1. Número 1 · Enero 2015

  2. Número 2 · Enero 2015

  3. Número 3 · Enero 2015

  4. Número 4 · Febrero 2015

  5. Número 5 · Febrero 2015

  6. Número 6 · Febrero 2015

  7. Número 7 · Febrero 2015

  8. Número 8 · Marzo 2015

  9. Número 9 · Marzo 2015

  10. Número 10 · Marzo 2015

  11. Número 11 · Marzo 2015

  12. Número 12 · Abril 2015

  13. Número 13 · Abril 2015

  14. Número 14 · Abril 2015

  15. Número 15 · Abril 2015

  16. Número 16 · Mayo 2015

  17. Número 17 · Mayo 2015

  18. Número 18 · Mayo 2015

  19. Número 19 · Mayo 2015

  20. Número 20 · Junio 2015

  21. Número 21 · Junio 2015

  22. Número 22 · Junio 2015

  23. Número 23 · Junio 2015

  24. Número 24 · Julio 2015

  25. Número 25 · Julio 2015

  26. Número 26 · Julio 2015

  27. Número 27 · Julio 2015

  28. Número 28 · Septiembre 2015

  29. Número 29 · Septiembre 2015

  30. Número 30 · Septiembre 2015

  31. Número 31 · Septiembre 2015

  32. Número 32 · Septiembre 2015

  33. Número 33 · Octubre 2015

  34. Número 34 · Octubre 2015

  35. Número 35 · Octubre 2015

  36. Número 36 · Octubre 2015

  37. Número 37 · Noviembre 2015

  38. Número 38 · Noviembre 2015

  39. Número 39 · Noviembre 2015

  40. Número 40 · Noviembre 2015

  41. Número 41 · Diciembre 2015

  42. Número 42 · Diciembre 2015

  43. Número 43 · Diciembre 2015

  44. Número 44 · Diciembre 2015

  45. Número 45 · Diciembre 2015

  46. Número 46 · Enero 2016

  47. Número 47 · Enero 2016

  48. Número 48 · Enero 2016

  49. Número 49 · Enero 2016

  50. Número 50 · Febrero 2016

  51. Número 51 · Febrero 2016

  52. Número 52 · Febrero 2016

  53. Número 53 · Febrero 2016

  54. Número 54 · Marzo 2016

  55. Número 55 · Marzo 2016

  56. Número 56 · Marzo 2016

  57. Número 57 · Marzo 2016

  58. Número 58 · Marzo 2016

  59. Número 59 · Abril 2016

  60. Número 60 · Abril 2016

  61. Número 61 · Abril 2016

  62. Número 62 · Abril 2016

  63. Número 63 · Mayo 2016

  64. Número 64 · Mayo 2016

  65. Número 65 · Mayo 2016

  66. Número 66 · Mayo 2016

  67. Número 67 · Junio 2016

  68. Número 68 · Junio 2016

  69. Número 69 · Junio 2016

  70. Número 70 · Junio 2016

  71. Número 71 · Junio 2016

  72. Número 72 · Julio 2016

  73. Número 73 · Julio 2016

  74. Número 74 · Julio 2016

  75. Número 75 · Julio 2016

  76. Número 76 · Agosto 2016

  77. Número 77 · Agosto 2016

  78. Número 78 · Agosto 2016

  79. Número 79 · Agosto 2016

  80. Número 80 · Agosto 2016

  81. Número 81 · Septiembre 2016

  82. Número 82 · Septiembre 2016

  83. Número 83 · Septiembre 2016

  84. Número 84 · Septiembre 2016

  85. Número 85 · Octubre 2016

  86. Número 86 · Octubre 2016

  87. Número 87 · Octubre 2016

  88. Número 88 · Octubre 2016

  89. Número 89 · Noviembre 2016

  90. Número 90 · Noviembre 2016

  91. Número 91 · Noviembre 2016

  92. Número 92 · Noviembre 2016

  93. Número 93 · Noviembre 2016

  94. Número 94 · Diciembre 2016

  95. Número 95 · Diciembre 2016

  96. Número 96 · Diciembre 2016

  97. Número 97 · Diciembre 2016

  98. Número 98 · Enero 2017

  99. Número 99 · Enero 2017

  100. Número 100 · Enero 2017

  101. Número 101 · Enero 2017

  102. Número 102 · Febrero 2017

  103. Número 103 · Febrero 2017

  104. Número 104 · Febrero 2017

  105. Número 105 · Febrero 2017

  106. Número 106 · Marzo 2017

  107. Número 107 · Marzo 2017

  108. Número 108 · Marzo 2017

  109. Número 109 · Marzo 2017

  110. Número 110 · Marzo 2017

  111. Número 111 · Abril 2017

  112. Número 112 · Abril 2017

  113. Número 113 · Abril 2017

  114. Número 114 · Abril 2017

  115. Número 115 · Mayo 2017

  116. Número 116 · Mayo 2017

  117. Número 117 · Mayo 2017

  118. Número 118 · Mayo 2017

  119. Número 119 · Mayo 2017

  120. Número 120 · Junio 2017

  121. Número 121 · Junio 2017

  122. Número 122 · Junio 2017

  123. Número 123 · Junio 2017

  124. Número 124 · Julio 2017

  125. Número 125 · Julio 2017

  126. Número 126 · Julio 2017

  127. Número 127 · Julio 2017

  128. Número 128 · Agosto 2017

  129. Número 129 · Agosto 2017

  130. Número 130 · Agosto 2017

  131. Número 131 · Agosto 2017

  132. Número 132 · Agosto 2017

  133. Número 133 · Septiembre 2017

  134. Número 134 · Septiembre 2017

  135. Número 135 · Septiembre 2017

  136. Número 136 · Septiembre 2017

  137. Número 137 · Octubre 2017

  138. Número 138 · Octubre 2017

  139. Número 139 · Octubre 2017

  140. Número 140 · Octubre 2017

  141. Número 141 · Noviembre 2017

  142. Número 142 · Noviembre 2017

  143. Número 143 · Noviembre 2017

  144. Número 144 · Noviembre 2017

  145. Número 145 · Noviembre 2017

  146. Número 146 · Diciembre 2017

  147. Número 147 · Diciembre 2017

  148. Número 148 · Diciembre 2017

  149. Número 149 · Diciembre 2017

  150. Número 150 · Enero 2018

  151. Número 151 · Enero 2018

  152. Número 152 · Enero 2018

  153. Número 153 · Enero 2018

  154. Número 154 · Enero 2018

  155. Número 155 · Febrero 2018

  156. Número 156 · Febrero 2018

  157. Número 157 · Febrero 2018

  158. Número 158 · Febrero 2018

  159. Número 159 · Marzo 2018

  160. Número 160 · Marzo 2018

  161. Número 161 · Marzo 2018

  162. Número 162 · Marzo 2018

  163. Número 163 · Abril 2018

  164. Número 164 · Abril 2018

  165. Número 165 · Abril 2018

  166. Número 166 · Abril 2018

  167. Número 167 · Mayo 2018

  168. Número 168 · Mayo 2018

  169. Número 169 · Mayo 2018

  170. Número 170 · Mayo 2018

  171. Número 171 · Mayo 2018

  172. Número 172 · Junio 2018

  173. Número 173 · Junio 2018

  174. Número 174 · Junio 2018

  175. Número 175 · Junio 2018

  176. Número 176 · Julio 2018

  177. Número 177 · Julio 2018

  178. Número 178 · Julio 2018

  179. Número 179 · Julio 2018

  180. Número 180 · Agosto 2018

  181. Número 181 · Agosto 2018

  182. Número 182 · Agosto 2018

  183. Número 183 · Agosto 2018

  184. Número 184 · Agosto 2018

  185. Número 185 · Septiembre 2018

  186. Número 186 · Septiembre 2018

  187. Número 187 · Septiembre 2018

  188. Número 188 · Septiembre 2018

  189. Número 189 · Octubre 2018

  190. Número 190 · Octubre 2018

  191. Número 191 · Octubre 2018

  192. Número 192 · Octubre 2018

  193. Número 193 · Octubre 2018

  194. Número 194 · Noviembre 2018

  195. Número 195 · Noviembre 2018

  196. Número 196 · Noviembre 2018

  197. Número 197 · Noviembre 2018

  198. Número 198 · Diciembre 2018

  199. Número 199 · Diciembre 2018

  200. Número 200 · Diciembre 2018

  201. Número 201 · Diciembre 2018

  202. Número 202 · Enero 2019

  203. Número 203 · Enero 2019

  204. Número 204 · Enero 2019

  205. Número 205 · Enero 2019

  206. Número 206 · Enero 2019

  207. Número 207 · Febrero 2019

  208. Número 208 · Febrero 2019

  209. Número 209 · Febrero 2019

  210. Número 210 · Febrero 2019

  211. Número 211 · Marzo 2019

  212. Número 212 · Marzo 2019

  213. Número 213 · Marzo 2019

  214. Número 214 · Marzo 2019

  215. Número 215 · Abril 2019

  216. Número 216 · Abril 2019

  217. Número 217 · Abril 2019

  218. Número 218 · Abril 2019

  219. Número 219 · Mayo 2019

  220. Número 220 · Mayo 2019

  221. Número 221 · Mayo 2019

  222. Número 222 · Mayo 2019

  223. Número 223 · Mayo 2019

  224. Número 224 · Junio 2019

  225. Número 225 · Junio 2019

  226. Número 226 · Junio 2019

  227. Número 227 · Junio 2019

  228. Número 228 · Julio 2019

  229. Número 229 · Julio 2019

  230. Número 230 · Julio 2019

  231. Número 231 · Julio 2019

  232. Número 232 · Julio 2019

  233. Número 233 · Agosto 2019

  234. Número 234 · Agosto 2019

  235. Número 235 · Agosto 2019

  236. Número 236 · Agosto 2019

  237. Número 237 · Septiembre 2019

  238. Número 238 · Septiembre 2019

  239. Número 239 · Septiembre 2019

  240. Número 240 · Septiembre 2019

  241. Número 241 · Octubre 2019

  242. Número 242 · Octubre 2019

  243. Número 243 · Octubre 2019

  244. Número 244 · Octubre 2019

  245. Número 245 · Octubre 2019

  246. Número 246 · Noviembre 2019

  247. Número 247 · Noviembre 2019

  248. Número 248 · Noviembre 2019

  249. Número 249 · Noviembre 2019

  250. Número 250 · Diciembre 2019

  251. Número 251 · Diciembre 2019

  252. Número 252 · Diciembre 2019

  253. Número 253 · Diciembre 2019

  254. Número 254 · Enero 2020

  255. Número 255 · Enero 2020

  256. Número 256 · Enero 2020

  257. Número 257 · Febrero 2020

  258. Número 258 · Marzo 2020

  259. Número 259 · Abril 2020

  260. Número 260 · Mayo 2020

  261. Número 261 · Junio 2020

  262. Número 262 · Julio 2020

  263. Número 263 · Agosto 2020

  264. Número 264 · Septiembre 2020

  265. Número 265 · Octubre 2020

  266. Número 266 · Noviembre 2020

  267. Número 267 · Diciembre 2020

  268. Número 268 · Enero 2021

  269. Número 269 · Febrero 2021

  270. Número 270 · Marzo 2021

  271. Número 271 · Abril 2021

  272. Número 272 · Mayo 2021

  273. Número 273 · Junio 2021

  274. Número 274 · Julio 2021

  275. Número 275 · Agosto 2021

  276. Número 276 · Septiembre 2021

  277. Número 277 · Octubre 2021

  278. Número 278 · Noviembre 2021

  279. Número 279 · Diciembre 2021

  280. Número 280 · Enero 2022

  281. Número 281 · Febrero 2022

  282. Número 282 · Marzo 2022

  283. Número 283 · Abril 2022

  284. Número 284 · Mayo 2022

  285. Número 285 · Junio 2022

  286. Número 286 · Julio 2022

  287. Número 287 · Agosto 2022

  288. Número 288 · Septiembre 2022

  289. Número 289 · Octubre 2022

  290. Número 290 · Noviembre 2022

  291. Número 291 · Diciembre 2022

  292. Número 292 · Enero 2023

  293. Número 293 · Febrero 2023

  294. Número 294 · Marzo 2023

  295. Número 295 · Abril 2023

  296. Número 296 · Mayo 2023

  297. Número 297 · Junio 2023

  298. Número 298 · Julio 2023

  299. Número 299 · Agosto 2023

  300. Número 300 · Septiembre 2023

  301. Número 301 · Octubre 2023

  302. Número 302 · Noviembre 2023

  303. Número 303 · Diciembre 2023

  304. Número 304 · Enero 2024

  305. Número 305 · Febrero 2024

  306. Número 306 · Marzo 2024

  307. Número 307 · Abril 2024

  308. Número 308 · Mayo 2024

  309. Número 309 · Junio 2024

  310. Número 310 · Julio 2024

  311. Número 311 · Agosto 2024

  312. Número 312 · Septiembre 2024

  313. Número 313 · Octubre 2024

  314. Número 314 · Noviembre 2024

Ayúdanos a perseguir a quienes persiguen a las minorías. Total Donantes 3.335 Conseguido 91% Faltan 16.440€

Carmelo Romero / Profesor de Historia, autor de ‘Caciques y caciquismo en España’

“En España no ha habido cacique que no tuviera un periódico”

Pablo Iglesias 27/10/2021

<p>Carmelo Romero Salvador.</p>

Carmelo Romero Salvador.

Podemos Castilla y León

En CTXT podemos mantener nuestra radical independencia gracias a que las suscripciones suponen el 70% de los ingresos. No aceptamos “noticias” patrocinadas y apenas tenemos publicidad. Si puedes apoyarnos desde 3 euros mensuales, suscribete aquí

Carmelo Romero (Pozalmuro, Soria, 1950) ha publicado recientemente Caciques y caciquismo en España (Catarata). Profesor de Historia Contemporánea en la Universidad de Zaragoza, su libro analiza el caciquismo español como característica de la estructura política de la España del siglo XIX y explora algunas de sus continuidades hasta nuestros días. Su libro nos sirve para reconocer con claridad a los Romanones, los Maura, los Cánovas, los Sagasta y los mecanismos oligárquicos que definieron el poder en España.

Si en un diccionario político tuvieras que redactar la voz “caciquismo en España” ¿qué pondrías en cinco líneas?

El término “caciquismo en España, en su utilización más peyorativa –autoridad abusiva en una colectividad y utilización en la política y la administración de dinero e influencia para conseguir sus fines–, ha equivalido durante mucho tiempo a uso y costumbre, es decir, a normalidad. Desde las esferas más altas a las más pequeñas se hizo popular, con razón, aquello de “la ley se aplica al enemigo; al amigo, el favor”.

¿Cuándo empieza y cuándo termina estrictamente el caciquismo en España? En el libro diferencias el caciquismo isabelino y el de la Restauración.

El término de cacique fue tomado de algunas tribus de las Antillas que lo usaban para designar a quienes tenían más mando e influencia en ellas. Con ese mismo sentido se trajo a la península, y fue aplicado después a la política y catapultado por Joaquín Costa con su obra Oligarquía y caciquismo como la forma actual de gobierno en España: urgencia y modo de cambiarla, de 1902. Entendido como desiguales relaciones de poder, su inicio radicaría en el principio de esa desigualdad y su final, lógicamente, en la hipotética desaparición de ésta.

El caciquismo político no hace sino llevar a la práctica política lo que en la vida cotidiana es práctica y norma

Otra cosa son los diferentes grados y niveles de intensidad existentes y otra, asimismo, sus adaptaciones a las diversas coyunturas de los tiempos. En tiempos de aviones y de AVES, de multinacionales y de banqueros, de televisiones, radios e internet, no puede tener, porque no sería eficaz, las mismas características que en tiempos de carreta y mula, de micromundos y usureros particulares y de sermones en las iglesias y cartas de correspondencia como elementos de comunicación pública y privada.

Por eso, este libro sobre el caciquismo político parlamentario tiene su arranque en el momento de la consolidación del parlamentarismo en España, en 1834, y su punto final, en 2020 porque ese año concluyó la redacción del texto. Entre ambas fechas, claro está, hay muchas variantes y adaptaciones a las realidades concretas de cada coyuntura, entre ellas en la época isabelina y en la Restauración. No obstante, lo que destaco respecto a estas dos épocas (1834-1868 y 1874-1923), es, frente a la visión hegemónica de la historia de España, mucho más las continuidades esenciales que las diferencias. Entre esas continuidades la principal es que el partido que convocaba las elecciones las ganaba. Siempre. Y estamos hablando de casi cien años y de una cincuentena de elecciones a Cortes. La principal diferencia estriba en que en la época isabelina la reina siempre daba el poder de convocatoria al mismo grupo político –moderados y unionistas–. Esto es fundamental para entender el militarismo y los pronunciamientos de este período, ya que estos constituían la única posibilidad –vedada la de las urnas– de acceder al poder de los progresistas (y una vez estos en él, a la inversa, pronunciamiento de los moderados).

En la Restauración, dadas las experiencias acumuladas y el temor a una revolución social, se da paso a un civilismo mediante el turnismo, la alternancia en el poder, por el que una vez ganan los conservadores y a la siguiente los liberales –distintas tendencias políticas, pero un mismo tronco, el de la propiedad–. Y así, continuadamente, durante 21 elecciones y 50 años. Son variantes –militarista en la época isabelina, civilista en la Restauración– emanadas de un mismo hecho, el ya subrayado de que quien convoca las elecciones, inexorable y caciquilmente, las gana.

A propósito de la vieja polémica sobre la revolución burguesa en España ¿Culmina la revolución burguesa en la Restauración con el régimen de Cánovas o ya estaba hecha antes?

Entendida la revolución burguesa, en su parte más esencial, como el fin de la sociedad estamental y de privilegios del Antiguo Régimen y el establecimiento de la sociedad de clases –iguales teóricamente ante la ley pero desiguales en lo económico–, la sustitución del régimen absolutista por el de división de poderes, con el sistema parlamentario, y la transformación de las estructuras feudales de propiedad en propiedad privada y plena, la revolución burguesa en España tiene su epicentro en los años treinta y cuarenta del siglo XIX (la desamortización de los comunales es de 1855). Otra cuestión es el tipo de revolución burguesa en España, tan diferente a la francesa y mucho más en la línea de la “vía prusiana”. Durante la Restauración se consolida, tras el sexenio democrático (1868-1874), esa vía eminentemente conservadora.

¿Tenía razón Pi i Margall frente a Salmerón o Castelar y por tanto los republicanos federales frente a otras tendencias del republicanismo?

La I República fue proclamada, conviene no olvidar la paradoja, por unas cortes monárquicas, tras la renuncia al trono de Amadeo de Saboya y el fracaso anterior de la monarquía borbónica tanto en su vertiente absolutista con Fernando VII como en la liberal parlamentaria de su hija Isabel II. Adviene por tanto como una necesidad y sin una base social mayoritaria. Por otra parte, no se inicia en la cresta de la ola de la esperanza revolucionaria que se había dado cinco años antes con la Gloriosa de 1868, sino en la bajamar de ese oleaje. Incrementan las dificultades la guerra carlista en el norte y la de Cuba, por su independencia, y el contexto internacional negativo, con la reciente guerra franco prusiana, la Comuna de París y el temor de los sectores de la propiedad al impulso proletario propiciado por la I Internacional.

A ningún ser vivo ni a ninguna institución o régimen nos es dado elegir ni el momento ni las circunstancias en las que nacemos. Desde luego, el existente no era el más propicio para la consolidación y desarrollo de un nuevo régimen, el de la República. No es extraño, dado lo dicho, que fracasaran tanto la vertiente federalista de Pi i Margall, considerada timorata y desde arriba por otros federalistas y de ahí las sublevaciones cantonales –nuevo problema, y no menor, añadido–, como las más centralistas de Salmerón y, sobre todo, de Castelar con su apelación a una república de “orden, autoridad y gobierno”. En todo caso, la labor del historiador, tal como la entiendo, dista mucho de la de los jueces a la hora de dar “la razón” a unos u otros que equivale a algo así como administrar sentencia. Lo fundamental es analizar y tratar de comprender los porqués lo que da pie a que, como ciudadanos, podamos actuar comprometidamente con el presente y el futuro, no con el pasado.

Dices que el caciquismo expresa más relaciones de poder que prácticas políticas cotidianas. Explícame eso.

En realidad, mi base de partida es que las prácticas políticas cotidianas son expresión de unas relaciones de poder concretas. Obviamente siempre complejas, pero en las que son esenciales, aunque no únicas, las diferencias económicas, sustrato de muchas otras. En este sentido, el caciquismo político no hace sino llevar a la práctica política lo que en la vida cotidiana es práctica y norma. Por ello, aunque en este libro me ocupe únicamente del caciquismo político parlamentario, e incluso, en puridad, de sus “primates” –en la acepción costista de los primeros, de la punta del iceberg–, el caciquismo no se da solo en la vida política. En tanto que relaciones de poder entre desiguales se ejerce, con mayor o menor profusión e intensidad, en todos los ámbitos, actividades y profesiones. Forma parte, y no accesoria sino vertebral, de nuestras realidades cotidianas.

Hoy el auge de la extrema derecha es un tema que preocupa. Maura posiblemente no, pero los mauristas de derechas ¿no crearon algo así como el protofascismo español?

Sin duda. Una de las corrientes del “maurismo” clamaba en la coyuntura de los años veinte por un Mussolini en España; saludó con júbilo la dictadura de Primo de Rivera y algunos de sus miembros, como Antonio Goicoechea y José Calvo Sotelo –ministro de Hacienda durante la dictadura–, crearon durante la II República el partido Renovación Española, uno de los principales impulsores de la sublevación militar de julio del 36.

El principio esencial de la democracia queda subvertido cuando a la hora de traducirse en escaños, hay votos que “valen” más del doble para el Congreso y más de 70 veces para el Senado

Aunque del tronco del maurismo salieron diversas ramas ideológicas, la pretensión de Maura de “una revolución desde arriba” y el predominio entre sus seguidores de jóvenes de la aristocracia y de las clases medias acomodadas, con vocación elitista, traían aparejadas, en la coyuntura de los años veinte y treinta, semillas protofascistas.

Antonio Maura ejemplifica dos aspectos no baladís referidos al caciquismo parlamentario. Por una, pasar de encabezar, con su cuñado Germán Gamazo, el sector de un partido –el liberal– a presidir gobiernos y acaudillar tendencia en el otro partido del turno –el conservador–. Por otra, es el diputado que más veces –¡diecinueve elecciones y 42 años seguidos!– lo fue por una misma circunscripción, la de Palma de Mallorca. Un prototipo por tanto de lo que denomino “cangrejos ermitaños” –los que consiguen un escaño y siguen y siguen– y de los que, como en el libro puede verse, hay un largo número tanto en el pasado como en el presente.

¿Qué piensas del concepto de bloque de poder de Tuñón y del empeño de los liberales (Varela Ortega, etc) de impugnar ese concepto fundamental?

Coincido en que es un concepto fundamental y que es preciso intentar desentrañarlo siempre, en “cada lugar” y en cada tiempo, si queremos comprender realidades hondas del poder y más allá de los meros individuos. Profundizar analíticamente en la sustantividad del “bloque de poder”, o “bloque hegemónico”, entendido como entramados económicos y sociales, menos visibles que los políticos pero tan reales al menos, que “dirigen” las pautas esenciales de una sociedad, es tarea ineludible para comprender la realidad concreta en la que cada uno vive y, según la opción de cada cual, organizarse para reafirmarla o para tratar de cambiarla. No es extraño, dado lo dicho, que a cierto liberalismo le resulten incómodas –por decirlo suavemente– esa forma y esa finalidad de análisis.

Los sistemas electorales nunca han sido neutrales en España ¿Qué dirías del actual?

Ni en España, ni en ningún otro país. Las leyes nunca son neutras, ni son las que son porque no puedan ser otras. Responden prioritariamente a los planteamientos e intereses de los sectores que en cada momento son hegemónicos y dominantes. También, claro está, las electorales, en tanto en cuanto son la piedra base sobre la que se erige cada sistema político parlamentario.

En el libro analizo la decena de leyes electorales que desde 1834 han existido en España y sin las cuales no puede comprenderse el funcionamiento político, y por tanto la praxis concreta caciquil, en cada momento histórico. No se trata solo, que también obviamente, del quiénes pueden votar y ser elegidos sino, entre otras cuestiones, pero de forma muy fundamental, los marcos territoriales de la elección –pequeños distritos uninominales o circunscripciones provinciales– y, en estas últimas, si se trata de un sistema mayoritario de asignación de escaños o proporcional. Pretender entender en profundidad las prácticas caciquiles, los cómos y los quiénes en un sistema político parlamentario, sin partir de las leyes electorales que en cada momento los rigen, equivale a esperar que un olmo fructifique en peras o manzanas.

En cuanto al sistema electoral vigente, lo primero que hay que tener en cuenta es que es el mismo, en lo sustantivo, que se estableció, a partir de la ley de reforma política de 1976, para las elecciones de 1977. Es, por tanto, anterior a la actual Constitución y, desde la consideración anterior de que las leyes no son neutras, es claro que respondía prioritariamente a los planteamientos e intereses de sectores del tardofranquismo hegemónicos en ese momento. Otra cosa es que tras los resultados de las elecciones de 1977 y 1979, con el triunfo de la UCD, quedase patente que no solo el partido que obtenía más escaños salía favorecido, sino también, aunque en menor grado, el segundo –el PSOE–, resultando perjudicados claramente el resto de los partidos de ámbito nacional, lo que conllevaba facilitar parlamentariamente el bipartidismo. El triunfo electoral por mayoría absoluta del PSOE en el 82 –siendo ahora, como primera fuerza, el más favorecido– fue seguido de su aprobación de la Ley electoral de 1985 (LOREG), mero calco de la del 77.

En el libro se analiza con cierto detalle tanto la legislación electoral para el Congreso como para –distinta– el Senado y cómo han condicionado y condicionan no solo la composición política de ambas cámaras sino también, con las listas cerradas y bloqueadas para el Congreso, el tipo de personal político, las relaciones internas en cada partido, las relaciones ciudadanía-personal político, y a la inversa, etc. Si Arquímedes decía, dadme un punto de apoyo y moveré el mundo, la ley electoral es, a todo sistema político, ese punto de apoyo. De ahí las resistencias, desde los beneficiados por el sistema, a cambiarla. Entretanto, y entre otras cosas, el principio esencial de la democracia –una persona un voto– queda subvertido desde el momento en que, a la hora de traducirse en escaños, hay votos que “valen” más del doble que otros para el Congreso y más de setenta veces para el Senado. No acaban ahí, por cierto, con esta ley, ni las subversiones a principios teóricos de la democracia, ni los esperpentos.

Juguemos un poco al tenis. Yo te propongo una palabra en relación al caciquismo y tú la defines en una o dos frases máximo:

Abogados.- La profesión más abundante en el Parlamento español, por saber manejarse en los vericuetos de la administración, de las leyes y de las ilegalidades.

Militares.- Presentes en el Parlamento con asiduidad, especialmente en la época isabelina. Todos los más importantes fueron diputados y, de paso, dieron también escaño a muchos otros de sus conmilitones.

Prensa.- No hubo cacique de tronío que no tuviera un periódico. Y los más importantes a escala nacional, como El Imparcial y el ABC, a sus propietarios y familiares en el Parlamento.

Monarquía.- La clave del arco del sistema político y del entramado caciquil.

Iglesia.- Privados de voto durante la mayor parte del período, pero no por ello carentes de influencia. Y mucha.

Por cierto, a falta de la nobleza –que también ha estado muy, muy presente no solo en el Senado sino también en el Congreso– has citado los sectores que conforman los primates del caciquismo político y que quedan sintetizados en la vestimenta del maniquí sin rostro de la portada del libro: toga y puntillas de abogado; pantalón de uniforme y sable militar; cadena de oro y toisón de nobleza y monarquía; periódico en una mano y en la otra pluma de escritor –la mayoría de los escritores más afamados, incluidos los premios Nobel, fueron diputados– y casquete de obispo –solideo– en la cabeza. Podrá decirse que falta “el capital”, pero “el capital” forma parte consustancial de esa mezcolanza.

Y un apunte final, en tu particular partido de tenis, has dispuesto del saque, espero que haya ocasión de que sea yo quien lo efectúe y, por tanto, seas tú quien esté al resto.

Así será Carmelo. 

Carmelo Romero (Pozalmuro, Soria, 1950) ha publicado recientemente Caciques y caciquismo en España (Catarata). Profesor de Historia Contemporánea en la Universidad de Zaragoza, su libro analiza el caciquismo español como característica de la estructura política de la España del siglo XIX y explora...

Este artículo es exclusivo para las personas suscritas a CTXT. Puedes iniciar sesión aquí o suscribirte aquí

Autor >

Pablo Iglesias

Es doctor por la Complutense, universidad por la que se licenció en Derecho y Ciencias Políticas. En 2013 recibió el premio de periodismo La Lupa. Fue secretario general de Podemos y vicepresidente segundo del Gobierno.

Suscríbete a CTXT

Orgullosas
de llegar tarde
a las últimas noticias

Gracias a tu suscripción podemos ejercer un periodismo público y en libertad.
¿Quieres suscribirte a CTXT por solo 6 euros al mes? Pulsa aquí

Artículos relacionados >

Deja un comentario


Los comentarios solo están habilitados para las personas suscritas a CTXT. Puedes suscribirte aquí