Medioambiente
España, tercer país de la UE con mayor impacto en la deforestación tropical
Las importaciones de soja, aceite de palma o carne, entre otras materias primas, que llegan a nuestro país provocan cada año la destrucción de casi 33.000 hectáreas de bosques y otros ecosistemas
ctxt 17/04/2021
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El comercio internacional de materias primas como la soja, el aceite de palma o la carne está provocando la deforestación masiva de bosques y otros ecosistemas situados, en la mayoría de ocasiones, a miles de kilómetros de donde se terminan consumiendo esos productos. Esto es lo que denuncia un informe publicado hace pocos días por la organización ecologista WWF. En él se denuncia que España es el tercer país de la UE que mayor impacto genera en los bosques tropicales, solo por detrás de Alemania e Italia.
El estudio advierte que las importaciones españolas de materias primas agrícolas, donde también se incluyen el cacao o el café, son responsables de la destrucción de cerca de 33.000 hectáreas de bosques cada año. En el periodo que va de 2005 a 2017, esta cifra se traduce en la desaparición de 400.000 hectáreas tropicales en tan solo 12 años, “una superficie que equivale a la mitad de la Comunidad de Madrid”.
Si se atiende a la situación internacional, la posición España como uno de los países europeos más implicados en la destrucción de bosques queda lejos de ser anecdótica: según datos de 2017 –últimos disponibles– los países comunitarios son responsables de un 16% de la deforestación que provoca el comercio internacional, la segunda cifra más alta solo después de la de China.
Además de España, Alemania e Italia, otros cinco países acaparan el 80% de la deforestación asociada provocada por la Unión Europea en los doce años que abarcan las cifras del informe: Francia, Países Bajos, Polonia, Bélgica y Reino Unido, que en 2017 todavía pertenecía al espacio común.
Y aunque el impacto medioambiental de la importación de commodities a la UE se ha reducido un 40% entre 2005 y 2017, los hábitos de consumo comunitarios siguen suponiendo cada año la desaparición de cerca de 203.000 hectáreas de bosques tropicales en países como Brasil, Indonesia, Argentina o Paraguay.
En este sentido, el estudio destaca que, más allá de los efectos evidentes sobre la biodiversidad, el cambio en el uso de la tierra para la extracción de estas materias primas también está generando un aumento exponencial de la concentración de gases de efecto invernadero en la atmósfera. Solo en 2017, la deforestación global provocó la emisión de 740 millones de toneladas de CO2, de los que 116 millones de toneladas son atribuibles a las commodities que llegaron ese año a la Unión Europea.
Junto a esto, el estudio de WWF señala que “la demanda europea de materias primas está causando también la destrucción de ecosistemas no forestales como los pastizales y los humedales”, una huella ecológica que es especialmente evidente en las zonas del Cerrado en Brasil y el Chaco en Argentina y Paraguay.
Frente a estas alarmantes cifras, la Comisión Europea se ha comprometido a aprobar, durante este año, nuevas medidas y normas que frenen la importación de productos estrechamente relacionados con la deforestación y la degradación medioambiental. Aunque WWF considera positivo que el debate sobre la acción de la UE para abordar la deforestación esté en pleno apogeo, también exige que esta nueva legislación incluya puntos más ambiciosos y que produzcan un cambio real.
Entre ellos, que las importaciones se sometan a criterios de sostenibilidad y no solo de legalidad en origen, que las empresas garanticen la trazabilidad de los productos, que la producción no esté vinculada con violaciones de derechos humanos o que, precisamente, se incluyan todos los ecosistemas amenazados, y no solo los bosques.