1. Número 1 · Enero 2015

  2. Número 2 · Enero 2015

  3. Número 3 · Enero 2015

  4. Número 4 · Febrero 2015

  5. Número 5 · Febrero 2015

  6. Número 6 · Febrero 2015

  7. Número 7 · Febrero 2015

  8. Número 8 · Marzo 2015

  9. Número 9 · Marzo 2015

  10. Número 10 · Marzo 2015

  11. Número 11 · Marzo 2015

  12. Número 12 · Abril 2015

  13. Número 13 · Abril 2015

  14. Número 14 · Abril 2015

  15. Número 15 · Abril 2015

  16. Número 16 · Mayo 2015

  17. Número 17 · Mayo 2015

  18. Número 18 · Mayo 2015

  19. Número 19 · Mayo 2015

  20. Número 20 · Junio 2015

  21. Número 21 · Junio 2015

  22. Número 22 · Junio 2015

  23. Número 23 · Junio 2015

  24. Número 24 · Julio 2015

  25. Número 25 · Julio 2015

  26. Número 26 · Julio 2015

  27. Número 27 · Julio 2015

  28. Número 28 · Septiembre 2015

  29. Número 29 · Septiembre 2015

  30. Número 30 · Septiembre 2015

  31. Número 31 · Septiembre 2015

  32. Número 32 · Septiembre 2015

  33. Número 33 · Octubre 2015

  34. Número 34 · Octubre 2015

  35. Número 35 · Octubre 2015

  36. Número 36 · Octubre 2015

  37. Número 37 · Noviembre 2015

  38. Número 38 · Noviembre 2015

  39. Número 39 · Noviembre 2015

  40. Número 40 · Noviembre 2015

  41. Número 41 · Diciembre 2015

  42. Número 42 · Diciembre 2015

  43. Número 43 · Diciembre 2015

  44. Número 44 · Diciembre 2015

  45. Número 45 · Diciembre 2015

  46. Número 46 · Enero 2016

  47. Número 47 · Enero 2016

  48. Número 48 · Enero 2016

  49. Número 49 · Enero 2016

  50. Número 50 · Febrero 2016

  51. Número 51 · Febrero 2016

  52. Número 52 · Febrero 2016

  53. Número 53 · Febrero 2016

  54. Número 54 · Marzo 2016

  55. Número 55 · Marzo 2016

  56. Número 56 · Marzo 2016

  57. Número 57 · Marzo 2016

  58. Número 58 · Marzo 2016

  59. Número 59 · Abril 2016

  60. Número 60 · Abril 2016

  61. Número 61 · Abril 2016

  62. Número 62 · Abril 2016

  63. Número 63 · Mayo 2016

  64. Número 64 · Mayo 2016

  65. Número 65 · Mayo 2016

  66. Número 66 · Mayo 2016

  67. Número 67 · Junio 2016

  68. Número 68 · Junio 2016

  69. Número 69 · Junio 2016

  70. Número 70 · Junio 2016

  71. Número 71 · Junio 2016

  72. Número 72 · Julio 2016

  73. Número 73 · Julio 2016

  74. Número 74 · Julio 2016

  75. Número 75 · Julio 2016

  76. Número 76 · Agosto 2016

  77. Número 77 · Agosto 2016

  78. Número 78 · Agosto 2016

  79. Número 79 · Agosto 2016

  80. Número 80 · Agosto 2016

  81. Número 81 · Septiembre 2016

  82. Número 82 · Septiembre 2016

  83. Número 83 · Septiembre 2016

  84. Número 84 · Septiembre 2016

  85. Número 85 · Octubre 2016

  86. Número 86 · Octubre 2016

  87. Número 87 · Octubre 2016

  88. Número 88 · Octubre 2016

  89. Número 89 · Noviembre 2016

  90. Número 90 · Noviembre 2016

  91. Número 91 · Noviembre 2016

  92. Número 92 · Noviembre 2016

  93. Número 93 · Noviembre 2016

  94. Número 94 · Diciembre 2016

  95. Número 95 · Diciembre 2016

  96. Número 96 · Diciembre 2016

  97. Número 97 · Diciembre 2016

  98. Número 98 · Enero 2017

  99. Número 99 · Enero 2017

  100. Número 100 · Enero 2017

  101. Número 101 · Enero 2017

  102. Número 102 · Febrero 2017

  103. Número 103 · Febrero 2017

  104. Número 104 · Febrero 2017

  105. Número 105 · Febrero 2017

  106. Número 106 · Marzo 2017

  107. Número 107 · Marzo 2017

  108. Número 108 · Marzo 2017

  109. Número 109 · Marzo 2017

  110. Número 110 · Marzo 2017

  111. Número 111 · Abril 2017

  112. Número 112 · Abril 2017

  113. Número 113 · Abril 2017

  114. Número 114 · Abril 2017

  115. Número 115 · Mayo 2017

  116. Número 116 · Mayo 2017

  117. Número 117 · Mayo 2017

  118. Número 118 · Mayo 2017

  119. Número 119 · Mayo 2017

  120. Número 120 · Junio 2017

  121. Número 121 · Junio 2017

  122. Número 122 · Junio 2017

  123. Número 123 · Junio 2017

  124. Número 124 · Julio 2017

  125. Número 125 · Julio 2017

  126. Número 126 · Julio 2017

  127. Número 127 · Julio 2017

  128. Número 128 · Agosto 2017

  129. Número 129 · Agosto 2017

  130. Número 130 · Agosto 2017

  131. Número 131 · Agosto 2017

  132. Número 132 · Agosto 2017

  133. Número 133 · Septiembre 2017

  134. Número 134 · Septiembre 2017

  135. Número 135 · Septiembre 2017

  136. Número 136 · Septiembre 2017

  137. Número 137 · Octubre 2017

  138. Número 138 · Octubre 2017

  139. Número 139 · Octubre 2017

  140. Número 140 · Octubre 2017

  141. Número 141 · Noviembre 2017

  142. Número 142 · Noviembre 2017

  143. Número 143 · Noviembre 2017

  144. Número 144 · Noviembre 2017

  145. Número 145 · Noviembre 2017

  146. Número 146 · Diciembre 2017

  147. Número 147 · Diciembre 2017

  148. Número 148 · Diciembre 2017

  149. Número 149 · Diciembre 2017

  150. Número 150 · Enero 2018

  151. Número 151 · Enero 2018

  152. Número 152 · Enero 2018

  153. Número 153 · Enero 2018

  154. Número 154 · Enero 2018

  155. Número 155 · Febrero 2018

  156. Número 156 · Febrero 2018

  157. Número 157 · Febrero 2018

  158. Número 158 · Febrero 2018

  159. Número 159 · Marzo 2018

  160. Número 160 · Marzo 2018

  161. Número 161 · Marzo 2018

  162. Número 162 · Marzo 2018

  163. Número 163 · Abril 2018

  164. Número 164 · Abril 2018

  165. Número 165 · Abril 2018

  166. Número 166 · Abril 2018

  167. Número 167 · Mayo 2018

  168. Número 168 · Mayo 2018

  169. Número 169 · Mayo 2018

  170. Número 170 · Mayo 2018

  171. Número 171 · Mayo 2018

  172. Número 172 · Junio 2018

  173. Número 173 · Junio 2018

  174. Número 174 · Junio 2018

  175. Número 175 · Junio 2018

  176. Número 176 · Julio 2018

  177. Número 177 · Julio 2018

  178. Número 178 · Julio 2018

  179. Número 179 · Julio 2018

  180. Número 180 · Agosto 2018

  181. Número 181 · Agosto 2018

  182. Número 182 · Agosto 2018

  183. Número 183 · Agosto 2018

  184. Número 184 · Agosto 2018

  185. Número 185 · Septiembre 2018

  186. Número 186 · Septiembre 2018

  187. Número 187 · Septiembre 2018

  188. Número 188 · Septiembre 2018

  189. Número 189 · Octubre 2018

  190. Número 190 · Octubre 2018

  191. Número 191 · Octubre 2018

  192. Número 192 · Octubre 2018

  193. Número 193 · Octubre 2018

  194. Número 194 · Noviembre 2018

  195. Número 195 · Noviembre 2018

  196. Número 196 · Noviembre 2018

  197. Número 197 · Noviembre 2018

  198. Número 198 · Diciembre 2018

  199. Número 199 · Diciembre 2018

  200. Número 200 · Diciembre 2018

  201. Número 201 · Diciembre 2018

  202. Número 202 · Enero 2019

  203. Número 203 · Enero 2019

  204. Número 204 · Enero 2019

  205. Número 205 · Enero 2019

  206. Número 206 · Enero 2019

  207. Número 207 · Febrero 2019

  208. Número 208 · Febrero 2019

  209. Número 209 · Febrero 2019

  210. Número 210 · Febrero 2019

  211. Número 211 · Marzo 2019

  212. Número 212 · Marzo 2019

  213. Número 213 · Marzo 2019

  214. Número 214 · Marzo 2019

  215. Número 215 · Abril 2019

  216. Número 216 · Abril 2019

  217. Número 217 · Abril 2019

  218. Número 218 · Abril 2019

  219. Número 219 · Mayo 2019

  220. Número 220 · Mayo 2019

  221. Número 221 · Mayo 2019

  222. Número 222 · Mayo 2019

  223. Número 223 · Mayo 2019

  224. Número 224 · Junio 2019

  225. Número 225 · Junio 2019

  226. Número 226 · Junio 2019

  227. Número 227 · Junio 2019

  228. Número 228 · Julio 2019

  229. Número 229 · Julio 2019

  230. Número 230 · Julio 2019

  231. Número 231 · Julio 2019

  232. Número 232 · Julio 2019

  233. Número 233 · Agosto 2019

  234. Número 234 · Agosto 2019

  235. Número 235 · Agosto 2019

  236. Número 236 · Agosto 2019

  237. Número 237 · Septiembre 2019

  238. Número 238 · Septiembre 2019

  239. Número 239 · Septiembre 2019

  240. Número 240 · Septiembre 2019

  241. Número 241 · Octubre 2019

  242. Número 242 · Octubre 2019

  243. Número 243 · Octubre 2019

  244. Número 244 · Octubre 2019

  245. Número 245 · Octubre 2019

  246. Número 246 · Noviembre 2019

  247. Número 247 · Noviembre 2019

  248. Número 248 · Noviembre 2019

  249. Número 249 · Noviembre 2019

  250. Número 250 · Diciembre 2019

  251. Número 251 · Diciembre 2019

  252. Número 252 · Diciembre 2019

  253. Número 253 · Diciembre 2019

  254. Número 254 · Enero 2020

  255. Número 255 · Enero 2020

  256. Número 256 · Enero 2020

  257. Número 257 · Febrero 2020

  258. Número 258 · Marzo 2020

  259. Número 259 · Abril 2020

  260. Número 260 · Mayo 2020

  261. Número 261 · Junio 2020

  262. Número 262 · Julio 2020

  263. Número 263 · Agosto 2020

  264. Número 264 · Septiembre 2020

  265. Número 265 · Octubre 2020

  266. Número 266 · Noviembre 2020

  267. Número 267 · Diciembre 2020

  268. Número 268 · Enero 2021

  269. Número 269 · Febrero 2021

  270. Número 270 · Marzo 2021

  271. Número 271 · Abril 2021

  272. Número 272 · Mayo 2021

  273. Número 273 · Junio 2021

  274. Número 274 · Julio 2021

  275. Número 275 · Agosto 2021

  276. Número 276 · Septiembre 2021

  277. Número 277 · Octubre 2021

  278. Número 278 · Noviembre 2021

  279. Número 279 · Diciembre 2021

  280. Número 280 · Enero 2022

  281. Número 281 · Febrero 2022

  282. Número 282 · Marzo 2022

  283. Número 283 · Abril 2022

  284. Número 284 · Mayo 2022

  285. Número 285 · Junio 2022

  286. Número 286 · Julio 2022

  287. Número 287 · Agosto 2022

  288. Número 288 · Septiembre 2022

  289. Número 289 · Octubre 2022

  290. Número 290 · Noviembre 2022

  291. Número 291 · Diciembre 2022

  292. Número 292 · Enero 2023

  293. Número 293 · Febrero 2023

  294. Número 294 · Marzo 2023

  295. Número 295 · Abril 2023

  296. Número 296 · Mayo 2023

  297. Número 297 · Junio 2023

  298. Número 298 · Julio 2023

  299. Número 299 · Agosto 2023

  300. Número 300 · Septiembre 2023

  301. Número 301 · Octubre 2023

  302. Número 302 · Noviembre 2023

  303. Número 303 · Diciembre 2023

  304. Número 304 · Enero 2024

  305. Número 305 · Febrero 2024

  306. Número 306 · Marzo 2024

  307. Número 307 · Abril 2024

  308. Número 308 · Mayo 2024

  309. Número 309 · Junio 2024

CTXT necesita 15.000 socias/os para seguir creciendo. Suscríbete a CTXT

Estados Unidos

Biden, ¿quién es tu George Ball?

Todo presidente necesita una voz disidente

Seymour Hersh 19/03/2023

<p>George Ball (segundo por la izquierda) junto al presidente Johnson (tercero) en una reunión en la Casa Blanca en 1966.</p>

George Ball (segundo por la izquierda) junto al presidente Johnson (tercero) en una reunión en la Casa Blanca en 1966.

Yoichi Okamoto | National Archives

En CTXT podemos mantener nuestra radical independencia gracias a que las suscripciones suponen el 70% de los ingresos. No aceptamos “noticias” patrocinadas y apenas tenemos publicidad. Si puedes apoyarnos desde 3 euros mensuales, suscribete aquí

Este es el relato sobre otro estadounidense que, al igual que Daniel Ellsberg [filtrador de los Papeles del Pentágono], hizo lo correcto en el momento indicado en medio de una guerra. Sin embargo, a diferencia de Ellsberg, su acto de valentía no saltó a los titulares y sufrió poco por ello. Su nombre es George W. Ball. Era un abogado del Medio Oeste que no apoyó políticamente a John F. Kennedy en su campaña presidencial de 1960 y no sirvió con valentía ni sufrió violencia en la Segunda Guerra Mundial. Sin embargo, desempeñó un papel clave en la reconstrucción de Europa tras la guerra y a principios de 1961 fue nombrado subsecretario de Estado en la Administración Kennedy. Su principal cometido era lidiar con los asuntos económicos y agrícolas internacionales.

Ball había dirigido el estudio de posguerra que se llevó a cabo en Londres sobre los bombardeos estadounidenses al final de la guerra. Entendió, como había demostrado la encuesta, que el intenso bombardeo diurno de las ciudades alemanas no había destrozado la moral de los ciudadanos, como se había supuesto, sino que había aumentado su apoyo al régimen nazi –y quizás prolongado la duración de la guerra–. Posteriormente, Ball sería el único alto funcionario de la Administración Kennedy que advirtiera directamente al presidente de los peligros de enviar soldados estadounidenses a la guerra de Vietnam como habían recomendado sus generales. En el libro que publicó en 2000, Our Vietnam: The War 1954-1975, A.J. Langguth, que cubrió la guerra para el New York Times, relató la valiente advertencia que hizo Ball al presidente a finales de 1961: “Si seguimos por ese camino, dentro de cinco años podríamos tener a 300.000 de nuestros hombres en los arrozales de las selvas de Vietnam y no volver a verlos nunca”. 

Ball fue el único alto funcionario que advirtió a Kennedy de los peligros de enviar soldados estadounidenses a Vietnam

En sus memorias de 1982, Ball recordaba la irritada respuesta de Kennedy: “George, estás más loco que una cabra. Eso no va a ocurrir”. De vuelta en su despacho, Ball le dijo a un ayudante: “Nos dirigimos hacia un caos infernal y no puedo hacer nada al respecto. O los demás están locos o lo estoy yo”.

Ball, que había trabajado con Adlai Stevenson, el exgobernador liberal de Illinois, y le había apoyado en dos campañas presidenciales fallidas en la década de 1950, era menospreciado por muchos de los planificadores de guerra tenaces e inflexibles que había dentro de la Administración, pues no consideraban que fuera sincero, sino el típico “pacifista”.

Kennedy había recibido un buen golpe en los primeros meses de su gobierno por su anterior fracaso al intentar derrocar a Fidel Castro, el líder comunista de Cuba, y semanas después en una brutal cumbre con un displicente líder soviético, Nikita Khrushchev. Les plantaría cara en Vietnam del Sur. En 1962 también decidió convertirse en el primer presidente estadounidense que intentaba frustrar lo que Washington consideraba las ambiciones de la Unión Soviética de convertir en armas sus enormes reservas de petróleo y gas natural. Rusia había anunciado su intención de construir un oleoducto de unos 4.000 kilómetros desde sus yacimientos de petróleo y gas natural de Tatarstán, a unos 1.125 kilómetros al este de Moscú, que tendría capacidad de suministrar la energía barata que tanto necesitaban los países del bloque soviético en un plazo de unos cinco años, con oleoductos más pequeños que podrían adentrarse más en Europa. Todos seguían luchando por recuperarse de la devastación de la Segunda Guerra Mundial.

Kennedy fue el primer presidente estadounidense que intentó frustrar el envío de petróleo y gas soviético a Europa

Kennedy respondió a través de la OTAN en un esfuerzo inútil por imponer un embargo a las importaciones procedentes de Europa Occidental a Rusia de los materiales para construir el oleoducto. En un estudio de 2018, Nikos Tsafos, un experto que fue nombrado el año pasado asesor energético del primer ministro de Grecia, describió lo que ocurrió a continuación: “El objetivo de Kennedy era retrasar o incluso detener el (...) oleoducto que aumentaría las exportaciones de petróleo soviético. El embargo dividió a la alianza [OTAN], y el Reino Unido fue el que más se opuso; el oleoducto se completó con un ligero retraso y el embargo se levantó en 1966”. Tsafos citó a un colega que señaló que “se podría argumentar que el embargo del oleoducto causó más daño a las relaciones entre Estados Unidos y Europa que a la economía soviética”. Esa valoración, señaló Tsafos, “se aplica a casi todos los esfuerzos transatlánticos contra los hidrocarburos soviéticos y, más tarde, rusos”.

El presidente Ronald Reagan llegó al poder en 1981 decidido a enfrentarse a lo que llegaría a llamar el “imperio del mal” y no tardó en intensificar las tensiones entre Washington y Moscú. Reactivó el programa de bombarderos B-1 que había sido cancelado por la Administración Carter; anunció que su gobierno invertiría miles de millones en un sistema de defensa antimisiles balísticos; y en Alemania Occidental desplegó misiles Pershing II, capaces de transportar una cabeza nuclear. En un discurso de 1982 habló de relegar a la Unión Soviética al "cajón del olvido”.

Reagan intentó bloquear un segundo oleoducto soviético que iría de Siberia Occidental a Europa Occidental

Reagan también intentó bloquear un segundo oleoducto soviético que iría de Siberia Occidental a Europa Occidental. El gobierno de Alemania Occidental había aprobado la idea y en principio había acordado prestar 4.750 millones de dólares para ayudar a financiarlo. Reagan ofreció suministrar carbón y energía nuclear al gobierno de Alemania Occidental si rescindía su acuerdo con Moscú. Los alemanes dijeron que no. Posteriormente, Francia firmó un contrato multimillonario con la Unión Soviética para la compra del gas siberiano. La Administración Reagan respondió aumentando las sanciones existentes contra el apoyo empresarial estadounidense al gasoducto, que incluía a todas las empresas extranjeras que hicieran negocios con Rusia. A todas esas empresas se les prohibiría hacer negocios con Estados Unidos.

De nuevo aparece George Ball, recién jubilado tras muchos años de tranquilidad como socio directivo de Lehman Brothers en Nueva York. En otoño de 1982 publicó un ensayo en The New York Times Magazine, “The Case Against Sanctions”, que presagia, de un modo inquietante, las opiniones antirrusas repetidamente expresadas hoy por el presidente Biden, el secretario de Estado Tony Blinken, el asesor de Seguridad Nacional Jake Sullivan y la subsecretaria de Estado para Asuntos Políticos Victoria Nuland. 

“La Administración Reagan”, escribió Ball, “ha introducido en la toma de decisiones gubernamentales un sesgo ideológico que podría denominarse la Herejía Maniquea. Los maniqueos actuales defienden el concepto doctrinario de que el comunismo soviético es el Anticristo: un elemento maligno que debe ser extirpado si queremos que haya paz en el mundo… Los intelectuales neoconservadores comparten este punto de vista... Como principal táctica operativa, los maniqueos harían que Estados Unidos aprovechara cualquier pretexto para acosar a los rusos. La economía soviética es enorme, la Unión Soviética posee vastos recursos de materias primas dentro de sus fronteras... Las sanciones constantes, por persistentes que sean, nunca podrían ser más que un incordio insignificante... Con una arrogancia inversamente proporcional a su propia experiencia acreditada, los líderes de la Administración están utilizando métodos burdos para intentar pasar por encima de los juicios e intereses ponderados de los gobiernos aliados al actuar como si Estados Unidos tuviera el monopolio de la sabiduría”.

Tres décadas más tarde, en 2014, el vicepresidente Joe Biden retomaría el lenguaje de Reagan y sus temores sobre las reservas de gas y petróleo de Rusia en un discurso pronunciado en la Cumbre Energética y Económica del Consejo Atlántico que tuvo lugar en Estambul. El uso que Rusia hacía de su energía era “un arma que socava la seguridad de las naciones”, advirtió. “Aquí, en Europa, la seguridad energética adquiere un interés de seguridad regional especialmente vital debido al historial de Rusia en el uso del suministro de energía como arma de política exterior”.

Biden optó por ignorar a los aliados europeos de Estados Unidos

“Mi mensaje aquí”, continuó Biden, “no es que Europa pueda o deba prescindir de las importaciones rusas. No se trata de eso en absoluto. No tengo ninguna duda de que Rusia seguirá y debe seguir siendo una fuente importante de suministro energético para Europa y el mundo... pero tiene que seguir las reglas del juego. No debería poder utilizar la política energética para jugar”. Biden estaba advirtiendo a Rusia de que debía jugar según las reglas de Estados Unidos. Ahí está el germen de la desaparición de los gasoductos Nord Stream ocho años después.

En su ensayo de 1982, Ball ofreció a los Estados Unidos del futuro lo que sería una guía ignorada sobre la forma de hacer frente a un oleoducto ruso no deseado: “Si nuestro Gobierno piensa, por las razones que sean, que el oleoducto no es una buena idea, debería insistir discretamente en esa opinión a sus aliados e intentar persuadirles para que sigan un rumbo diferente; en eso consisten las alianzas”.

El pasado mes de septiembre el presidente Biden optó por ignorar a los aliados europeos de Estados Unidos. Es más, al aprobar la destrucción de los oleoductos Nord Stream, puso a esos aliados en riesgo de no poder calentar los hogares de sus ciudadanos. Ni él ni su equipo de seguridad nacional tuvieron el valor o la integridad de decir qué se había hecho y por qué. A estas alturas, salvo que se produzca una deserción importante entre los pocos que lo saben, es probable que Biden y sus ayudantes nunca admitan la verdad.

Es imposible saber, a la espera de las revelaciones del gobierno, por qué Biden eligió ese día para destruir el gasoducto, pero es un hecho del que, diez días antes, Vladimir Putin se había burlado indirectamente durante una conferencia de prensa tras una cumbre de la Organización de Cooperación de Shanghai patrocinada por Rusia en Uzbekistán. A Putin se le preguntó por el aumento del precio del gas natural en toda Europa, que se describió como una consecuencia de la guerra que decidió iniciar con Ucrania. Putin afirmó que la crisis energética en Europa no había sido provocada por la guerra, sino que era el resultado de lo que denominó “la agenda verde” y del cierre de instalaciones de gas y petróleo en respuesta a las protestas ecologistas.

El presidente ruso dijo entonces que si Occidente necesita más gas “urgentemente... si las cosas están tan mal... basta con levantar las sanciones [que había aplicado el gobierno alemán, con el visto bueno estadounidense] contra Nord Stream 2 con sus 55.000 millones de metros cúbicos anuales. Todo lo que tienen que hacer es pulsar el botón y ponerlo en marcha. Pero optaron por cerrarlo ellos mismos... impusieron sanciones contra el nuevo Nord Stream 2 y no lo abrirán. ¿Es culpa nuestra? Que piensen bien [en Occidente] quién tiene la culpa y que ninguno de ellos nos culpe a nosotros de sus errores”.

Las críticas de Ball a las sanciones se recuerdan poco ahora, pero su valentía al enfrentarse a Kennedy al principio de la Guerra de Vietnam ha perdurado en la mente de algunos altos responsables políticos de Washington. Una tarde, mientras informaba para el New Yorker sobre las perniciosas y secretas intrigas en política exterior del vicepresidente Dick Cheney en los años posteriores al 11-S, me llamó la secretaria del parlamentario David Obey. El demócrata de Wisconsin era presidente del Comité de Asignaciones de la Cámara de Representantes y sin duda uno de los miembros más importantes, y solitarios, del Congreso. Llevaba en la Cámara desde 1969 y era uno de esos representantes casi invisibles que lograba que el Congreso no te defraudara. Obey era también uno de los cuatro miembros de un subcomité, formado por dos demócratas y dos republicanos, con acceso a los secretos de la CIA: los hallazgos sobre todas las operaciones encubiertas que la agencia, según la ley, tiene que facilitar al Congreso. El mensaje que me envió Obey fue muy directo: leía en mis artículos supuestas operaciones encubiertas que él desconocía. Lo que ocurrió a continuación sigue siendo un asunto privado, pero después de que Obey se jubilara en 2011, en el segundo año del primer mandato de Barack Obama, hice un esfuerzo por ponerme en contacto con él.

Obey me contó una historia sobre George Ball. Resultó que el recuerdo de la voluntad de Ball de enfrentarse a Kennedy con una verdad no deseada sobre la Guerra de Vietnam seguía ardiendo con fuerza en algunos. Obey dijo que, como miembro demócrata de mayor rango de la Cámara de Representantes, había sido invitado por Obama a una pequeña reunión, convocada al principio del nuevo gobierno, para hablar de la guerra que se estaba librando en Afganistán. Obey me dijo que había permanecido callado mientras los generales y los legisladores discutían cuántas tropas debía añadir el nuevo presidente en ese momento. Su preocupación era presupuestaria. (El único atisbo de desacuerdo expresado en la reunión, recordaba Obey, procedía de Joe Biden. Esa cautela de entonces presagiaba la decisión que tomó Biden el año pasado de admitir la derrota y retirar al ejército estadounidense de Afganistán. Fue una decisión marcada por la mala planificación, la falta de fuerzas suficientes y un atentado suicida que mató a trece soldados estadounidenses en el proceso de evacuación). 

Al terminar la reunión, dijo Obey, le preguntó al presidente si tenía un momento para una charla rápida. Obey advirtió a Obama de que la ampliación de la guerra afgana “desplazaría [del presupuesto] gran parte de su programa nacional, excepto quizá la sanidad”. Le preguntó al nuevo presidente si recordaba las grabaciones que hizo Lyndon Johnson en la Casa Blanca en los días posteriores al asesinato de Kennedy, que se habían hecho públicas unos años antes y que se habían convertido en tema constante de la radio pública los sábados por la mañana. Obama lo recordaba. ¿Recordaba el presidente la conversación que mantuvo Johnson, pocos meses después de tomar posesión de su cargo, con el senador Richard Russell, de Georgia, el conservador jefe del Comité de Servicios Armados, en la que ambos hombres reconocían que añadir más efectivos en Vietnam, lo que entonces pretendían los comandantes estadounidenses en Saigón, no ayudaría al esfuerzo bélico sino que incluso podría conducir a una desastrosa guerra con China? A Johnson también le preocupaba, le dijo a Russell, que muchos miles de soldados estadounidenses murieran en las selvas del sudeste asiático. De nuevo Obama dijo que sí, que recordaba esos diálogos. Obey preguntó entonces a Obama: “¿Quién es tu George Ball?” Se hizo el silencio. “O el presidente decidió no contestar”, me dijo el decepcionado Obey, “o no tenía ninguno”. Con esa pregunta se acabó la conversación. Posteriormente, Obama autorizó un aumento de 30.000 soldados para la guerra.

—------------------

Este texto se publicó originalmente en la newsletter de Seymour Hersh en Substack.

Traducción: Paloma Farré.

Este es el relato sobre otro estadounidense que, al igual que Daniel Ellsberg [filtrador de los Papeles del Pentágono], hizo lo correcto en el momento indicado en medio de una guerra. Sin embargo, a diferencia de Ellsberg, su acto de valentía no saltó a los titulares y sufrió poco por ello. Su nombre es George W....

Este artículo es exclusivo para las personas suscritas a CTXT. Puedes suscribirte aquí

Autor >

Seymour Hersh

S.H. (Chicago, 1937) es un periodista estadounidense de investigación que en 1970 ganó el Premio Pulitzer por su cobertura de la masacre de My Lai en la guerra de Vietnam. Sus reportajes han salido publicados en el New York Times, el New Yorker y la London Review of Books, entre otros medios. Su libro de memorias, Reportero, salió con Península en 2019.

Suscríbete a CTXT

Orgullosas
de llegar tarde
a las últimas noticias

Gracias a tu suscripción podemos ejercer un periodismo público y en libertad.
¿Quieres suscribirte a CTXT por solo 6 euros al mes? Pulsa aquí

Artículos relacionados >

1 comentario(s)

¿Quieres decir algo? + Déjanos un comentario

  1. ignacioparedesasenciooutlook-es

    el bien del mundo pasa por tirar lo U.S.A,do , a LA FABRICA DE RECICLAJE. , con todas sus creaciones ... sus guerras.

    Hace 1 año 3 meses

Deja un comentario


Los comentarios solo están habilitados para las personas suscritas a CTXT. Puedes suscribirte aquí