1. Número 1 · Enero 2015

  2. Número 2 · Enero 2015

  3. Número 3 · Enero 2015

  4. Número 4 · Febrero 2015

  5. Número 5 · Febrero 2015

  6. Número 6 · Febrero 2015

  7. Número 7 · Febrero 2015

  8. Número 8 · Marzo 2015

  9. Número 9 · Marzo 2015

  10. Número 10 · Marzo 2015

  11. Número 11 · Marzo 2015

  12. Número 12 · Abril 2015

  13. Número 13 · Abril 2015

  14. Número 14 · Abril 2015

  15. Número 15 · Abril 2015

  16. Número 16 · Mayo 2015

  17. Número 17 · Mayo 2015

  18. Número 18 · Mayo 2015

  19. Número 19 · Mayo 2015

  20. Número 20 · Junio 2015

  21. Número 21 · Junio 2015

  22. Número 22 · Junio 2015

  23. Número 23 · Junio 2015

  24. Número 24 · Julio 2015

  25. Número 25 · Julio 2015

  26. Número 26 · Julio 2015

  27. Número 27 · Julio 2015

  28. Número 28 · Septiembre 2015

  29. Número 29 · Septiembre 2015

  30. Número 30 · Septiembre 2015

  31. Número 31 · Septiembre 2015

  32. Número 32 · Septiembre 2015

  33. Número 33 · Octubre 2015

  34. Número 34 · Octubre 2015

  35. Número 35 · Octubre 2015

  36. Número 36 · Octubre 2015

  37. Número 37 · Noviembre 2015

  38. Número 38 · Noviembre 2015

  39. Número 39 · Noviembre 2015

  40. Número 40 · Noviembre 2015

  41. Número 41 · Diciembre 2015

  42. Número 42 · Diciembre 2015

  43. Número 43 · Diciembre 2015

  44. Número 44 · Diciembre 2015

  45. Número 45 · Diciembre 2015

  46. Número 46 · Enero 2016

  47. Número 47 · Enero 2016

  48. Número 48 · Enero 2016

  49. Número 49 · Enero 2016

  50. Número 50 · Febrero 2016

  51. Número 51 · Febrero 2016

  52. Número 52 · Febrero 2016

  53. Número 53 · Febrero 2016

  54. Número 54 · Marzo 2016

  55. Número 55 · Marzo 2016

  56. Número 56 · Marzo 2016

  57. Número 57 · Marzo 2016

  58. Número 58 · Marzo 2016

  59. Número 59 · Abril 2016

  60. Número 60 · Abril 2016

  61. Número 61 · Abril 2016

  62. Número 62 · Abril 2016

  63. Número 63 · Mayo 2016

  64. Número 64 · Mayo 2016

  65. Número 65 · Mayo 2016

  66. Número 66 · Mayo 2016

  67. Número 67 · Junio 2016

  68. Número 68 · Junio 2016

  69. Número 69 · Junio 2016

  70. Número 70 · Junio 2016

  71. Número 71 · Junio 2016

  72. Número 72 · Julio 2016

  73. Número 73 · Julio 2016

  74. Número 74 · Julio 2016

  75. Número 75 · Julio 2016

  76. Número 76 · Agosto 2016

  77. Número 77 · Agosto 2016

  78. Número 78 · Agosto 2016

  79. Número 79 · Agosto 2016

  80. Número 80 · Agosto 2016

  81. Número 81 · Septiembre 2016

  82. Número 82 · Septiembre 2016

  83. Número 83 · Septiembre 2016

  84. Número 84 · Septiembre 2016

  85. Número 85 · Octubre 2016

  86. Número 86 · Octubre 2016

  87. Número 87 · Octubre 2016

  88. Número 88 · Octubre 2016

  89. Número 89 · Noviembre 2016

  90. Número 90 · Noviembre 2016

  91. Número 91 · Noviembre 2016

  92. Número 92 · Noviembre 2016

  93. Número 93 · Noviembre 2016

  94. Número 94 · Diciembre 2016

  95. Número 95 · Diciembre 2016

  96. Número 96 · Diciembre 2016

  97. Número 97 · Diciembre 2016

  98. Número 98 · Enero 2017

  99. Número 99 · Enero 2017

  100. Número 100 · Enero 2017

  101. Número 101 · Enero 2017

  102. Número 102 · Febrero 2017

  103. Número 103 · Febrero 2017

  104. Número 104 · Febrero 2017

  105. Número 105 · Febrero 2017

  106. Número 106 · Marzo 2017

  107. Número 107 · Marzo 2017

  108. Número 108 · Marzo 2017

  109. Número 109 · Marzo 2017

  110. Número 110 · Marzo 2017

  111. Número 111 · Abril 2017

  112. Número 112 · Abril 2017

  113. Número 113 · Abril 2017

  114. Número 114 · Abril 2017

  115. Número 115 · Mayo 2017

  116. Número 116 · Mayo 2017

  117. Número 117 · Mayo 2017

  118. Número 118 · Mayo 2017

  119. Número 119 · Mayo 2017

  120. Número 120 · Junio 2017

  121. Número 121 · Junio 2017

  122. Número 122 · Junio 2017

  123. Número 123 · Junio 2017

  124. Número 124 · Julio 2017

  125. Número 125 · Julio 2017

  126. Número 126 · Julio 2017

  127. Número 127 · Julio 2017

  128. Número 128 · Agosto 2017

  129. Número 129 · Agosto 2017

  130. Número 130 · Agosto 2017

  131. Número 131 · Agosto 2017

  132. Número 132 · Agosto 2017

  133. Número 133 · Septiembre 2017

  134. Número 134 · Septiembre 2017

  135. Número 135 · Septiembre 2017

  136. Número 136 · Septiembre 2017

  137. Número 137 · Octubre 2017

  138. Número 138 · Octubre 2017

  139. Número 139 · Octubre 2017

  140. Número 140 · Octubre 2017

  141. Número 141 · Noviembre 2017

  142. Número 142 · Noviembre 2017

  143. Número 143 · Noviembre 2017

  144. Número 144 · Noviembre 2017

  145. Número 145 · Noviembre 2017

  146. Número 146 · Diciembre 2017

  147. Número 147 · Diciembre 2017

  148. Número 148 · Diciembre 2017

  149. Número 149 · Diciembre 2017

  150. Número 150 · Enero 2018

  151. Número 151 · Enero 2018

  152. Número 152 · Enero 2018

  153. Número 153 · Enero 2018

  154. Número 154 · Enero 2018

  155. Número 155 · Febrero 2018

  156. Número 156 · Febrero 2018

  157. Número 157 · Febrero 2018

  158. Número 158 · Febrero 2018

  159. Número 159 · Marzo 2018

  160. Número 160 · Marzo 2018

  161. Número 161 · Marzo 2018

  162. Número 162 · Marzo 2018

  163. Número 163 · Abril 2018

  164. Número 164 · Abril 2018

  165. Número 165 · Abril 2018

  166. Número 166 · Abril 2018

  167. Número 167 · Mayo 2018

  168. Número 168 · Mayo 2018

  169. Número 169 · Mayo 2018

  170. Número 170 · Mayo 2018

  171. Número 171 · Mayo 2018

  172. Número 172 · Junio 2018

  173. Número 173 · Junio 2018

  174. Número 174 · Junio 2018

  175. Número 175 · Junio 2018

  176. Número 176 · Julio 2018

  177. Número 177 · Julio 2018

  178. Número 178 · Julio 2018

  179. Número 179 · Julio 2018

  180. Número 180 · Agosto 2018

  181. Número 181 · Agosto 2018

  182. Número 182 · Agosto 2018

  183. Número 183 · Agosto 2018

  184. Número 184 · Agosto 2018

  185. Número 185 · Septiembre 2018

  186. Número 186 · Septiembre 2018

  187. Número 187 · Septiembre 2018

  188. Número 188 · Septiembre 2018

  189. Número 189 · Octubre 2018

  190. Número 190 · Octubre 2018

  191. Número 191 · Octubre 2018

  192. Número 192 · Octubre 2018

  193. Número 193 · Octubre 2018

  194. Número 194 · Noviembre 2018

  195. Número 195 · Noviembre 2018

  196. Número 196 · Noviembre 2018

  197. Número 197 · Noviembre 2018

  198. Número 198 · Diciembre 2018

  199. Número 199 · Diciembre 2018

  200. Número 200 · Diciembre 2018

  201. Número 201 · Diciembre 2018

  202. Número 202 · Enero 2019

  203. Número 203 · Enero 2019

  204. Número 204 · Enero 2019

  205. Número 205 · Enero 2019

  206. Número 206 · Enero 2019

  207. Número 207 · Febrero 2019

  208. Número 208 · Febrero 2019

  209. Número 209 · Febrero 2019

  210. Número 210 · Febrero 2019

  211. Número 211 · Marzo 2019

  212. Número 212 · Marzo 2019

  213. Número 213 · Marzo 2019

  214. Número 214 · Marzo 2019

  215. Número 215 · Abril 2019

  216. Número 216 · Abril 2019

  217. Número 217 · Abril 2019

  218. Número 218 · Abril 2019

  219. Número 219 · Mayo 2019

  220. Número 220 · Mayo 2019

  221. Número 221 · Mayo 2019

  222. Número 222 · Mayo 2019

  223. Número 223 · Mayo 2019

  224. Número 224 · Junio 2019

  225. Número 225 · Junio 2019

  226. Número 226 · Junio 2019

  227. Número 227 · Junio 2019

  228. Número 228 · Julio 2019

  229. Número 229 · Julio 2019

  230. Número 230 · Julio 2019

  231. Número 231 · Julio 2019

  232. Número 232 · Julio 2019

  233. Número 233 · Agosto 2019

  234. Número 234 · Agosto 2019

  235. Número 235 · Agosto 2019

  236. Número 236 · Agosto 2019

  237. Número 237 · Septiembre 2019

  238. Número 238 · Septiembre 2019

  239. Número 239 · Septiembre 2019

  240. Número 240 · Septiembre 2019

  241. Número 241 · Octubre 2019

  242. Número 242 · Octubre 2019

  243. Número 243 · Octubre 2019

  244. Número 244 · Octubre 2019

  245. Número 245 · Octubre 2019

  246. Número 246 · Noviembre 2019

  247. Número 247 · Noviembre 2019

  248. Número 248 · Noviembre 2019

  249. Número 249 · Noviembre 2019

  250. Número 250 · Diciembre 2019

  251. Número 251 · Diciembre 2019

  252. Número 252 · Diciembre 2019

  253. Número 253 · Diciembre 2019

  254. Número 254 · Enero 2020

  255. Número 255 · Enero 2020

  256. Número 256 · Enero 2020

  257. Número 257 · Febrero 2020

  258. Número 258 · Marzo 2020

  259. Número 259 · Abril 2020

  260. Número 260 · Mayo 2020

  261. Número 261 · Junio 2020

  262. Número 262 · Julio 2020

  263. Número 263 · Agosto 2020

  264. Número 264 · Septiembre 2020

  265. Número 265 · Octubre 2020

  266. Número 266 · Noviembre 2020

  267. Número 267 · Diciembre 2020

  268. Número 268 · Enero 2021

  269. Número 269 · Febrero 2021

  270. Número 270 · Marzo 2021

  271. Número 271 · Abril 2021

  272. Número 272 · Mayo 2021

  273. Número 273 · Junio 2021

  274. Número 274 · Julio 2021

  275. Número 275 · Agosto 2021

  276. Número 276 · Septiembre 2021

  277. Número 277 · Octubre 2021

  278. Número 278 · Noviembre 2021

  279. Número 279 · Diciembre 2021

  280. Número 280 · Enero 2022

  281. Número 281 · Febrero 2022

  282. Número 282 · Marzo 2022

  283. Número 283 · Abril 2022

  284. Número 284 · Mayo 2022

  285. Número 285 · Junio 2022

  286. Número 286 · Julio 2022

  287. Número 287 · Agosto 2022

  288. Número 288 · Septiembre 2022

  289. Número 289 · Octubre 2022

  290. Número 290 · Noviembre 2022

  291. Número 291 · Diciembre 2022

  292. Número 292 · Enero 2023

  293. Número 293 · Febrero 2023

  294. Número 294 · Marzo 2023

  295. Número 295 · Abril 2023

  296. Número 296 · Mayo 2023

  297. Número 297 · Junio 2023

  298. Número 298 · Julio 2023

  299. Número 299 · Agosto 2023

  300. Número 300 · Septiembre 2023

  301. Número 301 · Octubre 2023

  302. Número 302 · Noviembre 2023

  303. Número 303 · Diciembre 2023

  304. Número 304 · Enero 2024

  305. Número 305 · Febrero 2024

  306. Número 306 · Marzo 2024

  307. Número 307 · Abril 2024

  308. Número 308 · Mayo 2024

  309. Número 309 · Junio 2024

CTXT necesita 15.000 socias/os para seguir creciendo. Suscríbete a CTXT

efectismo electoral

El marco ETA impuesto por el PP oculta los problemas reales de la sociedad vasca

Asuntos cruciales como el precio de la vivienda, la movilidad, la despoblación o la sostenibilidad han quedado opacados en una campaña electoral tras la que se prevén pocos cambios

Gorka Castillo Bilbao , 20/05/2023

<p>Concentración de Stop Desahucios Álava contra la Ley Hipotecaria, del 20 de diciembre de 2018. <strong>/ Edurne García (Stop Desahucios EUS)</strong></p>

Concentración de Stop Desahucios Álava contra la Ley Hipotecaria, del 20 de diciembre de 2018. / Edurne García (Stop Desahucios EUS)

En CTXT podemos mantener nuestra radical independencia gracias a que las suscripciones suponen el 70% de los ingresos. No aceptamos “noticias” patrocinadas y apenas tenemos publicidad. Si puedes apoyarnos desde 3 euros mensuales, suscribete aquí

ETA. La palabra está en boca de todos los políticos del Partido Popular, en artículos y editoriales que insisten en su empeño de que el programa político más pragmático es aquel que resucite más alto y mejor el espectro de un terror que acabó hace 12 años. Es más, para la furia de la derecha española ha quedado claro que ETA es Bildu. Y como Bildu es socio de Pedro Sánchez, ETA está en el poder “y habría que intentar su ilegalización”. Esa es la petición expresa de Isabel Díaz Ayuso que, por muy disparatada que parezca, no lo es en absoluto. Se trata de una simple ecuación que tiene atrapada a una parte de la ciudadanía en un círculo vicioso fabricado sobre la ilusión de que la paz y la convivencia son fruto de una claudicación, la del Estado de derecho a una panda de criminales.

Más allá del efectismo electoral de esta patraña, o de que el recuerdo y los honores a los viejos militantes de ETA sigan presentes en las expresiones existenciales de algún sector de EH Bildu, es difícil encontrar almas en Euskadi que, a estas alturas, duden del giro sísmico iniciado hace una década por la coalición abertzale –que “deplora” la violencia y apuesta por la vía política–. Pero la presencia en sus listas de siete exmiembros de ETA que ya cumplieron sus penas por los graves delitos que cometieron ha emponzoñado una campaña que empezó caldeada y que camina hacia un resultado incierto. Pocas cosas hubieran complacido más a los socialistas vascos que haber desactivado esas candidaturas a tiempo porque hasta el PNV ha entrado en el cuerpo a cuerpo. Si las posibilidades de explorar nuevas alianzas en Gipuzkoa y Álava eran escasas, ahora son inexistentes. 

Consciente de que la pugna entre las dos formaciones nacionalistas por la hegemonía es cada vez más cerrada, el presidente del PNV, Andoni Ortuzar, se ha lanzado a la yugular de EH Bildu asegurando que una parte de la coalición abertzale “sigue sin ver con buenos ojos este viraje hacia posiciones más colaboradoras con el poder en el Estado” y que la prueba de cargo fue la inclusión de exmiembros de ETA en las candidaturas para “contentar” al sector más radical del partido. “Creo que Pedro Sánchez se está equivocando”, vaticinó hace unos días sobre la posición del presidente del Gobierno en este conflicto. “Ha planteado estas elecciones en clave nacional y quiere evitar el rechazo de Bildu”, añadió el dirigente jeltzale. Aunque pueda sonar a electoralismo agónico, quizá porque las encuestas se aprietan en localidades como Donostia, Ortuzar no acostumbra a desbarrar en este tipo de análisis. A su manera, es de esa clase de personas que nunca dan puntada sin hilo. Sabe a la perfección dónde busca votos EH Bildu y no es en su partido sino en Elkarrekin Podemos, en los jóvenes votantes con un alto compromiso social pero sin excesiva memoria del pasado reciente que ven en la izquierda abertzale la única opción con posibilidades reales de acabar con la hegemonía del PNV, y a los morados como una formación definitivamente menguante. 

¿Qué consecuencias tendrá lo ocurrido en el futuro? La pregunta es inmensa y dependerá de muchos factores imprevistos, de la construcción de voluntades, de la correlación de fuerzas y del discurrir de los acontecimientos. Sin embargo, la carta pública en la que los siete candidatos de EH Bildu señalados no solo anunciaban su renuncia a presentarse a las elecciones, sino que se dirigían a las víctimas con el compromiso de no añadir más dolor al existente ha pasado casi inadvertida. Excepto para el PNV, enfrascado en dejar en los huesos al PP de Carlos Iturgaiz, al que le faltó tiempo para calificarla de papel mojado porque la decisión fue tomada “por táctica política y por presión, no por convicción ética”.   

De lo que no se habla tanto, quizá por desconocimiento o quizá por interés político, es de que en Euskadi se viene trabajando desde hace tiempo en restañar las profundas heridas que dejó aquella funesta guerra. Con discreción y muchas dificultades, es cierto, pero se habla y a menudo con más respeto hacia las víctimas del que algunos podrían imaginar. El consejo de dirección del Instituto de la Memoria, la Convivencia y los Derechos Humanos ‘Gogora’, por ejemplo, presentó el pasado mes de octubre un documento-marco al Parlamento vasco para avanzar en la “construcción social de una memoria compartida” sobre la larga noche de violencia que vivió Euskadi. La redacción corrió a cargo de tres jóvenes historiadoras, dos víctimas de ETA –Josu Elespe y María Jauregi– y una del GAL –Axun Lasa– que tras ocho meses de trabajo ininterrumpido alumbraron una hoja de ruta para el diálogo tejido con los mimbres irrebatibles de los principios éticos. 

En el texto de nueve puntos queda claro que “toda violación de derechos humanos ha sido, es y será injusta” y se apela a “un futuro sin olvido”, la única forma de que la sociedad vasca “pueda mirar al pasado y conocer las graves vulneraciones que se cometieron”. Terrorismo, violencia de motivación política, conculcaciones de derechos y reconocimiento a todas las víctimas, algo que sigue sin ocurrir en la actualidad. El filósofo Daniel Innerarity resumía la semana pasada en un tuit el vacío comparativo que siguen sintiendo algunas víctimas por la falta de reconocimiento del daño que causaron otras violencias: “El sufrimiento y la humillación de las víctimas de ETA al ver en las listas electorales a condenados por terrorismo, algo legal pero no decente, debe de ser similar al que padece la familia de Mikel Zabalza ante el ascenso del general Arturo Espejo (actual jefe del Mando de Apoyo de Madrid de la Guardia Civil), legal pero no decente”. Hay más ejemplos.

Los vascos están exhaustos de tratarse a pedradas, de que sigan utilizando a ETA como arma arrojadiza en el debate político

Por eso el documento de ‘Gogora’ insiste en la importancia de cerrar estas heridas a partir de “una autocrítica sin excusas de todos los que tuvieron responsabilidades directas e indirectas sobre lo ocurrido” y hacerlo, además, desde posiciones constructivas e inclusivas “porque sólo así podrá asentarse un modelo de convivencia duradero”. Pero los autores son conscientes de que alcanzar consensos en un contexto político conflictivo y polarizado como el actual “es limitado” por lo que reclaman a los responsables de lo ocurrido “esfuerzos para hallar lugares comunes” que favorezcan el entendimiento. Verdad, justicia, reparación y el firme compromiso de no repetición para todas las víctimas. “Pero tal y como ha quedado patente en una campaña donde el debate debería estar centrado en las ideas de ciudad y bienestar autonómico, el camino que queda por recorrer es un campo minado, pleno de potenciales crisis, con momentos álgidos que exigirán a los políticos mucha más cautela de la que el PP, con el uso electoral que siempre hace de este drama, y EH Bildu, banalizando el pasado con la presentación de esas listas, han demostrado”, comenta una víctima de la violencia que prefiere mantenerse en el anonimato. Otras como María Jauregi, Gorka Landaburu, Consuelo Ordoñez, Iñaki García Arrizabalaga o el periodista Pablo Romero ya le han dicho a Isabel Díaz Ayuso que deje de decir barbaridades sobre este delicado asunto.

El levantamiento de piedras es un deporte típico en euskadi pero los vascos están exhaustos de tratarse a pedradas, de que sigan utilizando a ETA como arma arrojadiza en el debate político, de que las víctimas de un periodo atroz sean obligadas a revivir el dolor, una y otra vez, en ocasiones de manera impúdica. Memoria de todos y memoria para todos. En justa dimensión. Una abrumadora mayoría de ciudadanos, de todos los partidos con la excepción de un PP residual, y de esa anomalía política que es Vox en Euskadi, comparte esa esperanza. Y también de que la aportación del Instituto Gogora sirva para impulsar un relato lo más compartido y profundo posible de los años negros de violencia. “Todo esto se podría haber evitado. Y hablo desde un punto de vista exclusivamente político. En mi opinión, Bildu ha cometido un error porque sabía que la derecha iba a utilizarlo para desviar la atención sobre sus propuestas y su gestión allí donde tienen poder. Lo que han hecho con las personas que murieron en las residencias de Madrid durante la pandemia, por ejemplo. Pero en Euskadi también ha desenfocado un debate crucial sobre el precio de la vivienda, la movilidad, la despoblación o la sostenibilidad”, comenta Mariasun Gamboa, una maestra gasteiztarra de mediana edad, que asegura que la calidad de vida en Euskadi ha empeorado y la alianza PNV-PSE que gobierna en las tres poderosas diputaciones responde mejor a los intereses empresariales que a los problemas de la ciudadanía.

El PP vasco se desangra en todos los frentes desde que ETA detuvo la locomotora de la guerra

Las polémicas que provoca la presidenta madrileña se sienten en Euskadi como un rumor lejano, casi como una pesada broma, aunque los discursos ultraderechistas también hayan llegado. El PP vasco se desangra en todos los frentes desde que ETA detuvo la locomotora de la guerra. Muchos ciudadanos no sabían siquiera hasta hace unos días que Isabel Díaz Ayuso cierra la lista de los populares al Ayuntamiento de Bilbao. “¿Tiene algún familiar que vive aquí?”, es la contrapregunta de Carlos, un vendedor de periódicos bilbaíno que hace pasar un mal trago a un cliente al preguntarle inocentemente por la mujer que ha conquistado el corazón de los medios madrileños con un fervoroso culto a su personalidad.  “¿Ayuso?”, interpela, “ese es un ciclista”, añade con convicción. Un posterior intercambio de palabras junto a la oportuna intervención del frutero Ibrahim aclara el panorama. “Tiene usted razón, no es un deportista”, explica el apurado cliente con tono apologético. “Es la presidenta de Madrid”. Las cosas como son: hay más posibilidades de que ardan los polos de que Ayuso reciba una reverencia o algún tipo de prerrogativa especial por parte de la mayoría de los vascos. El interés que suscita es como el color del cielo esta primavera lluviosa, oscuro y atormentado. 

En la Plaza Nueva de Bilbao, en el casco antiguo de la capital vizcaína, el ambiente electoral que se respiraba el jueves 18 de mayo, era prácticamente nulo: turistas despistados y grupos de jóvenes bebían abrigados en las mesas hasta que el ritmo de un grupo de músicos ucranianos logró conquistar su atención con una alegre marcha cosaca. La música puede cambiar el mundo. Andoni, un joven economista que pasaba por allí, no sabía bien qué responder a las preguntas sobre lo que hay en juego en los comicios del 28 de mayo  y de sus preferencias. Miró al periodista, se encogió de hombros y dijo: “Pues que todo seguirá igual. Seguirán gobernando los mismos”. Dio dos pasos y se perdió por las calles.

Carmen Zárraga, una enérgica jubilada de Getxo, pronostica casi el fin del mundo. Sostiene que el único ganador en una situación política tan tensionada es la derecha. “Al PNV no lo considero de derecha. Bastante hace por este país. Yo votaré al PNV”, añade, aunque admite que le gustaría que su partido explorara alianzas más allá del PSE. “Sí me gustaría que se entendiera con Bildu”, concluye.

Un jubilado barbudo y septuagenario, que leía la crónica de la última derrota del Athletic en un diario local, adopta una postura casi poética cuando se le cuestiona de qué manera puede afectar a su vida de pensionista el resultado de las elecciones del 28 de mayo y cuál es su grado de satisfacción con la gestión política que se ha venido desarrollando en un municipio de 80.000 habitantes como Getxo y desde la Diputación de Bizkaia en estos últimos cuatro años. El hombre abandona su papel de lector de prensa, calla a su perro con un grito y se arregla el bigote como buscando inspiración: “Mira, hijo, a mi edad desconfío completamente de los partidos políticos en unas elecciones”.

Es difícil saber el efecto que tendrá esa “desconfianza” que muestra ese jubilado cuando se abran las urnas. De momento, las encuestas auguran pocos cambios de color en los gobiernos locales y territoriales, cruciales en una administración tan escrupulosamente descentralizada como la vasca. Cada una de las tres diputaciones dirige áreas tan críticas en la articulación social como la recaudación de impuestos, la administración de todas las infraestructuras de carreteras o las políticas de bienestar social. Los comicios son importantes, eso nadie lo discute, pero hay poca euforia. Los vascos están justificadamente curtidos en el escepticismo electoral porque “hagan lo que hagan, siempre ganan los mismos”, sentencia el jubilado enfurruñado con el devenir del Athletic. 

“Esperaré y veré”, dice Gorka Calvo, un cocinero en prácticas que confiesa estar tan preocupado por los precios de la vivienda, el problema social más apremiante de largo en Euskadi, como por la tentación de la derecha de ilegalizar a EH Bildu. “Es que la oportunidad de comprarme un piso, o simplemente de alquilarlo, es inexistente. Una persona como yo, que gana 1.200 euros al mes, no puede aspirar a vivir en esta ciudad donde el precio medio del alquiler es de 900 euros. ¿Qué opciones me dejan? Irme fuera y regresar cada día a trabajar. Creo que el ayuntamiento, todos los de Euskadi, pueden hacer mucho por mejorar este problema”, afirma. 

En Donostia, el valor tasado de las viviendas ha aumentado un 4,45% desde el pinchazo inmobiliario de 2007. Ha pasado de 3.930 euros por metro cuadrado a 4.105

Acceder a una vivienda es, de hecho, un lujo asiático en algunos municipios, sobre todo, en Donostia, donde el valor tasado de las viviendas ha aumentado un 4,45% desde el pinchazo inmobiliario de 2007. Ha pasado de 3.930 euros por metro cuadrado a 4.105 euros, el más alto de España, según datos del Ministerio de Transportes, Movilidad y Agenda Urbana. La capital donostiarra tampoco sale bien parada en el precio de los alquileres. Según el informe estadístico que elabora el Mercado del Alquiler (EMAL) del Gobierno Vasco, el arrendamiento medio alcanza los 924,5 euros, un 1,1% más que en 2021. Es la ciudad con las tarifas más elevadas de Euskadi. En Vitoria-Gasteiz, el alquiler medio es de 690 euros al mes y en Bilbao de 778. Estos datos ratifican la percepción de ciudadanos y entidades sociales de que el acceso a una vivienda en Euskadi no solo sigue siendo una dificultad extrema, sino que además va en aumento. Especialmente para los colectivos más desfavorecidos.

Iñigo Maguregi, un abogado que colaboró en la legislación de vivienda protegida en Euskadi entre 2001 y 2003 con Ezker Batua, afirma que “el mercado no se autorregula y hay que plantearse ya el intervencionismo sobre el parque de viviendas y combinarlo con otras medidas de choque, como el cumplimiento de la ley de vivienda en los topes máximos de reserva de VPO o social, fomentar un alquiler satisfactorio y tomarse mucho más en serio la inspección de los pisos turísticos en localidades como Donostia, que carece de suelo y no tiene barrios obreros”. ¿Qué cosas no se han hecho? “Muchas. La administración tiene herramientas para contrarrestar los efectos del mercado, pero lo han metido en un cajón. En general, los ayuntamientos podrían hacer más de lo que hacen. Ahora se ha aprobado una ley de vivienda en el Congreso que me parece muy positiva. Es una oportunidad pero ya veremos cómo la utilizan”, sentencia Maguregi. Veremos. Es una palabra recurrente en muchas de las conversaciones que se escuchan en la calle. No conviene olvidar que esto, a fin de cuentas, es Euskadi, donde los imprevistos suelen aparecer a la vuelta de la esquina.

ETA. La palabra está en boca de todos los políticos del Partido Popular, en artículos y editoriales que insisten en su empeño de que el programa político más pragmático es aquel que resucite más alto y mejor el espectro de un terror que acabó hace 12 años. Es más, para la furia de la derecha española ha quedado...

Este artículo es exclusivo para las personas suscritas a CTXT. Puedes suscribirte aquí

Autor >

Suscríbete a CTXT

Orgullosas
de llegar tarde
a las últimas noticias

Gracias a tu suscripción podemos ejercer un periodismo público y en libertad.
¿Quieres suscribirte a CTXT por solo 6 euros al mes? Pulsa aquí

Artículos relacionados >

Deja un comentario


Los comentarios solo están habilitados para las personas suscritas a CTXT. Puedes suscribirte aquí