La vita nuova
El trumpismo-sutra
Lo del Capitolio ha sido importante. Mucho. El silencio esp al respecto, también. Ha consistido en distanciarse del trumpismo vía léxico, esa herramienta trumpista
Guillem Martínez 12/01/2021
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1- El momento Capitolio ha permitido observar, a través de sus discretas reacciones, al trumpismo esp escondiéndose de sí mismo. Si observamos aquello de lo que se esconde, veremos qué es el trumpismo esp. ¿Qué es el trumpismo esp?
2- Para contestar a esa pregunta, es pertinente observar qué es el trumpismo a palo seco. Como sucede con todos los objetos terráqueos, el trumpismo se define a través de sus actos, no de sus palabras. Como un párroco.
3- Es aún confuso lo que pasó en el Capitolio, ese acto. Es confuso saber hasta qué punto y nivel y profundidad estaba organizado. Es confuso, incluso, establecer quién participó en los festejos –evidentemente, la extrema derecha; pero también diversas capas de la cebolla republicana más convencional; un indicativo de que el trumpismo vive ya en lo convencional tanto como en lo radical–. En todo caso, el resultado, el asalto al Capitolio, es la sombra de la sombra de lo planeado y experimentado por Trump desde las elecciones USA. A saber: un golpe de Estado judicial. Un estado de confusión, crispación y de duda inducida que culminaría con la asunción de la situación por parte del Poder Judicial de cada estado. Los electores presidenciales por sufragio quedarían eliminados, y serían nombrados otros por parte de los jueces. Trump revalidaría así la presidencia, invalidando las elecciones. La buena noticia es que ese intento fracasó. O fracasó en esta edición. Parte del Estado, y parte –más determinante que, al parecer, numerosa– del Partido Republicano no estuvieron al quite.
4- Del punto 3 se deduce que el trumpismo son dos posibilidades, o trayectos. A saber, el trayecto descartado en el Capitolio: el dominio de las instituciones, principalmente las judiciales, desde las cuales se emiten políticas no sólo no democráticas, sino abiertamente inconstitucionales. Y el trayecto ensayado en el Capitolio: movilizaciones populares, verticales, organizadas desde el Estado.
5- Ambas vías señaladas en el punto 4 dibujan el trumpismo esp en dos subtipos. Subtipo a) una derecha con acceso a determinadas zonas de la Policía, del Ejército y del Poder Judicial. Subtipo b) una derecha que no posee ningún poder judicial, ni de ningún tipo, fuera de su trade-mark territorial, pero que, en contrapartida, dispone de un poder absoluto sobre los medios de comunicación de su trade-mark territorial. Lo que le permite una posibilidad descomunal de movilización de acólitos, mediante el fake. Para facilitar la descripción: el trumpismo a) está más próximo, en sus dinámicas y precedentes, a un golpe de Estado judicial, mientras que el trumpismo b) está más próximo, en sus dinámicas y precedentes, a invalidar, vía fake incentivado en medios, unas elecciones.
6- El trumpismo a) es el trumpismo esp. Una escuela de pensamiento que, de una manera u otra, ha afectado a PP, Vox y C’s. El trumpismo b) es el trumpismo cat, una escuela de pensamiento que, de una manera u otra, ha afectado progresivamente a JxC –el trumpismo es hoy la gran seña de identidad de la lista de JxC para el 14F, si al final en esa fecha hay elecciones; pinta que no– y, de manera oscilante, pero efectiva, al resto de partidos procesistas en los últimos 10 años. Todos, convencionales. Se dice rápido.
7- El trumpismo ha accedido a a) y b) por diferentes vías. En el caso a), por la permeabilización de la derecha esp a las aportaciones ultras USA, desde hace cerca de tres décadas. En el caso b) por la transformación de la mentira y la propaganda –dos constantes en la política universal– en la única política posible, desde el pujolismo inicial hasta la intensificación de todo ello, hace 10 años. Por lo demás, a) y b) comparten constantes trumpistas universales. A saber: la polarización social, la deshumanización del contrario, su ilegitimidad, el fake, las burbujas informativas que hacen irrelevante la información real o, incluso, la realidad. La depuración del concepto nación, recreado hasta solidificarse en un extracto seco derechista, identitario. El anti izquierdismo. Y, muy importante y novedoso, la victimización de los usuarios de esa nación reducida a su esencia reaccionaria. El resultado es una política eléctrica, apasionante, sustentada en el sufrimiento y la opresión en la zona Primer Mundo del Primer Mundo. No importa el éxito de los resultados prometidos, en tanto la política pasa a ser pura Guerra Cultural. El muro mexicano de Trump, en ese sentido, apenas ha sido edificado. Construyó más kilómetros de muro Obama. Lo que tiene guasa. El constitucionalismo esp, esa beatificación católica de la CE78, no se traduce, siquiera, en respeto formal a la CE78, sino en su pitote, en inseguridad jurídico-constitucional. La indepe anunciada por el procesismo importa un pito, es un muro de Trump, que se traduce en lo único pretendido: éxitos electorales sin ejercer la gestión, permanencia en el poder, desde el que se dominan los medios de comunicación. El trumpismo, en su Sturm und Drang continuado, impide ver las políticas reales detrás de sus guerras culturales. Impide ver la mercantilización de los derechos, el neoliberalismo extremo, el Estado como negocio. E, incluso, la implícita ultraderechización de los partidos de derecha convencionales.
8- Sobre la discreta respuesta a lo del Capitolio por parte del trumpismo esp a). Vox –un partido mediocre, más próximo en ocasiones a la derechona de toda la vida que a la aventura eléctrica trumpista; cuesta encontrar en su gama de grises toda la pasta invertida– ha estado de perfil. A los pocos días de los sucesos, creó una cuenta en Parler, una red social frecuentada por la ultraderecha USA y europea. Pero que, en lo que es una metáfora del todo, ha sido clausurada mundialmente en un plis-plas. PP y C’s, a su vez, han coincidido en condenar lo del Capitolio y –esto es importante– en relacionarlo con fenómenos locales, consistentes en manifestaciones contra instituciones. El trumpismo esp a) observa una radicalidad intolerable en el ejercicio de la libertad de expresión frente a las instituciones. No es un mal autorretrato. Ha unido a la sedición de catálogo acaecida en el Capitolio posibles sediciones acaecidas frente al Congreso y el Parlament, y que no eran más que manifestaciones. En el trance de dibujar sediciones locales, por cierto, no han podido unir a la del Capitolio la única sedición demostrada en sentencia judicial por el TS. No han aludido, por tanto, a lo que tal vez es la gran construcción del trumpismo esp: la sentencia al procés, inspirada más en una cosmovisión que en los hechos, un indicio de la fortaleza del trumpismo a) en el Poder Judicial. Mirando fijamente lo del Capitolio, por cierto, lo más parecido a una sedición por aquí abajo sucedió, en efecto, en Cat. Pero en 1984, cuando en una mani pro-Pujol y contra el empure de Banca Catalana algunos manifestantes, animados por los medios de comunicación y un líder político, intentaron agredir a diputados socialistas frente al Parlament. No hubo causa judicial alguna, si bien los hechos fueron determinantes para la política cat futura. Asentaron una normalidad en la percepción de la corrupción y el postfascismo.
9- Sobre la discreta respuesta del trumpismo esp b). Diversos políticos encuadrados en JxC han borrado, como posesos, tuits de apoyo explícito a Trump. Sintomáticamente, no han borrado los implícitos. Algo no pertinente en una sociedad con los medios de comunicación públicos y concertados cooptados, y en los que siempre se aborda lo explícito, y no lo implícito, esas cosas complicadas, que requieren análisis, espíritu crítico y juego de piernas. Los medios han evitado cualquier comparativa entre lo sucedido en los USA –un líder enviando a su afición a liarla para, luego, denunciarla– con lo sucedido en Cat. Ni siquiera se ha hablado del gran hecho y logro en el trumpismo esp b): Tsunami Democrátic, una app que permitía obedecer ciegamente y sin explicaciones la órdenes del Govern. Se lo dicen a Trump y no se lo cree. Posteriormente a lo del Capitolio, el trumpismo b), que sólo posee acceso a los medios, anunció que, contrariamente a la ley y costumbres, JxC recibiría espacios electorales televisivos, y tratamiento de partido con representación parlamentaria –no es el caso–. Para poder otorgar ese estatus al gran partido trumpista cat, se hará lo mismo con Vox. El procesismo, como Pajares –otro producto inexplicable y de similar calidad– es consciente de que debe aparecer en la tele cada día. O muere. Como Trump, es un hecho comunicativo continuado.
10- Sobre la discreta respuesta del PSOE/Moncloa. Se ha limitado a una condena con piloto automático. Discreta. Y, al poco, con la emisión de una subida notoria en el recibo energético, coincidiendo con una ola extrema de frío. Una metáfora de que las únicas políticas posibles, las avaladas por la Comisión Europea, incluso las emitidas desde la cultura política de la antigua socialdemocracia, son neoliberales. El trumpismo, en ese sentido, es la meditación más cargada de futuro en el neoliberalismo. Conoce la crisis democrática de manera íntima y la aprovecha. Y ejerce el neoliberalismo de forma extrema, en tanto su discurso no es de este mundo. Es y alude a la mentira, esa opción que requiere más fe, pero menos esfuerzo para existir que la realidad. La opción de Moncloa consiste en minimizar esos hechos y esas fortalezas –son “una minoría, que sólo se representan a sí mismos”– sin matización alguna en el itinerario neoliberal, esa carrera hacia un muro y o que fortalece al trumpismo. En ese trance, sus mentiras son básicas, antiguas y aburridas. No hay color con el trumpismo, esa juerga que no precisa simular ningún servicio público ni siquiera en una pandemia.
11- Lo del Capitolio ha sido importante. Mucho. El silencio esp al respecto, también. Ha consistido en distanciarse del trumpismo vía léxico, esa herramienta trumpista. Ha consistido en a) minimizar su capacidad desestabilizadora, vía instituciones, o de b) minimizar su capacidad movilizadora, vía medios de comunicación. Lo que explica que el trumpismo existe, está especializado y es fuerte en Esp. Y no tiene por qué ser explícito. Es más, no quiere serlo. Lo del Capitolio, a su vez, tendrá consecuencias importantes. Las está teniendo ya en Europa. Para esta semana se espera, o se huele, algún tipo de acto en la estética Capitolio en Berlín y Viena, capitales reforzadas con policía. La extrema derecha se está coordinando en Francia, Italia, Austria, Alemania... Lo del Capitolio no es más que el legado de Trump, su inmortalidad cuando deje la Presidencia, su permanencia en la política mundial, su futuro. El golpe judicial y las movilizaciones populares promovidas por el Estado han venido para quedarse como un paisaje posible. Han pasado a ser una normalidad, algo despenalizado también en los partidos convencionales.
12- Glups.
1- El momento Capitolio ha permitido observar, a través de sus discretas reacciones, al trumpismo esp escondiéndose de sí mismo. Si observamos aquello de lo que se esconde, veremos qué es el trumpismo esp. ¿Qué es el trumpismo esp?
2- Para contestar a esa pregunta, es...
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Guillem Martínez
Es autor de 'CT o la cultura de la Transición. Crítica a 35 años de cultura española' (Debolsillo), de '57 días en Piolín' de la colección Contextos (CTXT/Lengua de Trapo), de 'Caja de brujas', de la misma colección y de 'Los Domingos', una selección de sus artículos dominicales (Anagrama). Su último libro es 'Como los griegos' (Escritos contextatarios).
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