Derechos humanos
Los deportistas se rebelan contra la mordaza del Comité Olímpico Internacional
Asociaciones y sindicatos reclaman que se elimine la Regla 50.2. Una norma que prohíbe cualquier manifestación “política, religiosa o racial, en ninguna instalación o lugar que se considere parte de los emplazamientos olímpicos”
Ricardo Uribarri 14/07/2021
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Cada vez hay más deportistas que aprovechan las competiciones para reivindicar alguna causa social o política, una circunstancia que no suele gustar a los organizadores de esos eventos. En los últimos tiempos hemos visto como equipos enteros se han arrodillado antes de empezar un partido o jugadores que han hecho lo mismo mientras se interpretaba el himno nacional para mostrar su rechazo al racismo. También, iniciativas y gestos en contra de la homofobia que no han sido apoyados por organismos como la UEFA. No sería extraño que durante la celebración de los próximos Juegos Olímpicos de Tokio haya participantes que realicen alguna acción en este sentido, algo que el Comité Olímpico Internacional (COI) quiere evitar imponiendo la regla 50.2 de la Carta Olímpica, una norma restrictiva contra la que batallan sindicatos y organizaciones de deportistas de todo el mundo.
El texto de la regla 50.2 dice que “no se permitirá ningún tipo de manifestación ni propaganda política, religiosa o racial, en ningún emplazamiento, instalación u otro lugar que se considere parte de los emplazamientos olímpicos”. Incumplir esta directriz conllevará una sanción que el COI no ha especificado. Una situación que rechazan asociaciones como la Federación Internacional de Futbolistas Profesionales (FIFPro), la Asociación Nacional de Jugadores de Baloncesto de Estados Unidos (NBPA), la Asociación Mundial de Jugadores (WPA), el movimiento Global Athlete y personalidades como el presidente del Atletismo Mundial, Sebastian Coe, o el presidente del comité organizador de los Juegos Olímpicos de 2028, Casey Wasserman. Incluso el Comité Olímpico y Paralímpico de Estados Unidos y la Asociación Olímpica Británica se han comprometido a no sancionar a los atletas que protesten pacíficamente en las pruebas olímpicas.
El COI o la UEFA justifican sus decisiones como la defensa de la neutralidad política en cuestiones que pueden ser vistas como ofensivas para un país o un gobierno
Uno de los colectivos que más se está movilizando en contra de la postura del COI es EU Athletes, plataforma en la que participan 35 asociaciones y sindicatos de deportistas de 17 países europeos y diferentes deportes y que representa a unos 25.000 deportistas. Su secretaria general es Paulina Tomczyk, que explica a CTXT que la entidad considera que la prohibición de manifestación incluida en la regla 50.2 “no es compatible con los derechos humanos internacionalmente reconocidos, como el derecho a la libertad de expresión. Aunque la libertad de expresión no es un derecho absoluto y puede ser sometido a ciertas condiciones o restricciones, una organización deportiva no tiene competencia en esta materia. Los deportistas son, en primer lugar, personas. Es por ello que guardan sus derechos humanos, ya que no se pueden restringir o redefinir unilateralmente por las organizaciones deportivas”.
El COI pretende justificar su postura argumentando que, en una encuesta realizada entre 3.500 deportistas por su Comisión de Atletas, un 70% de ellos dijo que no era apropiado demostrar o expresar sus puntos de vista en el terreno de juego y en las ceremonias oficiales y un 67% se opuso a hacerlo en el podio. Al respecto de esto, Tomczyk, señala que no es aceptable utilizar los resultados de esta encuesta para justificar la regla 50.2. “Los derechos humanos son universales, irrenunciables e indivisibles. Cada persona puede tener opinión sobre lo que es apropiado y lo que no, pero eso no influye en los derechos humanos”, advierte para añadir que además, tienen dudas sobre la metodología de la encuesta y sus resultados. “Aunque 3.500 deportistas pueden parecer muchos, es importante recordar que solo en Tokio competirán unos 11.000 deportistas (y unos 4.400 paralímpicos). La edad media de los encuestados es de 33 años y el 62% indica que participará o espera participar en los Juegos. Eso significa que una gran parte de los encuestados ya están jubilados de su actividad deportiva y no les afecta la regla 50.2. Y el 14% de los encuestados son de China, donde es patente la oposición a la libertad de expresión, siendo un número que parece desproporcionado respecto al total de deportistas chinos que van a participar en Tokio”.
La secretaria general de EU Athletes también deja claro que “organizaciones independientes de deportistas, como la nuestra, no fueron implicadas en la encuesta ni en otras consultas por la Comisión de Atletas del COI, que decidió ignorar las opiniones y posiciones de asociaciones y sindicatos de deportistas (lo que no es compatible con el derecho a la libertad de asociación), implicando solo para su encuesta a los comités olímpicos nacionales y sus comisiones de atletas”.
Las presiones recibidas por el COI en los últimos meses para que anule la regla 50.2 han llevado al organismo a plantear, apenas unas semanas antes de Tokio, algunas medidas que aligeran la norma y con las que espera que se conformen los demandantes de mayor libertad de expresión. Así, se permitirá que los deportistas expresen sus opiniones sobre cuestiones que pueden resultar controvertidas cuando hablen con los medios en las zonas mixtas, en el centro internacional de prensa, durante las entrevistas, a través de redes sociales y en los campos de juego siempre antes de que empiece la prueba y siempre y cuando no vayan dirigidas directamente contra personas, países –no se podrán realizar acciones de protesta durante la interpretación de un himno– u organizaciones. Sin embargo, tanto las ceremonias –la de apertura y la de clausura– como el desarrollo de las competiciones, la villa olímpica y los podios siguen siendo espacios vetados para realizar cualquier tipo de manifestación.
Al respecto, Paulina señala que estas cesiones siguen estando lejos de lo que debería fomentar una organización como el COI. “No creemos que esta modificación sea suficiente. El COI debería reformar la regla 50.2 y tratar el tema de la libertad de expresión mediante la ley de los derechos humanos, y en cooperación con todas las partes interesadas, incluyendo las asociaciones de deportistas. Aunque se habla de ‘permitir’ algunas formas de manifestación, la realidad es que el COI sigue restringiendo los derechos de los deportistas, tratando de controlar cómo, dónde y cuándo los deportistas pueden ejercerlos”.
Una de las recomendaciones de la Comisión de Atletas es que aparezcan palabras como paz, solidaridad, respeto, inclusión o igualdad en la ropa de los deportistas. Sin embargo, hacer referencia a ellas en las ceremonias, la competición o los podio estará prohibido. ¿No fomenta la inclusión o la igualdad, por ejemplo, portar un brazalete arcoíris? Pues con la reglamentación actual estará prohibido que un deportista lo lleve durante una prueba. La representante de EU Athletes cree que “el problema fundamental es que el COI intenta controlar la manera en que los deportistas puedan ejercer su derecho a la libertad de expresión. Sancionar a un deportista por manifestarse, de una manera respetuosa y pacífica, contra problemas como el racismo, la homofobia o la injusticia, es profundamente incompatible con los valores que el COI reclama defender. Creemos que el organismo debería promover el activismo de deportistas, quienes así podrían llamar la atención de causas importantes, crear conciencia sobre ellas y contribuir a que el deporte retenga una función social importante”.
Organizaciones como el COI o la UEFA justifican sus decisiones como la defensa de la neutralidad política en cuestiones que pueden ser vistas como ofensivas para un país o un gobierno en particular. Pero hay quien piensa que eso les está llevando a quedarse por detrás de la sociedad, a que sus normas resulten anticuadas y a no ser consecuentes con los valores que dicen defender. Tomczyk señala que “desgraciadamente muchas veces vemos que las acciones de las organizaciones deportivas no siguen sus declaraciones. Invocar la cuestión de la neutralidad del deporte no es correcto. Los derechos humanos, la igualdad y la tolerancia no son asuntos políticos. EU Athletes cree que las organizaciones deportivas tienen que comprometerse realmente con los derechos humanos, y no solo cuando es conveniente o para mejorar su imagen. Es esencial para que el deporte mantenga su importante papel como portador de valores”.
Ante esta situación, hay quién considera que los gobiernos y organizaciones internacionales deberían intervenir y pedir al COI que reconsiderara su postura. La secretaria general de EU Athletes comenta que “los gobiernos tienen la responsabilidad de respetar, proteger y promover los derechos humanos de toda persona bajo su jurisdicción. Creemos que los gobiernos europeos y las organizaciones internacionales como la Unión Europea y el Consejo de Europa juegan un papel importante para garantizar los derechos de los deportistas y les pedimos que alienten al COI a enmendar la regla 50.2”.
Hace 53 años, en los Juegos Olímpicos de México, dos atletas negros de Estados Unidos, Tommie Smith y John Carlos, recogieron sus medallas de oro y bronce, respectivamente, de la prueba de 200 metros con el puño en alto, cubierto con un guante oscuro, mientras sonaba el himno de su país. Reivindicaban los derechos de la población negra. Les costó ser expulsados de la villa olímpica. Apenas seis meses antes había sido asesinado Martin Luther King, el gran activista por los derechos civiles de la población afroamericana. Carlos es uno de los numerosos atletas norteamericanos que hace unos meses enviaron una carta al COI en la que reclamaban la supresión de la regla 50.2. En ella señalaban que “los atletas no volverán a ser reducidos al silencio. Nos encontramos ante una encrucijada. EL COI y el CPI (Comité Paralímpico Internacional) no pueden seguir penalizando a los deportistas que defienden sus convicciones, sobre todo cuando esas convicciones ilustran los objetivos del olimpismo”.
Unas cuantas décadas después del gesto de Smith y Carlos, parece que hay otros deportistas dispuestos a seguir su ejemplo sin importarles las posibles consecuencias. Entre ellos está el velocista británico Adam Gemili, que afirmó en Eurosport: “Entiendo que el deporte tiene que estar separado de la política. Pero esto es más que política; esto es humanidad y decencia. Tenemos un momento cada cuatro años. Y, con los ojos del mundo puestos en los Juegos, los atletas usarán su momento para protestar. Tengo claro que si estoy en el podio, haré una declaración. Si eso significa arrodillarme lo haré. Cualquier sanción que venga, que venga. Si todos los atletas lo hacen, ¿van a sancionar a todos? No. Nosotros, los atletas, tenemos el poder”.
No es el único con ese pensamiento. Gwen Berry, atleta estadounidense negra especializada en lanzamiento de martillo, ya levantó en 2019 el puño tras recibir su medalla en los Juegos Panamericanos. Ahora, hace unos días, tras no mirar de frente a la bandera de su país desde el podio durante la interpretación del himno en la prueba de clasificación olímpica, ha dicho: “Creo que los deportes son una distracción. La parte más importante es ser capaz de representar a mi comunidad y a mi gente, a los que han muerto a manos de la brutalidad policial, a los que han muerto por este racismo sistémico. Cuando llegué allí (a los Juegos) encontraré algo que hacer. Mi propósito, mi voz y mi misión son más grandes que el deporte”.
Cada vez hay más deportistas que aprovechan las competiciones para reivindicar alguna causa social o política, una circunstancia que no suele gustar a los organizadores de esos eventos. En los últimos tiempos hemos visto como equipos enteros se han arrodillado antes de empezar un partido o jugadores que han hecho...
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Ricardo Uribarri
Periodista. Empezó a cubrir la información del Atleti hace más de 20 años y ha pasado por medios como Claro, Radio 16, Época, Vía Digital, Marca y Bez. Actualmente colabora con XL Semanal y se quita el mono de micrófono en Onda Madrid.
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