Día gordo en el Congreso de los Diputados. Después de cuatro meses, Pedro Sánchez ha comparecido ante la Cámara para explicar la cumbre UE-Balcanes, y ha aprovechado para hacer balance de lo que lleva de legislatura. Lo que es un poco como la presentación de PowerPoint en la que te juegas gran parte de la nota final. El presidente del Gobierno lo ha estructurado tal que así: 

Filmina 1- Qué ha hecho su Gobierno para regular los precios de la energía. 

Filmina 2- La importancia de fomentar las energías limpias en España. 

Filmina 3- Las políticas de migración en la UE. 

Filminas 4, 5, 6, 7 y hasta el final- España va bien (a una le entra un escalofrío cuando escucha esta frase y se imagina a Sánchez con un bigote gigante).

El líder del PP está visiblemente cansado –y, se comenta en los pasillos como si fuéramos el Cuore del hemiciclo, bastante más delgado, no sabemos si porque está haciendo dieta prenavideña para luego hartarse de mazapanes en Navidad o porque Ayuso le quita las ganas de comer–. Pese al cansancio, ha salido al ataque: “Ese balance se caracteriza por arrogancia, mentiras e incompetencia”, le ha espetado nada más empezar al presidente del Gobierno. 

Casado ha sacado la retahíla de ofensas habituales (ETA incluida); ha sembrado dudas sobre dónde van a ir los fondos europeos, ha dejado caer que Sánchez se lo gasta todo en cargos a dedo –“23 ministros que no sé para qué valen muchos de ellos”– e incluso ha llegado a tocar el tema Ábalos: “¡Qué mal momento para hablar de la abolición de la prostitución!”, ha exclamado en un tono jocoso que prácticamente nadie ha seguido.

El presidente del PP sabe muy bien que tiene que embestir; ahora mismo las dudas sobre su liderazgo planean cual gaviotas sobre vertedero: la última encuesta publicada en El Confidencial refleja que el PP cae en intención de voto y que en estos momentos populares y Vox no tendrían opción de gobernar. Para una izquierda en la oposición eso sería un día más en la oficina, pero en la derecha no están acostumbrados a que las luchas de poder dentro del partido salgan a la luz y les pasen factura. Pablo Casado, el del trato cordial y la sonrisa interminable, ahora no quiere pararse a hablar con los periodistas. Teodoro García Egea atraviesa los pasillos del Congreso más rápido que Mariano Rajoy en sus famosas caminatas, y otros miembros del PP que habitualmente se paran para contarte que van primeros en las encuestas y que Sánchez tiene los días contados, casualmente hoy tenían mucha plancha y no han podido contestar qué les parece la encuesta o si vieron a Ayuso en El Hormiguero.

Pedro Sánchez sabe que Pablo Casado está en un momento delicado y ha aprovechado para reforzar un concepto en el imaginario colectivo del resto de diputados y diputadas de la cámara: el presidente del PP le da “vergüenza ajena” y no solo a él, sino que en Europa tampoco se le respeta: “Si supiera lo que sus colegas me dicen de usted, en fin”, le ha dejado caer el presidente al líder del PP, y tod@s, o al menos yo, nos hemos quedado con las ganas de saber qué dicen.

A menudo, cuando se te rompe algo (un móvil, un portátil, un camping gas) automáticamente los planetas se alinean para que comiencen a romperse más y más cosas sucesivamente. Algo así está ocurriendo en el Partido Popular: cuando creía que con las guerras internas y las encuestas ya habían tenido suficiente, llegó Arnaldo. 

Enrique Arnaldo es candidato a entrar en el TC. Un candidato propuesto por el PP, pero que tendrán que votar PSOE y UP si quieren renovar el Constitucional y cumplir con el acuerdo. Arnaldo es una persona de malas compañías, entre las que se encuentran algunos nombres ilustres como Eduardo Zaplana, Ignacio González o Jaume Matas. Ultraconservador, en contra del aborto y de la eutanasia y acusado de mala praxis, es perfecto para formar parte del órgano judicial que vela porque se cumpla la Constitución. 

Fuera del hemiciclo, varios diputados y diputadas, como Gabriel Rufián, de ERC, se han mostrado indignados con el nombramiento: “Dar pie a que determinadas personas entren en las instituciones es pan para hoy y hambre para mañana”. Alberto Garzón, ministro de Consumo, nos decía que “la gente de UP somos conscientes de que no es nuestro candidato. Cada uno se tiene que hacer responsable de lo que propone”. Por su parte, fuentes del PSOE ponen el foco también sobre la irresponsabilidad del PP y afirman que Arnaldo “es la única opción posible porque no elegir a nadie no es una alternativa”. 

Lo cierto es que, aunque el nombramiento puede pasar factura a UP y PSOE, un escándalo en uno o dos años sobre un miembro del TC propuesto por el Partido Popular, con tantos casos de corrupción a sus espaldas, sería, en fin, una de esas cosas que te puede hacer perder unas elecciones y adelgazar 10 kilos de golpe. Puede que, después de todo, la dieta definitiva para llegar a la operación bikini la tenga Pablo Casado en sus manos.