CONFLICTO BÉLICO
Ucrania: juicios y soluciones
Hay razones para ser cauteloso con el envío de armamento y, al menos, pensar bien qué tipo de armas se envían, a quién, y qué control se tiene de ellas
Francisco Villamil 17/03/2022
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La invasión rusa de Ucrania ha provocado un debate, sobre todo entre la izquierda, sobre quién es el responsable de la guerra y qué postura habría que adoptar ante ella. Unos dicen que la invasión es totalmente condenable y por eso Ucrania merece todo el apoyo que le podamos dar, incluyendo el envío de armamento. Otros están en contra del envío de armas, argumentando que esto puede provocar una escalada del conflicto y que hay que priorizar una salida diplomática. Y, entre medias, hay acusaciones cruzadas de militarismo innecesario, por un lado, y de connivencia con Putin, por otro.
Creo que parte del problema es que se están mezclando juicios de valor sobre la agresión rusa con un debate objetivo sobre qué soluciones hay que encontrar y cómo apoyar a Ucrania. Parece que estar en contra de ciertas medidas (el envío de armas, sobre todo) equivale a ponerse del lado ruso o, según algunos, a demostrar un odio irracional hacia la OTAN y la política exterior estadounidense. En algunos casos seguro que esto es verdad, pero no tiene por qué ser así siempre. Y desde luego, el juicio moral no debería impedir un debate sobre qué consecuencias puede tener el envío masivo de armamento, tanto para Ucrania (y los ucranios, sobre todo) como para la Unión Europea.
Tampoco es que sea un debate único de España. Esta semana se publicó en The New Yorker una entrevista a John Mearsheimer, uno de los teóricos más famosos en relaciones internacionales, que está levantando ampollas. En ella, Mearsheimer culpa a EE.UU. del conflicto de Ucrania por no haber sido capaz de aceptar las necesidades de seguridad internacional de Rusia. Al discurso de Mearsheimer, muy propio de la tradición realista en relaciones internacionales, se le puede criticar por varias esquinas: una buena respuesta la publicó el mismo día Stathis Kalyvas. Pero, en cualquier caso, parte de la razón del enfado es que mucha gente mezcla sin darse cuenta dos debates distintos, uno sobre la condena moral de Putin, y otro sobre las posibles soluciones. Pienso que el primero debería estar cerrado, pero tengo mis dudas de si podemos estar tan seguros sobre las soluciones.
El uso de sanciones económicas contra Rusia debería estar fuera de toda duda. De hecho, puede que sean una de las medidas más efectivas, sobre todo porque podrían contribuir a debilitar el apoyo a Putin entre su círculo más cercano, que no parece estar en su mejor momento. Pero respecto al envío de armas, y especialmente qué tipo de armas, diría que la solución no está tan clara.
La amenaza de Putin de usar armas nucleares ha contribuido a encender ese debate. Quienes están a favor de un envío incondicional de armas dicen que una guerra nuclear no es un escenario realista, y que es mucho más importante ayudar al pueblo ucranio a parar los pies a Putin y defenderse de una invasión injusta y cruel contra un régimen democrático. Quienes están en contra avisan que armar a Ucrania puede intensificar el conflicto y aumentar el peligro de una guerra nuclear. Personalmente, no creo que una guerra nuclear sea probable, en parte por las mismas razones por las que no la hubo durante la Guerra Fría. Pero incluso si se asume que Putin ha dejado de actuar racionalmente, no me sorprendería que gente a su alrededor se rebelase contra él antes de que llegue a ese punto. Sin embargo, y aun dejando de lado el riesgo de ataques nucleares, hay razones para ser un poco cauteloso con el envío de armamento y, al menos, pensar bien qué tipo de armas se envían, a quién, y qué control se tiene de ellas. Llenar Ucrania de armas, aunque desde luego ayudaría a repeler la invasión, puede tener consecuencias bastantes graves a medio plazo.
Hay bastante investigación que relaciona el número de armas ligeras disponibles en un país con un aumento considerable del riesgo de otro conflicto, de violaciones de los derechos humanos o, simplemente, de un aumento del crimen organizado. Una cosa es envíar ayuda económica y militar al ejército ucranio, sobre todo con el envío de armas especialmente diseñadas para parar a Rusia y nivelar el balance de fuerzas (misiles antiaéreos y antitanques, sobre todo), y otra muy distinta enviar armas ligeras y munición sin control motivados por un entusiasmo desmedido con la resistencia ucraniana. Un país con la población armada hasta los dientes no es buena noticia para los soldados rusos, pero no creo que tampoco lo fuese para los propios ucranianos. ¿Qué pasaría una vez acabase la guerra? ¿Se devolverían todas esas armas? Como cualquier país, Ucrania cuenta con grupos extremistas, y como cualquier otro país que haya vivido un conflicto armado, las milicias que se forman durante una guerra no suelen desaparecer de un día para otro. Armar sin control a la población puede provocar que el sufrimiento y la violencia se alarguen mucho más allá del propio conflicto con Rusia, y que se forme una situación de inestabilidad que podría afectar seriamente no sólo a Ucrania sino a toda la región.
Armar sin control a la población puede provocar que el sufrimiento y la violencia se alarguen mucho más allá del propio conflicto con Rusia
Como siempre, hay que evitar ver el problema en blanco o negro. Y sobre todo, hace falta separar los juicios normativos sobre Rusia del debate objetivo sobre las posibles soluciones y sus efectos secundarios, algo que tristemente ocurre demasiado a menudo. Condenar sin tapujos a Putin no tiene por qué implicar apoyar ciegamente cualquier tipo de apoyo militar a la resistencia ucraniana. La forma de hacerlo no está clara. Pero al menos deberíamos de ser capaces de poder discutir cómo frenar a Rusia sin que eso suponga un problema aún mayor de aquí a unos años.
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Francisco Villamil es profesor de Ciencias Políticas en la Universidad Carlos III de Madrid. Investiga sobre violencia política y dinámicas postconflicto.
La invasión rusa de Ucrania ha provocado un debate, sobre todo entre la izquierda, sobre quién es el responsable de la guerra y qué postura habría que adoptar ante ella. Unos dicen que la invasión es totalmente condenable y por eso Ucrania merece todo el apoyo que le podamos dar, incluyendo el envío de armamento....
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