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La gran protesta vecinal vallecana fue una victoria no solo para el propio barrio, sino para la gran mayoría de la población que rechazamos todo lo que representa Vox. Me consta que la rebelión vallecana se celebró incluso en el movimiento unitario contra el fascismo en Gran Bretaña.
Hay voces que insisten en que protestar contra Vox es caer en provocaciones, que se les debería ignorar. Lo dicen con buenas intenciones, pero la experiencia histórica e internacional es que, si se deja a la extrema derecha actuar sin oposición, puede crecer y normalizarse.
Dicho esto, algunas formas de protesta son más efectivas que otras. La protesta masiva, pacífica y vecinal que se convocó en Vallekas es una manera excelente de dejar claro que Vox no nos representa a la gente de abajo, que no los queremos ni en nuestros barrios ni en ninguna parte. Los ultras siempre intentarán tildar a los que se oponen a su presencia de “izquierda radical”, “filoetarras”, etc., pero cuanto más amplias y representativas del barrio sean las protestas en su contra, más sus palabras caerán en el ridículo.
Total, ojalá hubiera más protestas amplias contra Vox en más sitios.
Aprendamos de las experiencias
También es cierto que en Vallekas hubo aspectos lamentables, a los que se deberían buscar soluciones.
Uno de ellos es la violencia. Son injustificables los brutales ataques policiales contra personas que se manifestaban pacíficamente, incluso contra periodistas que intentaban trabajar. También preocupa mucho que uno de los jóvenes detenidos en Vallekas haya sido desnudado y apalizado en los juzgados, según denunció su familia.
Decirnos a las personas que no tenemos pasaporte español que esperemos para “movilizarnos electoralmente” es un poco insultante
Por otro lado, es una lástima que varios partidos de izquierdas de la zona se desmarcasen de la protesta. Plantearon como alternativa el voto el 4 de mayo, cuando ya deberían saber que la política institucional no ofrece ninguna solución mágica. Además, decirnos a las personas que no tenemos pasaporte español –y por tanto no tenemos voto– que esperemos para “movilizarnos electoralmente” es un poco insultante.
Escribo desde el barrio del Raval, en Barcelona, otro barrio popular y mestizo, con mucha honra. Otro barrio insultado por Vox como “estercolero multicultural”. Otro barrio donde hace unos meses dejamos claro a los ultras que no eran bienvenidos aquí.
No hay soluciones mágicas de ningún tipo, pero sí hay muchas experiencias de luchas exitosas contra la extrema derecha de las que se podría y se debería aprender. Concretamente, aquí en Catalunya, hace diez años que existe un movimiento unitario que ha logrado mucho.
Unidad contra el fascismo y el racismo
Iniciamos el movimiento Unitat Contra el Feixisme i el Racisme (UCFR) en Catalunya a finales de 2010. Ahora la conforman más de 650 entidades: el conjunto de los movimientos vecinales, sindicales y juveniles; diversos partidos de izquierdas, tanto institucionales como extraparlamentarios; grupos feministas y LGTBI; organizaciones de personas migradas; asociaciones musulmanas; grupos culturales…
En 2010 UCFR llevaba como subtítulo, “Paremos Plataforma per Catalunya” (PxC). Este partido fascista trajeado llevaba entonces ocho años de crecimiento continuo. En noviembre de 2010, casi entraron en el Parlament de Catalunya, y en las elecciones municipales de mayo de 2011 obtuvieron 67 concejales. Mediante el trabajo de las decenas de grupos locales de UCFR en diferentes territorios del país, con protestas vecinales ante sus actos, manifestaciones, centenares de miles de octavillas y pegatinas, se logró expulsarlos de casi todos los ayuntamientos en 2015.
PxC entró en crisis, divisiones, y finalmente se liquidó. Los propios fascistas culparon a UCFR de su derrota, con insultos, e incluso denuncias legales (sin éxito). En la misma época, una magnífica campaña vecinal de UCFR Sant Martí logró el cierre del centro neonazi en este distrito barcelonés a los tres años de su apertura.
A partir de aquí, UCFR se dedicó más a la otra parte de su cometido, la lucha contra el racismo. Tras los terribles atentados de Charlie Hebdo, UCFR ha trabajado mucho contra la islamofobia, con bastante éxito; no solo porque muchas entidades se han posicionado claramente contra esta forma de racismo, sino que, además, cada vez más personas musulmanas, especialmente mujeres jóvenes musulmanas, han empezado a participar en el movimiento. También se ha trabajado contra el racismo hacia las personas refugiadas y migradas y por la igualdad de derechos, conjuntamente con otras entidades que se dedican exclusivamente a este ámbito.
Y finalmente, en los últimos años, hemos tenido que impulsar la lucha contra Vox, una amenaza que empezamos a señalar en 2014. En las elecciones al Parlament de Catalunya, del 14 de febrero, hubo protestas contra paradas y actos de Vox en muchísimos lugares, no siempre organizadas directamente por UCFR, pero sí normalmente con nuestra etiqueta #StopVox.
Este modelo de lucha unitaria contra el racismo y la extrema derecha está creciendo alrededor del mundo. El pasado 20 de marzo se celebraron acciones coordinadas en más de 100 ciudades del planeta con motivo del día internacional contra el racismo.
Trabajo unitario continuo y paciente
La lucha unitaria tiene muchas ventajas, y también supone ciertos límites en comparación con otros tipos de movimiento.
La base de la unidad es que el movimiento tenga un objetivo muy específico y compartido: la lucha contra el racismo y la extrema derecha. No es una navaja suiza que intente responder a todos los problemas que tenemos. Ya sabemos que la izquierda es diversa y no existe un programa político común: por tanto, UCFR no se basa en un programa político, simplemente en su rechazo al fascismo y a las diferentes formas de racismo.
Pero si esto queda claro, este modelo puede ser muy efectivo.
UCFR no se basa en un programa político, simplemente en su rechazo al fascismo y a las diferentes formas de racismo.
Por ser un movimiento continuado en el tiempo, no solo una movilización puntual y urgente, es posible ir sumando a la lucha contra el fascismo fuerzas más allá de los “sospechosos habituales”. Este tiempo también nos ha permitido y nos permite llevar a cabo debates necesarios sobre la necesidad de señalar a la extrema derecha con nombre y apellidos y de movilizarse en su contra de manera unitaria.
Con estas pautas, UCFR ha llevado a cabo con éxito decenas, quizá centenares, de acciones en la calle, con manifestaciones propias y también acciones de protesta contra eventos ultras. Es obvio que estas molestan a la extrema derecha –y seguramente también a la policía– pero la amplia base de apoyo que tiene UCFR –con lo cual en nuestras acciones participan diputados/as, concejales/as, líderes sindicales…– les complica cualquier deseo de reprimirnos.
Pero volviendo a los aspectos más positivos, el trabajo unitario continuo crea relaciones de confianza y amistad entre personas de diferentes sensibilidades políticas, orígenes, creencias… Esto tiene un gran valor en sí mismo y, además, hace posible la colaboración activa y solidaria en esta lucha concreta, más allá de las discrepancias en otros temas, que no tienen por qué desparecer.
En diferentes momentos se ha intentado crear un movimiento de este tipo en Madrid pero, hasta ahora, no ha cuajado. Ahora, un pequeño grupo de personas trabaja para (re)establecer UCFR Madrid, y hace poco han empezado a recoger apoyos. Os animo a apoyar esta iniciativa.
También haría falta iniciar o reforzar este movimiento unitario en otros territorios del Estado.
La lucha unitaria abarca tácticas y estrategias diversas, no se centra en las artes marciales. Sin embargo, las artes marciales sí tienen un principio muy importante, el de girar la fuerza del enemigo en su contra.
El objetivo sería que cada incursión que lleve a cabo Vox se convierta en el crecimiento de la lucha unitaria en su contra; no solo en una protesta puntual –que también–, sino un trabajo continuo contra el racismo y la extrema derecha. Así se derrotó a PxC en Catalunya. Así se ha derrotado hace poco a los neonazis griegos, con el papel clave jugado por KEERFA, el movimiento hermano de UCFR. Y así se podrá derrotar a Vox.
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David Karvala es activista de Unitat Contra el Feixisme i el Racisme en Catalunya.
La gran protesta vecinal vallecana fue una victoria no solo para el propio barrio, sino para la gran mayoría de la población que rechazamos todo lo que representa Vox. Me consta que la rebelión vallecana se celebró incluso en el
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David Karvala
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