Solidaridad perseguida
“Si es delito ayudar a los que atraviesan dificultades, me declaro culpable”
El alcalde italiano Mimmo Lucano devolvió la vida a su pueblo dejando que los migrantes vivieran en las casas vacías. Ahora se enfrenta a trece años de cárcel por “complicidad con la inmigración ilegal”
Donatella di Cesare (Jacobin) 12/11/2021
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Riace, al sur de Italia, es un pueblo pequeño, pero durante el periodo en que Domenico “Mimmo” Lucano fue su alcalde, se hizo famoso en el mundo entero. En las décadas posteriores a la Segunda Guerra Mundial, el número de habitantes de esta población calabresa pasó de 2.500 a tan solo 400, sobre todo porque los vecinos tuvieron que emigrar en busca de trabajo. Sin embargo, bajo el mando de Lucano, Riace se convirtió en un “modelo” de integración.
Hay sentencias que, más allá de ser injustas y, por lo tanto, cuestionables, desafían abiertamente la justicia y nuestro sentido de lo razonable, lo correcto, lo que tiene que ser. El fallo emitido por los jueces de Locri contra Mimmo Lucano no se pronunció “en nombre del pueblo italiano”, que en buena parte está escandalizado y profundamente enfadado. Más bien se trata de una condena bochornosa dictada por un Estado nación represivo y xenófobo que ya lleva tiempo librando una guerra encubierta contra los migrantes bajo la bandera del soberanismo y el cierre de fronteras.
Se han empleado diversos mecanismos en este conflicto: el secuestro de barcos de rescate de ONG, expulsiones indiscriminadas, torturas en los campos libios y dejar que la gente muera en el mar. Pero también ataques a los ciudadanos que se niegan a ser cómplices y ayudan a los que llegan aquí. Ese es el contexto en el que tenemos que leer la condena a trece años de prisión contra Mimmo Lucano: una decisión eminentemente política. No solo porque la pena es el doble de larga de lo que pedía la Fiscalía, no solo porque la pena es igual que la impuesta a Luca Traini, el fascista que disparó contra “negros” (en el ataque de Macerata, que tuvo lugar unas semanas antes de las elecciones generales de 2018) o la impuesta a un miembro de la ´Ndrangheta (la mafia calabresa) con varios crímenes a sus espaldas; sino también porque es un mensaje explícito contra cualquiera que se atreva a seguir su ejemplo en el futuro. El mensaje es que los que acogen a migrantes son delincuentes.
No obstante, la cuestión va todavía más allá de la recepción de migrantes. Para entenderlo, remontémonos brevemente a ese día de verano de hace dos décadas en el que un velero que había zarpado de la costa turca fue avistado en el mar. El cargamento: refugiados kurdos que huían de la opresión. Eso fue en julio de 1998. De repente, el pueblo olvidado de Riace, atascado en las décadas de la posguerra, casi vacío por completo por la emigración, dormido y resignado a los dictados de la mafia más poderosa del mundo, despertó con una nueva vida. El colegio volvió a abrir, las calles de la localidad se repoblaron, se restauraron las casas abandonadas y las tiendas volvieron a vender.
Lucano, que también había emigrado hacía unos años, fundó la asociación Città Futura al regresar a casa. Estaba inspirada en la utopía de Tommaso Campanella, el filósofo que nació en Stilo (a escasos kilómetros de Riace) y murió en París en 1634, tras años de juicios y encarcelamientos. Lucano se dejaba guiar por la idea de superar la propiedad privada. Riace se convirtió en un bien común para propios y extraños. Se adoptaron innumerables iniciativas bajo la bandera de esa política. Les prestaron las casas viejas del pueblo a los solicitantes de asilo y la actividad comercial pasó a estar autogestionada. Todos se beneficiaban de las ventajas. En 2001, Riace fue el primer municipio, junto con Trieste, en introducir el sistema de accoglienza diffusa: acoger a migrantes en las casas de los ciudadanos de la zona. No tardó en traspasar fronteras y el “modelo Riace” llamó la atención en todos lados. En 2010, el director Wim Wenders lo elogió en su cortometraje Il Volo. Lucano ha recibido infinidad de premios por todas partes. En 2016, la revista Fortune le incluyó en la lista de los cincuenta dirigentes políticos más importantes y simbólicos. Riace se convirtió en un punto de referencia para activistas, intelectuales y artistas.
En 2017, a medida que se iba levantando cierto viento soberanista, primero impulsado por el ministro del Interior Marco Minniti, del Partido Democrático, y luego por el dirigente de la Liga Matteo Salvini, empezó a tomar forma un plan retorcido que buscaba desmantelar todo lo que se había desarrollado en Riace. Se recortaron los fondos del municipio y Lucano, que encadenaba tres mandatos como alcalde, fue arrestado y acusado de numerosos cargos. Merece la pena destacar dos que son especialmente graves… y reveladores: el primero, haber facilitado la recolección de basuras de dos cooperativas que empleaban a migrantes, y el segundo, haber ayudado a una mujer nigeriana, cuyo hijo estaba gravemente enfermo, a conseguir el permiso de residencia por matrimonio. Aunque se hable de fraude, los que conocen a Mimmo Lucano saben de su honradez, sus enormes sacrificios, su vida de trabajo y de penurias. Ante la acusación de “complicidad con la inmigración ilegal”, Lucano sentenció: “Si es un delito ayudar a los que atraviesan dificultades, me declaro culpable”.
Desgraciadamente, las consecuencias de la sentencia de Locri podrían ser devastadoras tanto para Riace, donde queda muy poco del modelo que hizo famoso al pueblo en el mundo entero, como para Mimmo Lucano, que con comprensible amargura ha dicho que está “muerto por dentro”. Estos jueces enemigos nos desafían a todos y desafían nuestro sentido de la justicia. Esta sentencia es un insulto a la propia justicia, y va mucho más allá del legalismo de un sistema judicial lamentable. Mimmo Lucano no es ningún malhechor, sino un ciudadano ejemplar que siempre ha actuado en nombre de la justicia. Ahora, depende de nosotros que respondamos a esta condena bochornosa con una movilización de solidaridad con Riace y con Mimmo.
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Donatella Di Cesare enseña filosofía teórica en la Universidad La Sapienza de Roma. Entre sus trabajos se encuentran Extranjeros residentes. Una filosofía de la migración y Virus sovrano? L’asfissia capitalistica.
Este texto se publicó originalmente en inglés en Jacobin y es distribuido por la Internacional Progresista.
Traducción de Ana González Hortelano.
Riace, al sur de Italia, es un pueblo pequeño, pero durante el periodo en que Domenico
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