Copa del Rey
El Metropolitano engulle al campeón
Atlético de Madrid 4 - Real Madrid 2
Ricardo Uribarri 19/01/2024
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Se podrá decir que los porteros regalaron goles, que hubo despistes defensivos…Da igual. Atlético y Real Madrid nos volvieron a regalar una batalla épica, por segunda vez en una semana, que confirmó que los rojiblancos les compiten a los merengues como pocos equipos en la actualidad. En la Supercopa de España la moneda cayó cara en la prórroga para los de Ancelotti y en la Copa del Rey, de nuevo en la prórroga, la octava consecutiva que juegan ambos equipos en enfrentamientos de eliminatoria, lo hizo para los de Simeone, impulsados por un público que esta vez les dio la energía que les faltó en Arabia.
De entrada, el Atleti fue a buscar a su rival adelantando líneas para entorpecer la salida madridista. Un plan que tenía su riesgo, porque ya se sabe de lo que son capaces Vinicius, Rodrygo y Bellingham con espacios y metros para correr. Lunin evitaba la presión con saques en largo, y encontró a sus atacantes varias veces con una defensa local algo desguarnecida. Sin embargo, no supieron sacar provecho de ello, en parte por sus imprecisiones y en parte porque los defensas colchoneros estuvieron mejor que en las últimas semanas.
Aun así, el Madrid fue el primero en crear claro peligro y estuvo a punto de marcar en dos ocasiones. En la primera, Bellingham se deshizo de dos rivales en el área y su disparo lo desvió providencial Giménez para que el balón se marchara al larguero. Y en la segunda, el propio Giménez, intentando cortar una ocasión de Rodrygo, mandó el balón a su portería obligando a Oblak a estirarse para desviarlo; la pelota quedó suelta para un segundo intento de Vinicius en el área pequeña que también rechazó el guardameta.
Le costaba al Atleti superar la barrera del rival en el medio campo para acercarse al área. Un remate de cabeza inofensivo de De Paul y una chilena sin mucha fuerza de Morata fueron su único bagaje ofensivo en la primera media hora. El Real Madrid parecía que tenía controlado el partido. Parecía. Porque a los 38 minutos, De Paul metió un pase al área buscando la llegada de Saúl, Rudiger intentó despejar de cabeza pero lo que hizo fue prolongar el balón hacia atrás, haciendo que llegara a Lino, que estirando su pierna izquierda cambiaba la dirección de la pelota y superaba a Lunin.
El 1-0 quizá era demasiado premio para el Atleti por lo visto hasta ese momento, pero adelantarse en el marcador en un partido tan igualado era un tesoro. Sin embargo, no le duró mucho la alegría. En el minuto de alargue, lanzó el Madrid una falta al centro del área grande, donde defensores y atacantes saltaron por el balón. También lo hizo en una salida innecesaria Oblak, que intentó despejar de puños, pero no contactó bien con la pelota, con la mala fortuna de que se le fue hacia atrás y entró mansamente en la desguarnecida portería.
La segunda parte comenzó por el mismo camino que la primera. Con el Madrid rondando el área local y generando las primeras ocasiones. Rodrygo lanzó un fuerte disparo cruzado, pegado al poste, que Oblak tuvo que enviar a córner, Hermoso despejó providencial un centro peligroso tras internada de Bellingham y de nuevo Oblak detuvo un cabezazo de Rudiger tras un saque de esquina. Empezó la batalla táctica de los banquillos y Simeone quitó a Saúl para meter a Nahuel, lo que adelantaba la posición de Llorente.
Apenas dos minutos después, en el 58, un intento de pared entre el propio Llorente y Griezmann lo desvió Camavinga, y el balón salió en dirección a la portería madridista, donde Lunin, asustado por la cercana presencia de Morata, rechazó el balón con su mano derecha, haciendo que golpeara en la pierna de Rudiger para que le quedara en ventaja al propio Morata, que nada más tuvo que empujarlo a puerta vacía. Otro regalo, poco habitual a este nivel de equipos, que lograba aprovechar el rival. Por cierto que el delantero atlético vio amarilla por ir a celebrarlo con los aficionados de la grada, la misma acción que unos días antes no mereció tal castigo cuando el mallorquinista Larin hizo lo propio. ¿Por qué una sí y otra no?
Ancellotti respondió dando entrada a Kross y Brahim por Mendy y Modric. El menudo extremo estuvo mejor tapado esta vez por los zagueros rojiblancos, a pesar de sus numerosos intentos de crear peligro. Tchoumeni entraba por Valverde, pero el que estuvo cerca de empatar fue Rodrygo con un disparo que de nuevo fue desviado por Giménez para que el balón se fuera al larguero. Pasaban los minutos, la tensión crecía, aumentaban los roces y las faltas y el colegiado, Cuadra Fernández, que había empezado el partido intentando no sacar tarjetas, empezó a repartir cartulinas a unos y otros. Hasta seis por bando verían al final.
Griezmann recogió en el área un pase de Lino y su tiro cruzado lo rechazó Lunin. Seguía moviéndose el banquillo visitante y era Joselu el que entraba por Rodrygo. Morata tuvo la sentencia pero su remate con todo a favor en el área pequeña, tras centro de Llorente, lo repelió el guardameta ucraniano. Y como la máxima de que el que perdona lo paga pocas veces no se cumple, en la jugada siguiente, pase de Vinicius a Bellingham dentro del área grande y el centro cruzado del inglés lo cabeceó Joselu, libre de marca, para poner el 2-2 en el minuto 81. Como ya pasara en la Supercopa, al Atleti se le escapaba una ventaja a poco del final. En los minutos que restaban, a punto estuvo de anotar de nuevo el conjunto blanco en una jugada de carambola, con remate inicial de Vinicius casi sobre la línea de fondo, desvío de Oblak, despeje de Witsel que golpeó en Giménez yéndose el balón por encima del larguero como podía haberse ido perfectamente a la red.
Había dudas de cómo aguantarían los atléticos la prórroga teniendo en cuenta el precedente de lo ocurrido siete días antes, donde se vinieron abajo físicamente ante un rival muy poderoso en ese aspecto. Por si fuera poco, la lluvia hizo acto de presencia, y añadió un toque más épico al partido. Simeone buscó piernas frescas y dio paso primero a Riquelme por Lino y, poco después, metió a Barrios y Memphis por Llorente y Morata. Y entonces al genio se le encendió la lámpara y disipó las dudas. Vinicius perdió un balón tras una disputa y fue a parar a Griezmann, muy cerca de la línea de banda y perseguido por el brasileño que quería enmendar la pérdida. Avanzó Antoine con el balón pegado a su pie, remontó por la línea de fondo y logró dejar atrás al extremo blanco. Casi pisando la línea lateral del área pequeña se sacó un tremendo disparo con su pierna izquierda para alojar el balón en la escuadra más alejada de la portería. Acción espectacular del francés que por sí sola valía el precio de la entrada y que además fue decisiva en la suerte de la eliminatoria. Después de no haber podido disfrutar como se merecían los goles que igualaban y superaban el récord histórico goleador del club, esta vez sí que finalmente pudo festejarlo a lo grande.
El Real Madrid se lanzó a por el empate y, aunque tuvo el dominio del balón y rondó el área, no dio tanta sensación de superioridad física como en el anterior derbi. Quizá el cansancio pesó un poco en sus piernas y en sus cabezas, pero aun así, nunca se rindió y siguió creando problemas. Bellingham remató un centro de Kross que detuvo Oblak, y a Ceballos le anularon un gol por fuera de juego previo del inglés, que completó un buen encuentro pese a no marcar. El Atleti logró soltar algunas contras y en una de ellas, en el minuto 118, comenzada por un toque lleno de talento de Griezmann, el balón le llegó en la frontal a Memphis, que esperó que Riquelme le pasara por su izquierda para cederle el balón y el remate del canterano a media altura desde el área grande se convertía en el cuarto tanto y la sentencia del encuentro, desatando la euforia en las gradas y el banquillo local.
Como ya sucediera en la Liga, el Madrid sucumbió a la fortaleza del Atleti en el Metropolitano, y perdió la posibilidad de revalidar su triunfo del año pasado en el torneo. Solo en dos partidos han caído derrotados los blancos esta temporada y ambos han sido en el feudo rojiblanco. Cuando hay una sucesión de partidos consecutivos entre dos rivales fuertes, es difícil que uno de ellos gane todos. El Atleti era el que más lo necesitaba y quizá eso se terminó notando. El triunfo solo sirve para pasar a cuartos de la Copa, pero a los de Simeone, por la necesidad que tenían y por tratarse del eterno rival, les sabe a mucho más que eso.
Se podrá decir que los porteros regalaron goles, que hubo despistes defensivos…Da igual. Atlético y Real Madrid nos volvieron a regalar una batalla épica, por segunda vez en una semana, que confirmó que los rojiblancos les compiten a los merengues como pocos equipos en la actualidad. En la Supercopa...
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Ricardo Uribarri
Periodista. Empezó a cubrir la información del Atleti hace más de 20 años y ha pasado por medios como Claro, Radio 16, Época, Vía Digital, Marca y Bez. Actualmente colabora con XL Semanal y se quita el mono de micrófono en Onda Madrid.
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