, aunque se podía haber gestionado mejor el estado de alarma al menos con las autonomías históricas, ya que eran las que estaban gestionando el área sanitaria. Y es cierto que no se podía comparar con Madrid, que era un caos.
Sobre la posibilidad de un prórroga más amplia, ¿van a seguir absteniéndose? ¿Qué les ha parecido la actitud de ERC en la pasada votación?
Nosotras aún no hemos decidido lo que vamos a hacer la semana que viene. Lo que hacemos es tomar las decisiones en función de la realidad de cada momento, continuamente. Creemos que es lo que hay que hacer ante una realidad tan cambiante. En la última prórroga no hicimos un envite, porque la situación no estaba para órdagos, sino para certezas y seguridad. Estamos manteniendo una actitud constructiva, responsable y de sentido común, y así seguiremos haciéndolo. Eso sí, lo que no puede pretender el Gobierno español es que los responsables sean los demás. Respecto a ERC: con ellos tenemos un acuerdo estratégico de largo alcance, más allá de una votación u otra, y cada uno toma sus decisiones respecto a sus propias realidades y a los condicionantes que tienen. En ese sentido, entendemos la negativa de ERC a la anterior prórroga: el Gobierno no respondió a sus demandas en ese momento y prefirió acercarse a Ciudadanos para sacar adelante la prórroga. Nos parece un precedente peligroso y esperamos que no vaya a más. Esta misma semana mi compañero Oskar Matute advirtió a Sánchez de los riesgos y consecuencias de pactar con la derecha neoliberal y recentralizadora. Por eso le hacemos un llamamiento a volver a articular la mayoría progresista de la investidura para salir de esta crisis, y a reconstruir los puentes rotos durante estas semanas.
Hablaba de mujeres políticas, la gestión de Isabel Díaz Ayuso está dando mucho que hablar. ¿Es posible que en algún momento el País Vasco tuviera una Díaz Ayuso?
Sí, el ser mujer no lo garantiza todo. Es difícil, no puedo imaginármelo porque es muy estrambótico. Ayuso va de estrambote en estrambote y es muy exagerado. No creo que pudiera pasar, pero en cualquier caso han pasado personajes curiosos… No para llegar a cotas de poder como la de Ayuso, pero Rosa Díez empezó en el Parlamento vasco y podría reunir las mismas características.
Hacemos un llamamiento a volver a articular la mayoría progresista de la investidura para salir de esta crisis, y a reconstruir los puentes rotos durante estas semanas
Esta semana ha comenzado la fase 1 en diferentes territorios, incluido Euskadi, donde hemos visto cómo Urkullu ha sido abucheado en el Hospital de Cruces ¿Cómo valora la gestión del lehendakari en esta pandemia?
Desde el principio, Euskal Herria Bildu planteó que se constituyera una mesa con la participación de instituciones, partidos políticos y agentes sociales. Curiosamente, Urkullu ha exigido en Madrid todo lo que el PNV no estaba haciendo en la CAV. No ha hablado en ningún momento con el resto de partidos. El lehendakari está aprovechando la situación que genera este impás extraño de elecciones convocadas pero aplazadas, funcionando como un gobierno en funciones con mayoría absoluta cuando la realidad dice que está en minoría y, a pesar de eso, ha obviado en todo momento al Parlamento vasco. Es decir, sin cogobernar, esa palabra que el PNV ha pedido a Sánchez. En cambio, en Navarra sí que ha existido una interlocución constante con su presidenta, María Chivite. Y no es por nada, pero es una mujer la que preside esta autonomía. Lo que denota el Gobierno vasco es que no tiene un plan. Da esa impresión por la torpeza con la que están haciendo las cosas. Un ejemplo es que no hay información sobre cómo van a ser las fases de la desescalada y nadie sabe a qué atenerse. Lo que sí ha comentado es que será la Ertzaintza la que sacará la normativa de lo que se debe hacer y no en una fase y en otra. Es puro caos.
El PNV ha negociado el sí al estado de alarma a cambio de la celebración de elecciones para evitar que se celebren en otoño.
En primer lugar, EH Bildu no se opone a que haya elecciones, pero fuimos la primera fuerza política vasca en demandar su suspensión por una cuestión de lógica y de sentido común. Incluso ahora nos parece una barbaridad que se puedan celebrar porque las condiciones sanitarias no son las adecuadas, y es algo que compartimos con Unidas Podemos y con el PSE. En estos momentos, lo que la gente quiere saber es cómo van a continuar los ERTEs, si va a tener trabajo, si las tiendas van a tener que cerrar. Hay zozobra y angustia, y hay que resolver multitud de problemas. Es todo como una vorágine incomprensible. El plan de Urkullu considera que es mejor en julio que en otoño, porque el PNV estará mejor, ya sea por la pandemia o por las consecuencias de esta crisis.
¿Cree que el PNV puede estar preocupado por la posibilidad de que ustedes formen gobierno de coalición con el PSE y con UP?
De hecho es para lo único para lo que se ha reunido con la oposición, para aplazar las elecciones primero y para hablar de volver a convocarlas después. Nos parece una barbaridad que se puedan celebrar las elecciones incluso con el estado de alarma vigente, como aparece en el decreto. Las condiciones sanitarias no son las adecuadas. El plan de Urkullu supongo que está basado en un cálculo electoral, eso es lo que le mueve. Cree que en julio estará políticamente mejor que en otoño. En cuanto a Unidas Podemos, tenemos una relación cercana y constante, y compartimos planteamientos sobre todo en el ámbito social. Hasta hace poco tiempo también defendían abiertamente el derecho a decidir de los pueblos. Hay un camino a recorrer y donde nos tendremos que encontrar. En estos momentos es importante implantar medidas de choque entre las fuerzas de izquierdas para transformar un modelo socioeconómico caduco y fracasado. Cuestionamos un modelo que ha sido uno de los responsables de este colapso que estamos viviendo.
Cuestionamos un modelo que ha sido uno de los responsables de este colapso que estamos viviendo
El ingreso mínimo vital está previsto para junio. ¿Qué le parece esta medida?
Me parece que tiene que ser una renta mínima permanente en el tiempo, no solamente mientras dure la crisis del coronavirus. En Euskadi y en Navarra esa renta mínima ya está implantada; se llama Renta de Garantía de Ingresos (RGI), funciona bien y sirve de cobertura. Lo que planteamos es que la RGI tiene que seguir junto con la estatal al menos mientras dure la crisis. Además hay que redistribuir mejor la riqueza. Por eso solicitamos un impuesto a las grandes fortunas. No puede ser que volvamos a cometer los mismos errores, no podemos volver a modelos de gestión como los de la crisis del 2008, donde se prestaron 60.000 millones de euros a la banca y aún estamos esperando a que lo devuelvan.
La economía no tiene que ser lo primero, tiene que venir después de la salud y tiene que servir para atender todas las necesidades que está generando la pandemia. El capitalismo se da demasiado por hecho y es algo que desde la izquierda no se ha sabido enfrentar bien. Al final, hemos dejado que el capitalismo funcione sin frenos ni cortapisas y todo esto crea una desigualdad importante. La barbarie desarrollista se ha llevado por delante la ecología, por ejemplo.
En los presupuestos, ¿de qué partida sacaría dinero para la renta mínima?
De Defensa. No entiendo por qué se destina tanto dinero para el Ejército. ¿Para qué tenemos un ejército profesional que cuesta tanto dinero? ¿Cuál es el enemigo? Al enemigo de ahora no se le combate con carros de combate. La guerra –no quiero utilizar el término bélico pero lo da el contexto–, las guerras, los grandes desafíos ya no son bélicos. Hay que reconvertir todo esto. En lo fiscal, hay un montón de cosas que se tienen que hacer. Desde el impuesto a las grandes fortunas hasta la elusión fiscal sin olvidar la petición a los bancos que devuelvan el dinero que les prestamos, porque era nuestro.
¿En el Congreso se ha hecho alguna petición firme para exigir que la banca devuelva el dinero del 2008?
Por ahora, esta demanda sólo ha tenido lugar en algunas intervenciones nuestras, de Compromís y Más Madrid.
Esta semana, la alcaldesa de Barcelona ha hecho una petición para poder utilizar el superávit del Ayuntamiento que preside ¿Qué le parece que se pueda comenzar a utilizar los ingresos municipales para paliar las necesidades locales?
Me parece lógico y normal. Es más, hace un mes el propio Consejo de Europa dijo que se tenían que utilizar esos fondos pero aún no sé por qué la ministra portavoz comentó que todos esos remanentes de tesorería los iba a repartir el gobierno, aún no lo ha aclarado. No obstante, esos fondos son de los ayuntamientos y son ellos los que tienen que disponer de ellos en la forma que consideren oportuno.
Siendo diputada, ¿cómo ha llevado los comportamientos despectivos hacia su persona?
Lo más fuerte fue ese abucheo tremebundo durante la investidura de Pedro Sánchez. Parecía que el hemiciclo se me venía encima porque hay algunos que chillan y chillan mucho. Pero bueno, de alguna forma me lo esperaba aunque no tan violento. Lo curioso es que estaba hablando de que este país necesita aprender mucha cultura democrática y en ese momento se cumplió lo que estaba denunciando. Tengo que decir que cuando bajé de la tribuna, me sentí muy apoyada. Ese posicionamiento fuera de lugar viene desde la derecha. Es una actitud maleducada, grosera y que incluso no les beneficia porque la gente normal se lleva las manos a la cabeza cuando les escucha. En este momento, todo está más calmado porque somos pocos en el hemiciclo (risas) pero cuando se llene volverá la furia.
¿Cómo organiza los viajes a Madrid durante esta cuarentena?
A Madrid voy semana sí y semana no. Me turno con Oskar Matute, el otro portavoz. A veces tenemos que ir tres porque hay mucho trabajo. Es difícil venir porque hay un tren al día o si no, tienes que ir en coche con todo lo que supone. El alojamiento está muy reducido, y tienes que ir a un súper porque no te dan comida en los hoteles porque lo tienen prohibido. Una vez que terminamos regresamos a casa.
¿Y ya puede disfrutar de salir y ver a amigos?
Bueno, miedo me da esta fase 1 porque se está diciendo que aquí realmente estamos en la fase 0,6. Es una fase un poco especial. No se daban todas las condiciones para pasar a otra fase y, como todos, tengo miedo a que volvamos para atrás. Habrá que apelar a la responsabilidad de la ciudadanía, pero realmente es preocupante.
Entonces, ¿cómo aprovecha el tiempo en casa?
La verdad es que no paro de trabajar, pero me está costando mucho porque es más complicado. Tenemos muchas reuniones telemáticas internas, de comisiones del Congreso o Junta de portavoces. Al final me paso el día mirando una pantalla.
¿Y cuando no trabaja?
Pues veo alguna serie para desengancharme de esto. No suelo ver muchas porque me cuesta seguirlas, pero esta vez he visto la primera temporada de La Casa de Papel porque tenía mucha fama y en su día no la ví, pero me ha decepcionado porque pensé que sólo tenía una temporada. La que sí que sigo es Black Mirror, me gusta mucho y he visto algunos capítulos. Lo que no he cumplido es el propósito que me hice de releer La peste porque ahora entendería algunos vértices que en su día no pillé, pero la verdad es que no he conseguido organizarme. Lo de hacer deporte… No suelo hacer mucho, pero esta vez he sacado del trastero la cinta de correr.
En estos momentos de pandemia y confinamiento, algunos diputados nacionales siguen yendo al Congreso para votar diferentes cuestiones. Una de las que acude (cada dos semanas) es Mertxe Aizpurua, portavoz de Euskal Herria Bildu e integrante de la recién estrenada Comisión de Reconstrucción. En esta...
Autora >
Lola Matamala
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