1. Número 1 · Enero 2015

  2. Número 2 · Enero 2015

  3. Número 3 · Enero 2015

  4. Número 4 · Febrero 2015

  5. Número 5 · Febrero 2015

  6. Número 6 · Febrero 2015

  7. Número 7 · Febrero 2015

  8. Número 8 · Marzo 2015

  9. Número 9 · Marzo 2015

  10. Número 10 · Marzo 2015

  11. Número 11 · Marzo 2015

  12. Número 12 · Abril 2015

  13. Número 13 · Abril 2015

  14. Número 14 · Abril 2015

  15. Número 15 · Abril 2015

  16. Número 16 · Mayo 2015

  17. Número 17 · Mayo 2015

  18. Número 18 · Mayo 2015

  19. Número 19 · Mayo 2015

  20. Número 20 · Junio 2015

  21. Número 21 · Junio 2015

  22. Número 22 · Junio 2015

  23. Número 23 · Junio 2015

  24. Número 24 · Julio 2015

  25. Número 25 · Julio 2015

  26. Número 26 · Julio 2015

  27. Número 27 · Julio 2015

  28. Número 28 · Septiembre 2015

  29. Número 29 · Septiembre 2015

  30. Número 30 · Septiembre 2015

  31. Número 31 · Septiembre 2015

  32. Número 32 · Septiembre 2015

  33. Número 33 · Octubre 2015

  34. Número 34 · Octubre 2015

  35. Número 35 · Octubre 2015

  36. Número 36 · Octubre 2015

  37. Número 37 · Noviembre 2015

  38. Número 38 · Noviembre 2015

  39. Número 39 · Noviembre 2015

  40. Número 40 · Noviembre 2015

  41. Número 41 · Diciembre 2015

  42. Número 42 · Diciembre 2015

  43. Número 43 · Diciembre 2015

  44. Número 44 · Diciembre 2015

  45. Número 45 · Diciembre 2015

  46. Número 46 · Enero 2016

  47. Número 47 · Enero 2016

  48. Número 48 · Enero 2016

  49. Número 49 · Enero 2016

  50. Número 50 · Febrero 2016

  51. Número 51 · Febrero 2016

  52. Número 52 · Febrero 2016

  53. Número 53 · Febrero 2016

  54. Número 54 · Marzo 2016

  55. Número 55 · Marzo 2016

  56. Número 56 · Marzo 2016

  57. Número 57 · Marzo 2016

  58. Número 58 · Marzo 2016

  59. Número 59 · Abril 2016

  60. Número 60 · Abril 2016

  61. Número 61 · Abril 2016

  62. Número 62 · Abril 2016

  63. Número 63 · Mayo 2016

  64. Número 64 · Mayo 2016

  65. Número 65 · Mayo 2016

  66. Número 66 · Mayo 2016

  67. Número 67 · Junio 2016

  68. Número 68 · Junio 2016

  69. Número 69 · Junio 2016

  70. Número 70 · Junio 2016

  71. Número 71 · Junio 2016

  72. Número 72 · Julio 2016

  73. Número 73 · Julio 2016

  74. Número 74 · Julio 2016

  75. Número 75 · Julio 2016

  76. Número 76 · Agosto 2016

  77. Número 77 · Agosto 2016

  78. Número 78 · Agosto 2016

  79. Número 79 · Agosto 2016

  80. Número 80 · Agosto 2016

  81. Número 81 · Septiembre 2016

  82. Número 82 · Septiembre 2016

  83. Número 83 · Septiembre 2016

  84. Número 84 · Septiembre 2016

  85. Número 85 · Octubre 2016

  86. Número 86 · Octubre 2016

  87. Número 87 · Octubre 2016

  88. Número 88 · Octubre 2016

  89. Número 89 · Noviembre 2016

  90. Número 90 · Noviembre 2016

  91. Número 91 · Noviembre 2016

  92. Número 92 · Noviembre 2016

  93. Número 93 · Noviembre 2016

  94. Número 94 · Diciembre 2016

  95. Número 95 · Diciembre 2016

  96. Número 96 · Diciembre 2016

  97. Número 97 · Diciembre 2016

  98. Número 98 · Enero 2017

  99. Número 99 · Enero 2017

  100. Número 100 · Enero 2017

  101. Número 101 · Enero 2017

  102. Número 102 · Febrero 2017

  103. Número 103 · Febrero 2017

  104. Número 104 · Febrero 2017

  105. Número 105 · Febrero 2017

  106. Número 106 · Marzo 2017

  107. Número 107 · Marzo 2017

  108. Número 108 · Marzo 2017

  109. Número 109 · Marzo 2017

  110. Número 110 · Marzo 2017

  111. Número 111 · Abril 2017

  112. Número 112 · Abril 2017

  113. Número 113 · Abril 2017

  114. Número 114 · Abril 2017

  115. Número 115 · Mayo 2017

  116. Número 116 · Mayo 2017

  117. Número 117 · Mayo 2017

  118. Número 118 · Mayo 2017

  119. Número 119 · Mayo 2017

  120. Número 120 · Junio 2017

  121. Número 121 · Junio 2017

  122. Número 122 · Junio 2017

  123. Número 123 · Junio 2017

  124. Número 124 · Julio 2017

  125. Número 125 · Julio 2017

  126. Número 126 · Julio 2017

  127. Número 127 · Julio 2017

  128. Número 128 · Agosto 2017

  129. Número 129 · Agosto 2017

  130. Número 130 · Agosto 2017

  131. Número 131 · Agosto 2017

  132. Número 132 · Agosto 2017

  133. Número 133 · Septiembre 2017

  134. Número 134 · Septiembre 2017

  135. Número 135 · Septiembre 2017

  136. Número 136 · Septiembre 2017

  137. Número 137 · Octubre 2017

  138. Número 138 · Octubre 2017

  139. Número 139 · Octubre 2017

  140. Número 140 · Octubre 2017

  141. Número 141 · Noviembre 2017

  142. Número 142 · Noviembre 2017

  143. Número 143 · Noviembre 2017

  144. Número 144 · Noviembre 2017

  145. Número 145 · Noviembre 2017

  146. Número 146 · Diciembre 2017

  147. Número 147 · Diciembre 2017

  148. Número 148 · Diciembre 2017

  149. Número 149 · Diciembre 2017

  150. Número 150 · Enero 2018

  151. Número 151 · Enero 2018

  152. Número 152 · Enero 2018

  153. Número 153 · Enero 2018

  154. Número 154 · Enero 2018

  155. Número 155 · Febrero 2018

  156. Número 156 · Febrero 2018

  157. Número 157 · Febrero 2018

  158. Número 158 · Febrero 2018

  159. Número 159 · Marzo 2018

  160. Número 160 · Marzo 2018

  161. Número 161 · Marzo 2018

  162. Número 162 · Marzo 2018

  163. Número 163 · Abril 2018

  164. Número 164 · Abril 2018

  165. Número 165 · Abril 2018

  166. Número 166 · Abril 2018

  167. Número 167 · Mayo 2018

  168. Número 168 · Mayo 2018

  169. Número 169 · Mayo 2018

  170. Número 170 · Mayo 2018

  171. Número 171 · Mayo 2018

  172. Número 172 · Junio 2018

  173. Número 173 · Junio 2018

  174. Número 174 · Junio 2018

  175. Número 175 · Junio 2018

  176. Número 176 · Julio 2018

  177. Número 177 · Julio 2018

  178. Número 178 · Julio 2018

  179. Número 179 · Julio 2018

  180. Número 180 · Agosto 2018

  181. Número 181 · Agosto 2018

  182. Número 182 · Agosto 2018

  183. Número 183 · Agosto 2018

  184. Número 184 · Agosto 2018

  185. Número 185 · Septiembre 2018

  186. Número 186 · Septiembre 2018

  187. Número 187 · Septiembre 2018

  188. Número 188 · Septiembre 2018

  189. Número 189 · Octubre 2018

  190. Número 190 · Octubre 2018

  191. Número 191 · Octubre 2018

  192. Número 192 · Octubre 2018

  193. Número 193 · Octubre 2018

  194. Número 194 · Noviembre 2018

  195. Número 195 · Noviembre 2018

  196. Número 196 · Noviembre 2018

  197. Número 197 · Noviembre 2018

  198. Número 198 · Diciembre 2018

  199. Número 199 · Diciembre 2018

  200. Número 200 · Diciembre 2018

  201. Número 201 · Diciembre 2018

  202. Número 202 · Enero 2019

  203. Número 203 · Enero 2019

  204. Número 204 · Enero 2019

  205. Número 205 · Enero 2019

  206. Número 206 · Enero 2019

  207. Número 207 · Febrero 2019

  208. Número 208 · Febrero 2019

  209. Número 209 · Febrero 2019

  210. Número 210 · Febrero 2019

  211. Número 211 · Marzo 2019

  212. Número 212 · Marzo 2019

  213. Número 213 · Marzo 2019

  214. Número 214 · Marzo 2019

  215. Número 215 · Abril 2019

  216. Número 216 · Abril 2019

  217. Número 217 · Abril 2019

  218. Número 218 · Abril 2019

  219. Número 219 · Mayo 2019

  220. Número 220 · Mayo 2019

  221. Número 221 · Mayo 2019

  222. Número 222 · Mayo 2019

  223. Número 223 · Mayo 2019

  224. Número 224 · Junio 2019

  225. Número 225 · Junio 2019

  226. Número 226 · Junio 2019

  227. Número 227 · Junio 2019

  228. Número 228 · Julio 2019

  229. Número 229 · Julio 2019

  230. Número 230 · Julio 2019

  231. Número 231 · Julio 2019

  232. Número 232 · Julio 2019

  233. Número 233 · Agosto 2019

  234. Número 234 · Agosto 2019

  235. Número 235 · Agosto 2019

  236. Número 236 · Agosto 2019

  237. Número 237 · Septiembre 2019

  238. Número 238 · Septiembre 2019

  239. Número 239 · Septiembre 2019

  240. Número 240 · Septiembre 2019

  241. Número 241 · Octubre 2019

  242. Número 242 · Octubre 2019

  243. Número 243 · Octubre 2019

  244. Número 244 · Octubre 2019

  245. Número 245 · Octubre 2019

  246. Número 246 · Noviembre 2019

  247. Número 247 · Noviembre 2019

  248. Número 248 · Noviembre 2019

  249. Número 249 · Noviembre 2019

  250. Número 250 · Diciembre 2019

  251. Número 251 · Diciembre 2019

  252. Número 252 · Diciembre 2019

  253. Número 253 · Diciembre 2019

  254. Número 254 · Enero 2020

  255. Número 255 · Enero 2020

  256. Número 256 · Enero 2020

  257. Número 257 · Febrero 2020

  258. Número 258 · Marzo 2020

  259. Número 259 · Abril 2020

  260. Número 260 · Mayo 2020

  261. Número 261 · Junio 2020

  262. Número 262 · Julio 2020

  263. Número 263 · Agosto 2020

  264. Número 264 · Septiembre 2020

  265. Número 265 · Octubre 2020

  266. Número 266 · Noviembre 2020

  267. Número 267 · Diciembre 2020

  268. Número 268 · Enero 2021

  269. Número 269 · Febrero 2021

  270. Número 270 · Marzo 2021

  271. Número 271 · Abril 2021

  272. Número 272 · Mayo 2021

  273. Número 273 · Junio 2021

  274. Número 274 · Julio 2021

  275. Número 275 · Agosto 2021

  276. Número 276 · Septiembre 2021

  277. Número 277 · Octubre 2021

  278. Número 278 · Noviembre 2021

  279. Número 279 · Diciembre 2021

  280. Número 280 · Enero 2022

  281. Número 281 · Febrero 2022

  282. Número 282 · Marzo 2022

  283. Número 283 · Abril 2022

  284. Número 284 · Mayo 2022

  285. Número 285 · Junio 2022

  286. Número 286 · Julio 2022

  287. Número 287 · Agosto 2022

  288. Número 288 · Septiembre 2022

  289. Número 289 · Octubre 2022

  290. Número 290 · Noviembre 2022

  291. Número 291 · Diciembre 2022

  292. Número 292 · Enero 2023

  293. Número 293 · Febrero 2023

  294. Número 294 · Marzo 2023

  295. Número 295 · Abril 2023

  296. Número 296 · Mayo 2023

  297. Número 297 · Junio 2023

  298. Número 298 · Julio 2023

  299. Número 299 · Agosto 2023

  300. Número 300 · Septiembre 2023

  301. Número 301 · Octubre 2023

  302. Número 302 · Noviembre 2023

  303. Número 303 · Diciembre 2023

  304. Número 304 · Enero 2024

  305. Número 305 · Febrero 2024

  306. Número 306 · Marzo 2024

  307. Número 307 · Abril 2024

  308. Número 308 · Mayo 2024

  309. Número 309 · Junio 2024

  310. Número 310 · Julio 2024

  311. Número 311 · Agosto 2024

  312. Número 312 · Septiembre 2024

  313. Número 313 · Octubre 2024

Ayúdanos a perseguir a quienes persiguen a las minorías. Total Donantes 1704 Conseguido 86335€ Objetivo 140000€

Pre-textos para pensar

Berta Gamboa: una luz tras la sombra de León Felipe

La escritora mexicana, casada con el poeta, fue fundamental en su obra, pero su papel y su propia trayectoria apenas se conocen

Liliana David 10/05/2023

<p><em>Retrato de Berta Gamboa</em> (1940). <strong>/ Cristóbal Ruiz Pulido</strong></p>

Retrato de Berta Gamboa (1940). / Cristóbal Ruiz Pulido

En CTXT podemos mantener nuestra radical independencia gracias a que las suscripciones suponen el 70% de los ingresos. No aceptamos “noticias” patrocinadas y apenas tenemos publicidad. Si puedes apoyarnos desde 3 euros mensuales, suscribete aquí

Su nombre es Berta Gamboa de Camino. Una mujer de tez blanca, cabello castaño y ojos verdes. Medía un metro con sesenta y tres centímetros de estatura, pero era una mujer fuerte. Nacida en la ciudad de México en 1888 y con nacionalidad española por matrimonio, fue profesora de español, inglés y francés. Así es la descripción que hace el Servicio de Migración acerca de Bertha, su nombre está escrito con “h” intercalada y es la única vez que aparece así en una ficha de 1932 y en la cual, además, pueden leerse otras anotaciones del funcionario en turno. Todo ello me resulta un hallazgo significativo, la aguja en el pajar, ya que después de varias búsquedas en los archivos históricos tengo una reveladora pista que nos conducirá a desentrañar un poco más su historia y a conocerla mejor. ¿Quién fue Berta Gamboa? Llevo tiempo pensando en la misteriosa mujer. Justo hace cien años, en 1923, los senderos vitales de León Felipe y Berta se cruzaron. El poeta había viajado por primera vez a México en el trasatlántico que zarpó de Cádiz con destino a Veracruz. El autor de Versos y oraciones de caminante llevaba muy pocas pertenencias consigo durante aquella travesía; entre ellas, una carta de presentación que Alfonso Reyes le había dado para ingresar al país y para entregársela a Pedro Henríquez Ureña, director entonces de la Escuela de Verano de la Universidad Nacional de México. 

En torno a este suceso, Luis Rius, poeta y biógrafo de León Felipe, sobre cuyo exilio y legado les hablé en un anterior artículo, nos cuenta que “Alfonso Reyes presentó a León Felipe con palabras y ruegos dignos de la generosidad que siempre fue admirable en el gran mexicano”. Además, retrata en esa espléndida biografía las aventuras del autor de Español del éxodo y del llanto, así como las apasionantes escenas y diálogos, evocados a detalle, de la vida del autor zamorano en los distintos países donde vivió, sin exceptuar, desde luego, su éxodo en México. Sin embargo, Luis Rius ofrece muy escasas pinceladas sobre Berta Gamboa, la mujer del poeta, quien también viajó a España para participar en el Congreso Internacional de Escritores Antifascistas, que se realizó en Valencia en 1937, donde, además de acompañar a León Felipe, tuvo la ocasión de coincidir con otros grandes intelectuales de la época. Pero ¿cómo se conocieron Berta y León Felipe? ¿Cómo ocurrió la casualidad poética para que dos almas coincidieran en el mismo lugar y tiempo? De la pluma de Luis Rius apenas encontramos una pasajera descripción del misterioso encuentro con la escritora mexicana. Nos dice: “Conoció a Berta Gamboa, que ese verano se hallaba de vacaciones en su país, ya que su trabajo lo tenía en los Estados Unidos; era profesora de español en Nueva York. La relación con ella se convirtió a los pocos días en noviazgo”.

Luis Rius ofrece muy escasas pinceladas sobre Gamboa, quien también viajó a España para participar en el Congreso Internacional de Escritores Antifascistas

Además de esta breve mención, sólo destaca otra en la que Rius escribe: “La muerte de Berta, la esposa del poeta, ocurrida en 1957, añadió la pena decisiva a las que, acumuladas décadas y más décadas en el espíritu de León Felipe, le habían conducido a la composición de ese libro, El ciervo […]”. Fuera de estas dos alusiones, ya no volvemos a encontrar a Berta a lo largo de la biografía escrita por Rius. Sin duda, aquella mujer permanece a la sombra de León Felipe, cierta e injustamente olvidada. “En el libro de Luis Rius es un tema que casi no trata –me dice en nuestra entrevista Alberto Martín Márquez, coordinador de actividades del legado de León Felipe de la Fundación homónima–, pero Berta fue su soporte vital y para él fue muy doloroso cuando ella murió. De hecho, había corrido el rumor de que León Felipe también había muerto. Si no me equivoco, llegó esa noticia a España y quien se encargó de desmentirla fue Camilo José Cela”.

Asimismo, Martín Márquez afirma que León Felipe fue reconocido como uno de los exiliados españoles que se dedicó a la traducción, una actividad que realizaba como modo de subsistencia, pero en la que Berta le ayudaba, aunque ella nunca firmara ninguno de los trabajos. “Trabajó con él, codo a codo, en las traducciones que le encargaban. Sin embargo, ella ha quedado un poco al margen en la historia, a pesar de que fue una mujer destacadísima. Sería imposible recordar la vida de León Felipe sin la influencia y presencia de Berta, ya que ella fue quien lo sujetó al suelo, pues León vivía un poco absorto en sus pensamientos. Cualquier cosa cotidiana se le hacía cuesta arriba, y Berta le ayudó con todo eso. Ella se encargó de organizar sus tareas, aportándole un equilibrio y estabilidad de los que había carecido. León Felipe encontró en Berta su soporte”. De manera que cuando Berta fallece, como vuelve a contarnos Luis Rius, el poeta entró en una etapa depresiva. En ese sentido, Alberto Martín refiere igualmente sobre el estado de dudas constantes que acecharon al escritor y lo mortificaron; un signo de interrogación en su existencia que se abrió frente a todo lo que había luchado en favor de la paz y la libertad: “Se ve con la convicción desencantada –dice Alberto–, como una prédica en el desierto que no ha servido para nada, y eso lo termina también deprimiendo”.

León Felipe fue reconocido como uno de los exiliados españoles que se dedicó a la traducción, en la que Berta le ayudaba, aunque ella nunca firmara ninguno de los trabajos

Precisamente, de esos años, que van de 1957 a 1967, surgieron unos versos tan lúcidos como reveladores, reunidos en la Nueva Antología Rota preparada por el propio poeta. Allí, León Felipe escribe: “La luna muerta…España muerta/¿Quién ha dicho que ya no es hora de llorar?/ ¿Quién ha dicho que se han secado ya todas las lágrimas?/ Vamos a llorar,/ Rocinante, vamos a llorar./ Vamos a llorar…/vamos a llorar…/ Vamos a llorar ahora tú y yo juntos/ que tú también sabes llorar/ y tu relincho es plañido también/ lamento rabioso y delirante/ llanto,/ llanto es,/ llanto doloroso es./ ¿Por qué lloras, Rocinante,/ por quién lloras?.../ Y tú ¿por qué lloras y por quién lloras, León-felipe?” [sic]. “Esos años – escribe Rius, amigo íntimo y una de las pocas personas a quien le confió León Felipe asuntos personales– fueron para el poeta una espera continua y ávida de la muerte. Durante ese tiempo, ni la compañía solícita de algunos familiares y antiguos amigos ni la general admiración y afecto que se le mostraba consiguieron libertarlo del infierno de la soledad y acabamiento en el que, otra vez y más profundamente que nunca, había caído”.

Es el mismo sentimiento que le transmite León Felipe a su sobrina, Consuelo Girón Cam, en una de las dos cartas inéditas que fueron donadas a la Biblioteca Nacional de España, escritas por el poeta en 1956 y 1958, respectivamente. En la de 1958, un año después de la muerte de Gamboa, el tono de León Felipe, que escribe a su sobrina desde México, trasluce su pesimismo y desencanto: “Desde que murió Berta…He pasado un año lleno de angustia, de tristeza y desamparo. Nunca me había sentido así…con el mundo y el cielo vacíos. Los médicos dijeron que estaba atacado de melancolía senil”.

En 1958, un año después de la muerte de Gamboa, el tono de León Felipe, que escribe a su sobrina desde México, trasluce su pesimismo y desencanto

De los últimos años de vida de León Felipe me da constancia la destacada filósofa mexicana Fernanda Navarro, a quien, tras varios intentos, pude contactar para seguir indagando en los aspectos de la vida conjunta del poeta y la escritora Berta Gamboa. Fernanda Navarro ahora tiene 82 años, ha sido profesora de la UNAM en la Ciudad de México y en una época se le conoció también como la secretaria de León Felipe; no una secretaria al uso, sino una “guardadora de secretos”, como ella misma puntualiza. Cuando conoció a León Felipe, Fernanda Navarro era una joven estudiante de Filosofía que admiraba al poeta español, a quien escuchaba por las ondas radiofónicas de la UNAM que transmitían los programas titulados “Voz Viva”. Durante nuestra conversación, Navarro está entusiasmada y me cuenta que, cuando la vida le dio la oportunidad de conocer al poeta en persona, fue durante una película en la que su hermana, Bertha Navarro –reconocida directora y productora de cine en México– filmaba con su equipo a León Felipe. Ahí, Fernanda se quedó observándolo desde un rincón, sin moverse, conmovida hasta las lágrimas ante las palabras y presencia del poeta. Al final, se presentó y León Felipe, quien también había reparado en la muchacha por su atención y silencio, le dijo que fuera a visitarlo porque se encontraba muy solo. 

Habían transcurrido varios años después de la muerte de Berta cuando la joven Fernanda lo conoció. En nuestra plática, me confiesa: “No sé por qué Berta falleció siendo más joven que León Felipe. Pero sí la extrañó mucho y estuvo muy solo. Cuando él murió, en 1968, ya no pude saber nada más, porque sus hermanas no querían que nadie de las amistades mexicanas nos involucráramos ni nos acercáramos. Y, con respecto a Berta, sí es una pena que se hable tan poco de ella, que no se cuenten con más referencias. A mí, personalmente, me hubiera gustado conocer más sobre quién fue. Sin duda, un pilar para León Felipe, aunque no tuvieron hijos, que es una cosa extraña; por eso, creo que tal vez a mí me veía como una especie de hija”. Aunque Fernanda vivió de cerca los últimos tres años de la vida de León Felipe, poco es lo que me revela sobre Berta. Probablemente, como sugiere Martín Márquez, el vacío que dejó en la existencia del poeta fue tan inmenso que le doliese recordarla y hablar de su esposa. Además, León Felipe tampoco concedió en vida muchas entrevistas y fue a muy pocos a los que les confió parte de su historia íntima. Pero lo que sí es verdad es que se entregó con generosidad a aquellos a quienes les abrió su corazón y su alma. Es una de las cosas que recuerda Fernanda, a quien León Felipe bautizó poéticamente como Padelia, un acróstico que evoca la imagen de un pájaro (pa), demiúrgico (de), lumínico (li) y angelical (a). “León Felipe iluminó también mi vida cuando yo tenía veintitantos años. Yo me sentía privilegiada, y espero haberle hecho un bien acompañándolo. Me llevaba como sesenta años de edad, él tenía más de ochenta, pero éramos como una familia. Nos reíamos, pasábamos horas platicando, porque yo era muy abierta; incluso, conoció a mis padres, y todos decían que era un hombre sencillo, de un gran corazón; fue un ser extraordinario. Hablar de él es como revivirlo; siento que el corazón me late más cuando lo recuerdo; mi vida no sería la misma si no le hubiese conocido; ¡qué bendición!”.

Álbum de Berta Gamboa. Fundación Banco Santander. 

Álbum de Berta Gamboa. Fundación Banco Santander. 

Tampoco la existencia de León Felipe hubiese sido la misma sin la compañía de la misteriosa Berta, con quien compartió su vida hasta que la muerte de ella los separó. Pero Alberto Martín, quien ha podido tener acceso a documentos oficiales del matrimonio, asegura que Berta fue mucho más que una esposa paciente y entregada: “No sólo el poeta conoció a una profesora de idiomas de la que se enamoró hasta el punto de seguirla a Nueva York, sino que ella fue, además, una de las mayores especialistas en el estudio de la novela de la revolución mexicana”. Berta era, pues, una mujer también dedicada a la literatura, con amor por la poesía. Por eso tiene sentido que ambos pudiesen haberse conocido en una biblioteca de Veracruz, como sugiere Honorio Penadés en el artículo “León Felipe, bibliotecario y poeta del éxodo”. Desde luego resulta romántico pensar que se conocieran así; imaginar sobre qué poetas y escritores hablarían, las lecturas que compartirían o de las complicidades que los llevaron a su unión sentimental, pero lo cierto es que ambos profesaban un amor mutuo por la literatura. De hecho, Berta Gamboa –escribe Martín Márquez en el prólogo al libro Poeta de Barro, editado por el Instituto Cervantesse graduó en Artes en la Facultad de Letras de la Universidad de Cornell (Ithaca, Nueva York). Fue en esa misma universidad donde León Felipe también obtuvo más tarde su plaza como profesor de literatura española. 

Para 1923, año en que la pareja se conoció, Berta tenía 35 años y León Felipe 39. Pero es en 1930 cuando ambos regresan a México, dejando atrás el sueño americano de los Estados Unidos que vivía aún la prohibición de la venta de alcohol: “El levantamiento de la ley seca hubiera eximido a la pareja de seguir pasando las noches cantando en juergas sordas, con Berta rasgando una guitarra mexicana tan grande como un órgano, acompañadas con té con limón, tal y como describía a su amigo Ángel del Río”, según relata Martín Márquez.

Escrito de Berta Gamboa, publicado en el diario Frente Rojo en 1937.

Escrito de Berta Gamboa, publicado en el diario Frente Rojo en 1937.

De modo que transcurrieron seis años de vida del matrimonio en México hasta que en 1936 viajaron juntos a España. De esto existe evidencia por las fotografías que, reunidas en el “Álbum de Berta Gamboa”, se expusieron en el Ateneo de Madrid en 2014. Sumado a esas fotografías, y siguiendo el rastro de la olvidada mujer, encontré un extraordinario artículo escrito por ella y publicado en la Edición especial para Cataluña y Levante del diario Frente Rojo. El artículo figura en la página 2 y apareció en Valencia el 22 de enero de 1937.  Ahí se puede leer el titular “Ambiente de guerra en Levante”, junto con un subtítulo que destaca: “El Peñón de Ifach y el Batallón de la Victoria. Por Berta Gamboa”. Al fin, empiezo a leer con la misma sensación de quien ha encontrado al menos la gema de un tesoro; el indicio de una enorme riqueza aún casi toda ella por desenterrar. El texto comienza así: “Salimos de Valencia hacia el sur por el camino que corre entre los arrozales de la Albufera y el marco verde de las pinadas. En los cristales del coche ‘camuflado’ han dejado unas rendijas transparentes” []. Berta describe el paisaje contemplado durante la excursión que les ofrecen a los artistas hospedados en la Casa de la Cultura de Valencia; entre ellos está, desde luego, León Felipe. Mientras tanto, la escritora mexicana comparte detalles del trayecto entre el Parador de Calpe, a pie del Peñón, hasta el momento en que aparecen en el horizonte tres barcos de guerra que maniobran frente a la bahía y enfilan proa hacia Valencia. Continúo la lectura con una evidente emoción hasta que me detengo en las siguientes líneas que aquí comparto: 

-Ese clavel, camarada, ¿es la flor de matrimonio?

-No, miliciano; lo encontré hace un momento. 

-¿De dónde eres, que hablas así?

-¿Yo? De México.

Veinte voces varoniles atruenan el aire: ¡Viva México!

Cada vez que pasan los oficiales, los soldados se entusiasman, los vitorean, les aplauden. El teniente coronel se acerca. Ha llegado el momento de partir. Después del Himno de Valencia y el Himno de las Juventudes, con el puño en alto, se canta La Internacional. Logra el teniente coronel deshacerse de los entusiastas que se empeñan en levantarlo en hombros, y se entabla el diálogo patético:

-Muchachos, ¿qué cuerpo es este? 

-¡El batallón de la Victoria!

-¿A dónde vamos?

-¡A vencer o morir!

[…]¡Región de Levante! ¡Gigantesco Peñón de Ifach! ¡Bravos hombres del batallón de la Victoria! ¡Tierra, piedra, carne de España, salud!

León Felipe y Berta Gamboa. Fundación Banco Santander.

León Felipe y Berta Gamboa. Fundación Banco Santander.

Tras leer la crónica de Berta, sus palabras bellamente hilvanadas, repletas de fuerza y humanidad, tengo la sensación de entender un poco mejor, en este punto de mi búsqueda, quién fue Berta Gamboa. Imagino su vida al lado de León Felipe y veo a una gran mujer que lo acompañó en la lucha, en la batalla; ella ya había conocido movimientos armados como el de la Revolución Mexicana, aunque no hubiera participado activamente en esta o, al menos, eso fue lo que declaró en los documentos oficiales, como advierte Alberto Martín. Veo, en suma, a una mujer vigorosa, a una Berta a quien no le tembló la mano cuando tuvo que plantarle cara a momentos de gran tensión social para capturar aquellas fotografías, como tampoco le tembló para escribir este testimonio agridulce que nos deja. Todo esto es parte importante del legado que junto a León Felipe entregaron para nuestros días; pero, sobre todo, su escritura es reveladora de su personalidad y su mirada igualmente poética, esperanzadora, sensible con una lucha que fue, para la mayor parte de quienes combatieron en nombre de la libertad, una lucha por un mundo mejor y por la convicción de que merecía la pena entregarlo todo en aras de ese mejor mañana. 

Su nombre es Berta Gamboa de Camino. Una mujer de tez blanca, cabello castaño y ojos verdes. Medía un metro con sesenta y tres centímetros de estatura, pero era una mujer fuerte. Nacida en la ciudad de México en 1888 y con nacionalidad española por matrimonio, fue profesora de español, inglés y francés. Así es la...

Este artículo es exclusivo para las personas suscritas a CTXT. Puedes iniciar sesión aquí o suscribirte aquí

Autora >

Liliana David

Periodista Cultural y Doctora en Filosofía por la Universidad Michoacana (UMSNH), en México. Su interés actual se centra en el estudio de las relaciones entre la literatura y la filosofía, así como la divulgación del pensamiento a través del periodismo.

Suscríbete a CTXT

Orgullosas
de llegar tarde
a las últimas noticias

Gracias a tu suscripción podemos ejercer un periodismo público y en libertad.
¿Quieres suscribirte a CTXT por solo 6 euros al mes? Pulsa aquí

Artículos relacionados >

Deja un comentario


Los comentarios solo están habilitados para las personas suscritas a CTXT. Puedes suscribirte aquí