1. Número 1 · Enero 2015

  2. Número 2 · Enero 2015

  3. Número 3 · Enero 2015

  4. Número 4 · Febrero 2015

  5. Número 5 · Febrero 2015

  6. Número 6 · Febrero 2015

  7. Número 7 · Febrero 2015

  8. Número 8 · Marzo 2015

  9. Número 9 · Marzo 2015

  10. Número 10 · Marzo 2015

  11. Número 11 · Marzo 2015

  12. Número 12 · Abril 2015

  13. Número 13 · Abril 2015

  14. Número 14 · Abril 2015

  15. Número 15 · Abril 2015

  16. Número 16 · Mayo 2015

  17. Número 17 · Mayo 2015

  18. Número 18 · Mayo 2015

  19. Número 19 · Mayo 2015

  20. Número 20 · Junio 2015

  21. Número 21 · Junio 2015

  22. Número 22 · Junio 2015

  23. Número 23 · Junio 2015

  24. Número 24 · Julio 2015

  25. Número 25 · Julio 2015

  26. Número 26 · Julio 2015

  27. Número 27 · Julio 2015

  28. Número 28 · Septiembre 2015

  29. Número 29 · Septiembre 2015

  30. Número 30 · Septiembre 2015

  31. Número 31 · Septiembre 2015

  32. Número 32 · Septiembre 2015

  33. Número 33 · Octubre 2015

  34. Número 34 · Octubre 2015

  35. Número 35 · Octubre 2015

  36. Número 36 · Octubre 2015

  37. Número 37 · Noviembre 2015

  38. Número 38 · Noviembre 2015

  39. Número 39 · Noviembre 2015

  40. Número 40 · Noviembre 2015

  41. Número 41 · Diciembre 2015

  42. Número 42 · Diciembre 2015

  43. Número 43 · Diciembre 2015

  44. Número 44 · Diciembre 2015

  45. Número 45 · Diciembre 2015

  46. Número 46 · Enero 2016

  47. Número 47 · Enero 2016

  48. Número 48 · Enero 2016

  49. Número 49 · Enero 2016

  50. Número 50 · Febrero 2016

  51. Número 51 · Febrero 2016

  52. Número 52 · Febrero 2016

  53. Número 53 · Febrero 2016

  54. Número 54 · Marzo 2016

  55. Número 55 · Marzo 2016

  56. Número 56 · Marzo 2016

  57. Número 57 · Marzo 2016

  58. Número 58 · Marzo 2016

  59. Número 59 · Abril 2016

  60. Número 60 · Abril 2016

  61. Número 61 · Abril 2016

  62. Número 62 · Abril 2016

  63. Número 63 · Mayo 2016

  64. Número 64 · Mayo 2016

  65. Número 65 · Mayo 2016

  66. Número 66 · Mayo 2016

  67. Número 67 · Junio 2016

  68. Número 68 · Junio 2016

  69. Número 69 · Junio 2016

  70. Número 70 · Junio 2016

  71. Número 71 · Junio 2016

  72. Número 72 · Julio 2016

  73. Número 73 · Julio 2016

  74. Número 74 · Julio 2016

  75. Número 75 · Julio 2016

  76. Número 76 · Agosto 2016

  77. Número 77 · Agosto 2016

  78. Número 78 · Agosto 2016

  79. Número 79 · Agosto 2016

  80. Número 80 · Agosto 2016

  81. Número 81 · Septiembre 2016

  82. Número 82 · Septiembre 2016

  83. Número 83 · Septiembre 2016

  84. Número 84 · Septiembre 2016

  85. Número 85 · Octubre 2016

  86. Número 86 · Octubre 2016

  87. Número 87 · Octubre 2016

  88. Número 88 · Octubre 2016

  89. Número 89 · Noviembre 2016

  90. Número 90 · Noviembre 2016

  91. Número 91 · Noviembre 2016

  92. Número 92 · Noviembre 2016

  93. Número 93 · Noviembre 2016

  94. Número 94 · Diciembre 2016

  95. Número 95 · Diciembre 2016

  96. Número 96 · Diciembre 2016

  97. Número 97 · Diciembre 2016

  98. Número 98 · Enero 2017

  99. Número 99 · Enero 2017

  100. Número 100 · Enero 2017

  101. Número 101 · Enero 2017

  102. Número 102 · Febrero 2017

  103. Número 103 · Febrero 2017

  104. Número 104 · Febrero 2017

  105. Número 105 · Febrero 2017

  106. Número 106 · Marzo 2017

  107. Número 107 · Marzo 2017

  108. Número 108 · Marzo 2017

  109. Número 109 · Marzo 2017

  110. Número 110 · Marzo 2017

  111. Número 111 · Abril 2017

  112. Número 112 · Abril 2017

  113. Número 113 · Abril 2017

  114. Número 114 · Abril 2017

  115. Número 115 · Mayo 2017

  116. Número 116 · Mayo 2017

  117. Número 117 · Mayo 2017

  118. Número 118 · Mayo 2017

  119. Número 119 · Mayo 2017

  120. Número 120 · Junio 2017

  121. Número 121 · Junio 2017

  122. Número 122 · Junio 2017

  123. Número 123 · Junio 2017

  124. Número 124 · Julio 2017

  125. Número 125 · Julio 2017

  126. Número 126 · Julio 2017

  127. Número 127 · Julio 2017

  128. Número 128 · Agosto 2017

  129. Número 129 · Agosto 2017

  130. Número 130 · Agosto 2017

  131. Número 131 · Agosto 2017

  132. Número 132 · Agosto 2017

  133. Número 133 · Septiembre 2017

  134. Número 134 · Septiembre 2017

  135. Número 135 · Septiembre 2017

  136. Número 136 · Septiembre 2017

  137. Número 137 · Octubre 2017

  138. Número 138 · Octubre 2017

  139. Número 139 · Octubre 2017

  140. Número 140 · Octubre 2017

  141. Número 141 · Noviembre 2017

  142. Número 142 · Noviembre 2017

  143. Número 143 · Noviembre 2017

  144. Número 144 · Noviembre 2017

  145. Número 145 · Noviembre 2017

  146. Número 146 · Diciembre 2017

  147. Número 147 · Diciembre 2017

  148. Número 148 · Diciembre 2017

  149. Número 149 · Diciembre 2017

  150. Número 150 · Enero 2018

  151. Número 151 · Enero 2018

  152. Número 152 · Enero 2018

  153. Número 153 · Enero 2018

  154. Número 154 · Enero 2018

  155. Número 155 · Febrero 2018

  156. Número 156 · Febrero 2018

  157. Número 157 · Febrero 2018

  158. Número 158 · Febrero 2018

  159. Número 159 · Marzo 2018

  160. Número 160 · Marzo 2018

  161. Número 161 · Marzo 2018

  162. Número 162 · Marzo 2018

  163. Número 163 · Abril 2018

  164. Número 164 · Abril 2018

  165. Número 165 · Abril 2018

  166. Número 166 · Abril 2018

  167. Número 167 · Mayo 2018

  168. Número 168 · Mayo 2018

  169. Número 169 · Mayo 2018

  170. Número 170 · Mayo 2018

  171. Número 171 · Mayo 2018

  172. Número 172 · Junio 2018

  173. Número 173 · Junio 2018

  174. Número 174 · Junio 2018

  175. Número 175 · Junio 2018

  176. Número 176 · Julio 2018

  177. Número 177 · Julio 2018

  178. Número 178 · Julio 2018

  179. Número 179 · Julio 2018

  180. Número 180 · Agosto 2018

  181. Número 181 · Agosto 2018

  182. Número 182 · Agosto 2018

  183. Número 183 · Agosto 2018

  184. Número 184 · Agosto 2018

  185. Número 185 · Septiembre 2018

  186. Número 186 · Septiembre 2018

  187. Número 187 · Septiembre 2018

  188. Número 188 · Septiembre 2018

  189. Número 189 · Octubre 2018

  190. Número 190 · Octubre 2018

  191. Número 191 · Octubre 2018

  192. Número 192 · Octubre 2018

  193. Número 193 · Octubre 2018

  194. Número 194 · Noviembre 2018

  195. Número 195 · Noviembre 2018

  196. Número 196 · Noviembre 2018

  197. Número 197 · Noviembre 2018

  198. Número 198 · Diciembre 2018

  199. Número 199 · Diciembre 2018

  200. Número 200 · Diciembre 2018

  201. Número 201 · Diciembre 2018

  202. Número 202 · Enero 2019

  203. Número 203 · Enero 2019

  204. Número 204 · Enero 2019

  205. Número 205 · Enero 2019

  206. Número 206 · Enero 2019

  207. Número 207 · Febrero 2019

  208. Número 208 · Febrero 2019

  209. Número 209 · Febrero 2019

  210. Número 210 · Febrero 2019

  211. Número 211 · Marzo 2019

  212. Número 212 · Marzo 2019

  213. Número 213 · Marzo 2019

  214. Número 214 · Marzo 2019

  215. Número 215 · Abril 2019

  216. Número 216 · Abril 2019

  217. Número 217 · Abril 2019

  218. Número 218 · Abril 2019

  219. Número 219 · Mayo 2019

  220. Número 220 · Mayo 2019

  221. Número 221 · Mayo 2019

  222. Número 222 · Mayo 2019

  223. Número 223 · Mayo 2019

  224. Número 224 · Junio 2019

  225. Número 225 · Junio 2019

  226. Número 226 · Junio 2019

  227. Número 227 · Junio 2019

  228. Número 228 · Julio 2019

  229. Número 229 · Julio 2019

  230. Número 230 · Julio 2019

  231. Número 231 · Julio 2019

  232. Número 232 · Julio 2019

  233. Número 233 · Agosto 2019

  234. Número 234 · Agosto 2019

  235. Número 235 · Agosto 2019

  236. Número 236 · Agosto 2019

  237. Número 237 · Septiembre 2019

  238. Número 238 · Septiembre 2019

  239. Número 239 · Septiembre 2019

  240. Número 240 · Septiembre 2019

  241. Número 241 · Octubre 2019

  242. Número 242 · Octubre 2019

  243. Número 243 · Octubre 2019

  244. Número 244 · Octubre 2019

  245. Número 245 · Octubre 2019

  246. Número 246 · Noviembre 2019

  247. Número 247 · Noviembre 2019

  248. Número 248 · Noviembre 2019

  249. Número 249 · Noviembre 2019

  250. Número 250 · Diciembre 2019

  251. Número 251 · Diciembre 2019

  252. Número 252 · Diciembre 2019

  253. Número 253 · Diciembre 2019

  254. Número 254 · Enero 2020

  255. Número 255 · Enero 2020

  256. Número 256 · Enero 2020

  257. Número 257 · Febrero 2020

  258. Número 258 · Marzo 2020

  259. Número 259 · Abril 2020

  260. Número 260 · Mayo 2020

  261. Número 261 · Junio 2020

  262. Número 262 · Julio 2020

  263. Número 263 · Agosto 2020

  264. Número 264 · Septiembre 2020

  265. Número 265 · Octubre 2020

  266. Número 266 · Noviembre 2020

  267. Número 267 · Diciembre 2020

  268. Número 268 · Enero 2021

  269. Número 269 · Febrero 2021

  270. Número 270 · Marzo 2021

  271. Número 271 · Abril 2021

  272. Número 272 · Mayo 2021

  273. Número 273 · Junio 2021

  274. Número 274 · Julio 2021

  275. Número 275 · Agosto 2021

  276. Número 276 · Septiembre 2021

  277. Número 277 · Octubre 2021

  278. Número 278 · Noviembre 2021

  279. Número 279 · Diciembre 2021

  280. Número 280 · Enero 2022

  281. Número 281 · Febrero 2022

  282. Número 282 · Marzo 2022

  283. Número 283 · Abril 2022

  284. Número 284 · Mayo 2022

  285. Número 285 · Junio 2022

  286. Número 286 · Julio 2022

  287. Número 287 · Agosto 2022

  288. Número 288 · Septiembre 2022

  289. Número 289 · Octubre 2022

  290. Número 290 · Noviembre 2022

  291. Número 291 · Diciembre 2022

  292. Número 292 · Enero 2023

  293. Número 293 · Febrero 2023

  294. Número 294 · Marzo 2023

  295. Número 295 · Abril 2023

  296. Número 296 · Mayo 2023

  297. Número 297 · Junio 2023

  298. Número 298 · Julio 2023

  299. Número 299 · Agosto 2023

  300. Número 300 · Septiembre 2023

  301. Número 301 · Octubre 2023

  302. Número 302 · Noviembre 2023

  303. Número 303 · Diciembre 2023

  304. Número 304 · Enero 2024

  305. Número 305 · Febrero 2024

  306. Número 306 · Marzo 2024

  307. Número 307 · Abril 2024

CTXT necesita 15.000 socias/os para seguir creciendo. Suscríbete a CTXT

CRÍTICA

La última ambulancia de Los Ángeles

Juicios y prejuicios en el cine de Michael Bay a raíz de su última película: ‘Ambulance’

Guillermo Martínez Valdunquillo 19/05/2022

<p>Una escena de la película Ambulance (Michael Bay, 2022).</p>

Una escena de la película Ambulance (Michael Bay, 2022).

En CTXT podemos mantener nuestra radical independencia gracias a que las suscripciones suponen el 70% de los ingresos. No aceptamos “noticias” patrocinadas y apenas tenemos publicidad. Si puedes apoyarnos desde 3 euros mensuales, suscribete aquí

“Las mandíbulas se relajan a medida que se desmorona el convencimiento”. Kodwo Eshun escribió esta frase al principio de Más brillante que el sol, un libro de crítica musical cuyas reflexiones resuenan mucho más allá de ese campo. Allí reclamaba voluntad para la comprensión de una nueva música –una ficción sónica, como él la denominó–, producida por las mutaciones del jazz durante la segunda mitad del siglo XX. Este género asimiló sonidos, tecnologías, texturas y corrientes de formas impredecibles que lo llevaron a fragmentarse y transformarse en multitud de nuevos géneros. Los sonidos se expandieron más allá de los límites del confort de la crítica. Su comprensión, por lo tanto, solo podía darse asumiendo la propia limitación del oyente –siempre más cultural que física– para escucharlos y aceptarlos. Asimilar sonidos nuevos, o imágenes nuevas en el caso del cine, supone recalibrar nuestras propias limitaciones y, en cierto modo, aceptar implícitamente nuestra ceguera. Sumergirse más allá de nuestras propias expectativas es un momento de felicidad y curiosidad desbocadas, ese instante donde descubrimos que los límites se han expandido aún más, donde todo queda aún por explorar. No hay, en la relación con el arte, mejor sensación que la de descubrir que se está estrepitosamente equivocado. La crispación y el rechazo se desvanecen cuando por fin penetramos el espacio abierto ante nosotros.

No hay, en la relación con el arte, mejor sensación que la de descubrir que se está estrepitosamente equivocado

La relación del espectador con el cine es un conflicto entre el prejuicio y el juicio. Michael Bay siempre me ha parecido fuera de lugar, descontrolado, amoral. Su cine propagandístico es inquietante, extremadamente americano –casi tan americano como él, con su melena rubia de surfero californiano. Y esto es lícito, claro, no es cuestión de derribar todas las barreras de la crítica, sino de buscar rodeos para enriquecerla. Por eso pienso en Jean Baudrillard, que pedía a los estadounidenses que nunca dejaran de serlo; que, por encima de cualquier otra cosa, no se ocuparan más que de sí mismos. En definitiva, que actuaran como lo que son. Y entonces, tras ver Ambulance, decido que he sido un tanto injusto con Michael Bay, quizá le pedí cosas que no podía darnos. Tal vez sea mejor claudicar, momentáneamente, ante sus películas de propaganda y su genuina convicción de que el cine no es más que entretenimiento, poco más que un producto de exportación típicamente estadounidense, como la Coca Cola. Tal vez sea más interesante –y menos sufrido, desde luego– valorar su cinética e iconoclastia en vez de su orden y moral.

Ambulance deforma los clásicos relatos apocalípticos de su cine –La Roca, Armageddon o la saga Transformers– en una extraña celebración del héroe. Éste ya no es forjado a través de las adversidades de la narración, sino directamente ensalzado. Tras una pandemia y no pocas guerras en Oriente Medio ya no es necesario crear nuevos mitos. Si estos existen en la realidad, ¿para qué inventarlos? Basta con trasladarlos al cine. Ambulance se construye a partir de una historia esquemática, sencilla, con un veterano de guerra y una sanitaria como protagonistas, sujetos clave de la sociedad estadounidense contemporánea. El primero, interpretado por Yahya Abdul-Mateen II, se ve obligado, a fin de poder pagar el tratamiento para el cáncer de su esposa, a unirse a un grupo de atracadores que va a desvalijar un banco. No deja de resultar irónico que el mismo país que niega una asistencia sanitaria pública a sus ciudadanos, ensalce a aquellos que, como este personaje o Bryan Cranston en Breaking Bad, delinquen para restituir ese derecho. En el fallido golpe, el protagonista se unirá al líder del grupo, Jake Gyllenhaal, en el robo de una ambulancia para poder escapar. A partir de entonces la película se lanza a una persecución de unos 80 minutos por las calles de Los Ángeles entre las fuerzas de seguridad de la ciudad y los prófugos. Este trayecto está dividido en dos espacios, el exterior, urbano, por donde avanza la ambulancia, y el interior de esta, donde la paramédica que se encontraba dentro del vehículo –Eiza González, la verdadera heroína de la película– intenta salvar la vida del paciente que estaba con ella. Así, el héroe masculino tradicional es sustituido, o más bien acompañado, por uno más acorde al presente, una heroína, que, por supuesto no mata, sino que cura, y, al contrario que la mayoría de personajes femeninos del cine de Michael Bay, parece un ser humano. En cierto modo, Ambulance es una renovación temática del género de atracos, más acorde a los nuevos tiempos, pero igual de oportuna y simbólica que sus otras películas. Michael Bay es un propagandista plenamente consciente, hábil como nadie a la hora de manejar los mecanismos de la emoción en algo en apariencia tan aséptico como es el cine de acción.

Ambulance es una renovación temática del género de atracos, más acorde a los nuevos tiempos

También es, a su manera, un emprendedor. Además de la rentabilidad comercial de sus películas –sin duda la más clara muestra de la valía de un cineasta–, Michael Bay comparte con otros realizadores como James Cameron una concepción del cine científica además de artística. Ambos han desarrollado, a través de sus empresas, tecnologías de grabación y postproducción de vanguardia. James Cameron fue, de hecho, uno de los principales responsables de la temporal resurrección de un formato tan incómodo como es el 3D tras el estreno de Avatar en 2009. Ahora, la secuela de esta película promete un nuevo avance sin precedentes en términos técnicos –aunque cabe preguntarse si los cines estarán dispuestos a seguir este ritmo de innovación con la inversión que conlleva. Michael Bay, con menores pretensiones, pero más ingenio, ha llevado a cabo en Ambulance una operación de reciclaje, transformando el propósito de los drones en el cine, un dispositivo frecuentemente usado con poca o nula imaginación en la industria.

Movimiento, montaje, acción

Si hay algo que caracteriza Ambulance en particular y su cine en general es la necesidad de movimiento. Esta película, de un presupuesto mucho más “modesto” que sus anteriores trabajos –40 millones de dólares por los 150 de 6 underground–, es simplemente más ingeniosa porque está económicamente más limitada, pero es capaz de no renunciar a lo cinético. Está construida en un espacio tridimensional, sea cual sea la escena en la que nos encontremos: la cámara encuadra desde todas las direcciones y todos los ángulos posibles, no solo en un plano horizontal a una altura determinada, sino buscando angulaciones, escorzos. Es una cámara que se mueve por toda la esfera que rodea al objeto del plano –ya sea un personaje, un vehículo, un edificio– y sin embargo se las apaña para no sentirse antinatural. Esto lo consigue a través del movimiento y el corte. Ciertos directores planifican sus escenas a través de una combinación de planos descorrelacionados entre sí, sin relación direccional o espacial. Pienso, por ejemplo, en El sacrificio de un ciervo sagrado de Yorgos Lanthimos, en la que un almuerzo familiar se filmaba con largos planos fijos cada uno desde un punto de vista diferente –un personaje, el techo, una esquina de la habitación– generando una sensación extraña de arbitrariedad. En Ambulance, por el contrario, hay demasiado movimiento y los planos son demasiado cortos como para poder llegar a ese punto. No hay tiempo suficiente para poder sentirse expulsado del plano, percibirlo antinatural, porque todo ocurre demasiado rápido. Por el contrario, esta ubicuidad espacial de la cámara construye una urgencia, o una emergencia, que acelera la escena hacia adelante. En cierto modo, Michael Bay no permite pensar sus escenas más que de forma general: sus componentes son muchas veces demasiado minúsculos como para ponderarlos en tiempo real. Es una aproximación un tanto impresionista en la que los detalles adquieren sentido sólo al observarlos desde lejos, relacionándolos todos entre sí.

El hallazgo más interesante de la película se encuentra en algunos de sus planos más largos, grabados con cámaras montadas en drones

Sin embargo, el hallazgo más interesante de la película se encuentra precisamente en algunos de sus planos más largos, comunes en su filmografía, pero aquí grabados con cámaras montadas en drones. Hasta el momento, y exceptuando algunos casos destacados como The hedonists de Jia Zhangke o el videoclip de Saoko de Rosalía –con el que Ambulance comparte muchas cosas ideas respecto al movimiento–, los drones se utilizaban como un sustituto barato de las tomas aéreas en helicóptero para registrar imágenes cenitales. Un potencial desaprovechado que Michael Bay ha sabido explotar mejor que nadie. En Ambulance el dron no se mueve lentamente buscando un plano general desde el aire, intentando simplemente aportar información espacial sobre la escena. El dron es un misil que atraviesa el espacio de rodaje componiendo un nuevo punto de vista, que no pertenece a ningún personaje ni aporta información visual esencial, sino que posee autonomía propia, como si las cámaras montadas en misiles que se usaron en la Guerra del Golfo, cuyo punto de vista Harun Farocki denominó subjetiva fantasma, hubieran sido adaptadas al mundo del entretenimiento. Imágenes suicidas, compuestas únicamente para acelerar la escena, para dotarla de más movimiento. La persecución es más rápida y espectacular de esta forma, porque los planos generales de los drones crean la ilusión de un travelling imposible, registrado a altísima velocidad. Los drones expanden el espacio, haciendo que todo parezca más enorme de lo que es, magnificando cada escena. Así, la película no decelera en ningún momento, tan sólo en sus evocadores planos inicial y final, concesiones –u homenajes– al lugar de rodaje.

Los Ángeles, Afganistán

Una de las aproximaciones más interesantes al universo Michael Bay es la que propone Kevin B. Lee en su documental TR@N$F0RM3R$: The Premake –accesible de forma gratuita en su canal de Vimeo. Creado a través de la interfaz de un sistema operativo –lo que él denomina desktop documentary– este trabajo no trata tanto de analizar las películas de Transformers desde una óptica cinematográfica como de trabajar con imágenes de sus rodajes, en algunos casos de videoaficionados, en otros casos de empresas y medios de comunicación. Una de las conclusiones más interesantes del documental se refiere a la colonización del espacio físico que estos rodajes masivos conllevan: disrupciones del día a día urbano con manzanas completamente tomadas por los equipos de grabación. En ellas, se libra una guerra ficticia –por lo tanto, controlada, hiperrealista– entre buenos y malos, humanos y máquinas. Explosiones, disparos y persecuciones falsas que sin embargo producen un impacto real en el discurrir cotidiano de las ciudades, parcialmente paralizadas durante días para producir estas ilusiones de conflicto. Los rigores de la guerra son, de nuevo, absorbidos por el entretenimiento, que parece pedir prestado todo el poder político y militar en cada rodaje.

Con sus limitaciones pandémicas y su modestia económica, parece que Ambulance se conforma simplemente con habitar un espacio de conflicto en vez de simularlo. El capitán Monroe, encargado de perseguir a los prófugos, se pasa toda la película dando órdenes y organizando estrategias para detener la ambulancia de los criminales. En un momento dado, su colaboradora, la teniente Dzaghig, le pregunta por qué no para de reubicar a las unidades de policía por todos lados. Él responde: “Les pone nerviosos. Para que sientan que les acosamos desde todas partes”, una frase que seguro que Michael Bay suscribe respecto a la catarata de imágenes desfragmentadas que es Ambulance y la tensión que producen en el espectador. Sin embargo, lo más interesante de ella es lo que se desprende de forma implícita respecto a la relación conflictiva que tiene Los Ángeles con sus fuerzas de seguridad. Mike Davis explicaba en Ciudad de cuarzo que los helicópteros de policía vigilaban en los años 90 los barrios conflictivos de la ciudad durante 19 horas al día, superando ampliamente el tiempo de vigilancia de los británicos que operaban sobre Belfast en los años más duros del IRA. Una ciudad completamente militarizada en la que el poder militar y el miedo ejercen su control. Mike Davis la define como una fortaleza cuyo diseño es punitivo a la vez que disuasorio, una descripción alejada de las ideas míticas de Hollywood. En un momento de la película un personaje exclama “¡Esto no es Kabul, es Los Ángeles!”. No se me ocurre pensar en una declaración más honesta respecto a la realidad y ficción de la ciudad.

La ambulancia atraviesa calles y barrios, desde el centro financiero hacia el sur, hacia South Central, alejándose así de las zonas más adineradas de la ciudad. El conflicto en Los Ángeles siempre se ha dado al sur del centro y de Hollywood, en los barrios multiculturales, en las zonas deprimidas que ahora son un campo de batalla en el que Michael Bay prueba sus nuevas armas. Tal vez sea porque la película se rodó durante la pandemia, pero las calles están muy vacías, lo que acrecienta la sensación de dominación del espacio por parte de la policía y el FBI. La ciudad se convierte en un desierto y, en cierta manera, la road movie se convierte en un western, un lugar infinitamente grande e infinitamente simbólico. Tal es el poder del cine, capaz de subyugar la ciudad más mediática del mundo de todas las formas imaginables. Nunca dejará de ser irónico que Hollywood someta a Los Ángeles al mismo castigo que Estados Unidos somete al resto del mundo, que trate tan mal a la ciudad que más representa el mito del sueño americano.

Hay que admitir, sin embargo, que, dentro de esta dinámica, Ambulance es una película bastante honesta en su representación urbana, como lo fueron antes Gone in 60 seconds de H.B. Halicki o Southland tales de Richard Kelly. No son honestas por ser realistas, sino por huir de la nostalgia y la mitificación, por ironizar sobre ella. Estos no son temas que Michael Bay trate de forma consciente en su película, pero su cine maximalista y su discurso popular alejan cualquier posibilidad de intencionalidad al respecto. Ambulance es una película seria que es incapaz de tomarse en serio. Se la ve tan inserta en las dinámicas industriales de Hollywood y a la vez tan ajena a ellas, tan ingeniosa, tan única que no se sabe bien dónde ubicarla. Su cine vive a la vez al margen y en el centro de todo. Puede que su hábil uso de los drones, su montaje frenético, su sentido caótico del espacio no anticipen ningún cambio en el cine de acción, pero, dentro de sus propios parámetros, Ambulance es una película bastante radical. Habrá que relajarse un poco, entonces, y dejarse arrastrar por el caos.

“Las mandíbulas se relajan a medida que se desmorona el convencimiento”. Kodwo Eshun escribió esta frase al principio de Más brillante que el sol, un libro de crítica musical cuyas reflexiones resuenan mucho más allá de ese campo. Allí reclamaba voluntad para la comprensión de una nueva música –una...

Este artículo es exclusivo para las personas suscritas a CTXT. Puedes suscribirte aquí

Autor >

Guillermo Martínez Valdunquillo

Suscríbete a CTXT

Orgullosas
de llegar tarde
a las últimas noticias

Gracias a tu suscripción podemos ejercer un periodismo público y en libertad.
¿Quieres suscribirte a CTXT por solo 6 euros al mes? Pulsa aquí

Artículos relacionados >

Deja un comentario


Los comentarios solo están habilitados para las personas suscritas a CTXT. Puedes suscribirte aquí