Patrioterismo
Paraísos fiscales y deportistas: una relación antigua
Ya en 2007 la Organización de Inspectores de Hacienda del Estado solicitó que quienes no tributasen en España no pudieran representar al país en competiciones internacionales. La petición, que pretendía limitar el fraude fiscal, fue denegada
Marcos Pereda 19/02/2021
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Joaquim Rodríguez en la gira de Lombardía de 2013.
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Hace unas semanas El Rubius, conocido youtuber, anunciaba su intención de mudarse a Andorra por un “quítame allá esos impuestos”, desatando un pequeño meneo mediático que se quedó en la superficie (el hecho de tener treinta años y que te sigan llamando El Rubius) sin entrar demasiado en el fondo.
Los aficionados al deporte, en este sentido, iban bastante adelantados. No con lo de Youtube (la noticia me sirvió para enterarme de que servía para más cosas que ver videos de Led Zeppelin) sino con lo otro. Lo de Andorra. O paraísos fiscales, más bien. Hay muchos. Rentas per cápita de campeones en sus respectivas disciplinas que harían palidecer a la República Democrática Alemana...
Andorra es el país del mundo con más licencias ciclistas de la máxima categoría. El Tour llegó allí por última vez en 2016. Aquel día 14 corredores durmieron en sus casas
Quizá lo más llamativo, en números, sea el paisanaje ciclista del Principado. Desde Joaquim Rodríguez, algo así como pionero hace ya una década, hasta la actualidad, cuando más de veinte profesionales españoles viven (poco) y tributan (menos) en el Principado. Algunos son rostros bien reconocidos, como Enric Mas, José Joaquín Rojas, Marc Soler, Iván García Cortina, Jonathan Castroviejo o David de la Cruz. También llegan de fuera, no se crean. Julian Alaphilippe, por ejemplo, o Rohan Dennis, Egan Bernal, Robert Gesink, Pavel Sivakov y hasta los hermanos Yates. Andorra es, de hecho, el país del mundo que cuenta con más licencias ciclistas de la máxima categoría, aunque usted igual no se lo crea. ¿Quieren otro dato? El Tour de Francia llegó a Andorra por última vez en 2016. Aquel día hasta 14 corredores pudieron dormir en sus casas...
Para ser ciudadano de Andorra tienes que demostrar que resides allí durante 183 días al año. O, démosle la vuelta, para saltarte al fisco español tienes que demostrar que no resides en España durante, al menos, 183 noches cada doce meses. Algo bien sencillo para ciertos deportistas, que quedan cerca de esas cifras solo en concentraciones, competiciones y viajes...
Los hay que no se esconden, y plantean claramente las causas de su cambio a los Pirineos. Carlos Verona, por ejemplo, madrileño que corre para Movistar. Muy activo en redes sociales, también bastante dado a meterse en polémicas. En diciembre de 2019 un seguidor le recriminó en su Instagram todo ese asuntillo de los impuestos y tal. Verona se revolvió diciendo que estaba en Andorra por muchos motivos y “no tener que trabajar para el Estado desde julio es uno de ellos. (...) Mi casa está aquí y declaro todo lo que gano aquí pagando un IRPF razonable, no sintiéndome atracado como en España”. En otra ocasión, marzo de ese mismo año, colgó una simpática reflexión diciendo que el sistema estaba caduco, y que no debería haber políticos, sino solo “gestores-profesionales en excedencia de su profesión por un máximo de X años, que ejecutaran lo que los ciudadanos votaran vía app...”. Juro que no he tocado una coma de lo anterior. Ya ven, un Ayn Rand en miniatura.
Son respuestas nuevas a costumbres antiguas. Lo de emigrar para pagar menos dineritos. Quizá la novedad es que ahora todo eso se tiñe de un discurso ultraliberal que exalta el individualismo, el yo, y pone su mirada en la mala gestión de lo público. Si yo no quería irme, pero me obligaron... que traigan a otros y no sería así. Traspásenlo a los famosos youtubers y les queda una sociedad moderna de lo más graciosa. Envidiable. En 2007 la Organización de Inspectores de Hacienda del Estado solicitó que aquellos deportistas que no tributasen en España no pudieran representar al país en competiciones internacionales. El documento sobre fraude fiscal donde se elevaba tal petición (finalmente denegada, como todos ustedes tenían claro que iba a ocurrir) iba firmado por José María Peláez, presidente de la organización, que hablaba de esta como una situación generalizada de carácter “inadmisible, vergonzoso e insolidario”.
Porque esa es la clave. Los billetes. Eliminen la “Filosofía económica para dummies” que compraron en el Cadena Cien y les queda lo realmente mollar. Que el Estado me roba, oiga, que soy una víctima. Deme algo. Y tampoco. No vamos a detenernos mucho en esto, porque otros sitios hay (en esta revista, mismamente) donde se lo han explicado de forma brillante y fundamentada. Pero, en fin, una pequeña introducción. La presión fiscal en España alcanzó el 35,4 % en el año 2019. Para que se hagan una idea la media de la Unión Europea es superior al 41% y países como Francia, Dinamarca o Bélgica superan el 45%. Así que, por decirlo suavemente, estamos perfectamente alineados con las naciones de nuestro entorno. Si miramos el IRPF (y análogos), que al final es lo nuclear del asunto, los datos refutan aún más esa impresión de expolio, robo y “oiga, saque usted las manos de mi cartera”. En España el porcentaje máximo estatal es del 47% de cara a este 2021. Suecia alcanza un simpático 61%, mientras que Dinamarca, Austria, Bélgica, Países Bajos, Finlandia o Eslovenia superan el 50%. España es el decimocuarto país de la Unión Europea si tomamos en cuenta solo este dato. Claro que, redoble de tambor... en Andorra ese IRPF alcanza un jugoso 10%. Y ahí está el asunto. No le busquen más vueltas.
(Y eso sin meternos con los tramos, que dejan en mal lugar matemático esos lloros de “ay, trabajo para otros durante la mitad de mi tiempo”).
Como dijo una vez el excampeón de motociclismo Álex Crivillé, “el deportista que tributa en España es un burro...”
Para los ciclistas Andorra es, eso sí, un lugar privilegiado. Buenas carreteras, sin excesivo tráfico, puertos de montaña para aburrir, la posibilidad de dormir en altura (con los beneficios que ello conlleva). ¿La pega? Durante muchos meses la red viaria está sujeta a temporales, nevadas y, en general, todo tipo de pegas para salir a entrenar. Pero, en fin, parece compensarles. Más difícil es entender (bueno, más difícil, más difícil no, pero ustedes me entienden) lo de otros deportistas que tienen residencia fiscal en los Pirineos. Los hermanos Espargaró, motoristas ellos. O Jorge Lorenzo, aunque después se fue a Suiza. Joan Mir. Tito Rabat. Álex Rins, que fue claro con quienes criticaban esos asuntillos. “Lo hacen por envidia”. El aire de la montaña, que es muy sano. Todos ellos pasean la rojigualda, orgullosos, cuando consiguen sus más resonantes éxitos. Arantxa Sánchez-Vicario incluso la llevaba en la muñequera, para no olvidar nunca sus raíces. También ella vivía en Andorra, solo que vivía a ratitos muertos, y el fisco se enteró, y le acabó metiendo tres millones y medio de euros a modo de multa. Ya ven, un despiste.
¿Recuerdan lo que decíamos sobre la idoneidad del Principado para los entrenamientos en bici? Pues resulta algo más complicado mantenerlo respecto a otro gran país (en número de licencias) dentro del ciclismo. Hablamos de Mónaco, amigos. Igual les suena... Puerto de piratas, casinos y cafés muy caros, tamaño diminuto, apenas nada que no sean calles empinadas y coches de cilindradas monstruosas. Visto así suena horrible como residencia para un pro, ¿verdad? Pero Mónaco reúne un elemento más, uno que lo hace realmente atractivo: tributación de cachondeo. Aquí directamente no hay impuesto sobre la renta. Ya ven, un chollo. No es de extrañar (o sí, vamos, ustedes me entienden). Sagan, Froome, Tim Wellens, Gilbert... No solo hay bicis, ¿eh?, no se vayan a pensar. Por allí estuvo, en tiempos, Severiano Ballesteros. Y Novak Djokovic. También media parrilla de Fórmula 1 (Hamilton, Verstappen, Bottas, Ricciardo).
Otros están por Suiza. Pilotos, digo. Fernando Alonso, en su día. Vettel, Raikkonen o Grosjean. También sobre dos ruedas. Dani Pedrosa, Jorge Lorenzo. Sete Gibernau estaba, pero no, y luego sí, y al final fue a juicio, y en 2019 pudo demostrar que residía en ese país los 183 días al año necesarios como para que todo fuese legal, transparente. Por Suiza también pasaban sus ratos muertos Óscar Freire y Alberto Contador. O Garbiñe Muguruza, pizpireta tenista. Hay más raquetas en el listado. Carlos Moyà. Rafa Nadal no se iba tan lejos, pero tenía su domicilio fiscal en Gipuzkoa, por aquello del Impuesto de Sociedades. Hacienda le obligó a cambiarlo a su Manacor natal, y llegó a un acuerdo para regularizar el asunto...
Y es que, como dijo una vez el excampeón de motociclismo Álex Crivillé, “el deportista que tributa en España es un burro...”.
Hace unas semanas El Rubius, conocido youtuber, anunciaba su intención de mudarse a Andorra por un “quítame allá esos impuestos”, desatando un pequeño meneo mediático que se quedó en la superficie (el hecho de tener treinta años y que te sigan llamando El Rubius) sin entrar demasiado en...
Autor >
Marcos Pereda
Marcos Pereda (Torrelavega, 1981), profesor y escritor, ha publicado obras sobre Derecho, Historia, Filosofía y Deporte. Le gustan los relatos donde nada es lo que parece, los maillots de los años 70 y la literatura francesa. Si tienes que buscarlo seguro que lo encuentras entre las páginas de un libro. Es autor de Arriva Italia. Gloria y Miseria de la Nación que soñó ciclismo y de "Periquismo: crónica de una pasión" (Punto de Vista).
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