1. Número 1 · Enero 2015

  2. Número 2 · Enero 2015

  3. Número 3 · Enero 2015

  4. Número 4 · Febrero 2015

  5. Número 5 · Febrero 2015

  6. Número 6 · Febrero 2015

  7. Número 7 · Febrero 2015

  8. Número 8 · Marzo 2015

  9. Número 9 · Marzo 2015

  10. Número 10 · Marzo 2015

  11. Número 11 · Marzo 2015

  12. Número 12 · Abril 2015

  13. Número 13 · Abril 2015

  14. Número 14 · Abril 2015

  15. Número 15 · Abril 2015

  16. Número 16 · Mayo 2015

  17. Número 17 · Mayo 2015

  18. Número 18 · Mayo 2015

  19. Número 19 · Mayo 2015

  20. Número 20 · Junio 2015

  21. Número 21 · Junio 2015

  22. Número 22 · Junio 2015

  23. Número 23 · Junio 2015

  24. Número 24 · Julio 2015

  25. Número 25 · Julio 2015

  26. Número 26 · Julio 2015

  27. Número 27 · Julio 2015

  28. Número 28 · Septiembre 2015

  29. Número 29 · Septiembre 2015

  30. Número 30 · Septiembre 2015

  31. Número 31 · Septiembre 2015

  32. Número 32 · Septiembre 2015

  33. Número 33 · Octubre 2015

  34. Número 34 · Octubre 2015

  35. Número 35 · Octubre 2015

  36. Número 36 · Octubre 2015

  37. Número 37 · Noviembre 2015

  38. Número 38 · Noviembre 2015

  39. Número 39 · Noviembre 2015

  40. Número 40 · Noviembre 2015

  41. Número 41 · Diciembre 2015

  42. Número 42 · Diciembre 2015

  43. Número 43 · Diciembre 2015

  44. Número 44 · Diciembre 2015

  45. Número 45 · Diciembre 2015

  46. Número 46 · Enero 2016

  47. Número 47 · Enero 2016

  48. Número 48 · Enero 2016

  49. Número 49 · Enero 2016

  50. Número 50 · Febrero 2016

  51. Número 51 · Febrero 2016

  52. Número 52 · Febrero 2016

  53. Número 53 · Febrero 2016

  54. Número 54 · Marzo 2016

  55. Número 55 · Marzo 2016

  56. Número 56 · Marzo 2016

  57. Número 57 · Marzo 2016

  58. Número 58 · Marzo 2016

  59. Número 59 · Abril 2016

  60. Número 60 · Abril 2016

  61. Número 61 · Abril 2016

  62. Número 62 · Abril 2016

  63. Número 63 · Mayo 2016

  64. Número 64 · Mayo 2016

  65. Número 65 · Mayo 2016

  66. Número 66 · Mayo 2016

  67. Número 67 · Junio 2016

  68. Número 68 · Junio 2016

  69. Número 69 · Junio 2016

  70. Número 70 · Junio 2016

  71. Número 71 · Junio 2016

  72. Número 72 · Julio 2016

  73. Número 73 · Julio 2016

  74. Número 74 · Julio 2016

  75. Número 75 · Julio 2016

  76. Número 76 · Agosto 2016

  77. Número 77 · Agosto 2016

  78. Número 78 · Agosto 2016

  79. Número 79 · Agosto 2016

  80. Número 80 · Agosto 2016

  81. Número 81 · Septiembre 2016

  82. Número 82 · Septiembre 2016

  83. Número 83 · Septiembre 2016

  84. Número 84 · Septiembre 2016

  85. Número 85 · Octubre 2016

  86. Número 86 · Octubre 2016

  87. Número 87 · Octubre 2016

  88. Número 88 · Octubre 2016

  89. Número 89 · Noviembre 2016

  90. Número 90 · Noviembre 2016

  91. Número 91 · Noviembre 2016

  92. Número 92 · Noviembre 2016

  93. Número 93 · Noviembre 2016

  94. Número 94 · Diciembre 2016

  95. Número 95 · Diciembre 2016

  96. Número 96 · Diciembre 2016

  97. Número 97 · Diciembre 2016

  98. Número 98 · Enero 2017

  99. Número 99 · Enero 2017

  100. Número 100 · Enero 2017

  101. Número 101 · Enero 2017

  102. Número 102 · Febrero 2017

  103. Número 103 · Febrero 2017

  104. Número 104 · Febrero 2017

  105. Número 105 · Febrero 2017

  106. Número 106 · Marzo 2017

  107. Número 107 · Marzo 2017

  108. Número 108 · Marzo 2017

  109. Número 109 · Marzo 2017

  110. Número 110 · Marzo 2017

  111. Número 111 · Abril 2017

  112. Número 112 · Abril 2017

  113. Número 113 · Abril 2017

  114. Número 114 · Abril 2017

  115. Número 115 · Mayo 2017

  116. Número 116 · Mayo 2017

  117. Número 117 · Mayo 2017

  118. Número 118 · Mayo 2017

  119. Número 119 · Mayo 2017

  120. Número 120 · Junio 2017

  121. Número 121 · Junio 2017

  122. Número 122 · Junio 2017

  123. Número 123 · Junio 2017

  124. Número 124 · Julio 2017

  125. Número 125 · Julio 2017

  126. Número 126 · Julio 2017

  127. Número 127 · Julio 2017

  128. Número 128 · Agosto 2017

  129. Número 129 · Agosto 2017

  130. Número 130 · Agosto 2017

  131. Número 131 · Agosto 2017

  132. Número 132 · Agosto 2017

  133. Número 133 · Septiembre 2017

  134. Número 134 · Septiembre 2017

  135. Número 135 · Septiembre 2017

  136. Número 136 · Septiembre 2017

  137. Número 137 · Octubre 2017

  138. Número 138 · Octubre 2017

  139. Número 139 · Octubre 2017

  140. Número 140 · Octubre 2017

  141. Número 141 · Noviembre 2017

  142. Número 142 · Noviembre 2017

  143. Número 143 · Noviembre 2017

  144. Número 144 · Noviembre 2017

  145. Número 145 · Noviembre 2017

  146. Número 146 · Diciembre 2017

  147. Número 147 · Diciembre 2017

  148. Número 148 · Diciembre 2017

  149. Número 149 · Diciembre 2017

  150. Número 150 · Enero 2018

  151. Número 151 · Enero 2018

  152. Número 152 · Enero 2018

  153. Número 153 · Enero 2018

  154. Número 154 · Enero 2018

  155. Número 155 · Febrero 2018

  156. Número 156 · Febrero 2018

  157. Número 157 · Febrero 2018

  158. Número 158 · Febrero 2018

  159. Número 159 · Marzo 2018

  160. Número 160 · Marzo 2018

  161. Número 161 · Marzo 2018

  162. Número 162 · Marzo 2018

  163. Número 163 · Abril 2018

  164. Número 164 · Abril 2018

  165. Número 165 · Abril 2018

  166. Número 166 · Abril 2018

  167. Número 167 · Mayo 2018

  168. Número 168 · Mayo 2018

  169. Número 169 · Mayo 2018

  170. Número 170 · Mayo 2018

  171. Número 171 · Mayo 2018

  172. Número 172 · Junio 2018

  173. Número 173 · Junio 2018

  174. Número 174 · Junio 2018

  175. Número 175 · Junio 2018

  176. Número 176 · Julio 2018

  177. Número 177 · Julio 2018

  178. Número 178 · Julio 2018

  179. Número 179 · Julio 2018

  180. Número 180 · Agosto 2018

  181. Número 181 · Agosto 2018

  182. Número 182 · Agosto 2018

  183. Número 183 · Agosto 2018

  184. Número 184 · Agosto 2018

  185. Número 185 · Septiembre 2018

  186. Número 186 · Septiembre 2018

  187. Número 187 · Septiembre 2018

  188. Número 188 · Septiembre 2018

  189. Número 189 · Octubre 2018

  190. Número 190 · Octubre 2018

  191. Número 191 · Octubre 2018

  192. Número 192 · Octubre 2018

  193. Número 193 · Octubre 2018

  194. Número 194 · Noviembre 2018

  195. Número 195 · Noviembre 2018

  196. Número 196 · Noviembre 2018

  197. Número 197 · Noviembre 2018

  198. Número 198 · Diciembre 2018

  199. Número 199 · Diciembre 2018

  200. Número 200 · Diciembre 2018

  201. Número 201 · Diciembre 2018

  202. Número 202 · Enero 2019

  203. Número 203 · Enero 2019

  204. Número 204 · Enero 2019

  205. Número 205 · Enero 2019

  206. Número 206 · Enero 2019

  207. Número 207 · Febrero 2019

  208. Número 208 · Febrero 2019

  209. Número 209 · Febrero 2019

  210. Número 210 · Febrero 2019

  211. Número 211 · Marzo 2019

  212. Número 212 · Marzo 2019

  213. Número 213 · Marzo 2019

  214. Número 214 · Marzo 2019

  215. Número 215 · Abril 2019

  216. Número 216 · Abril 2019

  217. Número 217 · Abril 2019

  218. Número 218 · Abril 2019

  219. Número 219 · Mayo 2019

  220. Número 220 · Mayo 2019

  221. Número 221 · Mayo 2019

  222. Número 222 · Mayo 2019

  223. Número 223 · Mayo 2019

  224. Número 224 · Junio 2019

  225. Número 225 · Junio 2019

  226. Número 226 · Junio 2019

  227. Número 227 · Junio 2019

  228. Número 228 · Julio 2019

  229. Número 229 · Julio 2019

  230. Número 230 · Julio 2019

  231. Número 231 · Julio 2019

  232. Número 232 · Julio 2019

  233. Número 233 · Agosto 2019

  234. Número 234 · Agosto 2019

  235. Número 235 · Agosto 2019

  236. Número 236 · Agosto 2019

  237. Número 237 · Septiembre 2019

  238. Número 238 · Septiembre 2019

  239. Número 239 · Septiembre 2019

  240. Número 240 · Septiembre 2019

  241. Número 241 · Octubre 2019

  242. Número 242 · Octubre 2019

  243. Número 243 · Octubre 2019

  244. Número 244 · Octubre 2019

  245. Número 245 · Octubre 2019

  246. Número 246 · Noviembre 2019

  247. Número 247 · Noviembre 2019

  248. Número 248 · Noviembre 2019

  249. Número 249 · Noviembre 2019

  250. Número 250 · Diciembre 2019

  251. Número 251 · Diciembre 2019

  252. Número 252 · Diciembre 2019

  253. Número 253 · Diciembre 2019

  254. Número 254 · Enero 2020

  255. Número 255 · Enero 2020

  256. Número 256 · Enero 2020

  257. Número 257 · Febrero 2020

  258. Número 258 · Marzo 2020

  259. Número 259 · Abril 2020

  260. Número 260 · Mayo 2020

  261. Número 261 · Junio 2020

  262. Número 262 · Julio 2020

  263. Número 263 · Agosto 2020

  264. Número 264 · Septiembre 2020

  265. Número 265 · Octubre 2020

  266. Número 266 · Noviembre 2020

  267. Número 267 · Diciembre 2020

  268. Número 268 · Enero 2021

  269. Número 269 · Febrero 2021

  270. Número 270 · Marzo 2021

  271. Número 271 · Abril 2021

  272. Número 272 · Mayo 2021

  273. Número 273 · Junio 2021

  274. Número 274 · Julio 2021

  275. Número 275 · Agosto 2021

  276. Número 276 · Septiembre 2021

  277. Número 277 · Octubre 2021

  278. Número 278 · Noviembre 2021

  279. Número 279 · Diciembre 2021

  280. Número 280 · Enero 2022

  281. Número 281 · Febrero 2022

  282. Número 282 · Marzo 2022

  283. Número 283 · Abril 2022

  284. Número 284 · Mayo 2022

  285. Número 285 · Junio 2022

  286. Número 286 · Julio 2022

  287. Número 287 · Agosto 2022

  288. Número 288 · Septiembre 2022

  289. Número 289 · Octubre 2022

  290. Número 290 · Noviembre 2022

  291. Número 291 · Diciembre 2022

  292. Número 292 · Enero 2023

  293. Número 293 · Febrero 2023

  294. Número 294 · Marzo 2023

  295. Número 295 · Abril 2023

  296. Número 296 · Mayo 2023

  297. Número 297 · Junio 2023

  298. Número 298 · Julio 2023

  299. Número 299 · Agosto 2023

  300. Número 300 · Septiembre 2023

  301. Número 301 · Octubre 2023

  302. Número 302 · Noviembre 2023

  303. Número 303 · Diciembre 2023

  304. Número 304 · Enero 2024

  305. Número 305 · Febrero 2024

  306. Número 306 · Marzo 2024

  307. Número 307 · Abril 2024

  308. Número 308 · Mayo 2024

  309. Número 309 · Junio 2024

  310. Número 310 · Julio 2024

  311. Número 311 · Agosto 2024

  312. Número 312 · Septiembre 2024

  313. Número 313 · Octubre 2024

  314. Número 314 · Noviembre 2024

Ayúdanos a perseguir a quienes persiguen a las minorías. Total Donantes 3.340 Conseguido 91% Faltan 16.270€

Lobbys y codicia

La usurpación política de la ciencia

Donald Trump cierra un mandato de corrupción, privilegios y codicia. Jamás un presidente norteamericano había maniobrado así en la perversión y el socavamiento de la ciencia y de sus entes reguladores

Casandra Greco 5/11/2020

<p>Keep covid great.</p>

Keep covid great.

Malagón

En CTXT podemos mantener nuestra radical independencia gracias a que las suscripciones suponen el 70% de los ingresos. No aceptamos “noticias” patrocinadas y apenas tenemos publicidad. Si puedes apoyarnos desde 3 euros mensuales, suscribete aquí

Nunca antes en su historia las revistas científicas de mayor relieve internacional –Scientific American, New England Journal of Medicine, Nature– habían cerrado filas y redactado un “J’Accuse” tan alto y claro, al más puro estilo Émile Zola, contra un presidente de los Estados Unidos de América. Jamás un presidente norteamericano desde su Administración política había realizado una maniobra de tal calibre en la perversión y socavamiento de la ciencia y de sus entes reguladores. Su ira recuerda la de Atila. Es un Trump contra Trump. ¡Morir matando! Este parece ser el epílogo de su funesto mandato de mentiras, corrupción, privilegios y codicia. Su última blasfemia fue acusar, el día de difuntos, a la profesión médica del pecado capital de avaricia. Enriquecerse a costa de falsear los datos de mortalidad por covid-19. Esta fue la sombra macbethiana que proyectó en su final de campaña. “Nuestros médicos obtienen un plus económico si alguien fallece por covid. ¿Lo sabéis bien, no? Los médicos y los hospitales ganan más”, sentenció en su mitin en Michigan. El precio por muerte covid-19 rondaría los 2.000 dólares, apostillaba Trump sin aportar un solo dato que lo avalara. Esta vil acusación fue inmediatamente contestada por la American Medical Association y la Society of Hospital Medicine, entre otros organismos. 

La pandemia ha golpeado duro a CTXT. Si puedes, haz una donación aquí o suscríbete aquí 

El exceso de mortalidad en el mapa de EE.UU. ha superado ya las tendencias históricas y se sitúa en 300.000. Es tan real que la ciudad de El Paso, Texas, ha obtenido estos días la cuarta morgue móvil refrigerada para albergar temporalmente los cuerpos de los fallecidos por covid-19. La venganza de Trump por el ataque de la ciencia y la sanidad a su tóxica campaña electoral no se hizo esperar. A finales de octubre, la Administración Trump emitió una orden ejecutiva –que exime de pasar la aprobación del Congreso– destinada a facilitar el despido fulminante de los trabajadores federales, es decir, de todos los empleados públicos no sujetos a nombramiento político, y entre los que se encuentran numerosos científicos. Serían etiquetados bajo la categoría “Schedule F”: trabajadores de “bajo desempeño”. Esta nueva denominación, surgida en pleno “susto o muerte” de Halloween, facilitaría el reemplazo de más de dos millones de empleados públicos de la Administración federal por cargos políticos afines, una vez eliminada su protección. El fin perseguido es siempre el mismo: un jaque mate a las leyes, las reglas, las regulaciones, las teorías científicas, todo aquello que entreteje la política pública. Es decir, es una forma maquiavélica de hacerse con el poder absoluto. La política lo absorbería todo en un solo golpe de efecto.

La era Donald Trump, en su autoritarismo absolutista y peligroso entramado de privilegios, codicia y corrupción se ha caracterizado por iniciar una debacle de consecuencias incalculables para la ciencia, la salud pública y la democracia. El editorial de la prestigiosa revista Nature constituye un toque de atención sobre las consecuencias del desmantelamiento de la ciencia y de su usurpación política. 

“Ningún presidente de los Estados Unidos en la historia reciente ha atacado y socavado tan implacablemente tantas instituciones valiosas, desde agencias científicas hasta los medios de comunicación, los tribunales, el Departamento de Justicia, e incluso el sistema electoral. […] Uno de los legados más peligrosos de esta Administración será su vergonzoso historial de interferencia en las agencias de salud y ciencia, socavando así la confianza pública en las mismas instituciones que son esenciales para mantener a las personas a salvo. […] Este debilitamiento del asesoramiento en investigación ha ido acompañado del desmantelamiento sistemático de la capacidad científica en las agencias científicas reguladoras”.

El fin perseguido es siempre el mismo: un jaque mate a las leyes, las reglas, las regulaciones, las teorías científicas, todo aquello que entreteje la política pública

La Administración de Donald Trump ha conseguido silenciar a la ciencia, subvertir el poder y la autoridad de los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades de EE.UU (CDC) y relegarlos a un mero peón. El jaque doble se estableció a través de un liderazgo entregado en manos ajenas al ámbito de las enfermedades infecciosas, los controvertidos Mike Pence y el yerno de Trump, Jared Kushner. Desde su llegada al poder, Trump ha utilizado presuntamente su Administración como puerta giratoria de una política cada vez más encadenada a los intereses de terceros. El diario norteamericano de investigación Propublica sacaba a la luz el entramado de lobbies, 281 en total, que constituyen el telón de fondo del intrincado juego de intereses del mandato Trump. El fin no sería otro que el de lograr cambios regulatorios de calado para favorecer los intereses económicos del caníbal capitalismo neoliberal. El peso y alcance de su influencia en la política federal es aún hoy desconocido al declinar las agencias federales hacer públicas las recusaciones recibidas por potenciales conflictos, una vez entran a formar parte de la administración del Gobierno. De hecho, Trump eliminó una cláusula instaurada por Barack Obama, de compromiso ético, que prohibía a los lobistas trabajar en agencias sobre las que ejercieron presión en los dos años previos. Los funcionarios designados por Trump tienen participaciones financieras y nexos con el sector privado y las agencias federales están repletas de ex miembros de grupos de presión que favorecen a las mismas industrias de las que proceden. El mapa de corrupción en el seno del Departamento de Salud y Servicios Humanos (HHS) es un claro ejemplo.

Por lo que se refiere al lobby de la industria farmacéutica, éstos serían algunos de sus actores principales. Trump y su Administración política-lobista como colaboradora necesaria se han erigido, por tanto, en cómplice del origen de esta pandemia endémica. Su mandato ha servido de acelerador del cambio climático, de la destrucción progresiva e implacable de biodiversidad y de la derogación de más de 106 leyes y regulaciones de control de gases contaminantes de efecto invernadero, mercurio y dióxido de azufre. El diario británico The Guardian describía recientemente las 75 formas en las que Trump ha incrementado los niveles de contaminación y el recalentamiento del planeta. En una reciente entrevista concedida a The New Yorker,  Noam Chomsky definía a Trump como el peor criminal de la historia de la humanidad. Su afán destructor del ecosistema del planeta tierra en aras de su lealtad servil al poder privado (acumulación de capital y expansión del sector empresarial) no tiene precedentes. El tiempo político de su presidencia está repleto de cadáveres, no solo por covid-19. Su política apocalíptica ha condenado al infierno tóxico a la costa del Pacífico (California y Oregón) hasta tal punto que los enjuiciamientos contra los delitos medioambientales han caído en picado (70%-50%) de acuerdo a los datos expuestos por The New York Times. Y aquí volvemos de nuevo al núcleo atómico de su mandato: el perverso ataque hostil trumpiano hacia la regulación gubernamental y medioambiental.

Ni siquiera escapa al ojo del ciclón la Administración de Medicamentos y Alimentos de EE.UU (FDA). Una investigación de la revista Science desveló, a partir de la desclasificación de documentos de este organismo, obtenidos gracias a la Ley de Libertad de Información (FOIA), la supervisión laxa, lenta y repleta de secretismo de la investigación clínica por parte de la agencia, especialmente incrementada durante el mandato Trump. Este tema no es menor porque la FDA, con su presupuesto anual de 5.700 millones de dólares (para el año fiscal 2019), es el órgano responsable de supervisar los criterios de seguridad, calidad y eficacia de medicamentos, dispositivos (ej.: tests) y vacunas. Hasta este momento EE.UU. ha actuado como motor científico. De ahí que la interferencia del gobierno Trump en las agencias clave en la respuesta al covid-19 se haya considerado como una amenaza a escala global que es necesario cortar de raíz. Para ello es preciso demostrar cómo los políticos designados por Trump llevaron a cabo acciones de presión explícita destinadas a encajar las políticas y comunicaciones de las agencias científicas con el plan de Donald Trump para minimizar la pandemia y servir a intereses del capitalismo neoliberal más conservador y extremista. Esta presión a la FDA es reinterpretada por la CNN como una calculada argucia  para cambiar el giro de la campaña electoral de Trump y asegurarse los votos necesarios para su reelección. Su titular no dejaba lugar a dudas: “Trump presiona a la FDA por una ‘solución milagrosa’ del coronavirus antes del día de las elecciones.” Y es que Trump necesitaba urgentemente un golpe de efecto susceptible de persuadir a una opinión pública cada vez más distante de su particular “Watergate”, de la flagrante gestión de la covid  y de su repulsiva contraofensiva a la ira desatada en la comunidad afroamericana por el asesinato a quemarropa de George Floyd. La última encuesta del Pew Research Center (31 Agosto-07 Septiembre, 2020), muy polarizada, arrojaba ya una profunda desafección en el 57% de los estadounidenses.

El diario de investigación ‘Propublic’ sacaba a la luz el entramado de lobbies, 281 en total, que constituyen el telón de fondo del intrincado juego de intereses del mandato Trump

A finales de octubre, los senadores del Partido Demócrata solicitaron al organismo de control del gobierno que abriera una investigación independiente sobre la ‘presión política’ sobre la FDA y los CDC. Los demócratas han instado a la Oficina de Responsabilidad del Gobierno (GAO) a “llevar a cabo una investigación para revisar si se han violado las políticas de comunicación e integridad científica de los CDC y la FDA y si esas políticas se están implementando para asegurar la integridad científica en toda la agencia”. 

El lucrativo entramado Trump está minando su credibilidad y llevando hasta el límite su independencia. Si bien, durante su mandato el número de inspecciones de la FDA ha aumentado exponencialmente, paradójicamente y con respecto al mandato de Obama, la parte ejecutiva de respuesta en términos de advertencias o cumplimiento de sanciones más severas (OAI) ante las infracciones no alcanzan siquiera el 1%. Es decir, las anomalías identificadas en las diferentes supervisiones no siempre han ido acompañadas de informes y acciones concretas. Decaen en el silencio administrativo o en un preocupante laissez faire, laissez passer. En agosto de 2019, cinco senadores del Partido Demócrata enviaron una carta a la FDA para poner freno a los privilegios y la codicia de la industria farmacéutica. Llovía sobre mojado. El detonante de tal petición fue el escándalo surgido de la ocultación y manipulación de datos de un gigante de la industria con el fin de asegurarse la aprobación de la FDA para comercializar un fármaco. La autorización del medicamento, pese a la probada manipulación de los datos presentados, no fue revocada al no afectar al riesgo-beneficio resultante. La carta finalizaba con una duda razonable: hasta qué punto los pacientes norteamericanos podían confiar en la integridad del proceso regulatorio de aprobación de la FDA. 

“Es inconcebible que una compañía farmacéutica proporcione datos manipulados a los reguladores federales con el fin de lanzar su producto al mercado, obtener beneficios federales y cobrar la mayor cantidad en la historia de Estados Unidos por su medicación”, escribieron. “Tal codicia no puede ser tolerada por la FDA”.

Esta duda razonable, vistos los últimos precedentes del alto precio a pagar por autorizaciones de urgencia de la FDA, extremadamente cuestionables (ej.: prueba de antígeno rápida para la covid-19 de Quidel Corporation, fosfato de cloroquina, sulfato de hidroxicloroquina, Remdesivir de Gilead…), representa un tema altamente sensible para el presente y futuro de los procesos de regulación y la posterior comercialización en EE.UU. y fuera de sus fronteras. En lo que respecta a las autorizaciones para uso de emergencia, la FDA ha revocado la hidroxicloroquina y la cloroquina. El resto de las autorizaciones se mantiene pese al surgimiento de numerosos informes de errores o a los resultados de nueva y sólida evidencia disponible.  Cabe preguntarse hasta qué punto es lícito y ético que fármacos y dispositivos autorizados a través de atajos muy alejados del máximo rigor científico puedan comercializarse tan fácilmente. Es un cuestionamiento espinoso pero necesario. Más aún cuando existen investigaciones que nos recuerdan que la covid-19 es una enfermedad vírica peligrosa no solo para los ancianos sino para las personas de mediana edad. Nunca hasta ahora un coronavirus había marcado una variación tan acusada en base a la edad. Hasta un punto tal que se sugiere que a partir de los 50 años, la tasa de mortalidad por infección por covid-19 tiene una magnitud dos veces mayor que el riesgo de morir en un accidente de tráfico en un año. Lo que hace imprescindible no únicamente esfuerzos individuales y colectivos en la protección de la población general sino en no cometer ulteriores errores que pueden incrementar exponencialmente el riesgo. El mayor error sería apostar por una inmunidad de rebaño, exponiendo a los jóvenes a actuar de ángeles exterminadores e incrementando el número de infecciones fuera de control, y corriendo el riesgo de que el Sars-Cov-2 se perfeccione antes de la llegada de vacunas seguras y efectivas. Entre los ideólogos de la Declaración de Great Barrington, amplios defensores de exponer a la población general al virus hasta alcanzar el paraíso de la inmunidad prometida, y adoptando una falsa y controvertida “protección focalizada” apartheid de los vulnerables, se encuentran expertos vinculados a la derecha más extrema. Algunos de ellos reconocidos por su reiterada promoción de una agenda neoliberal de bajos impuestos, nacionalismo ultraconservador, lucha antitabáquica y negacionismo medioambiental. Todo en aras de priorizar la libertad individual sobre la solidaridad social y de las suculentas ganancias fruto del entramado de intereses privados de las grandes corporaciones que moldean la política pública de las administraciones de Trump y de Boris Johnson, entre otros. Lo más inquietante de todo es que esta declaración fue publicada en octubre, cinco meses después de haber mantenido sus redactores una reunión a puerta cerrada con el secretario de Salud y Servicios Humanos, Alex Azar, y Scott Atlas, el principal asesor de Trump conocido por su abierto respaldo a la inmunidad colectiva y rechazo al uso generalizado de las mascarillas anti-covid.

Autorización de Uso de Urgencia (EUA)

Donald Trump, hábil conocedor de los entresijos del mundo de los negocios, eligió la vía rápida: las autorizaciones de uso de urgencia por encima de las aprobaciones normales. El 31 de enero de 2020, el secretario de Salud y Servicios Humanos (HHS), Alex Azar, declaró una emergencia de salud pública debido a “casos confirmados del nuevo coronavirus 2019 (2019-nCoV)”. Esa declaración desencadenó una orden separada para permitir a la Administración de Alimentos y Medicamentos (FDA) emitir autorizaciones de uso de urgencia “Emergency Use Authorization” (EUA), siempre que se cumplieran otros requisitos legales. Este procedimiento fue diseñado por Donald Trump para dar respuesta ágil a los intereses privados de empresas, industria y laboratorios y al suyo propio personal: ser nuevamente reelegido como presidente de EE.UU. Lo que disparó un vertiginoso proceso de validación de pruebas rápidas, inusualmente veloz sin necesidad de disponer de evidencia científica sólida. Es aquí cuando, por primera vez, los estándares de calidad de la FDA se situaron en el punto de mira.  Un proceso normal de aprobación de la FDA para una prueba de diagnóstico, por ejemplo, requiere un procedimiento complejo que incluye informar sobre la precisión diagnóstica de su prueba; medir su calidad contra la prueba estándar (en este caso la ‘RT-PCR’); realizar ensayos con muestras poblacionales representativas de diferente situación patológica y agrupación demográfica; y en contextos reales, fuera del laboratorio. Lo llamativo es que un EUA solo puede ser autorizado cuando no existe un test alternativo adecuado, aprobado y disponible. Por lo que se refiere a la ‘exactitud’ es mucho menos estricta en la autorización de urgencia (el estándar es ‘puede ser eficaz’) que en la aprobación normal (‘eficacia’ habitual). Los datos enviados para respaldar el uso del producto pueden ser “informes de casos publicados, ensayos no controlados”, etc. Las aprobaciones de EUA se basan en muchos factores, incluida la forma en que el producto satisface una necesidad importante no satisfecha, la urgencia de esa necesidad, la gravedad y la incidencia de la enfermedad clínica y la capacidad de fabricación. La Ley de Preparación para Emergencias y preparación del Público que rige la EUA también permitió que Alex Azar, el secretario de Salud y Servicios Humanos, brindara inmunidad frente a reclamaciones de responsabilidad. En resumen: los test autorizados por esta vía así como los fármacos anteriormente mencionados no tuvieron nunca la necesidad de cumplir con los estrictos procesos de aprobación habituales de la FDA; lo que los convierte en el escueto condicional –“pueden ser eficaces”.

A 5 de noviembre Joe Biden contaba con 71,9 millones de votos. Esperemos que los demócratas ganen y que se pueda pasar página al mandato más tenebroso de la historia de los EE.UU. porque lo que está en juego es la supervivencia de la democracia, tal y como la hemos conocido hasta ahora. La victoria de Donald Trump supondría el funesto presagio de un futuro abandonado a una “noche polar de gélida oscuridad”, en palabras del sociólogo alemán Max Weber. 

------------------------------

Casandra Greco es investigadora científico-social, filósofa, bioeticista y experta en salud pública y medicina preventiva.

La pandemia ha golpeado duro a CTXT. Si puedes, haz una donación aquí o suscríbete aquí 

Nunca antes en su historia las revistas científicas de mayor relieve internacional –Scientific American,

Autor >

Casandra Greco

Filósofa, bioeticista e investigadora científico social en salud pública. Defendí derechos en salud en el edificio Berlaymont de la UE, entre otros organismos. Aquí me mueve la protesta ardiente por su derecho a ser felices.

Suscríbete a CTXT

Orgullosas
de llegar tarde
a las últimas noticias

Gracias a tu suscripción podemos ejercer un periodismo público y en libertad.
¿Quieres suscribirte a CTXT por solo 6 euros al mes? Pulsa aquí

Artículos relacionados >

Deja un comentario


Los comentarios solo están habilitados para las personas suscritas a CTXT. Puedes suscribirte aquí