LA VITA NUOVA
Las extremas derechas
Una ha anunciado que no participará en la renovación del CGPJ si no se abandona la idea de un indulto a los presos procesistas. La otra rechazará los indultos reivindicando la amnistía, también a través de una idea de nación y de victimización
Guillem Martínez 13/12/2020
En CTXT podemos mantener nuestra radical independencia gracias a que las suscripciones suponen el 70% de los ingresos. No aceptamos “noticias” patrocinadas y apenas tenemos publicidad. Si puedes apoyarnos desde 3 euros mensuales, suscribete aquí
1- El 15M supuso un análisis y una reformulación de la democracia esp. Una auténtica revolución. Es decir, algo no esperado y cuyos cimientos no transcurrieron en los medios de comunicación, en la política, o en la Academia. Esas tres cosas aún siguen haciendo chiribitas al respecto. Hacer chiribitas es, literalmente, mirar a otro lado. Concretamente, a ningún lado. Lo que hemos ido sabiendo desde el 15M –gracias a la crisis del Estado que supuso–, a su vez debe hacer reformular la historia reciente de Esp.
2- Lo sabido: paralelamente a la instauración de una monarquía parlamentaria –poco más–, hubo una agenda oculta de lo cotidiano. Era, además, una agenda que estableció muy rápidamente –ya en los 70, antes y durante el proceso constituyente– canales y modos formales, costumbres, para el expolio de lo público y a través de lo público. Ese hecho obliga a replantearse el papel, la función y los objetivos de la monarquía. Pero también de los grandes partidos –Gürtel no es más que el funcionamiento copiado a la monarquía para otros negociados, y a través de un partido político–. Pero también obliga a plantearse la función de otros partidos, orientados a otros nacionalismos, y que compartieron esa misma función extractiva. Contribuyeron, incluso, a fundarla. De principios de los 80 constan, en ese sentido, los primeros vestigios de política extractiva del Pujolismo, una mezcla de las dinámicas de la monarquía y de partidos como el futuro PP, según orienta el cobro de comisiones del 10%, de las cuales el 5% iban para los Pujol –esa otra Familia Real, socios en negocios conjuntos con la monarquía al menos desde mediados de los 80–, el 4% iba al partido –lo que se llama financiación, y que no financiaba nada; eran sobresueldos mayormente–, y el 1% al intermediario. Lo que José Antonio Martín Pallín –no se pierdan su reciente El Gobierno de las togas, en Catarata– llamó el otro día, durante un debate sobre El hijo del chófer, en CTXT, la táctica del 5-4-1.
3- El punto 2 reclama, lo dicho, una reformulación histórica. Pero también una catarsis. Un punto y final antes que un punto y seguido. Un cambio de lógicas y de paradigmas. No se está produciendo. O sí. Se está produciendo –y solo ahí– en las derechas esp y cat.
Josep Costa parece tonto. Mucho. Demasiado. Pero no lo es. Su inteligencia responde a la selección negativa
4- Ayuso –no es tonta; sólo lo parece, es decir, su inteligencia responde a la selección negativa; es, así, una inteligencia sobresaliente en su biotopo, especializada–, esta semana ha advertido que la Justicia no es universal. La frase es un trumpismo. Impide que se hable del hecho hablando de la frase. Pero explica el trumpismo esp, una escuela más amplia que Vox. A saber: defensa del modelo extractivo de la Transición, por encima del derecho y, en esta ocasión, no parapetada detrás de la-mejor-democracia-del-mundo, sino de una nación inveterada y de sus símbolos. Uno de ellos, la monarquía. La nación ya no engloba a toda la sociedad, sino a sus propios votantes. Unos votantes, por otra parte, continuamente atacados por el comunismo, el socialismo, el bolivarismo, ETA y Cat. El sello de tanto ataque es el ataque a la lengua. Una de las más poderosas del mundo, por otra parte. Todo este movimiento no tiene nada que ver con la corrupción estructural y estructurada en Esp. Es inocente, nuevo, eléctrico y, gracias a la victimización, a los ataques continuos por parte de lo no-nacional, es, incluso, puro, sin memoria. Es la democracia que resiste los ataques extranjeros y casi extranjeros, de la periferia, y también de la inmigración. Todo ello es más importante que la gestión. Es, por tanto, también la defensa ante una nefasta gestión de la pandemia, denunciada por AI.
5- Hace una semana, Josep Costa, el vicepresident del Parlament Cat, se reunió con miembros de la extrema derecha cat para llegar a acuerdos pre-electorales. Josep Costa parece tonto. Mucho. Demasiado. Pero no lo es. Su inteligencia responde a la selección negativa. Es así, una inteligencia sobresaliente en su biotopo, especializada. Durante las elecciones USA se quejó a la fiel TV3 del injusto tratamiento que dispensaban a Trump, ese gran ideólogo. A la reunión con los líderes de la extrema derecha cat formal no se llegó por casualidad. Antes fue necesario crear esos líderes, a través de un movimiento de fuerza de JxC sobre la ANC, que provocó una escisión, de la que salieron el grueso de esos líderes. Esos líderes y JxC comparten, por tanto, una lógica y un programa. Que explica el trumpismo en Cat. A saber: defensa del modelo extractivo de la Transición –Laura Borràs, la líder de la lista JxC está formalmente acusada de trapicheo en suministros; eso y el sueldo público es el botín a repartir, cuando no queda otro en una sociedad empobrecida, y en la que la casilla anterior a JxC ya lo privatizó todo en 2012–, a través de una nación inveterada y de sus símbolos. En esta ocasión, la monarquía no es uno de ellos. La nación ya no engloba a toda la sociedad, sino a sus propios votantes. Unos votantes, por otra parte, continuamente atacados por el comunismo, el FAIsmo y el españolismo. El sello de tanto ataque es el ataque a la lengua. Aquí es preciso señalar que el cat no es una lengua oficial en el Estado –no sirve, incomprensiblemente, en el Congreso, en el Senado o en el TS–, algo ideológico en el estado de Europa con mayor número de lenguas operativas, y en el que se habla cat, la mayor lengua europea sin Estado. Es preciso señalar también que el cat no es propiamente una lengua sin Estado, como demuestra el modelo de inmersión. La inmersión es, de hecho, la única aportación de las izquierdas cat a la Transición. Consistía en la adopción del modelo finlandés de enseñanza del sueco. Y suponía no segregar a la sociedad cat en dos comunidades lingüísticas, opción clasista, etnicista e inicial del Pujolismo. Suponía desproblematizar la lengua, que no tuviera propietario, y hacer una apuesta colectiva por la más débil. Y eso es lo que sucede, diariamente, en las escuelas. C’s, trumpismo de otro nacionalismo, luchó contra ese modelo. No recibió la complicidad de la sociedad. Parece ser, curiosamente, que los acuerdos lingüísticos los ha roto el propio procesismo. El Govern ha hecho llamamientos acerca de la debilidad del cat en otros ámbitos no pactados, y donde no se puede pactar sin afectar a derechos. Ámbitos como el comercio, o la calle, en los que es más importante la empatía, la amabilidad, que la obligatoriedad, por otra parte. Sin que ningún partido –procesista o no– abra la boca, se promueven boicots a establecimientos en los que un inmigrante reciente no puede atender en cat, lengua que desconoce. Y a la que, diría, no le quedan ganas de conocer. Se promueven acosos a ese inmigrante, incluso se pide su despido. Se intenta argumentar todo este comportamiento fascista como una defensa de la víctima ante su verdugo. El verdugo es, finalmente, un inmigrante, o una pizzería italiana. Este movimiento no tiene nada que ver con la corrupción estructural y estructurada en Cat, ni con los mayores recortes de Europa, ni con el Procés, una mentira de Estado sin Estado, en la que participaron los ideólogos de todo lo anterior. Es inocente, nuevo, eléctrico y, gracias a la victimización, a los ataques continuos por parte de lo no-nacional, es, incluso, puro y sin memoria. Es la democracia que resiste los ataques extranjeros y casi extranjeros, de la nación impura y ladina, y de la inmigración. Todo ello es más importante que la gestión. Es, por tanto, también la defensa ante una nefasta gestión de la pandemia, denunciada por AI.
La inmersión es la única aportación de las izquierdas cat a la Transición. Consistía en la adopción del modelo finlandés de enseñanza del sueco. Y suponía no segregar a la sociedad cat
6- La gran diferencia entre una extrema derecha y otra es que una posee el Deep-State, con el que se mezcla. Esa mezcla, peligrosa, será determinante en la política inmediata. La otra, un Estado superfluo, posee ese Estado superfluo y, más intensamente, los medios de comunicación públicos y concertados. Desde esos medios dibuja a la extrema derecha como un fenómeno únicamente esp. Es Vox en unas ocasiones. En otras son todos los partidos, menos ella. Será determinante en la política inmediata. Una extrema derecha ha anunciado que no participará en la renovación del CGPJ si no se abandona la idea de un indulto a los presos procesistas. Es decir, prima la política frente a la ley. Prima el mito, la idea de nación milenaria. La otra rechazará los indultos –luego, será la primera en acogerse a ellos–, reivindicando la amnistía, también a través de una idea de nación y de victimización que se superpone sobre lo operativo o, incluso, lo real. Ambas apuestan por hacer a Esp o a Cat grande otra vez. Por el conflicto de marcos. Insolucionable. Rentable. Ambas ultraderechas, curiosamente, dibujan un nuevo autonomismo, en conflicto con el Estado por soberanía financiera.
7- Una es una extrema derecha que proviene del nacionalismo menendezpelayista, pero que es novedosa en sus formas no democráticas, contemporáneas, a través de formas discursivas radicalmente democráticas, desbordantes, vía la superposición de la nación sobre el Estado y la democracia. La otra, siendo algo parecido, es absolutamente nueva en su territorio. No es el independentismo de los 70, en abierto conflicto con la Transición. No es ningún independentismo. Nunca lo fue y, si no quedaba claro, torpedearon esa vía ellos mismos en Europa, en 2017. No es el federalismo cat, obsesionado por controlar la bestia, el Estado. No es, formalmente, el autonomismo. Es el Pujolismo, la Cultura de la Transición cat, el Régimen del 78 cat, el Procesismo, todo junto, desordenado en su orden, y embebido de sí mismo. Es la sucesión de falsedades sin catarsis. Y está haciendo cosas nunca vistas y nunca producidas en ninguno de los catalanismos o independentismos anteriores. Delaciones, persecuciones lingüísticas, expulsiones masivas de la catalanidad, esa cosa que, en los tiempos duros, cuando estaba perseguida, fue defendida y ampliada antes por emigrantes que por la derecha cat, no siempre democrática y siempre igual de valiente.
Ambas ultraderechas, curiosamente, dibujan un nuevo autonomismo, en conflicto con el Estado por soberanía financiera
8- Esas dos ultraderechas son una amenaza democrática, que de alguna forma afectará a la democracia, esa cosa poco vistosa, pero que no puede serlo menos. Ya la están afectando, de hecho. En el CGPJ, o en una pizzería. La otra amenaza es el inmovilismo. No hacer nada. Comportarse como si todo lo descubierto desde 2011 fuera una sucesión de casos personales.
9- No se puede responder a esas extrema-derechas. No se puede participar de la discusión del integrismo, ni de sus categorías. Supongo que sólo podemos describirlas. Y esperar una catarsis ciudadana, que llegará cuando la ciudadanía quiera. Es decir, puede no llegar. Nunca.
10- Coman pizza, salvo que contenga piña. Y, según cómo, también.
1- El 15M supuso un análisis y una reformulación de la democracia esp. Una auténtica revolución. Es decir, algo no esperado y cuyos cimientos no transcurrieron en los medios de comunicación, en la política, o en la Academia. Esas tres cosas aún siguen haciendo chiribitas al respecto. Hacer...
Autor >
Guillem Martínez
Es autor de 'CT o la cultura de la Transición. Crítica a 35 años de cultura española' (Debolsillo), de '57 días en Piolín' de la colección Contextos (CTXT/Lengua de Trapo), de 'Caja de brujas', de la misma colección y de 'Los Domingos', una selección de sus artículos dominicales (Anagrama). Su último libro es 'Como los griegos' (Escritos contextatarios).
Suscríbete a CTXT
Orgullosas
de llegar tarde
a las últimas noticias
Gracias a tu suscripción podemos ejercer un periodismo público y en libertad.
¿Quieres suscribirte a CTXT por solo 6 euros al mes? Pulsa aquí