TECETIPOS
¿Pasarán?
Ver de la mano a Mónica García y Pablo Iglesias, que ambos sean generosos, sería lo esperable cuando la alternativa es el fascismo. Pero que nadie dé por hecho nada en el Puerto Hurraco sentimental que es la izquierda madrileña
Gerardo Tecé 15/03/2021
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Pasados los Pirineos, el presidente francés Macron, un tipo de derechas que por algún motivo desconocido no pacta ni le ríe las gracias al fascismo –hay que ser sieso–, nos recordaba hoy mismo que el lado bueno de la historia no era el que señalaba Ayuso –“Cuando te llaman fascista sabes que lo estás haciendo bien, estás en el lado bueno de la historia”– sino más bien el de enfrente. Lo hacía en un homenaje a los republicanos españoles que, junto a la Resistencia francesa, lograron conservar la libertad en Europa. Si hay algo mayor que la vergüenza ajena que provoca la España blanqueadora de Trancas, Barrancas y Ana Rosa, es la tristeza al compararnos con lugares tan cercanos.
En este país de blanqueamiento, y en este momento de histeria, llega el terremoto político del año, concentrado en una semana. Un terremoto en el que cada nueva réplica es mayor que la anterior y, por intensidad, siempre parece la definitiva. La última, el anuncio de Pablo Iglesias, que abandona la vicepresidencia del Gobierno para irse a pelearle Madrid a Díaz Ayuso. Un Tyson-Holyfield en el que más vale poner las orejas a remojo y tener en cuenta algunas cosas.
El mayor problema que enfrentaba la izquierda de cara a las elecciones del 4 de mayo era lograr una gran movilización de su electorado. Único modo de frenar la llegada de la extrema derecha al poder. Hasta esta mañana, el líder a caballo en tan épica batalla, según las encuestas, iba a ser Ángel Gabilondo. La irrupción de Iglesias asegura un aumento de la tensión y por tanto de la movilización de la izquierda. La derecha votará en masa como ya lo hubiera hecho sin la irrupción de Iglesias. La derecha se levanta y se acuesta movilizada un lunes cualquiera.
La llegada de Iglesias al ring madrileño supone un reseteo absoluto del tablero, la ruptura con trituradora de lo publicado hasta el momento. A día de hoy nadie sabe lo que va a pasar y, si alguien dice saberlo en los próximos días inmediatos, estará mintiendo o presentando una encuesta de todo a cien. La llegada de Iglesias, además de romper las encuestas publicadas hasta el momento, quiebra el poder de las encuestas como arma electoral en manos de los medios. Las encuestas que este fin de semana enterraron a C’s anunciando su extinción no funcionarán con el enemigo público número uno, con el hombre de las mil portadas acusatorias en la ecuación. Desde ya, habrá que ponerlo todo en cuarentena.
El anuncio de Iglesias provoca que la derecha madrileña mueva su posición como se mueve la posición en la cultura trumpista: cambiando el tuit fijado. Hasta esta mañana, “Socialismo o libertad”. Desde el anuncio de Iglesias, DEFCON 1: “Comunismo o libertad”. La última lideresa del PP que hizo campaña en Madrid al grito de vienen los comunistas fue Esperanza Aguirre en 2015. Por aquel entonces, sometidos a la misma brutal tesitura, los madrileños se quedaron con el comunismo. Ayuso no es original, sólo toca en Twitter la misma canción. Todo buen artista sabe que limitarse a los hits de siempre asegura aplausos, pero limita la carrera musical.
Coincidiendo con el 15M, aunque este sea de marzo, hay que recordar hoy que en Podemos y sus aledaños hace tiempo que es historia la lógica de las bases, los círculos y la democracia abierta y participativa. Con el golpe de efecto de hoy, con su autoproclamada candidatura por Madrid, Pablo Iglesias se une, con certificado ISO-9001 en la mano, a la política alejada de la democracia vibrante para consagrarse a la de estrategia personal y golpe de efecto mediático. Sería bueno que un partido que se dice construido sobre unos cimientos que no le sirven cambiara esos cimientos.
Pablo Iglesias, el personaje más fiscalizado del milenio, cambia de lugar y con él cambia el foco, que se aleja del Gobierno del que formó parte. Un movimiento dos en uno que es, al mismo tiempo, regalo en forma de respiro mediático para Pedro Sánchez y herencia política a Yolanda Díaz. La izquierda, acostumbrada a que en una asamblea de dos personas se generen cinco opiniones irreconciliables, coincide por primera vez en tiempo: Yolanda Díaz es la apuesta unánime de futuro.
Como siempre sucede en la izquierda, el mayor problema en la batalla madrileña será interno. En su vídeo de anuncio de candidatura, Iglesias le tiende la mano a Más Madrid para buscar una candidatura conjunta y Más Madrid, de momento, no dice que no. Ver de la mano a Mónica García y Pablo Iglesias, que ambos sean generosos y responsables, sería lo esperable cuando la alternativa es el fascismo entrando en el Gobierno madrileño. Pero que nadie dé por hecho nada en el Puerto Hurraco sentimental que es la izquierda madrileña. Si, ante la tesitura de la llegada de Vox al Gobierno de Madrid, no consiguieran unir fuerzas sino tirar votos, ambos bandos de la misma familia serían responsables de lo que a partir del 4 de mayo sucediera. Estaría bien que las doscientas cincuenta y siete mil facciones de la izquierda dejasen de gritar “No Pasarán” para mirase a los ojos y hacerse la pregunta correcta: ¿pasarán?
Pasados los Pirineos, el presidente francés Macron, un tipo de derechas que por algún motivo desconocido no pacta ni le ríe las gracias al fascismo –hay que ser sieso–, nos recordaba hoy mismo que el lado bueno de la historia no era el que señalaba Ayuso –“Cuando te llaman fascista sabes que lo estás haciendo...
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Gerardo Tecé
Soy Gerardo Tecé. Modelo y actriz. Escribo cosas en sitios desde que tengo uso de Internet. Ahora en CTXT, observando eso que llaman actualidad e intentando dibujarle un contexto. Es autor de 'España, óleo sobre lienzo'(Escritos Contextatarios).
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