ENNIO SOTANAZ / AUTOR DE ‘MEMORIAS DEL CALDERÓN’
“Me fastidia que el fútbol se esté convirtiendo en algo de élite”
Ricardo Uribarri 13/01/2022
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El estadio de tu equipo es mucho más que un lugar al que se acude a ver un partido de fútbol. Con el paso de los años se convierte en el sitio en el que se crean recuerdos inolvidables con familiares directos, donde te has divertido, reído, festejado, sufrido y hasta llorado, en el que se forjan amistades duraderas y donde la euforia puede llevar a dos desconocidos a darse un abrazo como si se conocieran de toda la vida. Cada aficionado tiene en esos recintos sus vivencias particulares, pero muchos comparten un gran número de ellas y se ven reflejados en las de los demás.
Un seguidor atlético llamado Antonio Sáenz, pero conocido en las redes sociales como Ennio Sotanaz, es, además de ingeniero, músico, compositor y cantante de un grupo musical, un gran escritor. Y lo es, entre otras cosas, porque sabe transmitir emociones. Por eso era la persona perfecta para escribir el libro Memorias del Calderón, editado por Escritos Contextatarios y Cultura en Rojo y Blanco, que es un relato vital individual, pero al mismo tiempo colectivo, de lo que muchos vivieron durante décadas en el antiguo campo colchonero, y que se ha convertido en un éxito de ventas desde su publicación. Conversamos con él para conocer cómo se gestó y qué se van a encontrar los que lo lean.
¿Qué supone el Vicente Calderón en su vida?
Es como una especie de sistema de referencia. Me sirve para vertebrar una parte importante de mi vida, un puñado de años muy concretos que me hacen pasar de niño a adulto. Todo eso lo vivo en la grada del Calderón, que actúa como referencia para todas las cosas que me están pasando fuera de allí. Y además es algo que comparto con un montón de gente que ha pasado por lo mismo. Viendo ahora el retorno de los que han leído el libro se produce eso tan recurrente de “¿dónde estabas tú cuándo Vieri metió aquel gol, o cómo estabas cuándo ganamos el doblete…?”. Es ese tipo de cosas.
¿Cómo se le ocurrió la idea de escribir un libro centrado en los recuerdos que tenía del Vicente Calderón?
Suena a tópico, pero es verdad. Fue un poco sin querer. Cuando se confirmó que nos íbamos a La Peineta empezaron a surgir un montón de publicaciones en torno al Calderón. Casi todas desde un prisma histórico, de recopilación de datos, de cosas que habían pasado en el estadio. Me di cuenta de que faltaba la perspectiva de la grada, algo fundamental para todos los que estuvimos allí. Cómo se entraba, cómo se salía, cómo eran los palcos, cómo eran los videomarcadores, cómo cambiaron los asientos, qué tipo de personas tenías al lado, cómo sonaba… Me daba pena que eso se perdiese y pensé en empezar a escribir unas pequeñas historias para acordarme. Luego me di cuenta de que eso podía tener forma de libro, aunque me costó, porque no veía la manera de hilar todo para que le pudiese interesar a alguien más. Y se me ocurrió hacer un paralelismo entre la historia del Calderón, la historia del Atleti y mi vida para poner todo eso de forma coherente y que fuese fácil de leer.
Me di cuenta de que faltaba la perspectiva de la grada, algo fundamental para todos los que estuvimos allí
El proceso desde que pensó en escribirlo hasta su publicación fue largo y difícil.
Que se haya publicado el libro es un milagro. Es muy difícil publicar un libro en España. Antes lo intuía y ahora lo sé. Las editoriales no suelen apostar por cosas que no vayan sobre seguro. Cuando finalmente aquello tomó forma de libro y pensé que sí podría ser interesante publicarlo, hice un par de intentos en editoriales y el resultado fue muy decepcionante. No porque me dijesen que el libro fuera malo, sino porque ni siquiera me contestaron. Tardé bastante en escribirlo, sobre todo en depurarlo, y luego costó mucho poder publicarlo. La opción que era la más evidente, que era mandársela al director de la página digital donde publico mis crónicas del Atleti, Revista Contexto, no se me ocurrió hasta el final. Y a partir de ahí fue como magia y resultó más sencillo de lo que me había imaginado.
¿Qué es lo que quería transmitir con el libro?
Pues no lo sé muy bien. Es algo de lo que no me di cuenta hasta que estuvo publicado. No te voy a engañar. A mí me hacía mucha ilusión tener un libro con mi nombre. No iba más allá. En una entrevista que me hizo Natalia Freire, las preguntas estaban muy ligadas con el texto y tenían que ver con cosas muy personales, lo que me hizo pensar que en el libro me había expuesto de una manera que no era consciente. Eso me dio un poco de miedo, no por la parte exhibicionista, sino por decir, ¿habré sido capaz de quitar el ego de ponerte a ti en primer plano y no utilizar eso como una forma de contar las emociones que tú sentías en el Calderón y cómo eso puede ser algo en lo que más gente se vea reconocida? Eso es lo que más me preocupaba y lo sigue haciendo. Que la gente lo vea como un ejercicio de petulancia por mi parte, y no como un ejercicio de intentar hurgar en las emociones de personas que han vivido algo parecido o incluso que, sin haber estado en el Calderón, pero siendo aficionados al fútbol o a otra cosa con esa intensidad, puedan reconocerse en eso.
Los que ya lo han leído afirman que se sienten muy identificados con lo que cuenta. ¿Qué sentimiento le deja eso?
Me deja tranquilo. La respuesta está siendo muchísimo mejor de lo que yo esperaba. Sobre todo, porque va en esa línea de reconocerse, de sentirse como vidas paralelas, incluso en gente que no tiene nada que ver conmigo. Y eso me resulta muy interesante y me siento muy orgulloso de haber conseguido algo que no había forzado. Me resultan incluso más satisfactorios los comentarios de personas que no son aficionadas al fútbol o al Atlético, porque lo ven con más distancia y frialdad y aún así les llega también. El padre de un amigo mío me dijo que, si todo el mundo sintiese el fútbol como yo, o como está escrito en el libro, el fútbol sería una cosa mucho más bonita. Que te digan algo así es muy gratificante.
No conozco otro sitio en el que puedas ver a adultos cantando desafinado sin que le importe, o a gente que se abrace sin conocerse
¿Es solo para aficionados al fútbol y en concreto del Atlético, o también puede interesar a personas que no tengan ese perfil?
A mí me gustaría pensar que también les puede interesar a los que no sean aficionados. Desde el principio, el Atleti era una herramienta para contar otro tipo de cosas, por ejemplo, ese paso de la infancia a la madurez, de las dudas que surgen, de cómo ves las cosas cuando la vida te pone ante situaciones en las que tienes que elegir. Me gusta el punto de encuentro entre el fútbol, la emoción por algo y la vida. El fútbol sirve muy bien como metáfora para explicar todo eso y no está muy explotado. A mí me parece una herramienta potentísima, porque no conozco otro sitio en el que puedas ver a adultos cantando desafinado sin que le importe, o a gente que se abrace sin conocerse y en un campo eso se da.
La idea que deja Memorias del Calderón es que un estadio es mucho más que un sitio al que se va a ver un partido. ¿Por qué cree que es así?
Es de los pocos sitios en los que se puede juntar gente de muy diferente perfil con el mismo objetivo. Siempre ha habido entradas caras y baratas, pero en las gradas puedes encontrarte al jefe y al empleado, uno al lado del otro, hablando de las mismas cosas y sin que haya esa barrera entre ellos. O gente de derechas y de izquierdas abrazados porque ha metido gol tu equipo. Eso es muy difícil de conseguir en otros sitios de la vida. Quizá la música lo puede lograr, pero el fútbol es más transversal, llega a gente más diversa. Y me fastidia que se esté perdiendo porque se está convirtiendo en algo de élite también, es cada vez más caro, y eso reduce el margen de disfrute, que no es lo que yo viví en la grada del Calderón.
Durante muchos años pensé que me iba a morir sin ver al Atleti ganar una Liga
¿Cuál es su memoria favorita de las que vivió en el Calderón?
Deportivamente, lo más emocionante fue la Liga del año 96. Yo, durante muchos años pensé que me iba a morir sin ver al Atleti ganar una Liga. No lo había visto nunca y esa situación no parecía factible. El fútbol empezaba a separarse entre los equipos ricos y pobres y las diferencias eran ya abismales. Vivir eso en primera persona me pareció un cuento de hadas. Esa tarde del partido ante el Albacete fue un recuerdo muy emocionante. Y desde otro punto de vista, hay una historia relacionada con un señor de Burgos, que tenía la edad de mi abuelo, que era mi compañero de grada, con el que tuve una amistad fantástica y de la que no fui consciente hasta que la perdí, como un montón de cosas que pasan en la vida. Eso solo pudo pasar en el Calderón y en ese momento.
El libro va por su segunda edición. ¿Se esperaba este éxito?
Es algo que no se esperaba nadie. El libro parte como algo muy artesanal y de perfil bajo. Me daba mucho miedo que gente que había confiado en mí perdiese dinero. Los que estaban involucrados estaban convencidos de que podía funcionar. Pero no nos podíamos imaginar que el día de la presentación estuviese ya casi vendida la primera edición. Fue una sorpresa para todos. No creí que tuviese esa ascendencia entre la gente que me sigue en twitter. Y sigo alucinado, porque va muy bien a nivel de ventas y cada día recibo comentarios súper cariñosos.
¿Cree que lo que se vivió en el Calderón es exportable a otro campo o es irrepetible?
Quiero creer que sí es exportable, sería muy arrogante decir que lo nuestro es mejor que lo de los demás porque tampoco lo sabemos. Yo no sé lo que es ser aficionado del Valencia, del Betis, del Sevilla o la Real Sociedad, pero no me cuesta imaginar que sea algo similar, no igual porque cada equipo y cada afición tiene su particularidad y ojalá siga siendo así. Sí me gusta decir que ser del Atleti es distinto, que su particularidad es única por muchas circunstancias, por estar en Madrid, por estar al lado de quien estás, por la historia, y todo eso va marcando tu personalidad. Que eso sea mejor que lo que viven en otros sitios, no, no creo que sea así. De hecho, creo que el libro puede ser interesante para otros aficionados que se sentirán reconocidos en muchas cosas. En el fondo somos todos muy parecidos y podemos llegar a confluir en un lugar común.
¿Cómo se siente alguien que ha escrito un libro del Calderón cuando pasa por donde estaba y ve que ya no existe?
Paso con cierta regularidad y cuando estaba en demolición hacía como el avestruz, escondía la cabeza y no quería verlo. Ahora que ya no queda nada, la sensación es que me parece mentira que eso que todavía pertenece en mi cabeza estuviese allí. No me puedo creer que los recuerdos que guardo hayan ocurrido en ese lugar, me parece fruto de la imaginación o de la leyenda y me da miedo que eso se vaya haciendo más fuerte con el tiempo. Por eso me alegro de haberlo escrito, porque eso ya está ahí y no se va a mover por mucho que mi imaginación lo lleve a terrenos que no son verdad. También es cierto que eso responde únicamente a mis recuerdos, no pretende ser una enciclopedia de nada. Pero lo que está escrito es el recuerdo que viví y está hecho con una distancia suficientemente corta como para que se acerque mucho a la verdad.
El estadio de tu equipo es mucho más que un lugar al que se acude a ver un partido de fútbol. Con el paso de los años se convierte en el sitio en el que se crean recuerdos inolvidables con familiares directos, donde te has divertido, reído, festejado, sufrido y hasta llorado, en el que se forjan...
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Ricardo Uribarri
Periodista. Empezó a cubrir la información del Atleti hace más de 20 años y ha pasado por medios como Claro, Radio 16, Época, Vía Digital, Marca y Bez. Actualmente colabora con XL Semanal y se quita el mono de micrófono en Onda Madrid.
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