Un cinturón no tan rojo ni tan abstencionista
La llegada de la derecha a las alcaldías de la periferia madrileña ha aumentado la participación y reducido la distancia entre la izquierda y los conservadores
Daniel Vicente Guisado / Víctor Pérez-Guzmán Arbáizar 1/05/2021
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Un fantasma surge en todas las elecciones de la Comunidad de Madrid. El cinturón rojo es un término que rubrica todo discurso político y análisis mediático cada vez que se convocan elecciones en la Comunidad de Madrid. La expresión alude a una zona del sur de la región y a unos municipios muy concretos donde, desde la llegada de la democracia, las distintas formaciones de izquierda, principalmente el Partido Socialista Obrero Español, ha retenido alcaldías durante décadas desde 1979.
Por lo tanto, el peso electoral de estos 13 municipios no es menor. Representan aproximadamente un quinto de la población madrileña y es un bastión electoral importante de la izquierda, a pesar de una supuesta tasa de abstención superior a la media del territorio. De hecho, en ciudades como Fuenlabrada, Pinto o Rivas la izquierda nunca ha perdido el control de las alcaldías. Y la mayor parte de las restantes solo han visto la llegada al poder municipal de la derecha a partir del 2011, con la debacle electoral del PSOE a nivel nacional tras la crisis del 2008.
La importancia simbólica de estos municipios para la izquierda en la Comunidad de Madrid siempre queda patente en las campañas electorales: cierres de campaña, actos multitudinarios (cuando se podía), alusiones en buena parte de sus discursos, estrategias preconcebidas para movilizar, etc. Sin embargo, cabe preguntarse: ¿cómo de importante son realmente estas zonas para la izquierda? ¿Han conservado intactos sus apoyos masivos a la izquierda durante toda la democracia? A pesar de que mayoritariamente los ayuntamientos sigan controlados por el PSOE o agrupaciones municipalistas, ¿cómo votan cuando llegan las elecciones autonómicas? ¿Sigue siendo el cinturón rojo igual de rojo cuatro décadas después?
Uno de los dogmas más repetidos sobre este cinturón periférico es su alta abstención electoral. Tal y como avala la literatura especializada, cada país presenta características diferentes a este respecto. En España, y concretamente en la Comunidad de Madrid, sabemos que la participación está íntimamente vinculada a la renta. Politólogos como Henry Brady y Sidney Verba hablaban del modelo socio-económico (o SES) para explicar cómo la participación viene determinada en gran medida por recursos individuales como el tiempo, el dinero y las habilidades. De ahí que los niveles de participación se distribuyan de manera asimétrica entre la población en función de sus características socioeconómicas.
En consecuencia, es una imagen muy frecuente ver cómo los partidos de izquierda de la Comunidad de Madrid, en la campaña actual y en todas las anteriores, intentan incentivar insistentemente a estas clases del sur a salir a votar. Sin embargo, un vistazo rápido a la media de abstención de estos municipios nos permite ver que los niveles de abstención, a partir del 2011 son inferiores en el cinturón rojo respecto al total de la región.
Si bien es cierto que, de media, la abstención en los municipios del cinturón rojo era más alta que en el resto de la comunidad, históricamente, a partir del año 2011, y coincidiendo con la llegada a muchas de las alcaldías del Partido Popular en ciudades como Coslada, Getafe, Leganés o Mejorada del Campo, la abstención comienza a ser inferior a la del total de la Comunidad de Madrid. Así, mientras que desde 1983 la abstención en los municipios del cinturón rojo era entre uno y tres puntos menos, con la excepción de 1999 (victoria del Partido Popular de Aznar), desde 2011 las tornas se invierten.
Esto abre debates francamente interesantes. Uno de ellos podría estar relacionado con el apoyo a las candidaturas de derecha en el cinturón rojo. Podríamos aventurar, como hipótesis de partida, que la llegada al poder municipal de la derecha, después de décadas de dominio de alcaldías de izquierda, ha podido motivar la participación de ciertos sectores inactivos o desafectos. Dicho de otra forma, es posible que las experiencias municipales de la derecha hayan reducido los costes de votar a estas formaciones en municipios con estas características socioeconómicas de origen. Puede que los gobiernos del Partido Popular de 2011 ayudaran en cierta medida a reducir el estigma de un voto socialmente mal visto en estas poblaciones.
Para comprobar esta hipótesis, esto es, si la llegada a las alcaldías de la derecha ha impulsado el apoyo a la misma, hemos llevado a cabo un análisis que consiste en comparar la media de apoyo a los candidatos de derechas antes y después de que esta situación se produjera. Como se puede ver en el siguiente gráfico, el apoyo a la derecha es, de media, más bajo en los municipios y en las elecciones donde no se ha producido ninguna experiencia de gobierno municipal derechista. Así, en aquellas elecciones donde la derecha no ha tocado poder todavía, sus apoyos promedios en el cinturón rojo han sido del 32,5%. Por el contrario, en los comicios donde ya la derecha ha retenido, aunque sea durante una sola legislatura, la alcaldía en estos municipios, el porcentaje de voto asciende hasta el 44,06%, una diferencia significativa que se traducen en doce puntos más de apoyo entre ambas situaciones.
Aunque únicamente con estos datos no se pueda demostrar una causalidad directa entre ambos fenómenos –que haya habido un alcalde de derechas y que aumente el voto a la derecha–, sí parece que existe una correlación clara entre ambos sucesos. Una de las hipótesis que podría explicar el realineamiento de las fuerzas políticas en estos municipios una vez que viven la experiencia de gobierno de derechas es, precisamente, el aumento de la participación en los mismos. Es decir, no es que el voto en términos absolutos a los partidos de izquierda disminuya, sino que el hecho de haber tenido alcaldes de derecha saca de la abstención a votantes de estos municipios.
Realmente, si se analizan los datos de voto a la derecha en el cinturón rojo de forma histórica, es fácil comprobar cómo este título, con tintes casi míticos, se acerca mucho más al recuerdo de un pasado (glorioso para los partidos de izquierda) que a una realidad política actual. Si bien es cierto que en los primeros años de democracia el respaldo en estos municipios a las opciones de izquierda era masivo, esos apoyos se han ido diluyendo elección tras elección hasta terminar por desteñir de forma importante el rojo del cinturón a un rosa pálido mucho menos épico y evocador.
Mientras que en las primeras elecciones autonómicas (ya en una suerte de bipartidismo), Alianza Popular apenas logró un 15% del voto en estas zonas, en la primera década del siglo actual el PP multiplicaba por tres esos resultados. En el período 1995-2015, en ninguna elección el partido hegemónico en la derecha bajó del 35% de los apoyos. Es cierto que estos municipios siguen apoyando en mayor proporción las opciones de izquierda que el resto de poblaciones de la comunidad, pero la diferencia de voto ya no es ese abismo que había hace tres décadas. Mientras en 1983 y en 1991 la diferencia entre el apoyo a la derecha en el cinturón y en la Comunidad de Madrid era mayor de diez puntos, desde 1999 esta se ha reducido significativamente, como se puede apreciar.
En definitiva, ni el cinturón rojo es tan abstencionista, ni sigue siendo tan rojo. En la última década la abstención es menor en los municipios del cinturón y el apoyo a la derecha, especialmente desde la victoria de Gallardón, es muy similar al que se da en el conjunto de la Comunidad de Madrid. La excepcionalidad del cinturón rojo madrileño no ha desaparecido, pero sí parece estar difuminándose desde hace tiempo. Con un aliciente interesante que abre futuros debates. La llegada de la derecha a las administraciones locales puede haber roto ciertos tabúes, motivando o reduciendo costes a la hora de votar por estas formaciones.
A pesar de ello, es inútil negar la importancia cuantitativa y estratégica de municipios como Fuenlabrada, Parla o Getafe para la izquierda madrileña, ya que una parte muy importante de la población reside en estas urbes. Es posible que la excepcionalidad de esta zona de la región no siga siendo tan intensa, pero no parece que este significante desaparezca de discursos y estrategias de la izquierda madrileña. El próximo martes comprobaremos cómo de determinante han sido estos municipios. En la victoria o en la derrota de la izquierda.
Un fantasma surge en todas las elecciones de la Comunidad de Madrid. El cinturón rojo es un término que rubrica todo discurso político y análisis mediático cada vez que se convocan elecciones en la Comunidad de Madrid. La expresión alude a una zona del sur de la región y a unos municipios muy concretos...
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Daniel Vicente Guisado
Es politólogo por la UC3M. Especializado en análisis electoral y político.
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Víctor Pérez-Guzmán Arbáizar
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