NO ME RENTA
Nevenka, el alcalde acosador y el 8M
Nadie es acosado voluntariamente. Nadie pide que la miren, ni que le griten algo por la calle; eso ocurre cuando un hombre decide que tiene el privilegio de hacerlo. Este año no nos dejan manifestarnos, pero seguiremos haciendo ruido por nuestros derechos
Elisa Mora Andrade 8/03/2021
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Hace unos días salió la miniserie documental sobre el caso Nevenka Fernández, que por algún motivo es conocido con el nombre de la víctima y no del acosador. No me había dado cuenta de lo común que es eso hasta que una amiga de mis padres lo dijo.
¿Por qué se conoce más a las víctimas que a los acosadores? Los peligrosos son ellos.
Pero como en casi todo acabamos acarreando nosotras el peso. Nosotras tenemos que tener cuidado, nosotras no tenemos que beber más de la cuenta, nosotras tenemos que vestirnos adecuadamente y, por supuesto, nuestro nombre y no el de quien nos acosa es el que aparece en todos lados.
Seguramente muchas hayáis oído hablar de este caso o habréis visto el documental recién estrenado en Netflix. Por si no conocéis la historia, os la cuento brevemente. El exalcalde de Ponferrada, Ismael Álvarez, miembro del Partido Popular, acosó sin tregua y durante meses a Nevenka Fernández, concejala de su partido.
Después de ser perseguida y acosada sexualmente por alguien que ella consideraba amigo y compañero, Nevenka tuvo el coraje de denunciarlo, pero el pueblo se manifestó defendiéndole a él.
Una de las cosas que más me llamó la atención viendo el documental es que ella cuenta que, hasta que no acudió de urgencia a una psicóloga tras un terrible ataque de pánico, nunca había escuchado la palabra “acoso”, no sabía lo que significaba. Todo esto ocurrió hace 20 años. Hoy, la palabra “acoso” la conocemos todas, y sin embargo y por desgracia, parece que no todo el mundo la entiende o ni siquiera cree en ella.
Nevenka también cuenta que, en una visita a Ponferrada, el rey emérito, al saludarla, le dijo “qué guapa”, y ella le respondió “y también lista, su majestad”.
En el documental se ve una manifestación en defensa del alcalde, una vez ya condenado, y a una señora afirmando “a mí no me acosa nadie si no me dejo”. Lo triste es que hoy unos cuantos siguen repitiendo esa afirmación.
Nadie es acosado voluntariamente. Ese es el punto, nadie pide que la acosen, ni que la miren, ni que le griten algo por la calle; eso es algo que ocurre cuando un hombre decide que tiene el privilegio de hacerlo, porque se siente superior y cree que puede.
Por cierto, esa amiga de quien les hablaba antes es Susana Hernández. Una mujer y actriz maravillosa que en este momento actúa en una dura y preciosa obra de teatro, La Panadera. Cuenta la historia de todas aquellas mujeres que han sido acosadas y destrozadas después de ser expuestas en vídeos íntimos distribuidos en redes sociales sin su consentimiento. Otro ejemplo en el que se machaca a las mujeres y no a los hombres.
Esto va dirigido a quienes creen que ya no es necesario un 8M con manifestaciones masivas y que la lucha feminista ya ha logrado su objetivo. También va dirigido a todas las personas que creen, como yo, que todavía estamos muy lejos de conseguir nuestro objetivo y que intentamos luchar por él todos los días.
Este año, no se sabe si por salud pública o porque no somos fascistas, no nos dejan manifestarnos. No dejan que salgamos –cumpliendo las medidas– a reivindicar lo que nos pertenece, a aplaudir a todas aquellas que, en este año tan terrible, se han ocupado de su trabajo, de sus padres, de sus hijos, de sus casas. A llorar por todas aquellas que se han visto confinadas y aisladas con sus maltratadores, por las 45 mujeres que el machismo nos ha arrebatado este año. A gritar contra todos los Ismaeles Álvarez que día tras día contribuyen a oscurecer nuestras vidas y nuestra sociedad. A gritar también contra aquellos que creen tener el derecho de determinar la identidad de una persona. Contra aquellos que detrás de una cámara, creyendo que nadie les oye, cosifican, hipersexualizan y juzgan a unas mujeres que están realizando su trabajo.
No nos dejan que salgamos a las calles pero no crean que con eso nos pararán, seguiremos haciendo ruido, seguiremos luchando por nuestros derechos, por una educación que enseñe en el respeto y en la igualdad. Seguiremos luchando por todas aquellas que nos han arrebatado, por que cada mujer se sienta segura en todo momento, por nuestra integridad física y psicológica, por nuestra dignidad, porque nunca se cuestione nuestra capacidad por el mero hecho de ser mujeres.
20 años después sigue habiendo miles de Nevenkas, pero esta vez, tienen a miles de nosotras con ellas.
Hace unos días salió la miniserie documental sobre el caso Nevenka Fernández, que por algún motivo es conocido con el nombre de la víctima y no del acosador. No me había dado cuenta de lo común que es eso hasta que una amiga de mis padres lo dijo.
¿Por qué se conoce más a las víctimas que a los...
Autora >
Elisa Mora Andrade
Es graduada en Ciencias Políticas.
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