Ahlam Shibli / fotógrafa y documentalista
“Israel ha convertido Gaza en un inmenso campo de concentración”
La fotógrafa lleva décadas retratando la presencia de la muerte en Palestina. Su serie ‘Death’ (Muerte), sobre los mártires de la Segunda Intifada, se exhibe en la 35ª Bienal de São Paulo
Bernardo Gutiérrez 5/11/2023
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La respuesta de Ahlam Shibli a la propuesta de entrevista llegó unas horas después del bombardeo del hospital Al-Ahli al-Arabi de Gaza. “Simplemente, estoy destrozada por las últimas noticias del genocidio contra el pueblo palestino. Estoy paralizada. Solo llorando y gritando consigo respirar”, escribía Shibli a última hora de la noche del 17 de octubre. Un día después, confirmaba la entrevista en un chat de una red social. Shibli, que vive entre Berlín, Palestina y otros lugares, estaba en Berlín cuando estalló la guerra en Gaza. Se disculpa por su nerviosismo. Manda artículos sobre su obra, vídeos sobre conferencias que dio en España. Confiesa que canceló su vuelo de vuelta a Palestina, donde estaba a punto de viajar. Tras intercambiar varios mensajes, Ahlam Shibli, una de las fotógrafas palestinas más prestigiosas de las últimas décadas, atiende a CTXT por videoconferencia.
Habla con lentitud, midiendo cada palabra, citando a menudo a la prensa israelí como fuente de su argumentación. No duda, eso sí, a la hora de tildar de “genocidio” las acciones militares de Israel en Gaza. A su vez, denuncia la represión que están sufriendo ciudadanos israelíes y palestinos que se solidarizan con los civiles de Gaza. “No quieren que ningún palestino se manifieste. Quienes tienen coraje de abrir la boca y denunciar que lo que está pasando no es tolerable a nivel humano, sienten su vida amenazada”, asegura.
Ahlam Shibli (Palestina, 1970) lleva décadas retratando la ocupación israelí de Palestina, la presencia de la muerte en la vida de los palestinos, así como abordando la noción de “hogar” (vinculada también a proyectos que ha desarrollado en otros países). Su trabajo, enraizado en la estética documental, ha sido expuesto en los más importantes centros y festivales internacionales de arte, como la Documenta 12 y 14 de Kassel, el Centro Pompidou de París, el Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofía, el Museo de Arte Contemporáneo de Barcelona (MACBA), la Tate Modern o el Darat al Funun de Amman, entre muchos otros. El reconocido historiador de arte T. J. Demos destaca la capacidad de las fotografías de Ahlam Shibli para “reconocer a los no reconocidos”.
Ahlam Shibli, Sin título (Death no. 11), Palestina, 2011-12. Copia cromogénica, 38 x 57 cm.
Campo de Refugiados Nuevo Askar, 26 de enero de 2012
Entrada de la casa de la familia Shalabi con una pintura mural de 2004 realizada por uno de los hijos, Nur, después de que su hermano Anan fuese arrestado y condenado a cadena perpetua. Desde el 5 de febrero de 2006 Nur ha pasado cinco años en cárceles israelíes. En total son trece los miembros de la familia Shalabi que han estado en prisiones israelíes o cumplen todavía condena. / Cortesía de la artista, ©Ahlam Shibli
Muerte. Cuando a la fotógrafa se le pregunta por las 68 fotografías de la serie Death (Muerte, 2011-2012), expuesta en la 35ª Bienal de São Paulo, que aborda el fenómeno de los mártires de la lucha palestina a través de fotografías, pinturas y carteles callejeros, pone énfasis en las diferencias con la actual situación de Gaza: “En Cisjordania, los carteles eran de la resistencia militar. Nunca he visto en una calle en Gaza una imagen de mártires. En la Gaza actual, los muertos son familias, familias enteras con sus hijos, no es una cuestión de resistencia militar. Cada vez que Israel le declara la guerra a Gaza, lanza bombas desde el aire, destruye casas y mata a familias”. En Muerte, las imágenes de los mártires de la Segunda Intifada (2000-2005) están presentes en la vida cotidiana de los palestinos, especialmente en los hogares. “Con las fotografías de los mártires, sus familias creaban un héroe para compensar la pérdida. Si tu hijo lucha por la liberación de Palestina y no recibes esa liberación, por lo menos tienes un héroe. Por eso en los carteles posan erguidos, en postura de combate”, afirma Ahlam Shibli. La fotógrafa, que vivió un año en la ciudad de Nablus para realizar su labor documental sobre los mártires, llegó a la conclusión de que la muerte es un medio de reconocimiento para los palestinos que abrazan la lucha armada, especialmente de quienes hacen estallar bombas en su propio cuerpo. “Cuando estallan y la carne del palestino y el israelí se funden, el mártir tiene su reconocimiento. Solo así pueden proclamarse palestinos, no apenas ciudadanos de Cisjordania. Se están sacrificando por la nación palestina”, asegura la fotógrafa en un tono descriptivo. “Israel no acepta la existencia de la palabra Palestina. No hay monumentos en Palestina, porque cuando los construyen, Israel viene inmediatamente y los destruye. Israel tiene el objetivo de que los palestinos no creen su propia historia”, matiza.
Ahlam Shibli, Sin título (Death no. 21), Palestina, 2011-12. Copia cromogénica, 38 x 57 cm.
Campo de Refugiados de Balata, 6 de marzo de 2012
En la sala de estar familiar, póster con la imagen de Ahmad Rashid Einab y de su hermano Rami. Rami Einab era un combatiente y especialista en explosivos, muerto el 19 de diciembre de 2006. Ahmad era ATS y falleció accidentalmente el 21 de julio de 2006 delante de su casa cuando el ejército israelí destruyó la sede contigua de la Autoridad Palestina en Nablus. /Cortesía de la artista, ©Ahlam Shibli
Ahlam Shibli, Sin título (Death no. 12), Palestina, 2011-12. Copia cromogénica, 66.7 x 100 cm.
Campo de Refugiados de Balata, Cementerio Viejo, 12 de febrero de 2012
Entrada al Cementerio Viejo. El cementerio es la única zona verde del campamento. Los residentes lo utilizan como lugar de reunión y de atajo hasta la carretera principal. El texto encima y a la derecha de la entrada dice: «Combatidlos; Dios los castigará por vuestras manos, los humillará, os dará la victoria y dará contento a los corazones de un pueblo creyente. Brigadas de los Mártires de Al-Aqsa.» En la parte izquierda dice: «Parto y dejo contigo mis canciones / y una herida que no alcanza a mi gloria / y la mirada de un amante, el llanto de un niño y aceitunas / aspirando mi sangre, y yo te daré mi parte del mundo y partiré.» Los carteles representan a mártires destacados de la sección de las Brigadas de los Mártires de Al- Aqsa en el campamento de refugiados de Balata. /Cortesía de la artista, ©Ahlam Shibli
Shibli destaca que para elaborar la serie Death (Muerte) intentó leer los signos que permiten a los palestinos hacer existir a su nación. “¿Por qué necesitan la nación palestina? Porque Israel está ahí. Si Israel no estuviera, los palestinos no necesitarían identificarse a sí mismos. La nación palestina no existe porque Israel no se lo permite. Esto nos muestra que en la actualidad existe una situación congelada, en la que las cosas están impidiendo a la gente palestina avanzar, incluso ser libres”, matiza Ahlam.
Ahlam Shibli, Sin título (Death no. 14), Palestina, 2011-12. Copia cromogénica, 38 x 57 cm.
Madama, región de Nablus, 13 de diciembre de 2011
El cementerio del pueblo, con la tumba de Yamen Faraj, comandante en Palestina de las Brigadas Abu Alí Mustafá, la rama militar del Frente Popular para la Liberación de Palestina (FPLP). Fue muerto el 6 de julio de 2004, durante una incursión israelí en Nablus, junto con su camarada Amjad Mulaitat de Beit Furik, subcomandante de las Brigadas Abu Alí Mustafá. Como castigo, las autoridades israelíes demolieron las viviendas de la familia Faraj y la casa de Mulaitat. /Cortesía de la artista, ©Ahlam Shibli
Ocupación ilegal. Entre 2016-17, Ahlam Shibli desarrolló el trabajo Occupation (Ocupación), sobre la vida de la población palestina Al-Khalil (Hebrón). Las imágenes muestran el resultado de la invasión del territorio palestino por parte de colonos judíos. Una ocupación ilegal cuyo principal fundamento, según la fotógrafa, es la destrucción de los medios de vida de los palestinos en los territorios ocupados por el “régimen colonial israelí y por colonos sionistas”. Los palestinos de Al-Khalil se ven forzados a vivir en el espacio limitado de la Ciudad Vieja, confinados en un ambiente definido por fronteras físicas, verjas y controles. La ocupación israelí impide a los palestinos “usar sus propias propiedades” e interfiere en “su libertad de ir y venir en un espacio con características carcelarias”, como describió la fotógrafa a la brasileña Revista ZUM en una entrevista de julio de 2020.
Antes de empezar la serie Occupation (Ocupación), Shibli deambuló durante diez días por las calles de Al-Khalil sin tomar una solo fotografía. “Caminaba en la ciudad escaneándola en mis ojos. No ves a israelíes. Para hacer tu vida, para ir al hospital, al colegio, a tu trabajo, lo haces atravesando check points (controles). En ningún momento ves a los soldados. Hay un cristal en el que te ves reflejado. A ellos no les ves. Hablan contigo a través de altavoces”, matiza la fotógrafa. Según avanzaba el trabajo de registro documental, Ahlam reparó en que los palestinos utilizaban el equipamiento de separación de la ocupación israelí –hojas metálicas, alambre de espinos, cables, barriles de cemento, cercas, verjas, redes– para proteger sus espacios públicos y sus hogares. “Usan los materiales de la ocupación y los colocan en sus propios hogares. Como tienen ese material en su casa, ya no se sienten extraños en los check points, no se sienten amenazados, y así consiguen caminar con la cabeza erguida”, afirma Shibli.
Ahlam Shibli, Sin título (Occupation no. 32), Al-Khalil/Hebron, Palestina, 2016-17. Copia cromogénica, 60 x 40 cm.
Casa de família de Samih y May Da'ana, barrio de Wadi al-Nasarah, Al-Khalil, 17/12/2016.
Samih, May Da'ana y los cinco hijos viven al lado del asentamiento israelí Kiryat Arba. Por razones de seguridad, el ejército de Israel limpió el terreno, transformándolo en una tierra de nadie, accesible apenas para los soldados y los guardias de seguridad del asentamiento. Después de haber sido atacados varias veces con piedras y tiros de escopeta, los Da'ana ya no usan las habitaciones que dan hacia la aldea. Los soldados del ejército israelí acostumbran a ir a casa de los Da'ana, incluso para pasar la noche. /Cortesía de la artista, ©Ahlam Shibli
La fotografía número 32 de la serie Occupation (Ocupación) sintetiza el universo captado por la sensibilidad de Ahlam Shibli en Al-Khalil. La fotografía muestra un terreno al lado de la casa de la familia de Samih y May Da’ana, en el barrio de Wadi al-Nasarah. El matrimonio y sus cinco hijos viven junto al asentamiento israelí Kiryat ArArba. El ejército de Israel limpió el terreno de asentamiento, al que apenas acceden soldados y guardias de seguridad. Tras varios ataques con piedras y tiros de escopeta, la familia desistió de usar las habitaciones que dan al asentamiento. Perdieron una parte de su propia casa. En la imagen número 32, una mano sujeta una fotografía que enseña cómo eran anteriormente las vistas en la casa tomada: un terreno verde lleno de olivos.
Vulnerabilidad. “Las personas que aparecen en mis fotografías ocupan una posición de vulnerabilidad. Mi trabajo en sí es un acto de resistencia. Hago fotografías de personas a quienes se les niega el derecho de representación y reconocimiento. Representar a estos grupos es un acto de resistencia”, aseguró Shibli a la Revista ZUM, en alusión a las teorías de la estadounidense Judith Butler, que sugiere transformar la vulnerabilidad en la fuente de una nueva forma de colectividad crítica. La obra de Shibli está atravesada por una vulnerabilidad que excede las fronteras. Cuerpos disidentes y resistentes. Cuerpos de lesbianas, gays, bisexuales, travestis, transexuales, trans y queer protagonizan su trabajo Eastern LGBT (LGBT en Oriente) (2004-06). Cuerpos de niños sin familia son retratados en Dom Dziecka. The house starves when you are away (Orfanato. La casa pasa hambre cuando estás lejos) (2008). La mirada de Shibli suele escudriñar relaciones asimétricas, como la existente entre cuidadores inmigrantes y sus empleadores en Barcelona (Dependence [Dependencia], 2007) o las que pautan la vida de inmigrantes en la ciudad alemana de Kassel (Heimat [Patria], 2016-17).
Cuando a Ahlam Shibli se le pregunta por el hospital Al-Ahli al-Arabi Hospital de Gaza, su rostro se nubla. De sus labios brotan pocas palabras: “Llamémoslo genocidio. Es un genocidio. No puedo decir nada más”. Tras un prolongado silencio, interpelada por preguntas sobre la situación de Gaza, su habla redondea su acusación: “Es la misma historia de 2008 y 2014, cuando Israel bombardeó Gaza. Es un genocidio en marcha. Es un crimen. Lo sabemos. Gaza es un inmenso campo de concentración en el que 2,2 millones de personas, siendo casi la mitad niños, viven unas encima de las otras. Israel ha convertido Gaza en un inmenso campo de concentración de masas, en el que casi nadie puede salir y al que casi nadie puede acceder desde el exterior”. Shibli alerta sobre la oleada de desinformación que se ha activado para justificar las acciones militares de Israel. “Al principio dijeron que había bebés decapitados, que los palestinos cortaron cabezas de niños. No vimos ninguna imagen e inmediatamente Biden habló de ello como un hecho. Israel dice que los palestinos se bombardearon a sí mismos para intentar mantener a su gente unida. Pero la gente del mundo no es estúpida, y no se cree esta propaganda”, asegura la fotógrafa, que transmite cierta incomodidad al tratar la guerra de Gaza. Sus respuestas van haciéndose más cortantes e incisivas. Critica a Benjamín Netanhayu y sus seguidores (“la mayoría de israelíes apoya la dictadura de Netanyahu, eso es lo que les gusta, un gobierno militar”). Argumenta que no existe la izquierda en Israel (“les cerraron la boca, perdieron, no existe”).
La última pregunta, como aguja que estalla un globo, alivia la tensión acumulada.
–¿Qué debería ocurrir en el mundo para que la guerra termine?
Como posible respuesta, en el silencio flota Nueve días en Wahat al-Salam (2010), el documental que elaboró a partir de las conversaciones mantenidas a lo largo de nuevo días entre ocho palestinos y ocho israelíes en la ciudad Wahat al-Salam / Neve Shalom. ¿El diálogo entre la gente sería suficiente para detener el horror de la guerra?
–Es muy simple. Parar la ocupación, parar el apartheid. La gente que está luchando quiere libertad, quiere vivir. ¿Cuánto tiempo puedes vivir en el campo de concentración de Gaza? No hay futuro, no hay movimiento, solo un completo control de Israel sobre cada respiración de la gente. ¿Cuánto tiempo pueden soportarlo? La ocupación tiene que acabar.
La respuesta de Ahlam Shibli a la propuesta de entrevista llegó unas horas después del bombardeo del hospital Al-Ahli al-Arabi de Gaza. “Simplemente, estoy destrozada por las últimas noticias del genocidio contra el pueblo palestino. Estoy paralizada. Solo llorando y gritando consigo respirar”, escribía Shibli a...
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Bernardo Gutiérrez
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