Existen muy pocos equipos de fútbol que representen tan a la perfección en el césped la identidad de sus dueños como el Leipzig. La marca de la bebida energética traslada al deporte su credencial más característica: la efervescencia. La llegada de Julian Nagelsmann ha proporcionado un mayor orden con balón. Podemos decir que el joven técnico ha logrado que las continuas explosiones de su equipo sean contenidas, alcanzando una potencia controlada que sin duda se verá resentida por la ausencia de Timo Werner.

Laterales reconvertidos en centrales

Nagelsmann suele distribuir a sus jugadores en un 3-4-2-1, algo que en principio no debería suponer una novedad descollante (cada vez son más los equipos que apuestan por una primera línea de tres centrales). En este caso, lo verdaderamente revolucionario de esta disposición es la identidad de sus componentes. Los centrales exteriores son, en esencia, dos laterales: Klostermann –derecho– y Halstenberg –izquierdo–. Con esta reconversión, el entrenador consigue dotar al equipo de mayor fluidez en la salida de balón: los dos poseen una buena capacidad para la conducción y no temen incorporarse a la línea del centro del campo. Conviene recordar que ambos jugadores llegaron a la selección nacional actuando como laterales, aunque a la vista de sus alineaciones su entrenador en el Leipzig parece convencido: el experimento ha pasado a ser una realidad.

¿Carrileros o extremos?

En realidad, si nos paramos a reflexionar sobre el estilo del Leipzig, la decisión de Nagelsmann explicada anteriormente tiene mucho sentido: la pulsión eminentemente ofensiva del entrenador requiere de futbolistas muy atrevidos en los costados, y es posible que Klostermann y Halstenberg se muevan mejor en aguas más calmadas. Así, los carrileros se convierten en extremos en cada jugada de ataque llegando hasta el área contraria no solo para centrar, sino también para rematar. En el ala izquierda está cogiendo mucha fuerza el gallego Angeliño, cedido por el City, y del que Nagelsmann ha destacado su faceta ofensiva, aunque recordándole la importancia de vigilar su espalda.

Presión muy agresiva y agujeros en defensa

Realmente este es un problema que se extiende a todos los futbolistas que actúan como carrileros en este sistema de tres centrales, agravándose aún más cuando el equipo presiona en bloque alto. Como se puede ver en la captura inferior, cuando el Leipzig decide incomodar la salida de balón del contrario de este modo tan extremadamente agresivo, el carrilero salta hacia el lateral oponente, lo que obliga a reajustar posiciones al resto de sus compañeros, dejando al equipo muy expuesto. Si el Atlético opta por invitar a los alemanes a presionar y logra superar esa primera línea, tiene grandes posibilidades de conseguir una superioridad numérica en el último tercio del campo.

Acciones a balón parado

El Lepizig suele defender con una defensa combinada las acciones a balón parado: deja una línea de varios jugadores en el área pequeña y por delante coloca a algunos futbolistas vigilando de cerca a los rivales que entran a rematar. Es una forma de defensa similar a la que utiliza el Liverpool, y aunque es cierto que los defensores del Leipzig poseen poderío en el juego aéreo, la defensa principalmente zonal resulta en muchas ocasiones más vulnerable que el clásico marcaje al hombre. En la jugada de la imagen inferior, por ejemplo, el conjunto de Nagelsmann recibió gol del modesto Friburgo.

Una pérdida casi irreparable

Pongámosle números a la marcha de Timo Werner para entender mejor su magnitud: el Leipzig pierde al autor de 35 tantos y 13 asistencias en partidos oficiales en la presente temporada. El nuevo futbolista del Chelsea no es, por tanto, un delantero al uso: es mucho mejor que eso. Werner aúna una inteligencia inusual para el desmarque con una buena técnica de asociación. Todo esto coronado, por supuesto, con una facilidad extraordinaria para ver portería, tal vez la cualidad más cotizada del mercado (el Chelsea ha pagado por el atacante 53 millones de euros). El vacío que deja la ausencia de Werner –que solía situarse en una suerte de doble mediapunta por detrás de una única referencia ofensiva– tendrá que rellenarse con atacantes de características diferentes, más dotados posiblemente para recibir de espaldas y fijar a los defensores rivales, como Schick o Poulsen.

Batalla de intervenciones desde el banquillo

Será interesante descubrir cómo se comportan los dos entrenadores durante el partido. Nagelsmann se ha revelado como un técnico eficaz en sus intervenciones, logrando que su equipo sea uno de los máximos anotadores en los últimos quince minutos de partido. El joven entrenador, además, ha demostrado ser versátil en la pizarra y no tener impedimento en cambiar de sistema cuando la ocasión lo requería. En la imagen inferior, el Leipzig regresa a la línea de 4 en defensa para intentar remontar un partido.

A unos metros estará Simeone, que en alguna ocasión ha respondido a un sistema de tres centrales y carrileros con ese mismo dibujo. El Leipzig, que presenta varias similitudes con el Liverpool (equipo de ida y vuelta, cómodo en el intercambio de golpes), puede ser una víctima propicia para repetir el plan tantas veces ejecutado por los jugadores rojiblancos: adormecer el partido, defender cerca del área propia y transitar vertiginosamente.