1. Número 1 · Enero 2015

  2. Número 2 · Enero 2015

  3. Número 3 · Enero 2015

  4. Número 4 · Febrero 2015

  5. Número 5 · Febrero 2015

  6. Número 6 · Febrero 2015

  7. Número 7 · Febrero 2015

  8. Número 8 · Marzo 2015

  9. Número 9 · Marzo 2015

  10. Número 10 · Marzo 2015

  11. Número 11 · Marzo 2015

  12. Número 12 · Abril 2015

  13. Número 13 · Abril 2015

  14. Número 14 · Abril 2015

  15. Número 15 · Abril 2015

  16. Número 16 · Mayo 2015

  17. Número 17 · Mayo 2015

  18. Número 18 · Mayo 2015

  19. Número 19 · Mayo 2015

  20. Número 20 · Junio 2015

  21. Número 21 · Junio 2015

  22. Número 22 · Junio 2015

  23. Número 23 · Junio 2015

  24. Número 24 · Julio 2015

  25. Número 25 · Julio 2015

  26. Número 26 · Julio 2015

  27. Número 27 · Julio 2015

  28. Número 28 · Septiembre 2015

  29. Número 29 · Septiembre 2015

  30. Número 30 · Septiembre 2015

  31. Número 31 · Septiembre 2015

  32. Número 32 · Septiembre 2015

  33. Número 33 · Octubre 2015

  34. Número 34 · Octubre 2015

  35. Número 35 · Octubre 2015

  36. Número 36 · Octubre 2015

  37. Número 37 · Noviembre 2015

  38. Número 38 · Noviembre 2015

  39. Número 39 · Noviembre 2015

  40. Número 40 · Noviembre 2015

  41. Número 41 · Diciembre 2015

  42. Número 42 · Diciembre 2015

  43. Número 43 · Diciembre 2015

  44. Número 44 · Diciembre 2015

  45. Número 45 · Diciembre 2015

  46. Número 46 · Enero 2016

  47. Número 47 · Enero 2016

  48. Número 48 · Enero 2016

  49. Número 49 · Enero 2016

  50. Número 50 · Febrero 2016

  51. Número 51 · Febrero 2016

  52. Número 52 · Febrero 2016

  53. Número 53 · Febrero 2016

  54. Número 54 · Marzo 2016

  55. Número 55 · Marzo 2016

  56. Número 56 · Marzo 2016

  57. Número 57 · Marzo 2016

  58. Número 58 · Marzo 2016

  59. Número 59 · Abril 2016

  60. Número 60 · Abril 2016

  61. Número 61 · Abril 2016

  62. Número 62 · Abril 2016

  63. Número 63 · Mayo 2016

  64. Número 64 · Mayo 2016

  65. Número 65 · Mayo 2016

  66. Número 66 · Mayo 2016

  67. Número 67 · Junio 2016

  68. Número 68 · Junio 2016

  69. Número 69 · Junio 2016

  70. Número 70 · Junio 2016

  71. Número 71 · Junio 2016

  72. Número 72 · Julio 2016

  73. Número 73 · Julio 2016

  74. Número 74 · Julio 2016

  75. Número 75 · Julio 2016

  76. Número 76 · Agosto 2016

  77. Número 77 · Agosto 2016

  78. Número 78 · Agosto 2016

  79. Número 79 · Agosto 2016

  80. Número 80 · Agosto 2016

  81. Número 81 · Septiembre 2016

  82. Número 82 · Septiembre 2016

  83. Número 83 · Septiembre 2016

  84. Número 84 · Septiembre 2016

  85. Número 85 · Octubre 2016

  86. Número 86 · Octubre 2016

  87. Número 87 · Octubre 2016

  88. Número 88 · Octubre 2016

  89. Número 89 · Noviembre 2016

  90. Número 90 · Noviembre 2016

  91. Número 91 · Noviembre 2016

  92. Número 92 · Noviembre 2016

  93. Número 93 · Noviembre 2016

  94. Número 94 · Diciembre 2016

  95. Número 95 · Diciembre 2016

  96. Número 96 · Diciembre 2016

  97. Número 97 · Diciembre 2016

  98. Número 98 · Enero 2017

  99. Número 99 · Enero 2017

  100. Número 100 · Enero 2017

  101. Número 101 · Enero 2017

  102. Número 102 · Febrero 2017

  103. Número 103 · Febrero 2017

  104. Número 104 · Febrero 2017

  105. Número 105 · Febrero 2017

  106. Número 106 · Marzo 2017

  107. Número 107 · Marzo 2017

  108. Número 108 · Marzo 2017

  109. Número 109 · Marzo 2017

  110. Número 110 · Marzo 2017

  111. Número 111 · Abril 2017

  112. Número 112 · Abril 2017

  113. Número 113 · Abril 2017

  114. Número 114 · Abril 2017

  115. Número 115 · Mayo 2017

  116. Número 116 · Mayo 2017

  117. Número 117 · Mayo 2017

  118. Número 118 · Mayo 2017

  119. Número 119 · Mayo 2017

  120. Número 120 · Junio 2017

  121. Número 121 · Junio 2017

  122. Número 122 · Junio 2017

  123. Número 123 · Junio 2017

  124. Número 124 · Julio 2017

  125. Número 125 · Julio 2017

  126. Número 126 · Julio 2017

  127. Número 127 · Julio 2017

  128. Número 128 · Agosto 2017

  129. Número 129 · Agosto 2017

  130. Número 130 · Agosto 2017

  131. Número 131 · Agosto 2017

  132. Número 132 · Agosto 2017

  133. Número 133 · Septiembre 2017

  134. Número 134 · Septiembre 2017

  135. Número 135 · Septiembre 2017

  136. Número 136 · Septiembre 2017

  137. Número 137 · Octubre 2017

  138. Número 138 · Octubre 2017

  139. Número 139 · Octubre 2017

  140. Número 140 · Octubre 2017

  141. Número 141 · Noviembre 2017

  142. Número 142 · Noviembre 2017

  143. Número 143 · Noviembre 2017

  144. Número 144 · Noviembre 2017

  145. Número 145 · Noviembre 2017

  146. Número 146 · Diciembre 2017

  147. Número 147 · Diciembre 2017

  148. Número 148 · Diciembre 2017

  149. Número 149 · Diciembre 2017

  150. Número 150 · Enero 2018

  151. Número 151 · Enero 2018

  152. Número 152 · Enero 2018

  153. Número 153 · Enero 2018

  154. Número 154 · Enero 2018

  155. Número 155 · Febrero 2018

  156. Número 156 · Febrero 2018

  157. Número 157 · Febrero 2018

  158. Número 158 · Febrero 2018

  159. Número 159 · Marzo 2018

  160. Número 160 · Marzo 2018

  161. Número 161 · Marzo 2018

  162. Número 162 · Marzo 2018

  163. Número 163 · Abril 2018

  164. Número 164 · Abril 2018

  165. Número 165 · Abril 2018

  166. Número 166 · Abril 2018

  167. Número 167 · Mayo 2018

  168. Número 168 · Mayo 2018

  169. Número 169 · Mayo 2018

  170. Número 170 · Mayo 2018

  171. Número 171 · Mayo 2018

  172. Número 172 · Junio 2018

  173. Número 173 · Junio 2018

  174. Número 174 · Junio 2018

  175. Número 175 · Junio 2018

  176. Número 176 · Julio 2018

  177. Número 177 · Julio 2018

  178. Número 178 · Julio 2018

  179. Número 179 · Julio 2018

  180. Número 180 · Agosto 2018

  181. Número 181 · Agosto 2018

  182. Número 182 · Agosto 2018

  183. Número 183 · Agosto 2018

  184. Número 184 · Agosto 2018

  185. Número 185 · Septiembre 2018

  186. Número 186 · Septiembre 2018

  187. Número 187 · Septiembre 2018

  188. Número 188 · Septiembre 2018

  189. Número 189 · Octubre 2018

  190. Número 190 · Octubre 2018

  191. Número 191 · Octubre 2018

  192. Número 192 · Octubre 2018

  193. Número 193 · Octubre 2018

  194. Número 194 · Noviembre 2018

  195. Número 195 · Noviembre 2018

  196. Número 196 · Noviembre 2018

  197. Número 197 · Noviembre 2018

  198. Número 198 · Diciembre 2018

  199. Número 199 · Diciembre 2018

  200. Número 200 · Diciembre 2018

  201. Número 201 · Diciembre 2018

  202. Número 202 · Enero 2019

  203. Número 203 · Enero 2019

  204. Número 204 · Enero 2019

  205. Número 205 · Enero 2019

  206. Número 206 · Enero 2019

  207. Número 207 · Febrero 2019

  208. Número 208 · Febrero 2019

  209. Número 209 · Febrero 2019

  210. Número 210 · Febrero 2019

  211. Número 211 · Marzo 2019

  212. Número 212 · Marzo 2019

  213. Número 213 · Marzo 2019

  214. Número 214 · Marzo 2019

  215. Número 215 · Abril 2019

  216. Número 216 · Abril 2019

  217. Número 217 · Abril 2019

  218. Número 218 · Abril 2019

  219. Número 219 · Mayo 2019

  220. Número 220 · Mayo 2019

  221. Número 221 · Mayo 2019

  222. Número 222 · Mayo 2019

  223. Número 223 · Mayo 2019

  224. Número 224 · Junio 2019

  225. Número 225 · Junio 2019

  226. Número 226 · Junio 2019

  227. Número 227 · Junio 2019

  228. Número 228 · Julio 2019

  229. Número 229 · Julio 2019

  230. Número 230 · Julio 2019

  231. Número 231 · Julio 2019

  232. Número 232 · Julio 2019

  233. Número 233 · Agosto 2019

  234. Número 234 · Agosto 2019

  235. Número 235 · Agosto 2019

  236. Número 236 · Agosto 2019

  237. Número 237 · Septiembre 2019

  238. Número 238 · Septiembre 2019

  239. Número 239 · Septiembre 2019

  240. Número 240 · Septiembre 2019

  241. Número 241 · Octubre 2019

  242. Número 242 · Octubre 2019

  243. Número 243 · Octubre 2019

  244. Número 244 · Octubre 2019

  245. Número 245 · Octubre 2019

  246. Número 246 · Noviembre 2019

  247. Número 247 · Noviembre 2019

  248. Número 248 · Noviembre 2019

  249. Número 249 · Noviembre 2019

  250. Número 250 · Diciembre 2019

  251. Número 251 · Diciembre 2019

  252. Número 252 · Diciembre 2019

  253. Número 253 · Diciembre 2019

  254. Número 254 · Enero 2020

  255. Número 255 · Enero 2020

  256. Número 256 · Enero 2020

  257. Número 257 · Febrero 2020

  258. Número 258 · Marzo 2020

  259. Número 259 · Abril 2020

  260. Número 260 · Mayo 2020

  261. Número 261 · Junio 2020

  262. Número 262 · Julio 2020

  263. Número 263 · Agosto 2020

  264. Número 264 · Septiembre 2020

  265. Número 265 · Octubre 2020

  266. Número 266 · Noviembre 2020

  267. Número 267 · Diciembre 2020

  268. Número 268 · Enero 2021

  269. Número 269 · Febrero 2021

  270. Número 270 · Marzo 2021

  271. Número 271 · Abril 2021

  272. Número 272 · Mayo 2021

  273. Número 273 · Junio 2021

  274. Número 274 · Julio 2021

  275. Número 275 · Agosto 2021

  276. Número 276 · Septiembre 2021

  277. Número 277 · Octubre 2021

  278. Número 278 · Noviembre 2021

  279. Número 279 · Diciembre 2021

  280. Número 280 · Enero 2022

  281. Número 281 · Febrero 2022

  282. Número 282 · Marzo 2022

  283. Número 283 · Abril 2022

  284. Número 284 · Mayo 2022

  285. Número 285 · Junio 2022

  286. Número 286 · Julio 2022

  287. Número 287 · Agosto 2022

  288. Número 288 · Septiembre 2022

  289. Número 289 · Octubre 2022

  290. Número 290 · Noviembre 2022

  291. Número 291 · Diciembre 2022

  292. Número 292 · Enero 2023

  293. Número 293 · Febrero 2023

  294. Número 294 · Marzo 2023

  295. Número 295 · Abril 2023

  296. Número 296 · Mayo 2023

  297. Número 297 · Junio 2023

  298. Número 298 · Julio 2023

  299. Número 299 · Agosto 2023

  300. Número 300 · Septiembre 2023

  301. Número 301 · Octubre 2023

  302. Número 302 · Noviembre 2023

  303. Número 303 · Diciembre 2023

  304. Número 304 · Enero 2024

  305. Número 305 · Febrero 2024

  306. Número 306 · Marzo 2024

  307. Número 307 · Abril 2024

  308. Número 308 · Mayo 2024

  309. Número 309 · Junio 2024

  310. Número 310 · Julio 2024

  311. Número 311 · Agosto 2024

CTXT necesita 3.000 suscriptores más para seguir creciendo. Suscríbete a CTXT

narrativa contemporánea

Jon Fosse: un recorrido posible

Una guía de lectura para introducirse en la narrativa del último premio Nobel de Literatura

Marc García García 12/01/2024

<p>El escritor Jon Fosse. / <strong>Tom A. Kolstad/Det norske samlaget</strong></p>

El escritor Jon Fosse. / Tom A. Kolstad/Det norske samlaget

En CTXT podemos mantener nuestra radical independencia gracias a que las suscripciones suponen el 70% de los ingresos. No aceptamos “noticias” patrocinadas y apenas tenemos publicidad. Si puedes apoyarnos desde 3 euros mensuales, suscribete aquí

Galardonado con el Premio Nobel de Literatura en 2023, las cinco novelas y tres poemarios que se han publicado en castellano de Jon Fosse trazan los contornos de un escritor personalísimo y de notable ambición literaria, que aborda los grandes temas con un estilo hecho de recurrencias, muy atento a lo sonoro.

Los lectores más persistentes de Karl Ove Knausgård, los que llegaron hasta el final de Mi lucha, tuvieron un primer vislumbre de Fosse cuando apareció Tiene que llover, el quinto volumen de la serie, en mayo de 2017. Hasta entonces, en el ámbito hispanohablante, de Fosse solo se habían publicado algunas obras de teatro1 (una de las disciplinas que le han dado mayor prestigio, a pesar de que sus motivaciones iniciales para abordarla fueran meramente alimenticias) y Melancolía, volumen que incluye dos novelas (Melancolía I, de 1995, y Melancolía II, de 1996), que lanzó Emecé en 2006 con traducción de Ana Sofía Pascual Pape y acaba de reeditar la editorial Random House. A falta de un corpus de textos mayor con el que contrastarlo, el perfil de Fosse que emergía en el libro de Knausgård, que fue alumno del primero en la Academia de Escritura de Bergen, era el de un escritor cuyos ademanes titubeantes contrastan con la seguridad de la que, a pesar de todo, reviste sus palabras; un escritor que se reconoce parte de la tradición modernista, que busca “lo inusual, lo distinto, lo diferente”, pero a través de una gran “sencillez”, y que, al juzgar los textos del Knausgård estudiante, le señala la retahíla de tópicos con que enhebra sus poemas mientras lo impulsa a dirigir su talento hacia la no ficción.

Un modelo de escritor, pues, que, a pesar de influir en el primer Knausgård (él mismo dice que cuando publicó Fuera del mundo, su primera novela, su “identidad literaria […] era el supermodernismo, bajo cuyo firmamento se encontraban también escritores noruegos como Ole Robert Sunde, Svein Jarvoll, Jon Fosse, Tor Ulven, y Jan Kjærstad en sus primeros libros”), queda lejos de las características más reconocibles y atrayentes de su talento. Si en una primera impresión el Knausgård de su colosal serie autobiográfica impacta por su forma rotunda de exponerse, Fosse declaraba, en su discurso de aceptación del Premio Nobel: “Una cosa es segura: nunca he escrito para expresarme, como se suele decir, sino más bien para escapar de mí mismo”; si el muy particular ejercicio formal que Knausgård ejecuta en Mi lucha (a la que él mismo llama “un experimento en prosa aburrida”) consiste en abdicar deliberadamente de la estilización, explorando hasta qué límite se puede forzar la lengua para que lo contenga todo (lo alto y lo bajo, lo crucial y lo insignificante) sin destensarse, o alcanzado una distensión verdaderamente magnética, Fosse (embarcado en su fase madura en su propio experimento estilístico, al que denomina “prosa lenta”) encarna a un tipo de escritor más en boga entre los representantes de la tradición a la que se adscribe que entre las principales voces contemporáneas: el del estilista, caracterizado por una muy elevada “calidad de página”. Su prosa rítmica y repetitiva canaliza su vocación de músico frustrado como lo hacía la de su modelo más evidente, Thomas Bernhard (del que Fosse parece una versión menos furibunda), y trasluce, con despojamiento y sin afectación lírica, la particular sensibilidad de quien también es poeta: muestra de ello es el primer volumen de su Poesía completa (Sexto Piso, 2023), que reúne sus tres primeros poemarios, Ángel con agua en los ojos (1986), Los movimientos del perro (1990) y Perro y ángel (1992), manifestaciones de una poesía esencial, escrita bajo la influencia explícita de Trakl y Hölderlin, que, mediante imágenes recurrentes de infancia y naturaleza, se pregunta por el lenguaje y el sentido entre los dos polos de lo terrenal (el perro) y lo divino (el ángel), siempre en pugna en la obra fossiana.

Melancolía se presenta como un relato sin autoficción en el que el estilo fossiano se pone al servicio de su tema

La ya mencionada Melancolía, la novela más antigua de entre las publicadas de Fosse en España, parte de una anécdota parecida a la que motivaba Fuera del mundo, de Knausgård: el enamoramiento obsesivo y tormentoso de un joven (Lars Hertervig, un pintor –real– de veintitrés años en Melancolía; Henrik, un profesor de veintiséis, en Fuera del mundo) con una adolescente de quince años. A falta de poder acceder directamente a los experimentos modernistas del primer Knausgård (Fuera del mundo no está publicada en castellano, y la traducción al inglés que se hizo en su momento es prácticamente inencontrable), resulta inevitable especular con la dimensión autobiográfica de la novela a la luz de Bailando en la oscuridad, el cuarto volumen de Mi lucha, y su relato de las circunstancias reales que la inspiraron. Melancolía, en cambio, se presenta como un relato sin autoficción (al menos hasta la última parte del primer volumen, en la que el personaje principal se plantea reingresar en la Iglesia católica noruega, como hizo el propio Fosse), en el que el estilo fossiano se pone al servicio de su tema: el retrato de una mente sacudida por la inquietud y atrapada en las dudas circulares de la paranoia, que se capta aquí mediante un estilo sincopado de frases particularmente cortas e insistentes, llenas de interrogaciones. 

Esta sintaxis abrupta y cadenciosa se pone al servicio de un caudal de pensamiento que Fosse intensificará y perfeccionará en obras posteriores: en él, y mediante transiciones fluidas y limpísimas, que permiten reseguir siempre los contornos del discurso, los hechos del presente se mezclan con los recuerdos, y con unas alucinaciones a las que, como sucedía en El pasajero / Stella Maris, de Cormac McCarthy (un libro por otra parte extraordinario en su ambición y libertad), quizá quepa reprochar que resulten algo demasiado ordenadas y mecánicas. Fosse, que nunca se aparta del punto de vista de Hertervig, traslada la incapacidad de avanzar de la mente de su personaje a su propio desplazamiento por el espacio: dos movimientos sin éxito de la casa al bar, llenos de burlas y humillaciones, constituyen el recorrido entero de la primera parte, y dos movimientos de la habitación del sanatorio al patio (uno, los primeros tanteos de una reinserción frustrada; el otro, una liberación que solo augura la muerte) les corresponden en la segunda, en un sistema de dualidades múltiples recurrente en la obra de Fosse, que, afecto a los espacios cerrados, aquí nos entrega dos piezas prácticamente de cámara. 

La tercera parte de Melancolía I es ya una pieza de cámara de pleno derecho

La tercera parte de Melancolía I (que sirve como fuga y respiro de una obcecación monotemática que, pese a ser buscada, no siempre funciona al mismo nivel) es ya una pieza de cámara de pleno derecho: el grueso del texto sucede en el salón de Maria, la pastora de la Iglesia de Noruega a la que en 1991 Vilme, un escritor lejanamente emparentado con Lars Hertervig, acude de improviso, impulsado por un vago deseo de abrazar la fe de nuevo. Esta parte tercera ofrece un primer bosquejo de la idea del arte como vehículo para vislumbrar lo sagrado, y también un primer dibujo, que luego se perfilará en Septología, de los personajes femeninos como símbolos difusos, a medio camino entre la redención (apunta hacia ahí el nombre de Maria) y la tentación indeseable, un tanto brujeril, en la línea no exenta de cierto maniqueísmo misógino de algunos de los grandes maestros del cine espiritual noreuropeo, como Ingmar Bergman o, muy particularmente, Andréi Tarkovski. Pero también ofrece un flujo de pensamiento que empieza a ahondarse y adensarse, ampliando el espectro de lo visto y lo pensado en un estilo cada vez más flexible, urgente y abarcador, que acaba de tomar cuerpo en Melancolía II. 

En esta breve secuela, prácticamente autónoma, también se va y vuelve dos veces, sin lograr esquivar el fracaso: lo hace la vieja Oline, que arrastra sus pasos pesados hacia el puerto para comprar pescado; un pescado que, al volver a casa, olvidará guardar y será comido por los gatos, por lo que tendrá que regresar al puerto, viéndose forzada a postergar la visita a un hermano agonizante al que a su llegada ya encontrará muerto. El texto, de una crudeza que juega con habilidad al límite de lo sórdido sin excluir el calor y la comprensión, ajusta sus recursos a los retos a los que se enfrenta la mente de la narradora (la desmemoria), y constituye un logro técnico, atmosférico y emocional que parece dialogar con algunas obras mayores ajenas (el monólogo interior de Oline, que se pasa buena parte del texto sentada en el orinal esperando a evacuar, tiene el aire de un Beckett más circunspecto), pero también anticipar otras propias: el tránsito o trascendencia del final, ambiguo, poderoso e insinuante, anticipa el de su máximo logro, Septología, mientras que el ecosistema de los pequeños pueblos pesqueros, con sus fiordos, y el tema de la vejez y la muerte serán el centro del siguiente, en orden cronológico, de sus títulos narrativos publicados en castellano.

Mañana y tarde (2000; Nórdica Libros y DeConatus, 2023, traducción, como en el caso del resto de los libros que se citarán en adelante, de Cristina Gómez-Baggethun y Kirsti Baggethun) aborda los misterios que enmarcan los dos extremos de la vida. El del nacimiento (del pescador Johannes, protagonista del relato) se convoca mediante una prosa acelerada, impulsada por el encadenamiento imparable de las conjunciones, y que reproduce el tumulto del parto mediante el recurso a la onomatopeya y el balbuceo. El de la muerte (también de Johannes), en cambio, demora su exposición para ocupar el grueso del relato. El desvelamiento de la condición fantasmal de Johannes es aquí gradual, pero se completa relativamente pronto: hasta entonces; Fosse se centra en describir sus acciones al detalle y en ahondar en las extrañezas y perplejidades de un protagonista que, mientras va descubriendo la condición nueva de su estado, tardará un buen trecho en comprender lo que para el lector resulta ya evidente. Si una de las cualidades de la obra de Fosse que la Academia Sueca ha considerado digna de premio es “dar voz a lo indecible”, para esta exploración de la vida ultraterrena, en la que los planos y las perspectivas se mezclan sin confundirse, el autor enlaza ideas de una religiosidad terrenal, nunca ortodoxa, y amplía el alcance de lo expresable sirviéndose de recursos como la paradoja, a la que en obras posteriores volverá con gran frecuencia2; la estilización de su prosa viene acompañada aquí por largos tramos de diálogos en los que emerge un lenguaje oral, informal, cuyo ocasional desenfado contribuye a desdramatizar el texto. El contraste de tonos se lleva más lejos en el tramo final de su última nouvelle, Blancura (2023; Random House), en la que la aparición de los padres del protagonista abraza de lleno el humor absurdo beckettiano en un movimiento desafiador, aunque acaso también desconcertante, y quizá no lo bastante identificado por la crítica: pesa en ello, es probable, la imagen de Fosse como autor severo, de temas siempre graves.

Por decirlo en términos musicales, Blancura puede considerarse como una variación (más arriesgada, sobre todo en su tercio final, pero quizá no tan conseguida) sobre el tema de Mañana y tarde. Nueva incursión en el relato espectral, desde su inicio con alusión nada velada a uno de los grandes símbolos de lo blanco en la literatura (Moby Dick), de cuya influencia se alejará para guiarse por otro modelo clásico bien reconocible (la Divina comedia), el libro sigue en directo, y en frases breves, las rumiaciones, dudas, reformulaciones y titubeos de un narrador en primera persona perdido en un bosque invernal que se encuentra con una presencia inidentificable, y que en su camino se topa con los mismos hitos (la piedra como reposo y trampolín, la voz que incita a dar el paso, la idea del cruce, del tránsito) que jalonaban el de Johannes, y que aquí culminan en un final de una trascendencia, cabe decir, un tanto estereotipada.

Trilogía es quizá el mejor lugar adonde acudir en busca de una muestra de las virtudes particulares de Fosse

Por su parte, Trilogía (que reúne Vigilia, de 2007, Los sueños de Olav, de 2012, y Desaliento, de 2014, tres nouvelles reunidas en un solo volumen en 2014, y que la editorial DeConatus publicó en versión castellana en 2018) es quizá el mejor lugar adonde acudir en busca de una muestra tan accesible como representativa de las virtudes particulares de Jon Fosse. Mediante tres amplios saltos temporales que sirven de incitadoras elipsis, el libro cuenta la historia de Asle y Alida, una pareja de adolescentes que esperan un hijo y escapan de una familia que los rechaza, en una huida que va desvelando progresivamente su reverso oscuro: para hacerlo Fosse recurre a un modelo narrativo y una atmósfera emparentados con los relatos primigenios y los cuentos populares, con sus padres malvados, su odisea de pruebas y peligros, sus personajes y escenarios queridamente prototípicos (“el Hombre”, “la Muchacha”, “la Bahía”, “el Muelle”) y hasta sus alhajas, sus pequeños tesoros cargados de significado (en Los sueños de Olav adquiere especial relevancia una pulsera que el narrador nos describe, con ese énfasis mayestático tan propio de los cuentos, como hecha “del oro más puro y las perlas más azules”). En el relato, que ensaya algunas de las líneas y estrategias que Septología abordará de forma más exhaustiva, la violencia empieza a filtrarse por un elocuente fuera de campo para convertir el texto en una fantasmagoría pesadillesca, en la que a los recuerdos vienen a unirse los sueños, en tramos de un onirismo controlado (en sus libros Fosse recurre muy rara vez a la enumeración caótica): a la altura del final de Los sueños de Olav, si pensamos en algún Bergman quizá sería en el de La hora del lobo.

Septología es la cima indiscutible de la producción fossiana

Al final del camino, Septología (que reúne El otro nombre, de 2019, Yo es otro, de 2020, y Un nuevo nombre, de 2021; De Conatus, 2023) no es solo el reto al que enfrentarse si la lectura de Trilogía ha resultado satisfactoria: es también, por ambiciones y resultados, la cima indiscutible de la producción fossiana. Una obra que, como dijo el propio Fosse en la ceremonia del Nobel, incluye “referencias a muchas de las otras obras que he escrito, pero vistas a otra luz”. Comparecen aquí, entre múltiples elementos más, los violinistas errantes que encuentran pareja tocando en una boda en Trilogía, o algunos episodios de infancia que parecen entresacados de las fábulas más oscuras; pero también la muerte súbita de una hermana pequeña, los nombres genéricos, o algunos nombres propios (Ales, Alida) cuyo uso recurrente para nombrar a personajes distintos dibuja el territorio autónomo de Jon Fosse con la lógica imantadora de lo inexplicable. La novela, por citar a Juan Benet, bien podría llamarse Una meditación (la que emprende Asle, un pintor viudo que vive solo en la costa noruega, y que tiene una especie de doble en la ciudad más cercana),3 pero también Un viaje de invierno: entre los que abren y cierran el libro (sus dos incursiones iniciales en la ciudad, y la travesía del fiordo con que culmina) cabe una vida entera, salpicada, esta vez sí, de vislumbres autobiográficos ficcionalizados: la descripción física de ambos Asles remite inequívocamente al propio Fosse, como lo hace la relación del primer Asle con el alcohol y la Iglesia noruega; por su parte, la escena en la que Asle es incapaz de leer en voz alta en el colegio es recordada por Fosse como el momento fundacional de su vocación literaria en su discurso de aceptación del Nobel, y la escena en que, en pleno ensayo, su vocación musical colapsa para dar paso a la literaria se lee como una rememoración, o retrato del artista adolescente, que incluso podría firmar Knausgård a la altura del cuarto o quinto volumen de su serie.

En un orden ondulante, y entre imaginaciones y ensueños, la primera persona y la tercera se alternan en Septología para hacer emerger la infancia y sus traumas, la dedicación al arte, el enamoramiento y la vida en pareja, el demonio del alcohol y el dolor de la pérdida: una omnipresencia del recuerdo que, en el clima invernal del relato, dota al texto de una temperatura emocional cercana a la de las novelas de Patrick Modiano, un autor cuyos personajes parecen incapaces de dejar atrás el peso inescapable del pasado, y en cuya muy personal reformulación del género negro ya podían hacer pensar los personajes a la fuga, con nombres falsos, de Los sueños de Olav. Melancolía, pues, como en las dos novelas sobre el pintor Lars Hertervig, pero también inquietud: el texto establece una brumosa y tupida red de dobles aparentes, correspondencias inexactas y escurridizos paralelos donde los nombres se repiten y se confunden las identidades, cuyo extraño misterio irresuelto, salpimentado de olvidos y confusiones, alude a una dimensión acaso sobrenatural, más enigmática y potente por cuanto solo insinuada. Aunque esa dimensión esté en la base misma de la identidad y mirada de los personajes: exploración profunda de los vínculos entre arte y espiritualidad, cada una de las partes de la novela comienza con la contemplación de un cuadro y acaba desembocando en el rezo, dotando de una dimensión de letanía, en un sentido nada metafórico, a un texto que, tras desplegar un rico tejido de alusiones religiosas, termina precipitándose en una esquiva trascendencia, de aires nuevamente tarkovskianos. Una obra que merece un lugar privilegiado en el canon de la narrativa contemporánea, y cuya culminación, a la que ha aguardado la Academia Sueca para rubricarla con el Nobel, certifica a Jon Fosse como escritor de largo aliento y una ambición enfocada sin dudas hacia lo literario: su concepción de la narrativa como territorio desentendido de preocupaciones o tendencias actuales, hoy un tanto anacrónica, resulta también de lo más atractiva en su estilizadísima singularidad.

-------

Notas

1.  Alguien va a venir (Teatro Arbolé Cultural Caracola, trad. de Francisco J. Uriz, 2002), su pieza más célebre, inspirada en Esperando a Godot, y el volumen La noche canta sus canciones y otras obras teatrales (Colihue, 2011, trad. de Clelia Chamatrópulos, 2011), que reúne las obras Y nunca nos separarán, El niño, Un día en el verano, Mientras las luces se atenúan y todo se oscurece y Variaciones sobre la muerte.

2. Fosse, que en 2018 declaraba su voluntad como escritor de “celebrar el enigma”, el misterio de la vida, se ha guiado en su propósito por la famosa inversión de la frase de Wittgenstein “De lo que no se puede hablar es mejor callar” que propone Derrida: “De lo que no se puede hablar hay que escribir”. A pesar de su renuncia a la expresión autobiográfica, en una entrevista admite lo determinante que fue en su voluntad de comprender y su visión de lo trascendente la experiencia extracorpórea que tuvo al estar cerca de morir a los siete años: la misma que en La propia muerte narra, poniendo el lenguaje a desentrañar lo que de él escapa, el escritor húngaro Péter Nádas, recientemente recuperado por la editorial Temporal y que, en su reformulación de la rabia y el humor secreto de Bernhard y sus preocupaciones temáticas (su breve ensayo titulado precisamente Melancolía indaga en la esencia de esta a partir de algunas obras de otro pintor real, en este caso Caspar David Friedrich, y articula su último tramo mediante un paroxismo de la paradoja), puede ser un buen compañero de lectura de Fosse.

3. Si la novela de Benet constaba de un único párrafo, la ambiciosa apuesta de Septología es algo menos extrema, y no resulta confusa (el estilo de Fosse aquí puede requerir paciencia y afinidad, pero nunca se muestra oscuro): se articula mediante largas tiradas ritmadas por comas y conjunciones, pero sin puntos seguidos, que se salpimientan de diálogos sin rayas que a veces fragmentan en varias réplicas las intervenciones de un mismo personaje, con un efecto percutivo y obsesionante que contribuye a redondear la experiencia. Con su apuesta por un caudalosísimo monólogo interior, Septología podría ser la hermana serena de la espídica, exasperada Patos, Newburyport, de Lucy Ellmann (Automática Editorial), una de las novelas más atrevidas y radicales de los últimos años: un retrato de nuestro mundo, lleno de los materiales de derribo de la existencia contemporánea, desde la mente de un ama de casa en su salón en Ohio, y escrito con el dominio del alto modernismo literario que podría suponérsele a la hija de uno de los mayores biógrafos de Joyce. 

Galardonado con el Premio Nobel de Literatura en 2023, las cinco novelas y tres poemarios que se han publicado en castellano de Jon Fosse trazan los contornos de un escritor personalísimo y de notable ambición literaria, que aborda los grandes temas con un estilo hecho de recurrencias, muy atento a lo...

Este artículo es exclusivo para las personas suscritas a CTXT. Puedes suscribirte aquí

Autor >

Marc García García

Suscríbete a CTXT

Orgullosas
de llegar tarde
a las últimas noticias

Gracias a tu suscripción podemos ejercer un periodismo público y en libertad.
¿Quieres suscribirte a CTXT por solo 6 euros al mes? Pulsa aquí

Artículos relacionados >

Deja un comentario


Los comentarios solo están habilitados para las personas suscritas a CTXT. Puedes suscribirte aquí