1. Número 1 · Enero 2015

  2. Número 2 · Enero 2015

  3. Número 3 · Enero 2015

  4. Número 4 · Febrero 2015

  5. Número 5 · Febrero 2015

  6. Número 6 · Febrero 2015

  7. Número 7 · Febrero 2015

  8. Número 8 · Marzo 2015

  9. Número 9 · Marzo 2015

  10. Número 10 · Marzo 2015

  11. Número 11 · Marzo 2015

  12. Número 12 · Abril 2015

  13. Número 13 · Abril 2015

  14. Número 14 · Abril 2015

  15. Número 15 · Abril 2015

  16. Número 16 · Mayo 2015

  17. Número 17 · Mayo 2015

  18. Número 18 · Mayo 2015

  19. Número 19 · Mayo 2015

  20. Número 20 · Junio 2015

  21. Número 21 · Junio 2015

  22. Número 22 · Junio 2015

  23. Número 23 · Junio 2015

  24. Número 24 · Julio 2015

  25. Número 25 · Julio 2015

  26. Número 26 · Julio 2015

  27. Número 27 · Julio 2015

  28. Número 28 · Septiembre 2015

  29. Número 29 · Septiembre 2015

  30. Número 30 · Septiembre 2015

  31. Número 31 · Septiembre 2015

  32. Número 32 · Septiembre 2015

  33. Número 33 · Octubre 2015

  34. Número 34 · Octubre 2015

  35. Número 35 · Octubre 2015

  36. Número 36 · Octubre 2015

  37. Número 37 · Noviembre 2015

  38. Número 38 · Noviembre 2015

  39. Número 39 · Noviembre 2015

  40. Número 40 · Noviembre 2015

  41. Número 41 · Diciembre 2015

  42. Número 42 · Diciembre 2015

  43. Número 43 · Diciembre 2015

  44. Número 44 · Diciembre 2015

  45. Número 45 · Diciembre 2015

  46. Número 46 · Enero 2016

  47. Número 47 · Enero 2016

  48. Número 48 · Enero 2016

  49. Número 49 · Enero 2016

  50. Número 50 · Febrero 2016

  51. Número 51 · Febrero 2016

  52. Número 52 · Febrero 2016

  53. Número 53 · Febrero 2016

  54. Número 54 · Marzo 2016

  55. Número 55 · Marzo 2016

  56. Número 56 · Marzo 2016

  57. Número 57 · Marzo 2016

  58. Número 58 · Marzo 2016

  59. Número 59 · Abril 2016

  60. Número 60 · Abril 2016

  61. Número 61 · Abril 2016

  62. Número 62 · Abril 2016

  63. Número 63 · Mayo 2016

  64. Número 64 · Mayo 2016

  65. Número 65 · Mayo 2016

  66. Número 66 · Mayo 2016

  67. Número 67 · Junio 2016

  68. Número 68 · Junio 2016

  69. Número 69 · Junio 2016

  70. Número 70 · Junio 2016

  71. Número 71 · Junio 2016

  72. Número 72 · Julio 2016

  73. Número 73 · Julio 2016

  74. Número 74 · Julio 2016

  75. Número 75 · Julio 2016

  76. Número 76 · Agosto 2016

  77. Número 77 · Agosto 2016

  78. Número 78 · Agosto 2016

  79. Número 79 · Agosto 2016

  80. Número 80 · Agosto 2016

  81. Número 81 · Septiembre 2016

  82. Número 82 · Septiembre 2016

  83. Número 83 · Septiembre 2016

  84. Número 84 · Septiembre 2016

  85. Número 85 · Octubre 2016

  86. Número 86 · Octubre 2016

  87. Número 87 · Octubre 2016

  88. Número 88 · Octubre 2016

  89. Número 89 · Noviembre 2016

  90. Número 90 · Noviembre 2016

  91. Número 91 · Noviembre 2016

  92. Número 92 · Noviembre 2016

  93. Número 93 · Noviembre 2016

  94. Número 94 · Diciembre 2016

  95. Número 95 · Diciembre 2016

  96. Número 96 · Diciembre 2016

  97. Número 97 · Diciembre 2016

  98. Número 98 · Enero 2017

  99. Número 99 · Enero 2017

  100. Número 100 · Enero 2017

  101. Número 101 · Enero 2017

  102. Número 102 · Febrero 2017

  103. Número 103 · Febrero 2017

  104. Número 104 · Febrero 2017

  105. Número 105 · Febrero 2017

  106. Número 106 · Marzo 2017

  107. Número 107 · Marzo 2017

  108. Número 108 · Marzo 2017

  109. Número 109 · Marzo 2017

  110. Número 110 · Marzo 2017

  111. Número 111 · Abril 2017

  112. Número 112 · Abril 2017

  113. Número 113 · Abril 2017

  114. Número 114 · Abril 2017

  115. Número 115 · Mayo 2017

  116. Número 116 · Mayo 2017

  117. Número 117 · Mayo 2017

  118. Número 118 · Mayo 2017

  119. Número 119 · Mayo 2017

  120. Número 120 · Junio 2017

  121. Número 121 · Junio 2017

  122. Número 122 · Junio 2017

  123. Número 123 · Junio 2017

  124. Número 124 · Julio 2017

  125. Número 125 · Julio 2017

  126. Número 126 · Julio 2017

  127. Número 127 · Julio 2017

  128. Número 128 · Agosto 2017

  129. Número 129 · Agosto 2017

  130. Número 130 · Agosto 2017

  131. Número 131 · Agosto 2017

  132. Número 132 · Agosto 2017

  133. Número 133 · Septiembre 2017

  134. Número 134 · Septiembre 2017

  135. Número 135 · Septiembre 2017

  136. Número 136 · Septiembre 2017

  137. Número 137 · Octubre 2017

  138. Número 138 · Octubre 2017

  139. Número 139 · Octubre 2017

  140. Número 140 · Octubre 2017

  141. Número 141 · Noviembre 2017

  142. Número 142 · Noviembre 2017

  143. Número 143 · Noviembre 2017

  144. Número 144 · Noviembre 2017

  145. Número 145 · Noviembre 2017

  146. Número 146 · Diciembre 2017

  147. Número 147 · Diciembre 2017

  148. Número 148 · Diciembre 2017

  149. Número 149 · Diciembre 2017

  150. Número 150 · Enero 2018

  151. Número 151 · Enero 2018

  152. Número 152 · Enero 2018

  153. Número 153 · Enero 2018

  154. Número 154 · Enero 2018

  155. Número 155 · Febrero 2018

  156. Número 156 · Febrero 2018

  157. Número 157 · Febrero 2018

  158. Número 158 · Febrero 2018

  159. Número 159 · Marzo 2018

  160. Número 160 · Marzo 2018

  161. Número 161 · Marzo 2018

  162. Número 162 · Marzo 2018

  163. Número 163 · Abril 2018

  164. Número 164 · Abril 2018

  165. Número 165 · Abril 2018

  166. Número 166 · Abril 2018

  167. Número 167 · Mayo 2018

  168. Número 168 · Mayo 2018

  169. Número 169 · Mayo 2018

  170. Número 170 · Mayo 2018

  171. Número 171 · Mayo 2018

  172. Número 172 · Junio 2018

  173. Número 173 · Junio 2018

  174. Número 174 · Junio 2018

  175. Número 175 · Junio 2018

  176. Número 176 · Julio 2018

  177. Número 177 · Julio 2018

  178. Número 178 · Julio 2018

  179. Número 179 · Julio 2018

  180. Número 180 · Agosto 2018

  181. Número 181 · Agosto 2018

  182. Número 182 · Agosto 2018

  183. Número 183 · Agosto 2018

  184. Número 184 · Agosto 2018

  185. Número 185 · Septiembre 2018

  186. Número 186 · Septiembre 2018

  187. Número 187 · Septiembre 2018

  188. Número 188 · Septiembre 2018

  189. Número 189 · Octubre 2018

  190. Número 190 · Octubre 2018

  191. Número 191 · Octubre 2018

  192. Número 192 · Octubre 2018

  193. Número 193 · Octubre 2018

  194. Número 194 · Noviembre 2018

  195. Número 195 · Noviembre 2018

  196. Número 196 · Noviembre 2018

  197. Número 197 · Noviembre 2018

  198. Número 198 · Diciembre 2018

  199. Número 199 · Diciembre 2018

  200. Número 200 · Diciembre 2018

  201. Número 201 · Diciembre 2018

  202. Número 202 · Enero 2019

  203. Número 203 · Enero 2019

  204. Número 204 · Enero 2019

  205. Número 205 · Enero 2019

  206. Número 206 · Enero 2019

  207. Número 207 · Febrero 2019

  208. Número 208 · Febrero 2019

  209. Número 209 · Febrero 2019

  210. Número 210 · Febrero 2019

  211. Número 211 · Marzo 2019

  212. Número 212 · Marzo 2019

  213. Número 213 · Marzo 2019

  214. Número 214 · Marzo 2019

  215. Número 215 · Abril 2019

  216. Número 216 · Abril 2019

  217. Número 217 · Abril 2019

  218. Número 218 · Abril 2019

  219. Número 219 · Mayo 2019

  220. Número 220 · Mayo 2019

  221. Número 221 · Mayo 2019

  222. Número 222 · Mayo 2019

  223. Número 223 · Mayo 2019

  224. Número 224 · Junio 2019

  225. Número 225 · Junio 2019

  226. Número 226 · Junio 2019

  227. Número 227 · Junio 2019

  228. Número 228 · Julio 2019

  229. Número 229 · Julio 2019

  230. Número 230 · Julio 2019

  231. Número 231 · Julio 2019

  232. Número 232 · Julio 2019

  233. Número 233 · Agosto 2019

  234. Número 234 · Agosto 2019

  235. Número 235 · Agosto 2019

  236. Número 236 · Agosto 2019

  237. Número 237 · Septiembre 2019

  238. Número 238 · Septiembre 2019

  239. Número 239 · Septiembre 2019

  240. Número 240 · Septiembre 2019

  241. Número 241 · Octubre 2019

  242. Número 242 · Octubre 2019

  243. Número 243 · Octubre 2019

  244. Número 244 · Octubre 2019

  245. Número 245 · Octubre 2019

  246. Número 246 · Noviembre 2019

  247. Número 247 · Noviembre 2019

  248. Número 248 · Noviembre 2019

  249. Número 249 · Noviembre 2019

  250. Número 250 · Diciembre 2019

  251. Número 251 · Diciembre 2019

  252. Número 252 · Diciembre 2019

  253. Número 253 · Diciembre 2019

  254. Número 254 · Enero 2020

  255. Número 255 · Enero 2020

  256. Número 256 · Enero 2020

  257. Número 257 · Febrero 2020

  258. Número 258 · Marzo 2020

  259. Número 259 · Abril 2020

  260. Número 260 · Mayo 2020

  261. Número 261 · Junio 2020

  262. Número 262 · Julio 2020

  263. Número 263 · Agosto 2020

  264. Número 264 · Septiembre 2020

  265. Número 265 · Octubre 2020

  266. Número 266 · Noviembre 2020

  267. Número 267 · Diciembre 2020

  268. Número 268 · Enero 2021

  269. Número 269 · Febrero 2021

  270. Número 270 · Marzo 2021

  271. Número 271 · Abril 2021

  272. Número 272 · Mayo 2021

  273. Número 273 · Junio 2021

  274. Número 274 · Julio 2021

  275. Número 275 · Agosto 2021

  276. Número 276 · Septiembre 2021

  277. Número 277 · Octubre 2021

  278. Número 278 · Noviembre 2021

  279. Número 279 · Diciembre 2021

  280. Número 280 · Enero 2022

  281. Número 281 · Febrero 2022

  282. Número 282 · Marzo 2022

  283. Número 283 · Abril 2022

  284. Número 284 · Mayo 2022

  285. Número 285 · Junio 2022

  286. Número 286 · Julio 2022

  287. Número 287 · Agosto 2022

  288. Número 288 · Septiembre 2022

  289. Número 289 · Octubre 2022

  290. Número 290 · Noviembre 2022

  291. Número 291 · Diciembre 2022

  292. Número 292 · Enero 2023

  293. Número 293 · Febrero 2023

  294. Número 294 · Marzo 2023

  295. Número 295 · Abril 2023

  296. Número 296 · Mayo 2023

  297. Número 297 · Junio 2023

  298. Número 298 · Julio 2023

  299. Número 299 · Agosto 2023

  300. Número 300 · Septiembre 2023

  301. Número 301 · Octubre 2023

  302. Número 302 · Noviembre 2023

  303. Número 303 · Diciembre 2023

  304. Número 304 · Enero 2024

  305. Número 305 · Febrero 2024

  306. Número 306 · Marzo 2024

  307. Número 307 · Abril 2024

  308. Número 308 · Mayo 2024

  309. Número 309 · Junio 2024

  310. Número 310 · Julio 2024

CTXT necesita 15.000 socias/os para seguir creciendo. Suscríbete a CTXT

Obituario

Silvio Berlusconi, el político que inventó el trumpismo

El hombre que moldeó la democracia italiana con su imperio mediático muere en Milán a los 86 años

Miguel Mora 12/06/2023

<p>Silvio Berlusconi. / <strong>Luis Grañena</strong></p>

Silvio Berlusconi. / Luis Grañena

En CTXT podemos mantener nuestra radical independencia gracias a que las suscripciones suponen el 70% de los ingresos. No aceptamos “noticias” patrocinadas y apenas tenemos publicidad. Si puedes apoyarnos desde 3 euros mensuales, suscribete aquí

Enredado en mil follones, imputado en una veintena larga de causas judiciales por corrupción, acusado de los peores crímenes y pecados, y pese a todo adorado por millones de italianos, Silvio Berlusconi murió este 12 de junio de 2023 en el Hospital San Raffaele de Milán, la ciudad desde la que pasó de ser un anónimo cantante en cruceros por el Adriático a dueño de un imperio inmobiliario, futbolístico y televisivo (conectado desde sus inicios con la Logia P2 y la mafia siciliana de la que procedía su mano derecha, Marcello Dell’Utri), y de ahí a ser el primer ministro más duradero y popular de la historia de Italia. 

Berlusconi tenía 86 años, y llegó a esa edad con la cara embalsamada y naranja (nunca olvidaba maquillarse), estirado como un fajín, con mucho más pelo que hace 40 años, gozando de todo su poder adquisitivo (salvo aquellos 450 millones de multa por comprar a un juez), y recordando sus años de poder casi absoluto y de satirismo agudo, cuando le daba al bunga bunga por tierra, mar y aire e invitaba a las residencias de Estado (en Roma, Milán y Cerdeña) a primeros ministros y jefes de Estado junto a velinas (chicas guapas que aparecían en televisión como figurantes) y prostitutas de todas las edades.

Una de ellas, la marroquí Karima El Mahroug, apodada ‘Ruby Robacorazones’, le acusó en un juicio por prostitución de menores que duró más de diez años, aunque Berlusconi terminó siendo absuelto “porque no tenía por qué saber que la joven era menor”. Meses después, en 2013, fue condenado en firme por primera vez a cuatro años de cárcel y cinco de inhabilitación para cargo público, por fraude fiscal en un caso de derechos televisivos, aunque pudo conmutar la pena de prisión –dada su edad– por una temporada de servicios sociales cuidando ancianos. Con Ruby, Berlusconi protagonizó uno de sus embustes más célebres: cuando la policía la detuvo, y ella dijo conocerlo, el primer ministro exigió a los agentes que la liberaran aduciendo que era sobrina de un amigo, el presidente egipcio Hosni Mubarak. 

 Berlusconi solía decir que él no tenía enemigos sino futuros socios. Cuando algo o alguien le molestaba, simplemente se lo compraba

Astuto, escurridizo, simpático y muy peligroso, Berlusconi era la alegría de todas las fiestas –la gente esperaba que se fuera Romano Prodi para reírse un poco con sus chistes– y solía decir que él no tenía enemigos sino futuros socios. Cuando algo o alguien le molestaba, simplemente se lo compraba. Prototipo del político no profesional, nadie podrá negar que fue un líder populista excepcional, de un carisma y un tirón electoral muy superior a los conocidos antes, y una verdadera pesadilla para todos los adversarios que la izquierda intentó promover para frenarlo. Berlusca practicaba ya el trumpismo antes incluso de que Trump soñara con ser presidente de Estados Unidos. [Confirmando aquel adagio dicho por un eurodiputado democristiano italiano a uno alemán, “cuando vosotros todavía estabais subidos a los árboles, los italianos ya éramos maricones”.]

Apodado Il Caimano, título de una memorable película de Nanni Moretti, por sus rivales, e Il Cavaliere por sus fans, Berlusconi dominó durante un ventenio largo la política y la cultura italiana y moldeó buena parte del país a su imagen y semejanza gracias al dominio oligopólico de Mediaset (a lo que sumaba sin pudor alguno el control de la RAI cuando gobernaba). Presumía de conocer mejor que nadie las tripas de los italianos, y no le faltaba razón. Medio siglo años de teleberlusconismo obsceno y machista devastó gran parte del otrora sano, brillante y admirado tejido cerebral nacional. 

Su ascenso empresarial y político se produjo a caballo de la maquinación masónico-mafiosa urdida en los años setenta por el venerable maestro Licio Gelli bajo la atenta mirada de los divinos jerarcas democristianos reclutados por la CIA. Tirando de chistes sexistas, de metáforas futboleras y de un vocabulario de no más de 250 palabras, y prometiendo que gestionaría la “Empresa Italia” como sus propias compañías, Berlusconi aprovechó el hundimiento de los partidos tradicionales provocado por el maxiproceso Manos Limpias para saltar a la arena política en 1992 (no se pierdan la serie del mismo título). 

Desde el principio supo conectar con sus paisanos más simples (los qualunquistas / apolíticos) agitando el fantasma del comunismo y prometiéndoles que el paraíso hortera y casposo de sus televisiones los liberaría del enervante fastidio de la realidad. Su imperio mediático y editorial fue el gran ariete de la batalla cultural vencida por la ultraderecha (con la inefable y leal colaboración de la jerarquía de la Iglesia católica más corrupta) y construyó a la vez una invencible cortina de humo: ideológica, racista y misógina hasta la náusea, las televisiones de Berlusconi despreciaban la información pero despachaban toneladas de cerumen acultural y acrítico. Solo así puede entenderse que, en el país de la Mafia, la Camorra y la N'dranghetta, Berlusconi lograra convertir a los gitanos refugiados de la Guerra de los Balcanes en el enemigo público número uno para contentar a los posfascistas, con los que pactó sin el menor pudor desde 1994 en adelante.

Su imperio mediático fue el gran ariete de la batalla cultural vencida por la ultraderecha y a la vez una invencible cortina de humo

Con una sencilla receta, repetida n veces y hecha de velinas, putas, coristas y amas de casa semidesnudas, concursos de tetas y torsos en islas desiertas, tertulias sobre lo inane, contrataciones en masa de familiares y amigos del otro bando, y abolición de las noticias, los hechos y los datos, B. construyó una realidad paralela, deliberadamente ignorante y vacía: opio en dosis mareantes, telediarios de supermercado, Ángelus el domingo, cine de palomitas, revistas del corazón, negocios impunes para los capos del Vaticano y de Italia, y la evasión fiscal como filosofía, norma y estilo de vida. 

El vehículo político que transformó Italia se llamó Forza Italia y El Pueblo de la Libertad, pero era solo una apropiación indebida del pueblo y de la libertad. Como profetizó Pasolini, se trataba de un nuevo tipo de fascismo de rostro amable y consumista: sin tanques ni sangre, diseñado con logos y colores llamativos, lleno de cuerpos aceitosos, mercantilizados, operados. Lo plástico, lo artificial y la mentira como única alma.

Su ascenso coincidió con la caída o la muerte de muchos de los héroes cívicos que amaban la verdad y la justicia. El propio Pasolini, Falcone, Borsellino, Calvino, Montanelli, Biagi, Monicelli, Rossi y tantos otros. Así, el fértil corazón rojo del país dejó poco a poco de bombear decencia y lucidez, y el terreno quedó expedito para el advenimiento de la corte del rey bufón. 

Si la verdad no existía en los buenos tiempos de Sciascia, menos aún existió durante ese nuevo ventennio televisado, cuando un solo hombre manejaba el 90% de los medios audiovisuales y más del 50% del Parlamento gracias a los votos, a su inmenso poder económico, a un ejército de peones vociferantes y a un engrasado equipo de periodistas y editores dedicados a modificar la realidad y a elaborar dosieres que anularan la disidencia mediante la máquina del fango. 

Todo bajo la estrecha vigilancia del pacto, secreto a voces, Milán-Roma-Palermo (a las que luego se uniría Nápoles). Desde Craxi a Berlusconi y Dell'Utri, de Riina y Provenzano a Sandokán, de Andreotti y Cossiga a Sindona y Calvi, de Marcinkus a Dziwisz, de Gianni Letta a Bisignani, y de D'Alema a Bossi o a Casini, el poder en Italia había estado dominado demasiado tiempo por una inmortal filosofía mafiosa andreottiana: a veces es preciso hacer el mal para que acabe imponiéndose el bien (suyo), y la alta política y la Iglesia son (y siempre lo serán) inmunes a la acción de la Justicia. 

Para desgracia de los italianos, la Resistencia, los liberales, los intelectuales y la izquierda real fueron asumiendo su derrota hasta casi desaparecer

La política italiana estuvo marcada a fuego durante demasiado tiempo por dos intocables: uno era el bibliófilo siciliano Marcello Dell’Utri, siempre en la sombra, un tipo que en vez de hablar levantaba el dedo medio, como Umberto Bossi; y el otro era su amigo de primera hora, Il Cavaliere, cuyo poder solo empezó a flaquear cuando su mujer, Veronica Lario, que acabó separándose de él tras uno de sus múltiples escándalos sexuales, escribió en una carta abierta que era un hombre enfermo y que había acabado con la dignidad de las mujeres. 

Para desgracia de los italianos, la Resistencia, los liberales, los intelectuales y la izquierda real fueron asumiendo su derrota hasta casi desaparecer: ora el abrazo de la curia, ora las comisiones millonarias, ora la inteligencia improductiva de D’Alema y Veltroni, ora los calcetines de cachemir de Fausto Bertinotti, ora los cenorrios de lujo en los salones chic... 

Como decía el maestro de periodistas Giancarlo Santalmassi, uno de los pocos liberales que subsisten, unos eran capaces de todo, y los otros eran unos incapaces. Quitando a Giorgio Napolitano y a alguna otra gloriosa excepción, marginal, la izquierda italiana se hizo el harakiri en bloque y ahora trata de empezar de cero para recuperarse. [Recuerdo de mis años romanos una cena con Andrea Camilleri, Paolo Flores D’Arcais y sus parejas. Los dos intelectuales debatían interminablemente sobre la mejor forma de acabar con Berlusconi, cuando la mujer de Camilleri, octogenaria y sabia, les interrumpió diciendo: “¡Dejaos de cháchara, la única forma de acabar con él es matarlo!”]. 

La tragedia es que la lacra zafia y antidemocrática que Berlusconi impuso como modelo se contagió a otros países y dejó a Italia, que hace solo 50 años era la vanguardia cultural de Europa y quizá del mundo, desprestigiada, desmoralizada y dispuesta a abrazar incluso el fascismo que hoy gobierna de nuevo el país. Por supuesto, la primera ministra actual es una exministra de Berlusconi, que últimamente lamentaba a gritos el desenlace diciendo: “¡Pero si a estos los legitimé yo!”. Quizá su mayor mérito como gobernante fue dar un paso atrás cuando Bruselas le impuso tomar las mismas medidas de austeridad que a Zapatero. Berlusconi se fue a casa y le dejó el marrón a Mario Monti. 

Desinhibido y con un punto macarra (algunos recordarán el show misógino que dio en una cumbre Italia-España celebrada en Cerdeña con ZP), Berlusconi fue una especie de Calígula posmoderno habituado a devorar vestales y a vivir en mansiones que serían el sueño húmedo de cualquier camorrista de baja estofa. Tan italiano, y a la vez tan indigno de la historia y la finezza italianas que ni siquiera el agudísimo radar de los cineastas de los años cincuenta, sesenta y setenta pudo anticiparlo. Solo combinando los peores tipos interpretados por Sordi, Tognazzi y Gassman era posible entrever la señal.

Hoy, por fin, Il Caimano descansa en paz. Las ruinas culturales y políticas que dejó su dominio, sin embargo, se han extendido por el mundo y tardarán todavía un largo tiempo en ser reconstruidas. 

-------------------

La versión final de este artículo contiene añadidos y precisiones sobre el texto original publicado el día de la muerte de B.

 

 

Enredado en mil follones, imputado en una veintena larga de causas judiciales por corrupción, acusado de los peores crímenes y pecados, y pese a todo adorado por millones de italianos, Silvio Berlusconi murió este 12 de junio de 2023 en el Hospital San Raffaele de Milán, la ciudad desde la que pasó de ser un...

Este artículo es exclusivo para las personas suscritas a CTXT. Puedes suscribirte aquí

Autor >

Miguel Mora

es director de CTXT. Fue corresponsal de El País en Lisboa, Roma y París. En 2011 fue galardonado con el premio Francisco Cerecedo y con el Livio Zanetti al mejor corresponsal extranjero en Italia. En 2010, obtuvo el premio del Parlamento Europeo al mejor reportaje sobre la integración de las minorías. Es autor de los libros 'La voz de los flamencos' (Siruela 2008) y 'El mejor año de nuestras vidas' (Ediciones B).

Suscríbete a CTXT

Orgullosas
de llegar tarde
a las últimas noticias

Gracias a tu suscripción podemos ejercer un periodismo público y en libertad.
¿Quieres suscribirte a CTXT por solo 6 euros al mes? Pulsa aquí

Artículos relacionados >

6 comentario(s)

¿Quieres decir algo? + Déjanos un comentario

  1. fpg999

    Muy interesante, el artículo.

    Hace 1 año 1 mes

  2. jquintansgarcia

    Sobre este tema, este paisaje, este personaje, con este paisanaje solo se puede escribir con RABIA, la que da saber que en este país somos lo mismo, con la miseria de ni valer para eso. Parece que lo van a incinerar : del fuego viniste, al fuego vuelves.

    Hace 1 año 1 mes

  3. Fernando

    Gracias por la crónica. "Cuarenta años de teleberlusconismo obsceno y machista devastaron gran parte del otrora sano, brillante y admirado tejido cerebral nacional". Aquí llevamos tres décadas de Mediaset junto a la casposa Atresmedia -o atrásmedia- atacando nuestro tejido cerebral emocional con evidentes resultados. El documental "Vídeocracia", censurado hace diez años por la BBC, es de visionado obligatorio: https://www.youtube.com/watch?v=0l9sOUdHaWU&t=15s

    Hace 1 año 1 mes

  4. jmfoncueva

    "Tá muy guapu allá" (dicho asturiano).

    Hace 1 año 1 mes

Deja un comentario


Los comentarios solo están habilitados para las personas suscritas a CTXT. Puedes suscribirte aquí