La vita nuova
Del gris al marrón
Desde 1978 se ha ido tirando, sin solucionar ningún problema surgido en democracia. Al no estar solucionados, los marrones indican que no hay un gran método democrático para solucionarlos
Guillem Martínez 5/03/2021
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1- Cuando Roman Jakobson, lingüista e inventor de los conceptos sincronía y diacronía, se fue por piernas a los USA, tuvo que rellenar, como su nombre indica, el formulario de inmigración. Entre otras preguntas llamativas, se le pedía en ese impreso contestar a la siguiente: “¿Es usted polígamo?”. Era 1941, un año poca-broma. Aún así, Jakobson no pudo contenerse y contestó: “¿Sincrónicamente o diacrónicamente?”
2- Del punto 1 se desprende, amiguitos, que a) el humor es necesario en la vida, ese formulario, y que b) detrás de todo gran chiste hay una gran verdad. En este caso, que todo el mundo es polígamo/andro, al menos en el tiempo. Pero, en otro orden de cosas, el chascarrillo Jakobson explica, de forma diáfana y efectiva, c) lo que es un marrón. Es un marrón, estás en un marrón, cuando lo estás sincrónicamente y en tiempo real. Cuando no, siempre se puede ir tirando. Esp está en un marrón, esa tesitura en la que cuesta ir tirando.
3- Una democracia nivelazo y a tutiplén está llena de marrones. Lo que la diferencia de una democracia chichinabo es su capacidad para identificarlos y solucionarlos. La democracia es, básicamente, un método para la solución de marrones. A través de la democracia. Poco más. Los marrones al uso a los que se enfrenta una democracia no difieren, así, de los marrones al uso a los que se enfrenta, o no, otro sistema. La corrupción, la mentira, el interés privado, la ausencia de control del poder, la división de poderes, la ausencia de recursos para los cambios, la informalidad –esto es, la oscuridad–, el abuso, el privilegio, la impunidad. Me voy a fumar un pito a ver si me sale otro. Hola. Han pasado 3’ y me ha salido otro. El hambre, o la no distribución de la riqueza.
4- Los marrones no solucionados son el sello de la democracia chunga. Se solucionan, lo dicho, con democracia y, aún así, con catarsis, ese momento cero. Europa carece de momento cero –cuando todo el mundo se mira a los ojos y sonríe, porque ve que lo creado es bueno– desde 1945. Es decir, no hay casi nadie vivo que lo recuerde. Lo que es un problema que empieza a visualizarse en la política europea, de pronto desmemoriada. En Esp no sucede la catarsis/momento cero desde los 30. Glups. Y desde 1978 se ha ido tirando, sin solucionar ningún problema surgido en democracia. Al no estar solucionados, los marrones indican que no hay un gran método democrático para solucionarlos. Se dice rápido. Y al no solucionarse siempre son sincrónicos. Y, al ser sincrónicos, se manifiestan todos a la vez, sincrónicamente, como sucede con los tornillos de la estantería Cütren que en su día no atornillaste.
5- Este articulete les planteará diversas sincronías sucedidas esta semana. No se vayan, que será una juerga de la sincronía, arriesgada y rozando la poligamia.
6- La semana pasada el ministro Ábalos comunicó al mundo que no habrá regulación del alquiler. Lo que indica que los acuerdos de Gobierno de coalición no son vinculantes. Son literatura. Son procesismo esp. Un indicativo, a su vez, de la imposibilidad de acometer cambios, submodalidad no radicales, y asumidos como normalidad en el espacio UE. Resultó llamativa la fórmula elegida para comunicar todo ello. Ábalos reconocía que la vivienda es un derecho, pero acotaba que limitado, en tanto “es también un bien de mercado que genera actividad económica”. Lo que supone un jalón en la socialdemocracia. Histórico. La socialdemocracia no reconoce como una de sus funciones corregir el mercado. No es que tire la toalla al respecto. Sencillamente, no se ve poseedora de ninguna toalla. Ha abandonado la regulación de la economía, salvo –y en la dirección contraria– para la empresa regulada. La socialdemocracia, un hecho dinámico, ha dejado de ser dinámica. Lo que dibuja una sincronía dramática. Por otra parte, el entramado social de la CE78, vistoso y sin desprecintar, queda definitivamente sin desprecintar. Y en contradicción con la reforma exprés. Y, tal vez, con el futuro.
La socialdemocracia no reconoce como una de sus funciones corregir el mercado. No es que tire la toalla al respecto. Sencillamente, no se ve poseedora de ninguna toalla
7- Sobre el futuro. El festival keynesiano –cuando Keynes se repite es como parodia– durará un año más, al parecer. La Comisión Europea lo prorrogará hasta 2023. Después volverá la austeridad. Y, con ella, los reajustes que la Comisión ha ido apuntando para el post-keynesiato. La “colaboración público-privada” en sanidad y en pensiones. Es decir, el recorte de todo ello. El paraguas creado en el 45 –por aquí abajo, en el 78–, seguirá su encogimiento, iniciado a finales de los 70. Tal vez en términos más categóricos. El paliativo a esa sincronía es una economía chachi, con “bienes de mercado que generen actividad económica” como para una boda, sin regulación alguna, y modulada por los fondos New Generation. Será un paisaje difícil de describir, en tanto que “la colaboración público-privada”, de la que sólo sabemos que es un eufemismo, es algo nuevo y laberíntico. Por ahora, sólo disponemos de declaraciones y de un mapa burocrático confuso, aprobado en el Congreso. Y de metáforas.
8- La metáfora de la semana es el anuncio de la creación de una empresa de baterías en Martorell. Lo metafórico: está presente SEAT/Alemania –un indicio de que lo viene es lo que había: la economía europea como diversas capas de cebolla que protegen a la economía alemana, dispuesta a colaborar con la periferia, que se desindustrializó, en su día y en su honor; esa colaboración, y eso es lo inquietante, no es Europa; es todo lo contrario; es lo que Kissinger denominaba Interés Nacional, esa cosa unidireccional Iberdrola –es decir, IBEX, la única “actividad de mercado” regulada–, y otras empresas –IBEX, se supone– que se irán incorporando a la juerga. Importante hasta redondear la metáfora: a) ningún sindicato sabe nada de esa empresa de baterías, salvo que, todo apunta a ello, tendrá máquina expendedora de café. Y b) al día siguiente de haberse publicitado el invento, se selló, con la solemne visita a la fábrica, de Sánchez y del rey. El Sur son diversos balcones desde los que saludar. La fábrica, hasta que pite, o no, es, por tanto, un balcón más. El balcón es el punto en el que en el Sur se ejerce la política y la propaganda.
9- Lo que nos lleva a otro problema sincrónico. La monarquía. Ha trascendido que dos infantas se han chutado la vacuna, para acceder a un carnet de vacunas que, por cierto, aún no existe. En lo que es una mala noticia para la cultura de los derechos, existirá en breve. Moncloa ha participado en esa crisis separando al actual rey de sus circunstancias/familia. Como ha hecho con el rey emérito –su caso ya empieza a ser inexplicable sin aludir a la suspensión del Estado de Derecho que rodea el trato favorable que recibe–. Y como se ha hecho, en los últimos 200 años, separando al rey reinante de la tradición de corrupción y desapego democrático ejemplificada por su antecesor. Para el reinado de JCI, eso se hizo mediante costosos –para la inteligencia y el decoro– mecanismos culturales. El balcón ese. Desde 2011 no existe por aquí abajo esa capacidad gubernamental de elaborar cultura vertical. Por lo que, en ausencia de cambios, en ausencia de la capacidad para aludir y solucionar corrupción y cohecho en la jefatura del Estado, cada vez se recurre a mecanismos menos culturales y más violentos. Esos mecanismos ya afectan a la autonomía parlamentaria y a la Justicia, más preocupada por proteger símbolos del Estado –es decir, al Estado– que a la democracia.
10- Sobre la preocupación de la Justicia por mitos antes que por democracia, esa otra sincronía. Se desarrolla en BCN un juicio contra los miembros de la Junta Electoral que debía velar por el referéndum del 1-O. Esa Junta no se llegó a estrenar. Tuvo una función propagandística y desapareció, zas, de manera poco edificante en septiembre del 2017, cuando el TC dictó una abultada multa diaria a sus miembros. Su desaparición, por cierto, no fue fundamental, pero sí categórica, para que, definitivamente, el 1-O no fuera un referéndum –carecía de todas las garantías al respecto; hoy sólo ven en el 1-O un referéndum, o un mandato, las extremas derechas esp y cat–, pero sí una descomunal manifestación ciudadana, duramente aporreada por las polis. El juicio a los miembros de la Junta no deja de ser, por tanto, un juicio no contra una institución –otra–, que no llegó a serlo, ni ganas que tenían, sino contra el derecho de manifestación. Que es lo que hubo. El juicio y su momento es más inteligible si se observa como una presión del Deep State para participar en las negociaciones para un nuevo Govern en Cat. Por lo que sea, la Justicia mitológica esp, y su paralelo, la extrema derecha cat, quieren lo mismo. Un enemigo mítico. Un problema sincrónico y sin fecha de caducidad. Algo caliente a lo que agarrarse si en 2023 la frialdad es descomunal. La promesa de situaciones que requieran grandes capitanes. El indulto a los presos del procés, su ausencia, empieza a ser, por otra parte, una sincronía que impide la normalización de la política en cat. Y posibilita su sentimentalización, que es el gran ingrediente de otras sincronías cat.
El indulto a los presos del procés, su ausencia, empieza a ser una sincronía que impide la normalización de la política en cat
11- El CGPJ sigue sin renovarse. Por problemas políticos. Es decir, problemas políticos del Sur: la corrupción de un partido. Algo que ilustra la magnitud de la tragedia: el CGPJ que se está dibujando para renovar el actual tampoco parece ser la revolución ética necesaria. El CGPJ irredento sigue aumentando la crisis institucional nombrado cargos sin la potestad moral –otra sincronía– para hacerlo. Villarejo, una metáfora de la autonomía policial –un corpus, por otra parte y de por sí, muy autónomo, en lo que es otra sincronía–, se reúne tras su liberación, vía periodistas interpuestos, con la Fiscal General del Estado, explicitando el contacto del poder político, con la Justicia, con la policía, y con el periodismo comprometido con ese gran reto del futuro denominado segunda residencia. Un pack de sincronías.
12- Se producen manifestaciones en todo el Estado. En BCN, grandes. Tienen dos franjas horarias. En la franja familiar, son multitudinarias. Miles de personas protestan contra el precio de los alquileres, por la libertad de expresión, por la ausencia de cambios. En horario nocturno, se queman contenedores. El énfasis político e informativo se hace con las manifestaciones nocturnas. Más fáciles de entender y de instrumentalizar. Y más asumibles por el Estado, esa cosa que puede asumir grandes dosis de desapego. La gran meditación sobre la realidad, sobre el gran stock de sincronías, se produce en las manifestaciones diurnas. De ellas saldrá algo importante. Tal vez solo un estado de ánimo, pero que puede ser algo más sólido en 2023. El PSOE/Moncloa, sin grandes tensiones interiores, parece no entender ese sedimento. A la espera de 2023 sella su tendencia a ser Estado. En el poder, o fuera de él, ve en el Estado su topos, y no en la democracia, que no siempre es lo mismo ni tiene los mismos intereses.
13- La democracia, por aquí abajo, y después de chorrocientas décadas desde el 78, empieza a necesitar una poda de sincronías. O corre el riesgo de no ser, sincrónicamente, una democracia.
1- Cuando Roman Jakobson, lingüista e inventor de los conceptos sincronía y diacronía, se fue por piernas a los USA, tuvo que rellenar, como su nombre indica, el formulario de inmigración. Entre otras preguntas llamativas, se le pedía en ese impreso contestar a la siguiente: “¿Es usted...
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Guillem Martínez
Es autor de 'CT o la cultura de la Transición. Crítica a 35 años de cultura española' (Debolsillo), de '57 días en Piolín' de la colección Contextos (CTXT/Lengua de Trapo), de 'Caja de brujas', de la misma colección y de 'Los Domingos', una selección de sus artículos dominicales (Anagrama). Su último libro es 'Como los griegos' (Escritos contextatarios).
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