segmentación del voto
Las dos luchas dentro de la izquierda: cinturón rojo y feminismo
El análisis del electorado de PSOE, MP y UP en Madrid refleja cinco grupos de votantes diferentes. De cómo vote el sur socialista y el segmento feminista dependerá el reparto de escaños
Víctor Pérez-Guzmán Arbáizar 30/04/2021
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Cuando las empresas quieren conocer quiénes son sus potenciales clientes y cuál es la forma más atractiva de comunicarles su mensaje para que finalmente consumas sus productos, a menudo realizan lo que se conoce como “segmentación de mercado”. Dicha segmentación consiste, fundamentalmente, en dividir a las personas en grupos donde sus integrantes son similares en cuanto a características, comportamientos, actitudes etc.
La política, para bien o para mal, no escapa a estas lógicas de mercado y, cuando un partido se enfrenta a una campaña electoral, segmenta su potencial electorado con el objetivo de ajustar su estrategia para cada uno de los grupos. Este tipo de técnicas se han vuelto especialmente útiles en España desde que en 2015 el sistema de partidos se descompusiera y ya no hubiera una fuerza hegemónica ni a izquierda ni a derecha. Ahora que hay varios partidos competitivos a cada lado del eje ideológico, conocer entre qué grupos se tiene mayor alcance y en cuáles hay margen de mejora es fundamental.
Aprovechando que durante la semana próxima se celebran elecciones autonómicas en la Comunidad de Madrid, se puede hacer uso de la segmentación de votantes para analizar uno de los elementos clave el próximo día 4 de mayo. ¿Cómo será la correlación de fuerzas dentro de la izquierda? ¿Entre qué conjuntos de votantes podemos esperar los mayores cambios en el voto?
La segmentación de los votantes de izquierda de la Comunidad de Madrid se ha hecho a partir del estudio de la “similitud” entre ellos, haciendo uso de “la distancia de Gower”, la cual se utiliza para medir cómo de diferentes son dos registros –en este caso, votantes–. Con este método, e incluyendo 12 variables de tipo socioeconómico, tales como la edad, el tamaño del municipio donde viven, su visión de la política actual, su profesión, o el nivel de estudios alcanzado, se puede dividir a la izquierda madrileña en 5 grandes grupos.
Los cinco segmentos en los que se ha dividido la izquierda, así como la proporción de apoyo a las distintas opciones políticas en las pasadas elecciones autonómicas, quedan recogidas en el siguiente gráfico. Es importante aclarar que los nombres de los segmentos son simplemente una aproximación sencilla a la esencia de cada uno. Más adelante se subrayarán las principales características de los integrantes de cada uno de los grupos.
Esta división, hecha a partir de datos de las autonómicas de 2019, puede ser tomada como la línea de salida desde la que comenzaban su andadura electoral cada uno de los partidos. El PSOE, primer partido de la izquierda, partía con la ventaja de aglutinar la mayoría de los apoyos en 4 de los 5 segmentos. Más Madrid era la primera fuerza en el grupo “Feminista” y contaba con un apoyo importante dentro del segmento “Social-moral”. Por su parte, Unidas Podemos (que apenas obtuvo un 5% de los votos) tuvo sus mejores resultados entre “feministas” y “servicios precarizados”.
Pero ¿quién forma parte de cada uno de estos segmentos? ¿Cuáles son las principales características que comparten quienes pertenecen a ellos? Una vez contestadas a estas incógnitas se podrá examinar entre qué grupos nos encontraremos, previsiblemente, las pugnas electorales más decisivas en las próximas elecciones.
Servicios precarizados
El primer segmento de votantes de izquierdas lo componen principalmente trabajadores del sector servicios con condiciones laborales precarias en muchos casos. Trabajos como empleadas contables, hosteleras, administrativos, vendedores y empleados de oficina en general son algunos de los más frecuentes. Es un grupo altamente feminizado. Más del 60% de los votantes incluidos en este conjunto tienen entre 38 y 64 años y mantienen a sus hijos. Principalmente se consideran de clase media.
De clase histórico
Son votantes de izquierda con una edad media muy alta, de más de 70 años, eminentemente pensionistas y jubilados. No hay sesgos de género dentro del grupo, a él pertenecen con una proporción similar hombres y mujeres. Es el votante histórico del PSOE, y el más reacio al cambio de papeleta incluso en las horas más bajas del partido. Con una identificación partidista muy fuerte, son aquellos de “votaré a los míos”. Tienden a definirse a sí mismos con etiquetas más clásicas que otros votantes de izquierdas: socialistas o socialdemócratas en todo caso. En general, son algo más moderados ideológicamente que otros grupos dentro de la izquierda (con posiciones en torno al 4 en una escala del 1 al 10). La gran mayoría tienen únicamente estudios primarios y se autodefinen como de clase baja.
De mono azul
Este grupo de votantes de izquierda está formado mayormente por trabajadores de ocupaciones elementales y manuales (cuidado, limpieza, conductores, construcción…). Es un grupo masculinizado, con una edad media en torno a los 48 años y que principalmente vive en familia. Con una fuerte conciencia de clase, cerca del 40% vive fuera de la ciudad de Madrid, en los cinturones periféricos. Tienen peor consideración de la situación política que otros grupos: cerca de un 89% de quienes integraban esta bolsa de votantes en 2019 consideraban que la situación política del país era regular o mala. Ideológicamente son el grupo más moderado, casi un tercio de quienes componen este grupo utilizan etiquetas para definirse políticamente que, a priori, no relacionaríamos con posiciones de izquierdas, tales como conservador o liberal.
Social-moral
Este grupo incluye a muchos estudiantes y votantes jóvenes. Viven solos o en pareja, pero sin hijos. Tienen un nivel de estudios elevados y en su mayoría se consideran de clase media o alta. Su identificación con la izquierda no es tan material (falta de recursos u oportunidad) sino que está más relacionada con una cuestión moral o la defensa de unos valores concretos, como la igualdad o la justicia social. Entre los gremios laborales más comunes en este nicho de votantes están los dedicados al ámbito de la enseñanza, la sanidad, administradores de alto rango o profesionales de la cultura y el espectáculo. Son algo más positivos con la situación política actual que otros segmentos y hacen uso más frecuente de etiquetas como progresista o ecologista para definirse.
Feminista
Mujeres jóvenes, mayoritariamente con estudios superiores y de un estrato socioeconómico alto. No es que no haya feministas en otros grupos, pero en éste la etiqueta de feminista es fundamental en la construcción de su identidad política de izquierdas. Es un grupo heterogéneo en lo que a situaciones de convivencia se refiere: hay mujeres que cohabitan con su pareja, que viven solas o madres de núcleos monoparentales. Más del 60% de las personas incluidas en este cluster se dedican profesionalmente a trabajos técnicos o a los empleos conocidos como “científicos e intelectuales”.
La lucha por el voto de las personas de izquierda
Como se ha adelantado al principio del artículo, hay un par de batallas electorales dentro de estos segmentos muy interesantes. La primera de ellas se va a dar en el cinturón rojo, es decir, entre las grandes ciudades que se concentran al sur de la ciudad de Madrid (Fuenlabrada, Parla, Móstoles, Leganés…) y que históricamente han respaldado de forma masiva al PSOE.
Los votantes de los segmentos “servicios precarizados” y “de mono azul” –los que habitan este cinturón en mayor proporción y han sido un apoyo clásico del PSOE– podrían ser claves en un potencial sorpaso de Más Madrid al PSOE. Aunque es una posibilidad poco probable, hay datos que podrían respaldar este cambio en el liderazgo de la izquierda madrileña.
Si nos fijamos en la tendencia de la evolución de voto de Más Madrid se puede observar cómo, aunque el partido mejora sus resultados en todos los municipios, lo hace especialmente fuera de la ciudad de Madrid. Esto es especialmente llamativo si tenemos en cuenta que era la gran ciudad, y no el resto de los municipios, donde en anteriores comicios sacaba sus mejores resultados. Si atendemos a la pregunta acerca de cuál es la segunda opción de voto de los encuestados, vemos cómo Más Madrid es el partido que más se escoge como segunda opción de voto. Esto no quiere decir que sean votantes a los que poder convencer, pero, tal y como está siendo la recta final de campaña, con un PSOE al que parece que se le está haciendo larga, y Más Madrid impulsado por algunas encuestas muy favorables, es un dato a tener en cuenta.
Otra competición trascendental es la que se va a producir dentro del segmento “feminista”. Este es el grupo en el que la disputa está más igualada entre los tres partidos. Es importante aclarar que no todas las personas que se consideran feministas están dentro de este grupo, pero las que están sí entienden que el feminismo tiene una importancia capital en la construcción de la identidad política e ideológica.
El debate interno que ha generado polémicas y división en el seno del Gobierno en los últimos tiempos visibiliza muy bien la intensa pugna que se vive por atraer el voto de este segmento. Los tres partidos están haciendo valer sus cartas para presentarse como la vanguardia del movimiento. En Madrid, parte con cierta ventaja el partido de Mónica García, que es la opción mayoritaria entre las mujeres con estudios superiores y estatus socioeconómico alto. Sin embargo, comparte electorado con Podemos, que ha aprovechado la cartera de Igualdad, que ostenta dentro del Gobierno, para impulsar varias medidas como la ley del “solo sí es sí”, muy atractivas para este electorado. Además, Podemos registró un porcentaje de apoyo dentro de este grupo que solo era ligeramente inferior a Más Madrid, y, sin embargo, tenía menos de la mitad de sus votos. Tiene por tanto espacio para crecer dentro de este segmento.
Por otro lado, el PSOE, que encarna un feminismo más institucional, no ha centrado su campaña en este aspecto, ni tampoco presenta al candidato que mejor se mueva en este campo. Independientemente, tiene una cantidad de votantes “feministas” muy fieles al partido, a que perciben como el que históricamente ha defendido la lucha feminista.
Por último, veremos cómo se comporta el segmento “social-moral”. Este grupo fue uno de los que más se movilizó para aupar la candidatura de Manuela Carmena y, en las anteriores elecciones autonómicas, fueron quienes más apoyaron a Iñigo Errejón. Sin embargo, también es cierto que a nivel nacional confiaban su voto, en gran proporción, a Unidas Podemos. Había en la Comunidad de Madrid cierto voto dual dentro de este segmento. Por tanto, aquí va a ser fundamental ver cómo finalmente afecta la irrupción de Pablo Iglesias en la campaña de Madrid. Por ahora, las encuestas, más allá de asegurar la entrada de Podemos en el Parlamento (algo que no era seguro antes de la candidatura del líder morado), no pronostican ningún vuelco extraordinario, aunque habrá que ver por qué candidatura se deciden finalmente la gran cantidad de indecisos entre Unidas Podemos y Más Madrid.
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Víctor Pérez-Guzmán Arbáizar es analista de datos.
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