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Guerra privada
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Mayúscula, del latín maiuscŭlus, en su forma femenina.
Según la RAE, alude a “algo mayor de lo que es normal en su especie” y en su forma coloquial refiere a lo “grandísimo, enorme”.
No crean por este comienzo que quien escribe estas líneas sufre de egolatría, sino que en estos tiempos que nos está tocando vivir, lo mayúsculo va camino de convertirse en cotidiano; ya me dirán, si no, cómo definimos acontecimientos que van desde una pandemia hasta una invasión armada, acompañados de sus correspondientes fenómenos atmosféricos en forma de borrasca ‘Filomena’ o explosión volcánica. Por mencionar algo.
Mayúsculas son también las sensaciones que servidora experimenta como mujer afrodescendiente, afrofeminista y progresista ante otros episodios de quizá menor daño material, pero igualmente preocupantes, como el racismo, la violencia de género, la desigualdad económica o la presencia en las instituciones democráticas de quienes realmente quieren hacerlas saltar por los aires. Entiéndase mencionados de forma enunciativa y no limitativa, desgraciadamente.
Así las cosas, creo que resulta difícil expresar la opinión de forma tibia o equidistante, haciéndose necesario el posicionamiento y la pluralidad de voces que se enfrenten al pensamiento único, desde el convencimiento derivado del estudio y con la pasión limítrofe con la vehemencia, que tampoco hace falta que esto se convierta en El Resplandor, vaya.
En una sociedad tan polarizada y crispada como la actual, los que más ruido hacen se sienten propietarios de la razón y a sabiendas de que lo que no se dice, no existe, suben el volumen provocando que otros bajen el suyo por incomodidad o acaben prefiriendo el silencio por puro cansancio; es por ello que quienes no creemos que los gritos deban contestarse a voces, también entendemos que en modo alguno pueden silenciar.
Así que, aunque en la era digital el uso de las letras mayúsculas se asocie a elevar el tono, desde esta columna intentaré darle un nuevo sentido a lo mayúsculo, desde el respeto y la elegancia. Pero en mayúsculas, siempre.
Mayúscula, del latín maiuscŭlus, en su forma femenina.
Según la RAE, alude a “algo mayor de lo que es normal en su especie” y en su forma coloquial refiere a lo “grandísimo, enorme”.
No crean por este comienzo que quien escribe estas líneas sufre de egolatría, sino que en estos tiempos...
Autora >
Ana Bibang
Es madrileña, afrodescendiente y afrofeminista. Asesora en materia de Inmigración, Extranjería y Movilidad Internacional y miembro de la organización Espacio Afro. Escribe sobre lo que pasa en el mundo desde su visión hipermétrope.
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